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YGO Monstruos Encapsulados -versión Puzzle por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Yugi-oh! Y sus personajes no me pertenecen. Si fuera así Yami no se hubiera ido y terminaría estando con Yugi, igual que Ryou con Bakura y Malik con Marik.
Además Tea se iría al tártaro por p*rr* xD.
Ni 4Kids ni Kazuki Takahashi me pagan por patrocinar ‘Monstruos Encapsulados’

En el capítulo anterior de Yu-Gi-Oh!

Para ganar el premio de este deseo encuentren el monte que arroja fuego…

─La espada del caos debéis liberar para que la paz pueda reinar.

/

─ ¡Es el Dragón Negro de Ojos Rojos!... Ahora Cilindró Mágico ¡desvía su ataque!

/

─ ¡Ojos Rojos, te salvaré! ─el dragón gruñía de dolor.

─Así que esa debe ser… la verdadera espada del caos

─ ¡Ataque de Magia Oscura!

─Miren, pasamos el tercer desafío

/

─Pues vayamos a la siguiente fase, llevamos tres retos y nos faltan dos.

─ ¡Corramos al portal!

 Opening
*música*
Youuu Youuu Youuuu
Yuuuu Giiiiiii  Ohhhhhh!
*música*
Youuu
Yuuuuu Giiiiiii Ohhhhhhh!
¡Es hora de de de de de de de del duelo!
*Música*
Yugi-oh! Monstruos Encapsulados... Hoy presentamos… Alto al Fuego

Bueno, el lugar era… desconcertante, por decirlo de algún modo. De alguna manera, parecía ser que había acabado en… ¿una playa?

─Bueno, supongo que ahora sí que no puedo quejarme ¡parece que esta vez nos mandaron a Hawái! ─mencionó Tristán viendo la hermosa costa que tenían al frente, las aguas eran cristalinas con un suave oleaje, la tibia arena bajo sus pies era agradable y el movimiento de las palmeras a sus espaldas delataba la brisa marina que soplaba suavemente en el lugar, jugando con las cabelleras de los presentes.

─Ciertamente no podemos quejarnos del panorama ─comentó Yugi inhalando profundo ─hace mucho que no iba a la playa ─murmuró para sí.

─Es una lástima que no tenga mi traje de baño, el sol está perfecto para tumbarse un rato a broncearse ─dijo Tea llevándose una mano para cubrirse los ojos del sol, aunque por la posición delataba que eran las primeras horas de la mañana todavia.

Yugi no pudo evitar rodar los ojos.

─No es que esté cansado ni nada chicos ─llamó la atención Tristán ─pero traigo una saco de papas durmiendo encima ─señaló a Joey  ─y no quiero terminar con un dolor de espalda.

─Creo que deberíamos buscar un lugar para descansar un poco en lo que empieza la nueva prueba ─comentó Yugi, poniendo una mano en el brazo de Yami.

─Me parece una estupenda idea ─apoyó el abuelo.

─Bien, pues ¿qué les parece si vamos hacia allá? ─señaló Tea hacia la derecha, un pequeño acantilado bloqueaba la vista de lo que hubiera más allá.

─Pues andando ─aceptó Yami.

Pasaron por la arena que bordeaba la base del acantilado, encabezados por los tricolores, Yugi miraba ilusionado el mar mientras que Yami lo observaba a él con una pequeña sonrisa, Yugi parecía un niño pequeño que había esperado todo el semestre escolar a las vacaciones para irse a la playa.

Al terminar de rodear el acantilado tuvieron que tomarse un momento en digerir lo que estaban viendo.

─ ¡¿¡Ahhhh!?! ─gritaron Yugi, Tea y Tristán al unísono.

¿Una playa desierta? ¿Dónde? ¡El lugar parecía una isla turística! Habían varias asoleaderas bajo las palmeras de esa zona, algunas con sombrillas, también había mesas de madera clara con sillas de paja; más atrás habían una especie de cabañas pequeñas (N/A: algo así para que se hagan a la idea http://p1.pkcdn.com/choza-en-la-playa_273693.jpg pero más elegante) con techos de palma en un brillante color verde, como si estuvieran recién cortadas, las paredes eran de diferentes colores en tonos claros y pasteles. Entre las palmeras habían algunas hamacas colgadas que se balancean con el viento.

Más al costado habían dos estructuras parecidas a tiendas.

─Ehhh ¿estoy alucinando? ─consultó Tristán.

─Si es así estamos alucinando con lo mismo ─le respondió Tea con los ojos como estrellas y las manos entrelazadas al costado de su cara ─es como un sueño.

─ ¿Tú crees que esto esté bien? ─le preguntó Yugi a Yami, el faraón le regreso una mirada también confundida, encogiéndose de hombros, sin saber que decir.

─Pues sea lo que sea yo quiero sacarme este paquete de encima ─dijo el moreno corriendo hacia la zona para dejar a Joey tumbado en una de las sillas de playa.

─Espera Tristán ─Yugi estiró una mano hacia el frente pero el castaño ni caso que le hizo, dejándose caer sentado en la arena una vez se hubo liberado de la ‘carga’.

─Bueno, pues de momento no parece que sea nada malo ─dijo el abuelo avanzando también hacia las sillas. Tea prácticamente corrió hacia allá.

Yugi y Yami se miraron entre si encogiéndose de hombros mientras seguían a los demás.

Tea se tumbó en una de las asoleaderas, luego de sacarse la chaqueta rosa. Tristán se sentó en una de las sillas de paja, recostándose un poco mientras movía uno de sus brazos en círculos, el abuelo le imitó.

Yugi por mientras se dirigió a una de las hamacas de color azul con líneas blancas, la sacudió un poco y luego se subió en ella, Yami le siguió, Yugi palmeó el espacio a su lado por lo que Yami también se sentó en la hamaca. Yugi entrelazó una de sus manos con Yami, aprovechando que los pliegues de la tela les ocultaban de la vista de los demás y se acurrucó un poco a su lado. Yami se abstuvo de envolverlo entre sus brazos y comérselo a besos como sus impulsos le dictaban.

─Ya hablando enserio ¿creen que esto sea parte de la siguiente prueba o algo? ─consultó Tristán.

─No me mires a mí, no tengo la más mínima idea ─Yugi cerró los ojos, dejándose ir para atrás, recostándose por completo en la hamaca.

─Hijo ¿te sientes bien? ─preguntó preocupado el abuelo.

─Descuida abuelito, es que estoy algo cansado, solo necesitamos descansar un poco ─dijo, incluyendo a su yami.

─Si ─concordó el mayor, acariciando delicadamente los flequillos rubios de su pareja.

─Bien, pues estamos en el lugar perfecto para descansar ─les dijo Tristán, acercándose a Joey ─oigan ¿y si le echamos agua de mar, creen que despierte? ─río el moreno.

Tea no pudo ocultar una pequeña risa ─Tristán no se te ocurra ─le regañó.

─Valió la pena el intento ─se burló el castaño.

Un ‘crack’ general sonó en el sitio.

─Oigan qué… ¡puedo quitarme el lanza-capsulas! ─rebeló la chica.

─ ¿Cómo? ─Tristán hizo algo de presión en el aparato de su brazo ─ ¡Tienes razón! ─una especie de bisagra había aparecido en la parte baja y se había abierto para permitirles retirar el accesorio.

─ ¿Qué significará esto? ─murmuró Yugi, meneando el objeto flojo en su brazo ─ ¿la armadura también? ─cuestionó al notar que los accesorios dorados aflojaban igual.

─Algo extraño está pasando aquí ─dijo Yami, imitando la acción de su hikari con su brazal.

─Bueno, eso no es novedad amigo ─comentó Tristán.

 Cerca de ellos una brillante luz celeste se originó, obligándoles a cerrar los ojos momentáneamente, incluso despertó a Joey. Cuando aclararon su vista, la elfa mística se hallaba frente a ellos.

(Elfa Mística: Monstruo normal. Atributo: Luz. Nivel: 4. Tipo: Lanzador de conjuros. Ataque: 800 y Defensa: 2000  / Descripción = Un elfo delicado que carece de ataque, pero que tiene una defensa fantástica respaldada por poderes místicos)

─Oigan ¿Cuánto dormí? ─consultó Joey atolondrado.

─Bienvenidos seáis todos los jugadores ─habló la monstruo de piel azul, con un suave tono femenino de amabilidad, haciendo una inclinación.

─La Elfa Mistica ─reconoció Yami.

─ ¿Podrías decirnos por favor lo que pasa? ─consultó Yugi con su tierna voz amable.

