Lloyd acariciaba con sus manos los hombros descubiertos de su castaño, bajando poco a poco las mangas y sus caricias, hasta que la piel del pecho estaba totalmente al aire.
Mientras una mano acariciaba dulcemente el pecho desnudo, la otra se coló bajo el kimono, haciendo contacto con la delgada y suave tele que cubría el miembro semi-erecto del mayor. Empezó delineando todo el contorno en forma de círculos, haciendo que Kai jadease en su oído, una vez que pusó sus manos en los hombros del rubio para sostenerse y evitar caerse de rodillas al suelo.
Cuando las caricias en el pecho se convirtieron en pellizcos para los rosados pezones, el ritmo de la mano que sostenía el miembro ahora erecto aumento, dejandolo al fin descubierto. «Sí está usando ropa interior de mujer» , pensó Lloyd, que ante el pequeño detalle se excitó aún más.
—N-no, Lloyd... Det-detente, ya no-ooh.
Sintió un líquido caliente en su mano. La sacó y comenzó a lamerla sin apartar la mirada de aquéllos ojos verdes que lo observaban lujiriosos. Sonrió y besó la frente del castaño, desendiendo poco a poco, pasando por el lóbulo de la oreja, los labios entreabiertos que lo llamaban para que lo besara, y el cuello, hasta que optó por regresar a esos rosados labios.
Con sus manos alzó las piernas de Kai, que en seguida se entrelazaron a su cintura. Bajo la delgada tela que estorbaba y metió dos dedos de vez, haciendo que el castaño arqueara la espalda soltando un gemido reprimido. Comenzó a masajear la cálida cavidad, explorandola como si fuese la primera vez.
—Kai, Lloyd— se escuchó una voz. Ambos, nervisos y rojos hasta las orejas, voltearon su cabeza hacia la derecha, encontrándose con Cole, que alzaba una ceja mientras los observaba. Lloyd bajó a Kai y éste desvió la mirada al cielo—. Los estabamos buscando— soltó un suspiro—, mejor vuelvan. Yo me adelantaré— y dicho eso, dio media vuelta y se fue rápidamente, mostrando a la oscuridad una enorme sonrisa.
—¡Hey!— gritó Cole al ver a los dos desaparecidos entrando por la ventana por la que salieron. Ambos se acercaron y Jayn le dio una vaso con refresco— ¿Dónde estaban?
—¿Eh? Pero si nos fuiste a buscar— dijo Kai, dandole un sorbo al refresco.
—¿Qué? No. Yo no salí a ningún lado— respondió extrañado. «Ya claro», se escuchó murmurar a Jayn.
—¿Pero que demonios...?
Las luces se apagaron de una explosión, dejando a oscuras todo el salón. Se dejaron oír unos gritos, y extrañamente Kai terminó abrazando el brazo de Lloyd. «S-Sólo me sorprendí», susurró éste. El rubio rió.
—¿Qué coño ha pasado?— preguntó Jayn.
—No sé. Aquí hay gato encerrado— dijo Cole—. Hey, ¿Al? ¿Dónde está Al?— sonaba desesperado.
—Calmate— dijo Kai, aún abrazando a Lloyd—, con esta oscuridad quién no se pierde.
Otro grito, pero era un grito conocido. Otra explosión y un ruido fuerte proveniente de la pared.
—¡Mierda! ¿Qué está pasando?— gritó ahora Kai— ¡Ni que fuera película de terror!
—¡El grito ha sido de Al!— gritó Cole— Venía de afuera.
Corrió hasta la ventana y saltó fuera, seguido por los demás.
—Ahhh... ¿Kai? ¿Podrías soltarme?— preguntó Lloyd. Kai no cedió y apretó más fuerte. Al final, se rindió y no protesto más.
Cuando todos salieron no podían creer lo que había frente a sus ojos.