-Voy a matarme.
-¿Qué dices? – se acercó adivinando mi angustia legitima.
-Voy a acabar con mi vida.
-Siéntate – me invito – en cuanto termine la clase hablamos.
Negué con la cabeza, di media vuelta y Salí de ahí.
-Andy, ¡Espera!
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-¡Detente! – me ordeno la profesora yendo tras de mí; no obedecí.
Me alcanzo en el patio y me hizo volver hacia ella.
-¿Qué te pasa?
-¡Odio a toda la gente! Tengo miedo de caminar por la calle, me siento una basura rodeada de más basura. Veo a los hombres y pienso que son animales. He perdido la ilusión de vivir. ¡Y el hijo que llevo dentro… hace unos días me consolaba, ahora quisiera destruirlo!
La psicóloga se quedó gélida, observándome.
-Andy me dejaste sin palabras, de verdad no pensé que estuvieras en un serio problema. Vamos a mi oficina.
-¡Si te ultraja una persona en quien confías – grite ignorando su invitación – no puedes volver a confiar en nadie más! ¿Me entiende?
Entonces comencé a desahogarme. Fueron momentos muy fuertes e importantes para mí. Las psicóloga me escuchó con atención; grite, llore e insulte en medio patio, sin importarme la mirada curiosa de algunas personas *metiches* que pasaba por ahí. Mi cara paso por varios colores y minutos después deseaba estar en privacidad.
Caminamos a la oficina. Después de desahogarme me sentí mejor, como agonizante que acababa de vomitar todo el veneno que estaba matándome. Le pedí permiso de entrar al baño.
-Pero…¿..Qu..e?- tenia vergüenza de mi aspecto al verme al espejo. Me acomode el cabello y la ropa. Observe las heridas mis brazos y me volví a cubrir.
-Esto – me dije – no se quedara así.
Después de un rato salí al despacho.
-¿Ya te sientes mejor?
-No. Estoy lleno de coraje.
-¿En qué piensas?
-En que solo porque los hombres son más fuertes, se creen que pueden imponerse sobre los débiles y pisotear nuestros deseos. Eso es muy injusto. Muchos se cruzan de brazos. Yo no lo hare. Me vengare de los que me hicieron esto. No importa lo que pase, llegare hasta las últimas consecuencias.
-La venganza no lleva a nada.
-No importa, los hare sufrir por hacerme esto.
-Andy piensa mejor las cosas, no hagas cosas que te lleven al mal, no estás solo.
-¿Por qué no? Siempre he estado solo – voltee la cara viendo hacia la ventana.
La psicóloga me vio con cara interrogativa.
-Tienes padres y hermanos y hermanas.
Por un momento no supe cómo responder.
-Prefiero no involucrarlos.
-¿Por qué? En una familia los miembros veden permanece juntos y apoyarse en las buenas y malas.
-Tal vez… pero no estoy seguro de poder compartir esto con mis papás…
Me puse de pie. La profesora guardo silencio. Luego dijo:
-Andy primero enfría la cabeza, no hagas las cosas a lo loco ¡por favor! Eres un excelente chico y por ello no quiero que caigas en lo más profundo de un pantano por no hacer bien las cosas.
-Está bien, gracias por escucharme, perdón por hacerlo de esa forma.
-No te preocupes para eso estoy y si necesitas hablar con alguien ya sabes que estoy yo – me dijo la profesora con una sonrisa cálida que me hizo sentir seguro.
Me incline hacia la profesora y salí de su despacho.
Camine por los pasillos de la universidad, sin ver por dónde iba ya que mi mente estaba divagando sobre lo que me dijo la profesora y no me di cuenta de:
¡¡¡PLAAMM!!!!!
-Auuuchhhhh – grite a la hora de chocar con otra persona y caer al piso.
-Disculpa, estaba distraído y no te vi- me acerco su mano para ayudarme a levantarme.
-Gracias, yo también estaba distraído así que no te disculpes – alce mi mirada y vi unos hermosos color esmeralda, sentí mis mejillas arder – disculpa me podrías soltar – me tenía la mano agarrada como si no quisiera soltarme.
-¿Ah?… ahhh Perdón… que bellos ojos miel… maldición olvida lo que te dije, me llamo Yuusuke Aoyama, mucho gusto – me dijo con una gran sonrisa.
-Sonrojado a mas no poder – H..Hola m…me llamo A…Andy Johnson, igual mucho gusto - ¿Por qué rayos titubee al hablar?
-Oyeeeeeeeeee Yuusukeeee, apúrate que llegamos tarde a clases – lo llamo su compañero
-Ya voyyyy – le grito la persona con la que choque – tal vez nos veamos después Andy, te veo luego… diablos eso ya lo dije, no… jajajaja me voy, adiossss – se fue corriendo como si algo lo estuviera persiguiendo.
-Jajajajaja que gracioso que es – hable en voz alta- y muy atractivo - ¿Qué diablos estoy pensando? Me recrimine en mi cabeza. Y seguí caminando de vuelta a mi hogar pero antes de eso volví a ver el lugar por donde se había ido Yuusuke.