Los ojos celeste de al elfa enfocaron a los tricolores ─es su momento para descansar ─declaró, todos la miraron confundidos ─a partir de este punto, continuar sin un adecuado descanso para reponer energías sería un auténtico descuido, se podría decir que están a la mitad del camino; ahora tendrán un día de reposo, aprovéchenlo bien ─sugirió la dama de vestido verde.

─Me parece estupendo ─dijo Joey, volviéndose a acostar en la asoleadera de la cual ni se había movido más allá de haberse sentado.

─Estas aguas están libres de cualquier monstruo y forma viviente más allá de peces y otras inofensivas formas de vida marinas como corales y demás ─informó la elfa señalando con su palma el basto mar a sus espaldas ─en estas cabañas, arregladas para un buen descanso y separadas para su mayor comodidad, encontraran todo tipo de artículos que facilitaran y harán más amena su estancia aquí.

─Se podría decir que esto es como el medio tiempo en una competencia ─dijo Yugi de pronto.

─Así es, su camino se retomará al cabo de un día, mucha suerte y que tengan una placentera estancia ─finalizó la criatura antes de desaparecer tal cual llegó, en medio de una cegadora luz.

─Vaya ─murmuró Tea ─y… ¿Qué opinan chicos?

─Buaaaa ─bostezo Joey ─ya la oíste Tea, tenemos nuestro merecido descanso ¡yo digo que lo aprovechemos! ─estableció el rubio, acostándose de perfil y llevando ambas manos bajo su cabeza a modo de almohada ─yo no sé ustedes, pero yo voy a dormir.

A Tristán le bajó una gota por la nuca ─y yo era el que cargaba con sus babas todo el trayecto ─se quejó.

─Espera Joey ─le llamó Yugi, saltando a la arena desde la hamaca, donde Yami le miraba, aun asentado ─ ¿por qué no echamos un ojos primero a las cabañas? ─propuso el menor.

─ ¡Buena idea, viejo! ─Joey se levantó enseguida con ánimos ─a lo mejor encontramos una cama King Size cinco estrellas ─con esperanza en sus palabras Joey corrió hasta el inicio del camino que se dividía entre las cabañas.

A todos les bajó una gota de sudor por la frente ante el comportamiento del rubio.

Yami se bajó de la hamaca para caminar al lado de su compañero.

Había exactamente cinco cabañas. Una de color durazno, tenía una flor tallada en la madera de la puerta, Tea fue hacia esta. Otra de color gris, a esta se dirigió el abuelo. Otra en verde pastel, Joey corrió hacia esta. La cuarta de color amarillo fue abordada por Tristán. La última de color azul quedaba para los tricolores.

El interior se veía más grande de lo que las chozas parecían, los rebordes eran de color marfil, en el centro una cama matrimonial considerablemente grande, de un costado un pequeño armario integrado a la pared, del lado contrario, una puerta de bambú cubría un pequeño baño sencillo.

─ ¡Increíble! ─gritó Tea de pronto, todos fueron a ver qué pasaba.

─Tea ¿por qué ese grito? ─consultó Tristán.

Tea se dio la vuelta, tenía la boca abierta de impresión ─parece una tienda, hay un montón de trajes de baño y accesorios ─señaló con su mano el armario abierto de su pieza, en este estaban colgados varios bikinis con mayas, pareos, sombreros y sandalias, todo lo necesario para un día en la playa.

Tristán y Joey se miraron entre sí antes de salir corriendo de regreso a su propia pieza.

─ ¡Es cierto! ─corroboró el rubio al abrir su propio armario y encontrar algunos modelos de bañadores para hombre, aparentemente de su talla.

─ ¡Aquí también amigos! ─imitó Tristán ─ ¿a alguien le apetece nadar? ─consultó con emoción asomándose por la puerta de su cabaña.

─Quizás después viejo, aun muero de cansancio, dormiré un rato más, ahorita te alcanzo ─respondió Joey, retomando su voz cansada, sin más cerró la puerta y se lanzó a la cama ─aquí sí saben tratar a sus invitados ─comentó al sentir la suavidad de la cama, casi al instante calló dormido.

Tristán se encogió de hombros ─como quieras ─entró a cambiarse.

─Creo que yo prefiero acostarme aquí fuera ─el abuelo salió de su cabaña con un traje de baño enterizo de color gris, luego se acostó en una de las hamacas, durmiéndose al poco rato.

Tristán salió con un bañador hasta las rodillas de color anaranjado con detalles marrones y el pecho descubierto, poco antes de que Tea saliera con un bikini fucsia demasiado ajustado, unas gafas de sol enganchadas a su escote y un amplio sombrero de color amarillo.

─ ¿Qué les parece? ─consultó risueña, llevándose una mano al cabello y la otra a la cadera, en esta llevaba una botella de protector solar.

Los tricolores la miraron sin decir nada, Yugi rodó los ojos antes de desviar el rostro, fingiendo un bostezo. Tea se mostró indignada al no conseguir ni un cumplido de alguno de los dos.

─Que linda, Tea ─aduló Tristán, quien caminó hacia la costa ─ ¿vienes a nadar?

─No gracias, me tumbaré un rato ─declinó la castaña, caminando hasta las asoleaderas ─Yami, Yugi ¿no vienen? ─los miró parpadeando un par de veces.

─ ¡Vamos a nadar chicos!

Yugi le sonrió al moreno ─me encantaría Tristán, pero más luego, ahora quisiera entrar a descansar un poco ─se disculpó señalando su cabaña ─no sé Yami ─jugó mirando de reojo a su novio, empezando a caminar a su pieza.

Tea y Tristán miraron expectantes al faraón, este se tensó un poco ─emm ─se llevó un dedo a la mejilla, desviando los ojos ─un descanso suena bien, espérame Yugi ─fue tras su hikari.

─Si quieres puedes entrar en mi cabaña Yami ─ofreció la castaña con una sonrisa pícara que no le gustó para nada a Yugi ─así los dos pueden descansar mejor ─añadió ‘inocentemente’

Yami se tensó, incomodo con el ofrecimiento. Yugi frunció el ceño ─no te preocupes Tea, Yami y yo estamos bien juntos ─cuando Yami estuvo a su lado Yugi se abrazó a su brazo, mirando algo desafiante a la castaña. Yami no pudo evitar una sonrisa, Yugi estaba siendo bastante territorial.

─Estoy de acuerdo Yugi, nos vemos al rato chicos ─se despidió el tricolor mayor caminando hacia la entrada de la cabaña azul, con Yugi aun prendido del brazo.

Tea se mostró indignada, el comportamiento de esos dos estaba siendo algo extraño desde empezaron con este juego; Tristán ni se dio por enterado pues el moreno se fue directo al agua.

Una vez los tricolores entraron a su pieza Yugi soltó el brazo de Yami y este cerró la puerta, alzando la vista Yugi notó que en el techo había una especie de ventilador, del centro colgaba una cadenita, supuso que para encenderlo, así que se puso en puntillas para alcanzarlo pero no llegaba. Yugi infló las mejillas y se descalzó para subirse en la cama, Yami lo miraba con una sonrisa mientras se sacaba la chaqueta quedándose solo con la musculosa negra; Yugi se paró en el centro de la cama y estiró el brazo para tomar la cadena, sus dedos alcanzaron el final de la misma, apenas se dio cuenta cuando Yami -ya descalzado- se puso a su espalda, apoyó una mano en su cadera para estirarse, y jaló la cadena para encender el ventilador.

Yugi giró el rostro para ver a los ojos a su otro yo, el faraón le ofreció una pequeña sonrisa galante ladina, inclinándose a depositar un beso en la mejilla de su compañero; Yugi no pudo evitar ruborizarse un poco, pero correspondió con su bella sonrisa inocente.

Ambos se dejaron caer en la grande y cómoda cama, recostándose de perfil, frente a frente, mientras soltaban unas risillas. Yami se acercó a darle un beso en la frente y luego se sentó de piernas cruzadas mirándole divertido.

─ ¿Puedo saber que fue eso de hace un minuto? ─preguntó con diversión, refiriéndose a las respuestas de Yugi a Tea.

Yugi se ruborizó algo más, sentándose de golpe, infló las mejillas y torció el gesto, encogiéndose un poco como si fuera un niño regañado ─no sé a qué te refieres ─de forma infantil Yugi ladeó el rostro mientras se retiraba también la chaqueta, dejándola en una mesita de noche que estaba al lado de la cama.

