—¿Ah?— dijero al unísono Lloyd, Jayn, Zane y Cole al escuchar las provenientes palabras de Al sobre un supuesto "baile de disfrazes" a lo Halloweenesco porque la Directora estaba más pirada que una cabra y que estaba a sólo dos días de llegar; razón por la cual todos estaban de acá para allá rápidos y locuazes.
—Cómo lo oyen— dijo Kai, bostezando. Tal parecía que él ya sabía de este "gran" acontecimiento y no había dicho ni pio al respecto, algo que pareció disgustar a los cuatro, pero más a Lloyd, sobre todo.
—¿Asistiran?— preguntó Al, una vez pasado el incómodo silencio. Todos paresían pensarsela muy bien, ¿ir o no ir? Esa era la cuestión.
—Yo iré— habló el castaño, sonriente—, sólo si me consigues un disfraz decente, Al.
—Oh, vaya sorpresa— rió éste. Lloyd frunció el ceño, ahora se veía obligado a ir al dichoso baile ese. Lo peor del asunto es que no sabía bailar. Las risas que él se echaría de sí mismo.
—Pues parece que también iremos— dijo Cole, con un rastro carmesí en sus mejillas. Al sonrió abiertamente, y Jayn y Zane se miraron complices, también compartiendo esa mirada con Kai, que se había enterado de lo sucedido. Cuando lo hizo, casi se puso a rezar al cielo. El rubio estaba confundido, no entendía nada de lo que pasaba en la mesa de la cafetería en donde se hallaban sentadotes.
—¡Excelente!— canturreó Kai, sonriendo de lado más para sí mismo que para los demás— Por cierto... ¿de dónde sacan todos los dichosos disfrazes?
—El club de baile, el club de teatro y la Directora con su billetera— tods rieron por lo último.
—Ya veo, ya veo... Al— jugaba con las sobras de la comida que se encontraban en su plato—, sabes que vas a morir, ¿cierto?
—Soy consciente, gracias por recordarme— respondió éste. Todos rieron nerviosos. Sabían que esa broma iba en serio.
Cuando todos terminaron de comer, salieron de la cafetería y todos se fueron por su lado. Lloyd y Kai a pasear por ahí mientras platicaban de sabe qué cosas. Zane y Jayn se fueron por el lado contrario que éstos, también hablando, o más bien gritando porque era lo que Jayn hacía. Y Al y Cole se fueron a la habitación del primero; no por nada en específico, simplemente quería estar solos, platicar sobre su relación y pasar el rato con la compañía mutua.
Hubo un momento en el que Cole calló en seco por el hecho de que había sido descubiertos... Eso hizo que se sonrojara y llevará la platica amena que llevaban hace nada de tiempo a un mutismo. Lo que estaba haciendo era sin duda algo estúpido, pero las palabras no le salía.
Al se dio cuenta de esto y suspiró, acariciando la piel que se erizo al instante del cuello del menor.
—Cole, fue mi culpa el hecho de haber ido allí... Deja de preocuparte por eso... Lo bueno fue que tus amigos lo vieron y no alguien desconocido...
El menor negó con la cabeza, interrumpiendo al otro con su voz.
—En realidad, si hubiera sido un total desconocido ahora mismo me estaría valiendo la mitad de un grano de arena y es por eso que...
La risas de Al lo interrumpieron ahora a él. Hizo un puchero, odiaba ser interrumpido en la mitad de una platica que consideraba importante, o en la mitad de una confesión. Ahora se sentía realmente idiota, sin las fuerzas necesarias.
—¡N-no te rías, idiota!— gritó Cole, dándole la espalda al que se limpiaba las lágrimas de sus ojos.
—Perdón, perdón... E-es sólo que me hizo gracía lo que dijiste— habló, aún risueño.
Cole lo fulminó con la mirada al darse la vuelta, y viendo que su vista inquisodora no hacía otro efecto que hacerlo reír más, optó por el plan B. Así que tomó con su mano temblorosa la corbata de Al y lo jaló hacia él, para besarlo y callarlo de una vez por todas.