Miento si digo que no estoy nervioso, así que diré la verdad. Estoy NERVIOSO. Hace tiempo que Al me ha contactado más seguido, y además hemos salido a pasear como amigos. Pero anteayer, mucho antes de que hablara con Kai sobre ésto, Al se confesó. Me dijo que yo le gustaba y entré en shock, no sabía qué decirle, así que sólo permanecí callado hasta que me dijo que no debía responderle en ese momento. Cuando le conté a Kai sobre todo, el peso que traía encima de aligero y, ahora, estoy sentado en un banco en espera de Al.
Ayer le dije que podríamos hacer que todo funcionara y se le vio muy entusiasmado. Hoy es nuestra primera cita entre comillas, ya que dentro de un colegio y con uniforme no es el mejor paseo del mundo.
Lo veo llegar corriendo por el camino a mi derecha. Me sonríe desde lejos y yo le regreso el gesto. Cuando llega hasta mí, coloca sus manos en las rodillas, cansando. Me rió un poco.
—No debistes correr— le digo, poniéndome de pie a su lado.
—Lo... Lo siento, pero me venían persiguiendo— responde, jadeante. Lo miro con un poco de preocupación.
—¿Quiénes?— le pregunto, poniendo mi mano sobre su hombro tímidamente. Me dirige su mirada y una sonrisa tranquila.
—Tranquilo, no es nada. Sólo el Club de Lucha molestando otra vez.
—Ya veo— quito mi mano dudoso y, la entrelazo con la suya tembloroso. Me observa sorprendido y yo desvio mi mirada, sintiendo mis mejillas arder. No entiendo cómo Kai y Lloyd puede hacer esto tan vergonzoso... Aunque una respuesta lógica es su dichoso uniforme rojo de niña—. Y... ¿adónde iremos?
—Como esto es una escuela... ¿Tienes hambre? Podemos ir a la cafetería de nuevo, aunque eso me daría un poco de vergüenza. Nuestra primera cita y te llevo al lugar menos solitario posible— dice, riéndose. Yo también me rió y niego con la cabeza.
—Por mí no hay problema, Al.
—¿Seguro? Creo que hasta un armario sería mejor que la cafetería.
—¡I-idiota! ¿Qué dices?— le gritó. Eso se puede malpensar de muchas maneras.
—¡Lo siento, lo siento!— se disculpa aún ríendo— Es sólo que quisiera que éste día fuera especial.
Me quedo callado unos instantes escuchando el latir de mi corazón. Respiro hondo, soltando un sonoro suspiro.
—Ya es un día especial... Así que no te preocupes— susurró. Siento como aprieta mi mano más fuerte y me atrae hacia él. Me sonrojo más de la cuenta y le grito:—. ¡I-Idiota! ¡Es-estas cosas en público...!
—Pero no hay nadie, ¿o sí?— toma mi barbilla y me pone cara a cara con él. Lo miro a los ojos y lo empujo un poco.
—Al... Yo no...— me callo a mí mismo. La verdad también quisiera que nos besaramos, pero no en un lugar público como en el que estamos ahora— Lo siento, pero... no. Aquí no...
Me suelta delicadamente y me sonrié de nuevo.
—Entiendo. Tú disculpame a mí, estaba siendo impaciente.
—L-lo entiendo...— comenzamos a caminar hasta la cafetería, pasando por pasillos solitarios o concurridos, y en éstos últimos a veces nos miraban al ver nuestras manos sugetadas mutuamente, pero está empezando a valerme muy poco.
No sé si estaré contagiándome de Kai, pero antes de entrar a la cafetería detengo a Al y lo miro a los ojos, sonriendo de lado.
—Si quieres, después vamos al "armario".