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Cinderella Fantasy por Room 13943

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Notas del capitulo:

Y con la tontería esta historia ya casi llega a las 7,000 leídas. Guau, nunca me esperaba tantas, ¿saben? No tengo otra cosa que decir más que: ¡muchas gracias! A todos los que leen, y a los pocos (xD) que comentan. Muchísimas gracias, en serio.

Bueno, ya me dejo de cursilerías (UuU Thank you). Disfruten el capítulo (creo).

—Joder— se quejó Cole, escupiendo al piso—. Si que costó.

—Y que lo digas. Creo que ha sido una de las peleas más complicadas que hemos tenido en nuestra vida— dijo Jayn, mientras se masajeaba el hombro derecho— ¡Ay! Creo que me he roto un hueso del brazo— rió.

—¿Están bien, chicos?— preguntó Zane, una vez había asegurado que aquélla persona con la que lucharon hace poco estuviera en verdad desmayada.

—Más o menos.

—Me duele todo— respondieron al unísono. Zane asintió, como si no hubiera prestado atención. Volteó a ver el edificio en el cual seguramente Lloyd y Al ya estuvieran dentro. 

—¿Nos vamos ya?— preguntó Cole— Puede que nos estén esperando dentro.

—O puede que no, pero aún así iremos— sonrió Jayn, palmeándo su hombro izquierdo. Y acto seguido emprendieron marcha.

 

Caminaban por los pasillos, gritando el nombre de Kai y abriendo todas las puertas, manteniéndose alerta. Las que estaban cerradas, las abrían sin problema de una sola patada, no sin antes prestar oído por si se escuchaba alguna voz o sonido que viniera de una persona; ya fuera Kai o la mismísima persona a la que se enfrentarían.

—¡Kai! ¿Dónde estás?— gritó Lloyd, por milesima vez. Cada vez se preocupaba más. ¿No lo escuchaba? ¿Estaría dormido? ¿No estaba en ése piso? ¿En verdad se encontraba en el edificio? ¿Y si lo tenían amordazado? 

Sacudió su cabeza sacando esos pensamientos y el que estuvo a punto de salir a flote en su cerebro. No debía ser tan negativo. No valía la pena. Pero su ansiedad eran tan grande como para acabar con el edificio, e incluso la ciudad entera. Las punzadas habían vuelto, más fuertes, más constantes, más desesperadas. Estaba ahí, en alguna parte, aunque antes lo haya negado. Sin embargo, algo malo pasaba para que las punzadas estuvieran a punto de pulverizar su corazón.

Otra punzada, pero esta vez de una terrible fuerza que hizo que posara una mano en su pecho, la otra en su cabeza y se inclinara hacia adelante, cayendo al suelo de rodillas. Le dolía la cabeza como mil demonios y el dolor en el pecho se mantenía a ratos. ¿Qué diablos pasaba? ¿Es que acaso Kai estaba en peligro? ¿Su castaño podía alguna vez estar en verdadero peligro? 

—¡Lloyd!— Al se inclinó ante él y pusó su mano en el hombro del rubio. Su cara detonaba clara preocupación—. Hombre, ¿estás bien? Tienes una cara demacrada. ¿Te duele algo?

El menor se dio una palmada en el pecho, mientras soltaba un quejido. El pelinegro comprendió al instante.

—Kai... Mierda— masculló, ayudando a Lloyd a ponerse de pie, apoyandolo en su hombro—. Ya revisamos los 2 pisos y no hay rastro de él. En la azotea es imposible, ya que sería estúpido. Aquí debe haber alguna bodega o similar. Lo buscaremos. Presiento que está allí.

—Gra-gracias— susurró el rubio. La punzada se fue, pero el dolor de cabeza y el mareo permanecían en él. 

—No me agradezcas, que para eso estoy aquí— sonrió sincero, haciendo que Lloyd también sonriera de lado. Había juzgado muy mal al pelinegro al principio, y ahora se sentía muy estúpido por ello. En realidad, siempre había sabido que era un idiota, pero no pensaba que los instintos lo hicieran aún más. Suspiró, una vez que se relajó lo suficiente, ahora caminando solo sin poner tanto peso en Al.

Bajaron las escaleras rápidamente al primer piso.

 

—¡Su-suel-tame!— gimió Kai, de dolor, intentando apartar la mano que apretaba su cuello fuertemente. Miraba con total odio a la "persona", aunque la mejor descripción era "monstruo", que estaba al frente suyo, sonriendo con malicia. Apretaba con su pequeñas manos la muñeca de la que la sujetaba, pero su fuerza en efecto no era suficiente, además de que pronto la negra figura se hartó de aquello y con otra mano aparto las pequeñas, apretándolas incluso con la misma fuerza que el cuello del castaño. Volió a chillar agudamente al sentir su cuerpo chocar contra el muro, haciendo que las luces colgantes del techo oscilaran un poco, volviendo a parpadear.

—Sí, eso es. Grita más, que te ves adorable. En realidad, te ves mejor así, con los ojos suplicantes de piedad y el rostro de dolor que con aquella mirada confianzuda y tu sonrisa sancarrona— pegó más el cuerpo a la pared, volviendo a sacar otro chillido de la boca abierta por el dolor. Los ojos de Kai lagrimeaban, su boca abierta sacando horribles chillidos, los pataleos constantes. Sentía como de un momento para otro su fin llegaría en esos momentos—. A decir verdad te ves adorable— la sonrisa maliciosa ahora también era cínica. El castaño se estremeció, y su cuerpo se congelo al sentir como una otra mano recorría la pierna derecha, por debajo del magullado y sucio kimono.

—¡N-no! ¡No! ¡No me toques!— gimió. Estaba asustado. Y lo admitía. Sentía temor, miedo, preocupación, ansiedad, ira. Su cuerpo tembló, cerró sus ojos por los cuales lágrimas empezaron a salir. Iba a morir, pero no rápido, sino dolorosamente. El maldito lo había planeado todo. Todo— ¡Sueltame!— volvió a gritar, pero ahora su voz era como un susurro. La mano seguía en su pierna, subiendo y bajando. 

—Oh, qué lindo. ¿Por qué no sigues gimiendo para mi?

 

Estaban en el primer piso, revisando de nuevo una a una cada sala y cada cuarto del edificio, encontrando algo que se saltaron olímpica y estupidamente.

—Aquí hay algo— dijo Al, llamando al rubio para que se acercara.

—¿Cómo no vimos esto antes?— señaló Lloyd, frustrado consigo mismo.

—Las prisas— respondió, encogiéndose de hombros.

Ante ellos había una puerta que llevaba a un sótano o bodega, bastante al fondo, pues no veían el final de las escaleras, pero si un resplandor al final de éstas.

Ambos se miraron y asintieron, bajando por los escalones rechinantes y oxidados, parecía que se romperían de un momento a otro.

En eso, un grito a lo lejos se escuchó.

—¡N-no! ¡No! ¡No me toques!— era Kai. 

Lloyd apretó los dientes y los puños a tal punto de encajar sus uñas en la palma, empezando a correr escaleras abajo, movido por una furia incontrolable, seguido por Al, que se encontraba en una situación similar.

Notas finales:

¡Muajajaja! ¿Todavía no saben quién es el villano de turno xD? Bueno, en fin. 

Espero que les hayas gustado y eso; repito (lo sé, soy muy pesada) ¡gracias por las (casi) 7,000 leídas! Nunca creí que esa cifra llegaría tan pronto.

En fin, que los amo♥

Besos♥


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