Era sábado, y desperté con una enorme sonrisa en la boca. Nada más abrir los ojos, las escenas que lo ayer hicimos Kai y yo llegaban a mi mente como un hermoso recuerdo. Y hablando de Kai, seguía dormido, acurrucado en mí cama, con su cabeza en mi brazo extendido que poco a poco se iba entumeciendo por el hecho de no moverlo. Pero no me quejo, verlo dormir es gratificante. Se ve tranquilo, en paz, tan hermoso con su párpados cerrados dejando fuera de vista las brillantes esmeraldas claras que tiene por ojos. Como puedo, muevo mi mano y acaricio su castaña melena revuelta, se agita ante el tacto, sus párpados tiemblan, abre los ojos, me dirige su mirada, sonreímos.
—Buenos días— le digo, besando su frente.
—Buenas...— me responde, frota sus ojos con sus manos y bosteza tiernamente— ¿Qué horas son?
—No lo sé...
—Las 10:45— responde una voz. Kai y yo nos asustamos y buscamos con la mirada al dueño, aunque claramente sabemos quien es. Cole se encuentra a mis espaldas, con sus manos posadas en su cintura, mirandonos con el ceño fruncido—. Son unos flojos, ya levantense.
—¿Eh...?— mi confusión no puede ser mayor, ¿no está sorprendido por...?
—Sí, sí, ya sé que es sábado y es día libre, pero eso no quiere decir ser holgazanes. ¡Andando!
—P-pero... Tú no...— empiezo, ¿cómo explicar algo así?
—¿Yaaa despertarooon?— grita Jayn, abriendo la puerta de la habitación. Zane viene detrás de él, ambos muy sonrientes.
—Sí, ya lo hicieron— resonde Cole.
—¿Cómo durmieron? ¿Se divirtieron anoche, eh, eh? Codazo, codazo. Guiño, guiño— Jayn mira a Kai y luego a mí, totalmente feliz—. Pero para la próxima traten de hacer menos ruido, no me dejaron dormir...
—Ni a mí.
—¡¿Pero de qué coño están hablando?!— grita Kai, confundido y con su cara colorada. Se ve muy lindo así— ¿Quieren decir qu-qué ustedes....?
—Síp— asienten los tres. Kai abre los ojos de par en par y, con la sábana blanca entre sus manos, cubre su cabeza de vergüenza. Nunca antes lo he visto actuar de estas maneras. En serio que en todo tipo de ocasión llega a ser adorable.
—Tranquilo, Kai— dice Jayn, moviendo su mano de un lado para otro—, no es para tanto. Ya sabíamos nosotros que esto pasaría.
—¿A qué te refieres, Jayn?— pregunto, entre intrigado y molesto.
—Bueno, en primer lugar ya nos hacíamos a la idea de que ustedes serían pareja, ¿saben? Se notaba hasta en la luna lo que ustedes dos traen ahora entre manos.
—Dejemos la charla, tengo hambre— Cole se cruza de brazos y camina hasta la puerta—. Los esperaremos hasta que estén listos, Lloyd y Kai.
—¡Eh! ¡Esperanos! Vamos Zane— Jayn da pequeños empujones a Zane y lo saca. Nos mira de reojo antes de embozar una sonrisa sincera y cerrar la puerta tras de sí.
Un silencio sepulcral invadió el aire una vez cerrada la puerta con un pequeño chasquido que resonó en todo el cuarto. Kai sigue escondido entre las blancas sábanas y su sonrojo parece transpasar la tela. Estiro mi brazo y acaricio su cabeza nuevamente, sintiendo como se tensa y da paso a un ligero temblor. Estoy resistiendo las ganas de volver a hacerlo mío ahora mismo por todas sus tiernas expresiones, pero debo desistir, los demás nos esperan.
—Será mejor cambiarnos, Kai. Hay que ir a desayunar.
—S-sí...— aparta las sábanas y baja de la cama con extremada torpeza porque se ha tropezado y caído al suelo, dejando su hermoso trasero al aire. Creo que no voy a resistir mucho de estas maneras—. Ah, me duele el trasero— se queja, incorporándose con ayuda de la pared. Me mira por encima de su hombro—. Es tu culpa, sino lo hubieras hecho tan fuerte anoche... A-ahh... Está saliendo...
Mierda, mierda, ¡mierda! La pose en la que está simplemente me excita. Mierda, mierda. Que ya paré esta tortura... No puedo dejar de observarlo, aún cuando sé que me está mirando con cara de molestia y me golpeará de un momento a otro.
—¡Lloyd! ¡D-deja de mirarme!— grita, corriendo al baño como pudó. Cierra la puerta de un golpe fuerte y salgo de mi transe. Será mejor que me calme y me vista, no alcanzaré a ducharme, así que le cederé en honor a Kai. Porque si le digo que quiero meterme a bañar con él recibiré una linda paliza por su parte, y hasta un boleto al hospital más cercano, pero sin retorno.
