PoV de Lloyd
Kai está a mi lado. Ambos caminamos por los pasillos de esta escuela primaria, pero no nos dirigimos la mirada.
Supondré que es por lo pasado en la clase de Música, ¿qué estaba pensando ese sujeto al decir algo así? No. No "sujeto", crío.
Cuando nos vió sentarnos juntos se acercó cautelosamente, evitando ser visto por la maestra, y se arrodillo atrás de nuestra banca. Nos chito y, cuando Kai volteó para darle una golpe en la cabeza, el crío lo reto a... a... Bueno, a besarme. Pero fue tan específico. "Si son pareja, ¿por qué no lo besas, eh? Nada de mejillas, en la boca".
Menos mal que no dijo "lengua" o me hubiera dado un patatus y Kai lo habría mandado al hospital con varios huesos rotos.
Miró a Kai de pies a cabeza, aunque ésta la tiene voltada hacia otro lado. Llamarme loco o enfermo, pero me gusta como se ve así. Vestido de niña... Creo que debería darme un fuerte golpe en la cabeza contra el muro por sólo este hecho. ¡Es que en serio que le queda!
No sabía que de pequeño pareciera... una niña. Su cabello es un poco largo y las facciones de su cara son delicadas. Será la edad en la que aún no tuvo la necesidad de madurar antes de tiempo para proteger a Nya, que por cierto, ahora no lo necesita.
—Lloyd— me habla, sin voltear a verme. ¿Estará molesto? Bueno, el tono en que me ha hablado no es de molestia, en realidad se oye como... nerviosismo—. ¿Te has molestado?
—¿Eh?— ¿molestarme? ¿Por qué? ¿Con él? Es imposible. Después de todo, salvó mi vida aquella vez, y sobre todo, cuando los otros no estaban, me dijo que podía confiar en él plenamente, como un amigo. Una felicidad me embargo en ese momento, sentí como mi corazón dio un salto, y quisé abrazarlo. Aunque me contuve.
—Y-ya sabes— ¿ha tartamudeado? Es la primera vez que le oígo así—, el beso.
Tocó sus labios con su mano, aún si mirarme. Y no pude evitar hacer lo mismo.
La sensación de sus labios, suaves y con un sabor dulce, sigue en los míos. Es como si lo hubieran marcado, para que nunca pudiera olvidarlo.
En ese momento me miró, sus ojos eran ¿suplicantes? No lo sé, decifrar las expresiones no es mi especialidad, pero que me mire de esta manera hace que mi corazón de acelere. Si puedo decir la verdad, mi cara la siento caliente.
Negué con la cabeza, casi me torsó el cuello por lo rápido que lo hice. Kai sonrió. Me sonrió.
—Menos mal— dijo, bajando su cabeza. Honestamente, cuando hace este tipo de acciones, en verdad que parecé una mujer, o en este caso, una niña—, me alegra que podamos seguir siendo... amigos.
Hizó una pausa entre la palabra "amigos". Cuando la dijo, no sé por qué, pero sentí una oleada de decepción recorrer mi cuerpo, al igual que una oleada de alivio.
—A mí también— dije, sonriente.
Los pasillos cada vez estaba más concurridos mientras ibamos pasando los salones que parecía ser de "mayor nivel" o "grado". Sin embargo, esto no nos molestaba, o por lo menos a mí. Pero si hay algo que me está tocando la moral, y no es el hecho de que nos miren de una forma que expresa confusión o desagrado por tener la estatura -y apariencia- de un par de niños. Lo que me molesta es que algunos sólo miran a Kai.
A puesto todo a que sólo se fija en él por estar vestido de niña, con su falda tinta con holanes blancos a media pierna, su sueter del mismo color que la falda, zapatos negros y media blancas. Joder. ¿En qué diablos estoy pensando?
Mi ceño está fruncido y mis ojos fulminan a todos los que miran a Kai, aún tiene la cabeza gacha, todo lo hago inconscientemente conciente. ¡Simplemente me molesta que lo hagan! ¿Es lo que llaman "instinto de protección"? Porque si lo es, hasta ahora lo entiendo. Es que, de esas formas, Kai luce indefenso -por no decir débil- y, en extremo, aunque me cueste decilo más que nada por la vergüenza que por el miedo, tierno. Como un conejo o un pequeño gatito.
Y menos mal que no lo digo en voz alta o sería fulminado por él un unos pocos instantes, pues, aunque sea el Ninja Dorado, el -supuestamente- más fuerte, me es imposible derrotar a Kai en una pelea, ya sea física como en un juego.
—Será mejor que volvamos con los demás— sugirió Kai, mirandome a los ojos nuevamente. Aquel salto de corazón, la cara caliente y la sensación suave de sus labios contra los míos surgieron como un recuerdo tan lejano y deseado.
—S-sí— tartamudee—, es una buena idea.
—En ese caso demos el rodeo, es sólo subir por esas escaleras al otro extremo del pasillo— dijo, señalando e ignorando miradas lacivas, a las cuales, como dije, respondo con ojos llenos de fuego.
—Vale.
—¿Y qué es ese "secreto", Cole?— inquirió Jayn, en voz susurrante— Suelta la sopa.
Cole volvió a suspirar. ¿Estaba haciendo lo correcto al contarles aquello? No lo sabía, pero sentía que no podían haber secretos entre ellos, aunque esos secretos no salieran de las bocas de las personas en cuestión. Sin embargo, ya no había vuelta atrás. Ya le ha dicho a Jayn y a Zane que tiene algo bien guardado y él primero no dejará de molestar hasta que le digan lo que quiere saber.
—Bueno— comenzó Cole, moviendo sus manos nerviosamente—, en la clase de Música... Estaba aburrido y dejé de prestar atención, voltee a donde uatedes estaban y reían... Luego miré al lugar de Lloyd y Kai...— hizó una pausa para respirar hondo— y ahí está el secreto.
—¿El qué?— preguntó ahora Zane.
—El niño que trato de coquetear con Kai estaba de rodillas atrás de ellos dos y...— tragó saliva, miró a los lados y se arrimó más a Jayn y Zane— los ví besandose.
La cara de Jayn se tornó de horror y sorpresa, mientras que la cara de Zane sólo mostraba una enome sorpresa, pues sus ojoa estaban abiertos como platos.
Jayn soltó un grito y cayó de espaldas de la banca. Todos, sin excepción alguna, de los que estaban en cafetería lo voltearon a ver. Él rió neviosamente y se incorporó en seguida para volver a sentarse.
—¿Hablas en serio?— preguntó exaltado Jayn— ¡¿No hablarás en serio, verdad?! ¡Eso es...!
Zane trató de calmar al castaño y Cole surpiró pesadamente. Se sentía más ligero al haberlo dicho, pero aún así la culpa lo carcomía. ¿Y si al final había cometido un error? ¿Cómo actuarían ambos al volver a ver a Kai y a Lloyd aparecer? Se temía lo peor.
—Me temó que es verdad— dijo Cole.
Jayn rascó su cabeza desesperadamente.
—Y hablando de ellos...— dijo Zane.
Los "Reyes de Roma" aparecieron en la cafeterí, ambos con una sonrisa, como si se hubieran reconciloado de una pelea y el caso sucedidó hacia una hora o más entraba en la categoría de "conflicto".
Jayn volvió a gritar y a caerse del asieto.