Yami entrecerró un poco los ojos, estiró una mano para tomar el mentón de Yugi de forma delicada pero firme y ladearlo para obligarle a mirarlo ─claro que sí, pequeño ─le habló en un susurro lo suficientemente alto como para que el menor le oyera, dándole un toque intimo al momento ─no es que me moleste ¿sabes? Solo me pareció que esa reacción fue algo… no sé ─jugó con él mientras le acariciaba el mentón con su pulgar ─territorial… celoso quizás.

Yugi enrojeció más, intentó retirarse un poco pero el agarré de Yami lo mantuvo en su lugar ─no… no es secreto que le gustas a Tea ─dijo tartamudeando ligeramente ─pero ahora tu y yo estamos juntos ¿cierto? ─desvió un poco los ojos, incapaz de mantenerle la mirada por más tiempo.

─Por supuesto, amor ─Yami se inclinó, acercándose a su cara ─ ¿quieres que te lo reafirme, mi niño? ─Yugi lo miró intrigado, Yami le estampó un beso en los labios.

Yugi literalmente se volvió como gelatina, cerró sus ojos entregándose de lleno al beso, pasó sus brazos lentamente por el cuello de su pareja, en respuesta Yami lo abrazó por la cintura, haciendo presión para traerlo más cerca de su cuerpo mientras sus bocas danzaban ceremonialmente. Yugi se movió hacia adelante, arrodillándose en la cama mientras la lengua de su pareja se adentraba en su boca.

Yami bajó una de sus manos hasta la cadera de Yugi, haciendo presión para traerlo más cerca, jalándolo hasta sentarlo a horcajadas suyo, las mejillas de Yugi dejaron pálido a un tomate en cuanto se hubo acomodado bien sobre el regazo de Yami.

Cuando el aire fue necesario separaron sus bocas, ambos jadeaban suavemente y sus ojos brillaban. Yami rodeó la cintura de Yugi con un brazo mientras su mano libre se dedicó a acariciar las mejillas coloradas del chico.

─Yami ─murmuro el menor.

El faraón se acercó a la oreja de su compañero ─moría de ganas de besarte de nuevo desde el reto pasado, mi aibou ─reveló antes de recorrer con su lengua el borde de la oreja del menor, haciéndolo temblar.

Yugi le sonrió apenado, sintiendo las mejillas arder.

─Te-te amo Yami ─esta vez fue Yugi quien se acercó a besar al faraón, acariciando con dulzura con sus labios, sintiendo los suyos más sensibles por las mezcla de ambas salivas, el cosquilleo en su boca le impedía mantenerse mucho tiempo sin sus besos una vez empezados en ese juego, tembló cuando la lengua de Yami presionó contra sus labios para entrar en su boca ─mi faraón ─le llamó en un sensual susurro que hizo a Yami estremecerse.

Yami no pudo contener el escalofrío sufrió al escuchar a Yugi llamarle de ese modo, no supo a ciencia cierta porque, pero no era momento para analizarlo; coló su ansiosa lengua por la boca de su pareja, buscando a su compañera, una vez la lengua de Yugi le recibió tímidamente empezó a rozarla, empujarla y enredarla con la propia.

Las manos de Yami se dedicaron entonces a recorrer la sensual figura de su niño, desde sus caderas hacia arriba, pasando por su espalda, alcanzando a rozarle el cuello con la yema de sus dedos antes de regresar hacia abajo, luego hacia su vientre, dando ligeros toques buscando erizar la pálida piel bajo la prenda negra.

Yugi se separó de su boca en busca de aire, entonces Yami se dejó ir de espaldas, recostándose entre las almohadas y Yugi terminó por completo sobre él pues el mayor lo enredó entre sus brazos, sin dejarle posibilidad de moverse. Yugi se apoyó en sus antebrazos para levantar ligeramente el cuerpo y ver a los ojos a su otro yo.

─Yami ─le llamó con gran cariño, con una mano le acarició el perfil de su rostro.

─ ¿te gusta? ─la pregunta sobresaltó al menor, transmitió la incertidumbre con sus ojos y su nexo mental ─los besos ─aclaró el mayor ─ ¿te gusta que te bese, Yugi? ─replanteó.

Yugi se sobresaltó de nuevo ¿Por qué tan de repente? ─ ¿A-a qué viene esa pregunta? ─consultó tímidamente pero la fija mirada del faraón decía claramente “contéstame” ─yo-yo bueno… sí ─se ruborizó antes de ocultarse en su pecho ─Yami no hagas preguntas así ¡qué pena!

El mayor no pudo evitar un pequeña sonrisa ─eres tan tierno ─Yugi emitió un quejido sin moverse ni un milímetro ─ ¿Por qué esa vergüenza, mi amor? ─le preguntó suavemente, acariciándole el cabello ─quiero que me lo digas… todo lo que sientes ahora, pequeño.

Yugi se alzó de su pecho tras unos segundos eternos, los ojos le brillaban por la pena que sentía, y sus mejillas lo demostraban, el suave tono rosa que se extendía por ellas se veía muy lindo junto con sus cristalinos ojos morados, al parecer de Yami.

─Yooo…

─Dime ─con suavidad le acarició el rostro ─dímelo Yugi.

─Cu-cuando estoy cerca tuyo… siento que me tiemblan los labios ─confesó con las cejas arqueadas ─y-y es como sintiera la necesidad de presionarlos con los tuyos para que eso parara ─se mordió el labio inferior ─cuando te acercas es como sí me sintiera atraído a ti ─ahora fue Yugi quien le acarició el rostro, delicadamente pasó las yemas de sus dedos por el borde de los labios de Yami ─y cuando me besas siento que podría quedarme así contigo toda la vida, siento que podría perderme en ti y estar unidos de una forma diferente, mucho más profunda de lo normal ─no pudo evitar ruborizarse al escuchar como habían sonado sus propias palabras, aunque estas no hubieran tenido ningún otro sentido, Yugi se encogió, casi apegando sus hombros al nivel de sus mejillas ─realmente no sé cómo decirlo más que… ¡te amo! ─totalmente avergonzado, Yugi escondió su rostro en la almohada, al lado del de Yami, justo en su cuello, haciéndolo estremecerse.

Yami cerró los ojos en cuando los de Yugi dejaron de hacer contacto con los suyos, un gran suspiro de alivio escapó de sus labios, su pecho se infló notablemente al volver a respirar como si un peso se le fuera de los hombros, una gran sonrisa como nunca antes se dibujó en su boca ─Yugi ─con fuerza pero sin perder la delicadeza lo apresó contra pecho, sintiendo ambos corazones acelerados latir casi al mismo ritmo ─no te haces una idea… ni una mínima idea de lo que me haces sentir con esas palabras ─ladeó el rostro para besar la mejilla colorada de su novio.

Yugi levantó el rostro lentamente ─déjame sentirlo entonces, mi amado faraón ─con sus dedos Yugi tocó ambos rompecabezas que colgaban hacia el mismo costado, antes de besar a Yami.

La sensación de unión en ese momento fue como una explosión para ambos, se sentían en sintonía completa, sus almas y corazones conectados totalmente a un nivel nuevo, no había rincón alguno oculto del otro; luz y oscuridad entrelazadas en su máxima capacidad.

Se separaron cuando tantas sensaciones les abrumaron más de lo que podían soportar.

─E-eso fue… ─murmuró Yugi impresionado.

─Lo sé Yugi, también lo sentí ─Yami tenía los ojos muy abiertos, igualmente impresionado.

─Yami ¿qué fue todo eso?

─Yoo… ─El faraón desvió el rostro pero ahora Yugi lo obligó a mirarlo, sujetándolo con ambas manos ─Yugi, tenerte a mi lado, aparte de un total prestigio me es como una necesidad, en este juego de lo oscuro, tu luz es lo que me guía para seguir adelante ─Yugi se ruborizó ─aunque no lo sepas, mantienes a rayas la sombras y me ayudas en cada paso.

─Yami ─murmuró apenado, inclinándose a darle un fugaz beso en los labios ─no me des todo el crédito: tú fuerza, tu valor y tu liderazgo nos ha traído hasta aquí ─le recordó dándole un beso en la punta de la nariz.

─Ay, mi amor ─Yugi puso los ojos en blanco, fastidiado con sus mejillas que se coloreaban cada vez que le llamaba así ─ ¿qué haría yo sin ti?

Yugi hizo un puchero ─esa debería ser mi línea.

Yami rodó los ojos ─deberías ser más consciente de tu propia fuerza, aibou ─le miró con los ojos entrecerrados.

Yugi soltó una risilla nerviosa, antes de que se le escapara un bostezo, Yami sonrió ante lo tierno que se veía Yugi pero fue interrumpido por su propio bostezo.

