Lloyd caminaba por el pasillo, mientras en la cabeza todo un lío de pensamientos y teorías iban y venían de allá para acá, preguntándose qué había hecho mal. Aunque era una pregunta estúpida, pues la respuesta estaba más que clara. ¿Qué persona con sano jucio mental acosa a su "pareja"?
Lloyd paró en seco. Esa era otra cosa. ¡Él y Kai no eran pareja oficialmente! Sólo se habían confesado sus sentimientos, besado, tocado e hicieron el amor dos veces, pero de ahí no pasaba. ¿También sería eso? Difícil de saber, no era bueno leyendo los pensamiemtos de los demás, no era psiquíco ni adivino. ¿Y ahora qué haría? Necesitaba un plan, pero el primer paso estaba más que claro: disculparse con Kai, y, si fuera posible, mimarlo un poco. Últimamente agarró esa manía de "mimar" a Kai cómo si fuera una chica de verdad... Aunque el castaño nunca se quejaba o hacía ademanes de que el menor parara.
Volvió a emprender la marcha, escuchando el sonido de sus pasos en el suelo seguramente frío mientras pensaba qué hacer. Sin embargo, no dio ni otros cinco pasos cuando sus ojos captaron la figura de Kai tirada en el suelo, más bien sentada, con la cara hundida entre las manos y desde lejos se alcanzaban a escuchar uno que otro par de sollozos. ¡Encontrarlo fue más fácil de lo que había esperado! Lloyd llegó a creer que probablemente Kai había corrido por todo el lugar hasta encontrarse con un sitio seguro o algo así, como un kiosko lleno de rosas dentro de un laberinto en alguna parte se un inmenso jardín... Se estaba desviando del tema. El menor tragó saliva y sin hacer ruido, o eso creía aunque bien que podía escuchar aún sus dichosos pasos que ahora parecían toda una orquesta con amplificador, se acercó hasta el mayor y se arrodillo a su lado, colocando sus manos en los hombros de Kai. Éste se sobresalto al sentir el contacto ajeno y, quitando de su rostro sus manos, dirigió su mirada verde al rubio que se encontraba junto a él. Las lágrimas que corrían por su cara hicieron que Lloyd sintiera una punzada en su pecho. Una punzada de angustia, culpa, preocupación, amor, cariño y una sonrisa triste apareció en su rostro mientras acariciaba la mejilla del mayor y secaba las lágrimas.
—¿Lloyd...?— susurró Kai, sin dejar de mirar al rubio con cara de incredulidad. ¿Acaso había venido a buscarlo?
—Kai— en seguida lo abrazó, sobresaltando por mucho al mencionado, que no pudo hacer otra cosa que abrir sus ojos de par en par—, ¡lo siento!— se disculpó. Kai, ingenuo, correspondió el abrazo y dio una palmadas en la espalda de quien lo abrazaba, dando a entender que todo estaba bien.
—No necesitas disculparte, ¿sabes?— empezó a decir Kai, que apartaba a Lloyd gentilmente de él— Todo fue una...
—¡Por favor, sal conmigo!— gritó el rubio sin pensarlo si quiera. Ambos se quedaron estupefactos por las palabras que habían salido de la boca del chico. Éste se sonrojo inmediatamente y, moviendo sus manos al igual que su cabeza negativamente, trató de explicarlo todo— ¡E-eh! ¡No-no! Lo q-que trato de de-decir es que, ehhh, yo... Verás... Tú, aahhh...
Kai, después de pasar por la conmoción, sonrió para dar paso a una risa con ganas. Lloyd lo miró, ahora, incredulamente.
—Lloyd, ¿estás diciendo que quieres que sea tu pareja?— preguntó feliz. El chico asintió con la cabeza gacha. Kai si podía llegar a comprender las cosas facilmente— Yo también quiero, Lloyd... Esto me ha hecho muy feliz, ¿sabes?
El menor miró al mayor con una enorme sonrisa, para luego unir sus labios en un casto beso lleno de sentimientos. Al separarse, Lloyd ayudó a Kai a ponerse de pie, aunque al principo lo negó refutando que podía hacerlo solo, a lo cual el rubio respondió qué era imposible considerando el dolor de trasero, recibiendo así un golpe en la cabeza mientras iban de regreso a la habitación, tomados de la mano.
—P-por cierto, Kai, queroa hacerte una pregunta— dijo Lloyd, con la mano en el pomo de la puerta. El mencionado lo miro, haciendo entender que hablara—. Pues... Me gustaría que nosotros... Tuvieramos una cita algún día...
—A mí también, Lloyd— sonrió el mayor, tiempo después de una breve pausa. El rubio sonrió y abrió la puerta, dejando ver a Zane y a Jayn, ¿cómo decirlo?, abrazados. ¿Dónde estaba Cole?
—¡AHH!— gritó Jayn, cayéndose de espalda contra el suelo, dejando a Zane intrigado, que volteó para encontrarse con un Lloyd intrigado y a un Kai sonriente. Éste último entró a la habitación seguido por Lloyd, y se sentó en la cama de enfrente a Zane, quien ayudaba al torpe Jayn a levantarse del suelo— ¡Se toca antes de entrar!— se quejó el castaño claro, mientras se sobaba el trasero por la caída.
—¿E interrumpir algo tan bello? ¿Para qué?— dijo con sarcasmo Kai— Bueno, era de esperar, al igual que ustedes se dieron cuenta de lo mío con Lloyd— éste se sonrojo, volteando la mirada a una grieta que juraría no estaba ahí antes—, yo me di cuenta de lo suyo, ¿por qué esconderlo?
Jayn bajó la mirada, Kai entendió y suspiro. Nya.
—¿Por mi hermana? Sabes que por mí no hay problema en lo absoluto, no me molesto. Sólo debes de hablar con ella para solucionarlo cuando todo esto acabe de una vez— explicó, intentando que Lloyd dejará de contar el número de esquinas que tenía la grieta en la pared.
—Lo sé... Gracias, Kai. La verdad es que también quería decirtelo a ti— dijo Jayn, con una ligera sonrisa.
—Meh— soltó él, haciendo un puchero pues Lloyd se negaba a mirar. Se rindió y puso de pie— ¿Y Cole?
—Quién sabe, salió después de que Lloyd fuera a buscarte— explicó Zane. Kai sonrió plenamente. Se hacía a la idea que dónde o con quién podría estar.
—Vale— dijo, encaminándose a su cama. Se acostó y antes de cubrirse con las sábanas y cerrar los ojos, miró a Lloyd:—. Por cierto Lloyd, todo el teatro que armé no fue más que eso, teatro. Pero sigo enojado por el hecho de que me espiaste— se acobijo y el rubio saltó de la impresión—. Buenas noches.
—¡¿Qué?!— gritó al fin el menor— ¡Debes estar bromeando!
Jayn y Zane rieron viendo como Lloyd gritaba y Kai lo ignoraba con una sonrisa en el rostro.