No puedo dormir. Sé que algo malo le pasará a Kai si lo dejo ir solo contra Garmadon, y no me lo perdonaría. Necesito hacer un plan por separado del de los chicos. Dijeron que era una trampa; pues bien, me mantendré alejado usando una excusa cualquiera... Me ocultaré en el tejado de algún edificio cercano y atacaré si así lo requiere lo que sea que pase.
Siento el peso de Kai en mi pecho. Su cabello cubre su cara. Muevo una de mis manos que están en su cintura, deslizándola hasta su rostro. Acaricio su mejilla. Su respiración golpea mi cuello, es cálida. Tengo miedo. Miedo de perderlo, tal vez. O miedo de mi... padre. Ambos casos me aterran. Regreso mi mano a su antigua posición y lo pego más a mí. Huelo su cabello y beso su frente.
—... Tengo miedo de perderte, Kai...— susurro, masajeando su cintura con las llemas de mis dedos. Su piel es tan suave y dulce... Será mejor no pensar en eso e ir a dormir si es que quiero hacer algo bien mañana. Me muevo un poco, sin soltarlo o despertarlo, quedando frente a frente. Enrredo mis piernas con las suyas. No es la mejor opción siendo que él está desnudo completamente y el contacto me mata, pero quiero sentirlo más cerca que nunca. Coloco mi frente en su hombro derecho y consilio el sueño.
—Lloyd... Hey, Lloyd... Es hora de que despiertes...— oigo la voz de Kai como si estuviera bajo el agua. Tanteo a mis lados, buscando algo o a él. Encuentro las sábanas. Me cubro con ellas y me pongo en posición fetal, ignorando que ya es de día. Oigo un gemido que lamentablemente es de molestia—. No es la hora de que te pongas de esas maneras, debemos trabajar— usa su tono de regaño. Se oye tan lindo. Al ser que su voz grave bajo de tono, se escucha como un niño molesto que causa gracia a todos.
Resopla y noto un movimiento en la cama. ¿Se habrá ido? Quién sabe... No tengo ganas de que este día empiece. Por nada del mundo.
—Llo~yd~— canturrea. Jala un poco las sábanas, pero yo también hago fuerzas. Joder. Que quiero quedarme aquí. Si lo hago no podrán llevar su plan a cabo... O sí. Supongo que Kai insistiría para terminar de una vez por todas esto y se irían, haciendo que a regañadientes los siga. Prefiero hacer eso que levantarme poe voluntad propia. Parece que ha dejado de intentar quitarme las sábanas. Gracias.
Un soplo de aire llega a mi parte baja y brinco de la cama, mandando la tela blanca a quién sabe dónde. Kai me sonríe mientras se pone de rodillas, mostrando todo su cuerpo desnudo. ¿Intenta hacer que me levante a través de ponerme caliente? Lo está logrando. Pasa sus manos desde su cuello, pasando por su pecho, sus pezones, su estómago, cintura y caderas tan lentamente que me hace desesperar. Entonces empieza a reír mientras se baja de la cama con un salto, dejandome confundido. Confundido y excitado.
—Tienes un problema ahí, ¿sabes? Parate y solucionalo... Hoy no tengo ganas de hacerme responsable de mis actos— dice, sonriéndome de una forma que catalogaré como pícara. Suelto un suspiro y lo veo alejarse al baño.
Miro a mi alrededor y no hay nadie. Vaya, si que madrugaron.
Me siento en el borde la cama esperando que salga del baño. Se tarde el suficiente tiempo como para que yo me relaje. Menos mal, no quiero hacer "eso".
Sale y me lanza algo a la cara. Tomo la tela entre mis manos. Es el traje.
—¿Dónde lo conseguiste?— le pregunto, viendolo de arriba a abajo. Trae puesto su traje rojo, ese que marca su figura perfectamente, pero sin la máscara.
—Los consiguió Al y no sé como— respondió, moviendo su mano como si se diera aire. Me mira y sonríe, guiñando un ojo—. Date prisa y vistete, Ninja Verde.
Camina a la puerta, arrastrando mi marada en a su espalda. La cierra tras él una vez que ha salido. Vuelvo a suspirar y me visto lo más rápido que puedo.
—¡Al fin! Te tardas tu tiempo— se quejó Cole al verme salir.
—Más o menos— digo, viendo a Kai, que sigue sonriendo de lado—. Si me hubieran despertado de una manera más normal...
—Lo normal no funciona contigo— espeta. Está volviendo a ser el mismo de antes. Me alegra. Ahora sé que se ha recuperado un poco—, era eso o darte un par de puñetazos en la cabeza.
—Dejarte noqueado y llevarte a rastras porque te sigues negando también era una idea— dice Jayn, sonriendo. Se le ve animado. Bueno, es normal. Siempre está animado ya sean buenos o malos momentos. Es una buena virtud tanto como mala.
—Vaya... Entonces creo que la forma de despertar de hoy ha sido maravillosa. Gracias— digo. Los demás se ríen y me uno a ellos.
—Dejando las bromas de lado— empieza Zane, una vez que nos calmamos—, será mejor salir de aquí rápido.
—Ah, cierto— dice Cole.
Empezamos a trotar siguiendo a Zane por los pasillos.
—¿Y Al?— pregunto.
—Está en la salida, esperándonos— me responde Kai, disminuyendo su paso hasta quedar a mi lado. Me sonríe y devuelvo el gesto.
Una vez que llegamos a la salida, diviso la cabellera negra de Al. Está de pie junto al portón. Nos saluda alzando la mano.
—Si que se tardaron, chicos. Temí que los demás despertaran para el desayuno que ustedes.
—Fue culpa de Lloyd— dice Jayn, encogiéndose de hombros.
—¡Oye...!— me quejo.
—Bueno, sea la culpa de quien sea, ¿ya están listos? Sobre todo tú, Kai. ¿Crees en verdad poder aguantar un poco contra ese monstruo... o lo qué sea?— pregunta, intercambiando miradas de Kai a mí. Parece que se ha dado cuenta que sigo negandome a esto en totalidad. Tengo un mal presentimiento.
Kai aprieta sus puños y sonríe de lado.
—Por supuesto— responde. Al suspira y abre el portón de una patada.
—Bien, entonces vamos. No hay que hacerlo esperar más, ¿o sí?
Miro a Kai.
Él tiene más miedo que yo. Puedo sentirlo. Y es por eso que lo protegere. Cueste lo que cueste.