─Creo que deberíamos dormir ─comentó Yugi ─en serio me gustaría irme a nadar más al rato ─dijo con tono infantil, revolviéndose ligeramente.

─ ¿Realmente te gusta nadar, no es así aibou? ─preguntó Yami, en realidad Yugi jamás había ido a nadar desde que se conocieron pero al ver el mar en televisión Yugi le había comentado una que otra vez que adoraba estar en el agua, además recordaba las animadas vueltas que había dado a su alrededor cuando se bajaron de la Tortuga islote.

─Así es ─le sonrió con los ojos cerrados ─ ¡ya verás lo agradable que es! Porque, iras a nadar conmigo ¿cierto Yami? ─lo miró fijamente.

─Si eso quieres, me encantaría ─con cariño le rozó la nariz ─anda, durmamos ─Yugi asintió y se revolvió un poco ─ ¿qué haces? ─pero Yami no le dejó moverse.

─Pues, bajarme a la cama ─dijo lo obvio.

─ ¿Por qué?

─ ¿Cómo que ‘por qué’? Pues para dormir ─le reclamó.

─No, quédate así, me gusta abrazarte ─Yugi se ruborizó de nuevo, provocando la risa de Yami, el menor solo rodó los ojos, acomodándose mejor en el pecho de su novio ─descansa amor.

─Tú también, Yami

-o- (N/A: aquí vendrían los comerciales xD) -o-

La posición del sol delataba la proximidad del mediodía, podrían ser aproximadamente las 11 de la mañana, quizá un poco más temprano. El oleaje era suave y Tristán disfrutaba del mismo, flotandobocarriba no muy lejos de la costa.

En tierra firme, Tea estaba recostaba bocabajo en una asoleadera, tomando el sol, tenía los ojos cerrados, aparentemente dormida. El abuelo sí que estaba dormido en una de las hamacas, uno de sus brazos colgaba del borde de la tela.

En una de las cabañas, Joey estaba tumbado bocabajo entre las sabanas verdes claros de su cama, roncaba y un pequeño hilo de baba bajaba por la comisura de sus labios.

─Mmmma, yo quiero dos porciones de papas…. Y la hamburguesa con queso extra ─murmuraba entre ronquidos.

En otra de las cabañas, un par de tricolores descansaban plácidamente, dulcemente abrazados, Yami mantenía un brazo sobre la espalda de Yugi y el otro en la cama, mientras que el menor se abrazaba a su pareja como si fuera un osito de peluche, de vez en cuando suspiraba de felicidad inconscientemente, en respuesta Yami movía ligeramente su rostro, acariciando el de Yugi mientras sus manos se apretaban y aflojaban alrededor del delicado cuerpecito sobre él. Todo esto sin ninguno de los dos, despertar.

-o-

A mediodía, cuando el sol estuvo en lo más alto del cielo, los parpados de Yami temblaron, revelando que el faraón estaba por despertar, la respiración le aumentó igual que sus latidos mientras sus ojos se abrían. Lo primero que sintió fue suave aroma de leche mesclado con alguna fruta dulce inundar sus pulmones, lo reconoció enseguida, era el perfume más delicioso que había percibido nunca pues era la esencia perteneciente al ser que tanto amaba, era el dulce aroma que emanaba de la piel de Yugi. Una sonrisa se plasmó en sus labios de inmediato, abrió sus ojos para ver al precioso angelito que reposaba sobre su pecho, en ese momento se sintió más pleno que nunca, deseó por un instante que el tiempo se detuviera, poder permanecer con su bello aibou así para siempre, sintiendo la tibieza del delicado cuerpo envolviéndolo, su suave respiración acariciándole la piel y poder admirar sus hermosas sonrisas el tiempo que quisiera.

Yami llevó una mano al cabello de Yugi, acomodó un par de mechones dorados rebeldes que cubrían su rostro ─eres tan hermoso… mi bello ángel de luz ─dijo en un murmullo. Deslizó la punta de sus dedos lo más suave que pudo, como si su piel fuera de porcelana y tuviera miedo de romperlo, por la piel de sus mejillas y el puente de la nariz; se inclinó, moviéndose lo menos posible, para depositar un beso en su frente ─mi amor.

Al minuto o así, los ojos de Yugi empezaron a temblar, movió su rostro para ahogar un bostezo en su “almohada”. Totalmente adorable a ojos de Yami. Se llevó una mano a sus ojos para frotárselos con el dorso de la misma y aclararse la vista.

─Buenos días mi niño ─le saludó Yami.

─Hola Yami ─así, adormilado, Yugi se inclinó hacia el frente para besar los labios del mayor ─ ¿llevas mucho despierto?

Yami parpadeó varias veces ante el repentino beso de su aibou, le encantaba como el pequeño empezaba a soltarse más con sus demostraciones de cariño, si fuera por él se quedaría un par de horas más allí, deleitándose con la dulce boquita y la tierna piel de su adorado pequeño.

─No, en realidad acabo de despertar también Yugi ─le informó con una suave sonrisa, enternecido con los adormilados gestos del menor ─dime ¿cómo te sientes?

─Ya me siento mucho mejor Yami ─le respondió Yugi con una gran sonrisa, moviéndose hacia atrás para arrodillarse en la cama ─dormí como nunca y me siento como nuevo ¿Qué hay de ti? ─pregunto con amabilidad, acercando su rostro al del faraón, mirándole con curiosidad.

Yami, que se había erguido, sentándose entre los almohadones, estiró una mano acariciándole el rostro antes de atraerlo de nuevo hacia su pecho ─fue una siesta muy agradable, aibou. También me siento mejor ─informó acariciando el cabello de su igual.

─Yami ─le llamó con amor, aunque algo apenado, levantando el rostro para ver a los ojos a su novio ─te amo ─alzó un poco la cara dejando sus labios a merced del mayor.

─Aibou ─Y Yami no dudó en apoderarse de ellos, los acarició suavemente con su lengua antes de colarla en su boca, disfrutando de la miel en la misma.

Yugi enredó sus brazos en el cuello de Yami, respondiendo a sus besos con igual pasión, sintiéndose incapaz de apartarse de él, aun si lo quisiera -que no es el caso-. Su cuerpo se movió por sí solo, buscando acoplarse sobre el del faraón, sintiendo como los fuertes brazos del mayor lo envolvían por la cintura y lo apretaban contra su cálido y amplio pecho. Yugi se estremeció, poniéndose a horcajadas de su novio.

Las manos de Yami bajaron lentamente de la cintura a las caderas de Yugi, siguió bajando por sus muslos hasta llegar a las rodillas antes de subir de regreso, esta vez probando a introducir sus manos dentro la playera negra, sintiendo la delicada piel tersa de la cintura y las costillas del menor.

─Yami ─jadeó bajito el menor al sentir las delicadas y gentiles caricias en su piel, separándose apenas de sus labios para obtener algo de aire, sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas y tenía la respiración agitada.

En respuesta Yami se inclinó un poco hacia el frente para continuar un camino de besos por su mejilla hasta su oído, pasando su lengua sensualmente por el borde de la oreja derecha, sintiendo el nuevo estremecimiento de Yugi y los pequeños jadeos que la delicada voz emitía ahogadamente, provocando que le hirviera la sangre.

La boca del faraón bajó por el lóbulo de la oreja de Yugi, entreteniéndose en su cuello, besando la lechosa piel, lamiendo y succionando todo a su paso, retirando con una de sus manos la correa oscura y dejándola en la cama, antes de regresar su mano al interior de la prenda, acariciándole la espalda.

Pequeñas lagrimillas se aglomeraban en las esquinas de los ojos amatistas del menor, quien empezaba a revolverse inquieto sobre el regazo de Yami, se avergonzaba de escuchar los pequeños gemidos que se le escapaban de su boca que mantenía abierta, sin embargo las caricias de Yami le mantenían la piel erizada, muy sensible y un ligero escalofrío permanente que le hormigueaba el vientre bajo.

Una de las manos de Yami, que seguían dentro de la playera del menor, alcanzó a rozar uno de los pezones de Yugi, a la vez que la lengua del mayor recorría el lado derecho del cuello, provocando un sobresalto en su pareja junto a un alto y sensual gemido ─ ¡Yami! ─se arqueó inconscientemente contra el cuerpo del faraón.

─Me bello ángel ─le llamó Yami, regresando a besar sus labios con pasión desmedida, llegando incluso a mordisquearlos con suavidad. A Yugi lo enloquecía la delicada y excitante forma en que su pareja lo acariciaba, los envolvía la pasión sin perder el cuidado en su tacto. Yugi ladeó su cabeza cambiando el ángulo del beso, entrelazando su lengua con la de su yami. En respuesta el faraón sacó las manos de la prenda del menor para tomarlo de los hombros y ponerlo contra la cama, encimándosele con suavidad, apresándolo entre sus brazos y piernas contra el lecho ─te amo, mi niño ─le dio un fugaz beso en los labios.