—¿Y Kai?— pregunta Cole, al verme salir de la habitación.
—Ah, dijo que después nos alcanza. Al parecer le duele... el trasero— respondo, avergonzado.
—No debiste ser tan duro ayer, Lloyd. Estas son las consecuencias que debemos de sufrir— dice Jayn.
—¿"Debemos"?— repito.
—¡A-ah, no, no! Perdón, me confundí— rasca su nuca nervioso—. Pero, entendiste el mensaje, ¿n-no?
—Sí, lo hice...
—P-perfecto entonces... ¡Vayamos rápido, que me muero de hambre!
Jayn acelera el paso y todos le seguimos hasta llegar a la cafetería.
Nos sentamos en la única mesa desocupada de toda la abarrotada cafetería, hasta en los sábados esto está lleno.
—¿Soy yo o la sopa parece que cobrara vida de un momento a otro?— pregunta Cole, alzando la cuchara y dejando caer unas espesas gotas verdosas de regreso al plato hondo burbujeante.
—Lo segundo— digo yo, apartando el plato—, ver esa cosa que aquí llaman sopa hace que se me quite el hambre. Doy gracias que la carne no tenga ese aspecto de vómito.
—Y que lo digas— responde Jayn—. Zane, extraño tu comida. Deberías ir con la señora y darle clases de cocina, o por lo menos enseñarle a hacer una sopa decente.
—Dudo que quiera escuchar a un "niño"— responde él.
Jayn suelta un suspiro.
—¿Y si esperamos a que todos se vayan, nos escondemos, noqueamos a la señora y hacemos que Zane cocine?— sugieré, mordiéndo un pedazo de carne.
—No es tan mala idea, por una vez en tu vida. Pero será imposible, cuando todos se van cierran de inmediato la cafetería— responde Cole, jugando con la cosa verdosa. Parece que su hambre se ha ido.
—¿Cómo lo sabes?— le pregunte.
—Lo escuché por ahí... Por cierto, ¿Kai no está tardando mucho? No creo que el dolor duré tanto tiempo.
Tenía razón, tarda mucho. ¿Le habrá pasado algo? Lo dudo, es Kai, pero cualquier cosa puede pasar.
—¡Hey, hola!— grita alguien acercándose a la mesa. ¡Genial! Es el tal "Al"—, ¿cómo están?— pregunta, sonriente. Dudo que esa sonrisa sea sincera, la verdad.
—Aburridos y hambrientos— responde Cole.
—Oh, los entiendo. Los desayunos aquí no son la especialidad, aunque no sé por qué la señora no hace para variar un huevo. No cuesta tanto, que yo sepa— se encoge de hombros—. ¿Puedo sentarme?
Cole se aparta y le da un espacio. Bien, gracias por adivinar incscientemente que NO lo quiero tan cerca de mí.
—¿Y Kai?— ya empezamos con las preguntas— Pensé que estaría con ustedes.
—¿Para qué la necesitas?— preguntó Jayn, mirandolo con su cabeza recargada en su mano. Dijo "la". Eso me hace pensar que Al no sabe que es un chico, perfecto.
—Oh, quedamos para que la lleve al grupo de Lucha. Me sorprende que me haya pedido eso, es la primera chica que conozco a la que le interesa esto de la lucha y cosas así.
—Ah, ya— suelta Jayn—. Está en el cuarto, dijo que se sent--.
—Perdón por el retraso— se disculpa una voz conocida. Es Kai, parado a mí lado. Me recorro para hacerle un espacio y se sienta.
—Ya olvidalo— dice Jayn, riendo.
—Hola, Al— lo saluda Kai.
—¿Eres tan impuntual?— pregunta, sonriente.
—Sólo cuando tengo problemas que solucionar. ¿Podrías esperar a que recuperé aire antes de ir al club de Lucha? Creo que voy a morir.
—Adelante, no tengo inconveniente.
—Gracias— dice y se recarga en mi hombro. Abro mis ojos sorprendido y un calor en mis mejillas me invade. No creía que haría estas cosas en público, pero creo que subestimo mucho algunas veces a Kai. Resisto la tentación de abrazarlo.
—¿Así que ustedes dos son pareja? ¿Por qué no lo dijiste antes?— pregunta Al, con falso tono de indignación... eso creo.
—Porque pensé que tus neuronas lo supondrían— responde. Evito soltar una carcajada, pero los demás no lo hacen y se ríen, incluído Al.
—Muy graciosa, ¿ya recuperaste tu dichoso aire?
—Sí— se pone de pie y se estira, se ve hermoso de esa manera, aunque una mueca invade sus labios durante unos instantes. Al parecer aun le duele... Creo que me disculparé más tarde—. ¿No quieren venir?— nos pregunta, viéndome— Será divertido.
Y dicho eso, seguimos a Al hasta el "Club de Lucha", intrigados -incluyendome obviamente- sobre que es lo que pasaría.