Yugi lo miró con las cejas arqueadas, cerró el ojo izquierdo cuando Yami le acaricia esa mejilla ─también te amo Yami –le dio una bella sonrisa.

Yami le correspondió la sonrisa bajando la cabeza para juntar ambas frentes, acariciando su nariz con la propia. Yugi suspiró.

─ ¿Qué ocurre, Yugi? ─preguntó de pronto.

A Yugi lo sobresaltó el cuestionamiento tan repentino de su pareja ¿Había descuidado su enlace mental? ¿Había dicho algo en voz alta sin darse cuenta? Miró a los ojos rasgados del faraón, en estos halló que su pregunta se basó simplemente en su lenguaje corporal, se mordió el labio inferior antes de contestar ─ehhh ¿por qué la pregunta? ─trató de evadirse, desviando la mirada.

Los ojos de Yami se entrecerraron, fijos en el rostro de su pareja ─Yugi ─le llamó serio, con algo de reproche ─Dime ¿qué es lo que te preocupa, amor? ─insistió el mayor, tomándole el mentón con una mano para obligarlo a mirarle.

Yugi bajó un poco el rostro, mirándole hacia arriba, pestañeó un par de veces, los ojos se le humedecieron, a Yami le embargo la curiosidad igualmente el pecho se le oprimió ante las lágrimas que empañaron los hermosos ojos violetas de su amado niño.

─Yami… ¿qué pasará… cuando todo esto acabe? ─preguntó con un suave tono lastimero ─ ¿Cuándo regresemos a casa no podré…? ─dejando la pregunta sin terminar llevó una mano a la mejilla de su pareja, refiriéndose al contacto físico, real, con el faraón.

─Mi pequeño ─conmovido, y entendiendo a la perfección las a su hikari, Yami se inclinó para darle un tierno beso ─no llores mi amor ─subió sus labios, limpiando las lágrimas del angelical rostro ─no te atormentes con eso Yugi.

─Pero Yami… ─el mayor lo acalló con un beso.

─Tenías razón, el poder de las sombras en este juego es lo que me da la posibilidad de mantenerme así ─dijo ─nuestro rompecabezas ha estado absorbiendo toda esa energía desde el momento en que ingresamos a este juego… y creo ya saber cómo manejarla.

Yugi se tomó unos segundos para entender las palabras de su pareja ─estás diciendo…

─Creo ─le interrumpió con una sonrisa ladina ─que si ganamos este juego, el poder del que aquel enmascarado nos habló puede ser la pieza clave para poder, así sea unas horas por día, estar así juntos cuando regresemos a casa.

Los ojos de Yugi brillaron, esta vez por una razón diferente a las lágrimas, sus brazos se enrollaron de inmediato en el cuello del mayor y ocultó su rostro en el pecho de su novio, dejando escapar unos ligeros sollozos.

─Olvídate de eso por ahora, mi amor ─le dio unos besos en la frente ─ ¿no querías nadar, Yugi? ─le recordó de la nada, con una sonrisa traviesa.

Los ojos de Yugi se iluminaron ─ ¡Sí, quiero ir al agua! ─le respondió infantilmente, dando unos ligeros brinquitos, provocando las risas de Yami.

-o-

Las mejillas de los tricolores rebozaban del mismo tono rojizo, cálido e intenso, aunque por motivos… ligeramente diferentes.

Yami no había caído en cuenta de un pequeñísimo detalle hasta el momento en que Yugi se lo había recordado… para nadar, tenía que usar un bañador.

Cuando por fin habían tenido la fuerza de voluntad para dejar en paz los labios del otro y levantarse de la cama, Yugi se había dirigido al armario de su pieza para abrirlo, revelando una gran cantidad de trajes de baños, desde la mitad hacia la izquierda eran de una talla más, perfectos para Yugi y Yami.

El menor se entretuvo revisándolos, finalmente escogió uno de color azul rey con bordes blancos y plateados que le llegaba un poco por encima de las rodillas, lo tomó y se metió al baño para cambiarse. Yami lo esperó sentado en la cama, jugueteando con el rompecabezas de su pecho, cuando Yugi salió cambiado no pudo evitar que su mandíbula cayera unos centímetros, a su parecer su niño se veía sumamente lindo y sensual, sobre todos por el ligero sonrojo que cubría sus mejillas, su pálido pecho descubierto lo invitaba a jalarlo a la cama y comérselo a besos… de nuevo.

─Mmm ¿me queda bien? ─pregunta apenado, revolviéndose en su lugar ligeramente con los brazos al frente y de manos entrelazados.

─Pequeño, te vez encantador ─sin contenerse, Yami fue de inmediato a donde su compañero para envolverlo en sus brazos y besar su frente.

─ ¡Yami! ─reclamó avergonzado, llevándose ambas manos a las mejillas, ganándose unas risillas ─ahora te toca a ti ─dijo empujándolo ligeramente por los hombros de forma juguetona.

─ ¿Eh? ─consultó confundido.

─Dime ¿ya escogiste uno que te gustara? ─le preguntó señalando los bañadores.

─Yooo…

─Creo que este te quedaría bien ─tomó uno y se lo pasó ─ ¿por qué no te lo pruebas Yami? ─preguntó con una sonrisa.

Sin más Yami tomó el bañador que Yugi había elegido y este lo empujó suavemente por los hombros hasta el baño para que se cambiara.

Salió con un bañador del mismo color de Yugi, solo que con bordes y detalles en negro y gris. Torció un poco el gesto y se mordió el labio inferior, esto era algo totalmente nuevo para él.

Ahora estaba el motivo de porque Yugi estaba colorado, a Yami el traje de baño le quedaba para mo-rir-se, sobre todo porque su –no demasiado- marcado torso estaba a la vista.

─Wow ─Tea silbó levantándose las gafas de sol al ver a Yami salir de la cabaña que los tricolores compartían, el chico se veía algo avergonzado, cosa que la castaña pasó completamente por alto ─te queda genial ese bañador, Yami ─aduló, simulando coquetería.

─Oigan chicos ¡miren esto! ─Tristán se acercó con una pelota de playa en manos.

─Tristán ¿de dónde salió esa pelota? ─consultó Yugi.

─No creerán la cantidad de cosas que hay allí ─dijo el moreno, señalando las dos estructuras más apartadas, que parecían tiendas.

Los tricolores fueron a ver una de ellas junto a Tristán y Tea, Yugi puso las manos en lo que parecía un mostrador y dio un saltó para alzarse, apoyándose en sus brazos y Yami se asomó a su lado, adentró había varias más pelotas de playa; balones de vóley con mayas y tubos para armar la red; balones de futbol con pequeñas porterías armables; raquetas de tenis y gallitos; cubos, palas y rastrillos para hacer castillos de arena. En fin toda clase de cosas para jugar.

─ ¡Increíble! ─los ojos de Yugi brillaron al ver la cantidad de artículos a su disposición, el sueño de todo niño que va a la playa.

Yami simplemente emitió un leve sonido de sorpresa.

─Oye Yami ¿no vienes conmigo a tomar el sol? ─ofreció la castaña en voz baja, sonriéndole al faraón mientras enganchaba el marco de sus gafas oscuras en el escote de su bikini, pestañeando repetidas veces.

─Emm... ─pensó en algo para declinar amablemente su propuesta pero no le fue necesario.

─ ¡Vamos a jugar chicos! ─gritó Tristán levantando la pelota mientras caminaba hacia el mar.

─ ¡Sí! ¡Vamos al agua Mou hitori no boku! ─le imitó Yugi emocionado, tomando a Yami de la muñeca mientras le sonreía.

─Si ─aceptó regresándole una sonrisa, Yugi echó a correr llevándose a Yami con él, este le dio una rápida mirada a Tea en forma de disculpa antes de seguirle el paso a su compañero.

─ ¿No vienes Tea? ─le preguntó en un grito Tristán luego de lanzarse al agua.

─Paso por ahora ─resopló molesta al haber perdido su oportunidad “si Yugi no fuera tan infantil” pensó para sí con algo de molestia “supongo que eso es lo que lo hace adorable, pero no tiene por qué estar jalando a Yami consigo a todos lados, es como un hermanito menor intenso”

Ajeno a sus pensamientos Yugi se adentró de una a las frescas aguas saladas. Tembló un poco por el cambio de temperatura, como era obvio al principio el agua la sintió muy fría.

─Está algo fría ─comento para sí abrazándose, Yami también tembló un poco pero no dijo nada, simplemente se sumergió un par de veces para que su piel se acostumbrara a la temperatura más rápido. No se alejaron mucho de la costa, a Tristán el agua le llegaba más o menos a la cintura.

─Atento Yugi ─el moreno hizo amago de lanzarle la pelota.

─Espera Tristán, déjame nadar un poco para que se me pase el frio ─pidió el oji-amatista antes de tomar una bocanada de aire y sumergirse.

─ ¿Joey no ha despertado? ─consultó Yami caminando hacia Tristán.

─No, ese Wheeler sigue dormido como un tronco ─dijo con una sonrisa ─ ¿Cómo se sienten ustedes? ─consultó cordial, viendo como Yugi había salido de nuevo a flote a una distancia considerable, unos ocho o nueve metros de donde estaban, tomó más aire y se hundió de nuevo.

─Nos sentimos mejor, ya hemos repuesto energías ─respondió el faraón.

─ ¿Nos hacía falta este descansito, eh? ─dijo con una sonrisa ─ ¡Yugi, no te alejes demasiado! ─gritó de la nada cuando Yugi volvió a salir aún más lejos.

Yami giró a ver a su compañero, parpadeó un par de veces ¿Cómo había recorrido tanto, tan rápido?

─Descuida Tristán ─alcanzaron a oír el grito de Yugi, quien levantó un brazo en alto, obviamente ya no alcanzaba tierra, el agua le llegaba al cuello.

─ ¡Aibou, regresa ya! ─pidió Yami usando sus manos como altavoz, luego se regañó mentalmente, se lo hubiera podido decir por su vínculo.

De inmediato Yugi reemprendió la marcha -o el nado, en este caso- hacia ellos, aunque esta vez no lo hizo bajo el agua, sino empezó a nadar estilo crol.
El pequeño tricolor se detuvo a escasos 5 metros de ellos, tomó aire y se sumergió, a los pocos segundos ya estaba al lado de Yami.

─Aquí ─dijo con una sonrisa, respirando agitadamente.

─Wow, pareces un pez en el agua, amigo ─dijo Tristán, alborotando con una mano los cabellos de Yugi.

─jajaja ─Yugi no pudo evitar unas risas mientras trataba de apartar la mano de Tristán de su cabellera ─ ¿Qué puedo decir? Me gusta nadar.

─Si no me lo dices, ni me entero ─bromeó el moreno ─anda, vamos a jugar ─con su mano presionó el balón, hundiéndolo un poco antes de soltarlo y que este saltara en el aire unos centímetros.

─ ¡Sí! ─Yugi se hizo para atrás unos metros hacia la derecha. Yami le imitó, hacia la izquierda.

─ ¡Ahí va! ─el moreno la levantó con su mano izquierda y la golpeó hacia Yugi con la derecha.

─ ¡La tengo! ─Yugi saltó un poco para alcanzar a golpear la pelota y dirigirla hacia su novio ─ ¡Yami! ─le avisó alegre.

El faraón solo sonrió ante el ánimo de su hikari, parecía un tierno niño, con elegancia  precisión alzó su mano derecha para pararla y luego lanzarla hacia Tristán.

Estuvieron así un rato hasta que…

─ ¡Hey! ¿Se divierten si mi?  ─les gritó Joey desde la orilla, usando un bañador verde con detalles amarillos.

─ ¡Joey, ven a jugar con nosotros! ─le llamó Yugi, saltando y moviendo los brazos.

─ ¡Será mejor que vengan ustedes a ver esto! ─le llamó el rubio.

Los tres chicos en el agua se miraron entre si confundidos y curiosos, Tristán tomó la pelota y nadaron hacia la orilla.

─ ¿Qué es lo que ocurre, Joey? ─consultó Yugi, sacudiendo un poco de agua de su cabello, en respuesta el rubio señaló a la caseta restante, al lado de donde estaban todos los juguetes. De allí estaban saliendo cuatro de los cinco hermanos Kuriboh -faltaba el marrón, el de Yugi- todos tomaron una bandeja en su cabeza y se acercaron a los chicos ─ ¡¿ehhhhh?!

─Creo que… el almuerzo está servido ─comentó el rubio.

Los tricolores se miraron entre sí, los pequeños monstruos de colores  traían bandejas de comida típica de playa (N/A: arroz de coco, pescado frito, patacón https://c1.staticflickr.com/9/8230/8437933929_a9e7b81280_b.jpg ) dejaron las cuatro en la mesa y luego los Kuriboh blanco y azul fueron por otras dos, las cuales entregaron a los tricolores mientras los otros dos traían vasos de limonada.

─Ahh ehhh… muchas gracias ─atinó a decir Yugi.

Los cuatro pequeños solo ronronearon contentos antes de desaparecer.

─A eso le llamó yo un buen servicio ─dijo el abuelo, que había despertado hace ya un rato.

─Bueno, a caballo regalado no se le mira colmillo ¡a comer! ─dijo Joey.

Los demás se miraron entre sí antes de decidirse a comer.

─Ay que decir que esta bueno ─comentó Tea.

─Así es  ─secundó Yugi ─ten cuidado con las espinas ─le dijo con ternura a su par.

Este asintió antes de llevarse un bocado de pescado a la boca, masticando con cuidado.

-o-

Pasaban ya de las dos de la tarde, Yugi estaba sentado en la arena con Joey y Tristán haciendo un gran castillo, Yami los observaba mientras tomaba el sol tendido en una asoleadera con una sonrisa y las manos tras la nuca.

Tea al final había decidido tomar una siesta en una de las hamacas y el abuelo había ido a caminar un poco por la orilla de la playa.

Cuando los tres chicos dieron por terminado su trabajo dieron un par de pasos hacia atrás para admirarlo, el castillo era alto, alrededor de un metro, Joey había hecho tres torres grandes, Yugi había hecho un pozo al frente y un puentecillo que lo atravesaba, Tristán había hecho una mini-muralla alrededor. Con una ramita en manos Yugi se acercó y dibujo el ojo de su rompecabezas en la punta de la torre del centro, sonrió.

─Nos quedó fabuloso, me gustaría tener una cámara ─dijo el rubio.

─ ¡Sí! ─apoyó el moreno ─oigan ¿no quieren ver que hay en la otra caseta?

─Sí ¿por qué no? ─afirmó Joey, Yugi asintió ─Hey Yami ¿no vienes, viejo?

Yami los miró, bastó un cruce de miradas entre los tricolores para que se levantara y fuera hacia ellos.

─ ¿Creen que haya más comida? ─consultó el rubio.

─Joey ¿Cómo puedes tener hambre? Almorzamos hace nada ─dijo Yugi entre risas.

─ ¡Oye! Un postre nunca viene mal ─Yugi admitió para sí, que un helado o trozo de pastel no le molestaría… sobre todo si era de chocolate. Yami sonrió al captar ese pensamiento.

─aaaa ver que tal ─Joey levantó una cubierta de aluminio que cerraba la entrada del tenderete  ─aaaaamigo, creo que nos llevamos la lotería ─dijo asombrado.

─ ¿Qué hay? ─consultó el faraón acercándose.

─ ¡Fabuloso! ─dijo Yugi asombrado. Su grito despertó a Tea, la castaña se desperezó y fue con ellos.

Dentro había tres motos acuáticas, varias tablas de surf, colchonetas inflables, una bomba de aire, equipo de buceo, cañas de pescar y varios tipos de flotadores. Yami parpadeó un par de veces ante las cosas tan extrañas para él.

─ ¡Esto va a ser divertido! ─exclamó Joey, la castaña se mostró preocupada.

─ ¿Qué será eso? ─a Yugi le pareció ver algo brillante, se inclinó más para tratar de alcanzarlo con su mano ─ahhhh─  su cuerpo se balanceó sobre el mostrador de la caseta y casi se va hacia adelante, si no fuera porque Yami alcanzó a sostenerlo de las caderas a tiempo ─gracias ─dijo en un suspiro, Yami lo regresó en pie sobre la arena, Yugi abrió su palma, había alcanzado lo que vio ─creo que son las llaves de las motos acuáticas ─enseñó los tres pequeños juegos de llaves plateadas que tenía en mano ─Pero ¿Cómo vamos a sacarlas de allí?

─ ¡Déjanoslo a nosotros! ─dijeron Joey y Tristán.

Mientras Yugi le explicaba a Yami todo sobre los ‘extraños objetos’ que acababan de ver Joey y Tristán sacaron las tres motos por una puerta trasera -vete tú a saber cómo- y los arrastraron por la arena hasta la orilla. También sacaron unas tablas de surf.

─ ¿alguien sabe manejar estos bebes? ─consultó Joey dándole una par de palmadas a una de las motos, eran plateadas las tres una con líneas y detalles en azul, otra en verde y la otra con amarillo. Tea negó, Tristán asintió igual que Yugi ─ ¿en serio? ─preguntó algo incrédulo al tricolor.

El tricolor asintió ─me enseñaron hace algunos años, a diferencia de otros vehículos no se necesita de cierta edad para manejar estas* ─informó el tricolor ─también aprendí a surfear.

─Vaya cajita de sorpresas, Yugi ─le sonrió Joey ─ ¿vamos?

Yugi asintió emocionado ─ ¿quieres venir conmigo Yami? ─propuso.

Yami se lo pensó un poco pero finalmente asintió, su compañero se veía emocionado. Los tres chicos se subieron en las motos, Tea se subió tras Joey con desconfianza y Yami se subió tras Yugi; encendieron los vehículos, a Yami le dio un sobresaltó cuando Yugi avanzó provocando que se aferrara a la cintura del menor quien soltó una risilla, avergonzando a su novio.

─ ¿Todo en orden, Yami? ─preguntó divertido.

Yami le miró entrecerrando los ojos ─perfectamente, aibou ─sin cortase ni un poco Yami deslizó sus dedos por el vientre descubierto de Yugi, luego enterró su rostro en el cuello de su pareja, besando y mordisqueando la suave piel.

─ ¡Yami! ─intentó regañarlo, pero no pude evitar un jadeo.

─ ¿Qué pasa amor? ─siguió acariciando el abdomen del menor, haciendo círculos en su ombligo, introduciendo ligeramente el dedo medio en el mismo.

─ ¡Para! ─intentó detenerlo en un jadeo ─Yami, para ─hizo un puchero ─más bien préstame atención y te enseño a manejar la moto acuática.

─Como quieras, hikari ─Yami regresó sus manos a los costados del menor.

Yugi suspiró para calmarse ─vale, pon tus manos donde las mías ─Yami hizo caso llevando sus manos a los manubrios de la moto ─de esta forma aceleras, hay que hacerlo con cuidado para que no tome demasiada velocidad ─instruyó ─así se frena, no debes frenar de golpe o será muy brusco y…

Así pasaron el rato, Tristán y Joey hacían competencias con las motos, Yami aprendió muy rápido como manejarla, Tea se había bajado de la moto del rubio para empezar a surfear con una tabla fucsia que tenía estampada una flor de cerezo azul eléctrico. Cuando Yugi estuvo seguro de que Yami podría arreglárselas solo en la moto también bajó y empezó a surfear, su tabla era de color blanco con detalles negros y azules. Yami miraba admirado y orgulloso la facilidad con la que Yugi se sostenía en las olas que se formaban mar adentro.

─Yugi lo hace genial ¿no creen? ─dijo Tristán. 

─Si, me sorprende ─concordó Joey.

Sintiéndose ignorada Tea ‘retó’ a Yugi a una ‘competencia amistosa’ buscando lucirse, el tricolor aceptó confiado. Usando las motos, los chicos crearon una gran ola para ellos, Tea y Yugi la montaron sin mayor dificultad.

Tea empezó a hacer una serie de piruetas sobre la tabla, Yugi por su lado se inclinaba o torcía haciendo girar la propia con asombrosa facilidad.

─Estupendo chicos ─aduló Joey a ambos ─lo hacen genial.

─Muy bien, Yugi ─contagiado de la emoción Yami alentó a su compañero en voz alta.

Molesta por eso -cofcof celosa cofcof- Tea intentó hacer una pirueta más atrevida, quiso pararse de manos en la tabla, sin embargo perdió el equilibrio y calló al agua ─ahhhhh.

─ ¡Tea! ─Yugi montó la ola hasta la cima y se rezagó para esperar a que la chica saliera a la superficie.

La chica salió ilesa… aunque con el cabello ligeramente revuelto.

─ ¿Estas bien Tea? ─preguntó Joey acercando al moto para que la chica subiera.

─Sí, claro, no fue nada ─dijo ella.

─Estuviste muy bien, aibou ─dijo Yami ayudando a Yugi a subir delante suyo en la moto -a decir verdad prefería poder ‘sostenerse’ a su delicada cintura y recostarse a su espalda ─fue genial.

─Gracias Yami, fue divertido ─le sonrió feliz.

-o-

Pasaron el resto de la tarde probando suerte con las cañas de pescar y haciendo un poco de submarinismo con el equipo de bucea, se divirtieron mucho todos, incluso por un buen rato se olvidaron de la complicada situación por la que realmente pasaban.

Cuando el cielo empezó a teñirse de naranja y rojo, y la brisa comenzó a enfriar decidieron darse un baño y ponerse sus ropas habituales. Yami como buen caballero espero afuera a que Yugi se bañara tranquilamente y se cambiara antes de entrar a asearse él mismo.

-o-  

Todos estaban reunidos alrededor de la fogata, comiendo pescado asado que habían pescado con las cañas un rato antes, ya todos vestidos.

─Creo que ha esto sí que se le puede llamar vacaciones ─dijo Joey ─ha sido un día fantástico.

─Tienes razón colega ─concordó Tristán, pasándole un brazo por los hombros.

─Bueno, yo ya me retiro ─ya después de un rato el abuelo se levantó para irse a la cama ─que tengan buenas noches.

─Descansa abuelito.

Tea se estiró ─yo también iré a dormir ─hasta mañana chicos.

─buenas noches Tea ─le respondieron los cuatro.

Los muchachos se quedaron un rato más conversando, finalmente Joey y Tristán también se despidieron, recomendándoles a los tricolores que también fueran a dormir.

─ ¿Tu que dices aibou? ─Yugi le sonrió y le dio un beso en la mejilla, luego se levantó.

Yami sonrió, echó algo de arena a la fogata para que se apagara, aun así la luna llena se alzaba en el cielo y la noche estaba bastante clara, Yugi estaba a unos pocos pasos del agua, mirando al infinito.

─Yami… ─le llamó tímidamente, el faraón se posicionó a su lado de inmediato ─ ¿te gustaría dar un paseo conmigo… a la orilla de la playa? ─propuso algo ruborizado.

Yami ladeó el rostro ─claro aibou, vamos ─le ofreció una sonrisa.

El rostro de Yugi se iluminó, con una gran sonrisa tomó la muñeca de Yami y tiró hacia la derecha para que empezaran a caminar, a los pocos pasos se decidió a entrelazar sus dedos con los de su novio.

Yami bajó la mirada para ver sus manos unidas, luego miró el rostro de Yugi que estaba algo ruborizado, sonrió por la ternura que proyectaba su niño, afianzó más el agarré y se acercó más a su cuerpo, caminando al mismo ritmo.

Siguieron así unos minutos, disfrutando del cómodo silencio, a veces Yugi se detenía e inclinaba para ver unas estrellas de mar o caparazones que quedaban al bajar la marea, todo sin soltar la mano de su pareja. Así llegaron a una zona donde había grandes rocas y algunos troncos caídos, decidieron parar.

Yami se sentó en una roca liza y atrajo a Yugi a su lado, este se recostó en su hombro.

─Alguna parte de mi quisiera que este día no terminara ─le comentó de pronto el menor ─ha sido un día maravilloso, personalmente me he divertido mucho, estar así con mis amigos y sobre todo contigo… no tiene igual ─sonrió cerrando los ojos.

─He llegado a pensar lo mismo Yugi ─le reveló el faraón ─no sabes cuánto disfruto compartiendo todo esto contigo, mi hikari ─le habló en voz baja.

─También… eh de decir que tengo miedo ─Yami lo miró ─de lo que pueda pasar si avanzamos en las pruebas ─se acurrucó en el pecho del mayor.

─Es normal sentir miedo al futuro y a lo desconocido Yugi ─le consoló Yami, apresándolo entre sus brazos ─pero es necesario enfrentar los miedos para crecer como persona ─filosofó ─además, recuerda que no estás solo, estamos con el abuelo y nuestros amigos, y yo siempre estoy a tu lado, pequeño ─le dio un beso en la frente.

Yugi asintió ─Lo sé, estando contigo puedo sentirme verdaderamente seguro sin importar la situación.

─Me halagas aibou ─le dijo acariciándole el rostro ─si tú estás conmigo puedo enfrentar cualquier reto por más duro que parezca.

Somos un equipo ─dijeron a la vez antes de sellar sus palabras con un dulce beso.

Sin parar de besarse Yami recostó a Yugi en la roca y empezó a acariciar su rostro y cuello, delicadamente bajó por su pecho y abdomen hasta llegar a sus muslos, bajó todo lo que el largo de su brazo le permitió y luego subió de regreso, repitiendo el recorrido un par de veces; mientras Yugi acariciaba su espalda por sobre la tela de la playera negra, sus mejillas estaban coloradas pero no se sentía para nada incomodo… aun así…

─Cre-creo que deberíamos regresar, antes de que se haga más tarde ─dijo entre jadeos cuando Yami por fin soltó sus labios para bajar por su mentón hasta su cuello.

El faraón subió el rostro para verlo a los ojos, acarició su mejilla y asintió, no había rastro de molestia en su mirada lo cual tranquilizó a Yugi. Yami se levantó y le ofreció una mano a su compañero quien la tomó de inmediato y se dispusieron a regresar. Durante el trayecto Yami pasó su brazo izquierdo alrededor de la cintura de Yugi a modo de abrazo, obligando al chico a imitar el gesto para que su brazo derecho no estorbara ni quedará colgando, el menor ladeo la cabeza recostándola en el hombro de su par.

Cuando regresaron a la zona de las cabañas Yugi se sentó en una de las hamacas.

─ ¿No quieres entrar?

─ ¿Podemos quedarnos aquí un ratito más? ─preguntó con voz suave ─La brisa esta agradable.

Yami asintió, no podía decirle que no a los caprichos de su pequeño, fue a sentarse a su lado, de inmediato Yugi se le encimó y comenzó a besarlo; de algún modo terminaron con Yami tumbado de espaldas en la hamaca con Yugi sobre él besándole y acariciándole el pecho y los brazos… no que les importara demasiado.

A los pocos minutos habían cambiado de posición, ambos estaban de perfil, Yugi tenía la playera enrollaba hasta arriba y la boca de Yami sobre uno de sus pezones mientras el otro era atendido por la mano derecha del mismo y la izquierda estaba entretenida en el ombligo de Yugi, haciendo círculos y entrando ligeramente.

Apenas fueron conscientes de que se acercaban unas pisadas, Yugi se acomodó la ropa y ambos se separaron un poco, el menor se puso bocabajo para ocultar el sospechoso sonrojo en sus mejillas mientras Yami flexiono una pierna.

─ ¿chicos? ─fue Tea quien se asomó con el borde de la hamaca.

─Ahh Tea ─habló Yami, parecía que Yugi fingía dormir ─no te escuché llegar ¿Qué haces despierta? ─disimulo el tricolor, levantando ligeramente el torso.

─ah, es que me arden un poco los hombros ─dijo ella, algo somnolienta ─y quise venir a sentir algo de brisa fría, pero ¿qué hacen ustedes aquí? Deberían estar durmiendo ─regañó ella.

─Ohh, Yugi quiso quedarse un poco más, creo que se quedó dormido ─miró hacia su compañero.

─Deberíamos llevarlo adentro, podría pillar un resfriado, hace frio ─Yami frunció el ceño, la chica tenía razón, la temperatura había descendido un poco pero con el calor de sus cuerpo ni lo había notado, no quería que Yugi se enfermara.

─Es cierto ─con cuidado se bajó de la hamaca ─yo lo llevaré, tú también deberías entrar Tea ─le aconsejó mientras tomaba a Yugi en brazos.

Tea quiso detenerlo, decirle algo quizás, pero algo la frenó, se quedó con una mano estirada viendo la espalda de Yami quien fue hacia su cabaña y entró cerrando la puerta tras de sí con su pie.

─Parece no importarle nada más que Yugi… ¿qué se traen esos dos? ─se cuestionó la castaña mirando al mar mientras la brisa movía su cabellera.

-o- En algún lugar que desconocemos xD

─Los retos aumentan en dificultad ─murmuró para si el ya conocido enmascarado ─pero parece que el faraón tiene un motivo para luchar y seguir adelante… ¿será suficientemente fuerte?

Bonus Extra.

Ya dentro de la cabaña Yami se retiró los zapatos y tendió a Yugi en el centro de la gran cama, luego se puso encima de él ─ ¿en serio te dormiste? ─preguntó con algo de burla, rozando sus narices.

─Sabes que no ─le respondió el menor abriendo sus ojos, a patadas se retiró los zapatos que cayeron al piso ─abrázame Yami ─pidió ─me gusta estar entre tus brazos.

─Lo que tú me pidas, aibou ─Yami se puso de lado y atrajo a Yugi hacia sí, cubriéndolo con un brazo ─te amo ─le susurró cerca de su boca.

─Te amo Yami ─respondió el menor, empezando el beso.

Sus lenguas jugaron entre sí, saliendo a veces de sus bocas para acariciar los labios del contrario, sus cabezas se movían cambiando el ángulo del de beso y los labios húmedos y sensibles se rozaban constantemente. Sus manos bailaban por el cuerpo del contrario, acariciando por aquí y por allá con suaves toques y delicadas caricias, la fría brisa marina del exterior no hallaba lugar en el cálido escenario dentro de esa cabaña, pequeños gemidos, suaves jadeos eran la armonía de la noche.

Yami estaba sin camisa ya, Yugi besaba sus hombros y cuello mientras el mayor le acariciaba los muslos, rozando levemente, de a veces, el redondo y bien formado trasero del menor, provocando que los jadeos de Yugi empezaran a convertirse en débiles y apenados gemidos.

Yugi arrastró su lengua por el lado derecho del cuello del faraón, sintiendo el ligero sabor salado que aún quedaba en su piel, Yami gimió sin poder contenerse, apresando más al menor entre sus brazos. Yugi levantó el rostro y volvió a besarlo.

─Creo que… ya es muy tarde y deberíamos dormir compañero ─dijo Yami haciendo gala de toda su fuerza de voluntad.

Yugi le miró curioso ─ ¿hice algo mal? ─preguntó apenado.

─No es eso pequeño… solo, no creo que sea el momento.

─ ¿Estás seguro? ─consultó Yugi con una ceja arqueda, sentándose a horcajadas en su regazo, directamente sobre la pelvis de Yami, sintiendo el bulto que allí se formaba.

El asintió ─No hay necesidad de apresurar las cosas ─le dedicó una sonrisa ─además, no queremos que nos escuchen ¿cierto?

Yugi se ruborizó, ni siquiera de había parado a pensarlo… ¡qué diría su abuelo si los escucharan en… plena faena! Se bajó del cuerpo de su novio y se acurrucó en su costado, buscando le calor de su cuerpo ─no te pongas la camisa ─pidió en un murmullo, enterrando su nariz en el pecho del faraón sintiendo el aroma de su piel, vino y brisa marina, todo un afrodisiaco a sus sentidos.

Yami simplemente sonrió, envolviendo al menor entre sus brazos…                                         

… Continuará xD

Notas finales:

Bien, este es el capítulo más largo hasta ahora, pero quería meter todas las escenas que se me ocurrieron, y una vez empecé ya no pude para ;) =P

*Ni idea de si es verdad lo que dijo Yugi… pero hagamos de cuenta de que sí xDDDDD

¿Qué les pareció lo del almuerzo con los kuriboh’s? ¿Me quedó muy forzado? n.nUu
¿Y los momentos puzzleshipping?

Muchas me estaban diciendo ya ¡Dales un descanso, en la serie a los pobres no les dan tiempo ni para pestañear! También ¡queremos salseo puzzle! (no con esas palabras pero básicamente xD) Bueno, yo voy un paso adelante y les regalo este sensual cap original =)

Con el capítulo pasado y este, me arrepiento enormemente de no haber escuchado mis primeros impulsos y haber hecho este fic con puppyshipping (el cap pasado me dio mil y una ideas) y también tendershipping (¿se imaginan a Ryou y Bakura aquí en la misma situación que Yugi y Yami? ¡¿se imaginan a Bakura y Yami luchando en un mismo equipo?! O.o) En el fututo algún día voltearé a ver este fic y lo re-escribire (en uno nuevo) añadiendo esas dos parejas… lo sé, algún día...... Quiza en un año o dos =3
Aunque por otro lado me está ayudando mucho a manejar mejor el puzzleshipping =)

Si no te habías visto esta temporada mi adaptación y yo te obligaremos x3
Espero de verdad que os guste chicos. si quieres que suba los caps más rápido ¿Qué tal un comentario?

Bueno, sin más que decir nos vemos en la siguiente actualización 

Aquí estoy porque eh venido
porque eh venido aquí estoy
y si no le gusta mi canto
como eh venido. Me voy!

Nos leemos!!!!!

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