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Para Hiroki, mi pequeño amor platónico por Himiko Hirisashi

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Notas del capitulo:

Perdonen el casi año de atraso!!  Sip resurgí de las cenizas!! O.o

 u.u pero aquí regreso con más Hirohiko, en superación de mi creciente depresión que les contaré más adelante (en mis monólogos de autora en pie de notas) xD pero si están aquí en un capítulo de una pareja tan random de un fic que hacía mucho no se actualizaba es de verdad una alegría grandísima para mí que estén por aquí :’)

Ando depre u.u pero lo que sí me tiene feliz es este cap y volver a poner a nuestro amado Hirohiko en aprietos!!! Kyaaa!!! En fin espero que les guste y nos leemos al final.

Ya de por sí está bastante grande el cap y mis notas así que aquí va el súper resumen!!! (que por cierto lo sacaré de mi mente porque yo tampoco me regresé para ver de que eran los caps anteriores xD)  Bien: salen de viaje, llegan a Egipto, van al hotel de Almmahamed quien les presenta al guía Abdullah, cenan con Takano y Ritsu n.n,   van a las pirámides egipcias, ven un cuadro de Nefertari, visitan la ciudad de El Cairo, Hiroki gana un concurso, lo disfrazan de la reina, toman el tren para ir a Luxor, Almmahamed piensa violárselo en el valle de los Reyes, en Luxor van a una ciudad donde ningun extranjero puede entrar pero como la diosa Hiroki reencarnó (?), le cuentan que va a visitar su tumba… el super lemon y yap!!! xD

Oki ahora si nos leemos al final :3

Hiroki acomodó su cabeza sobre el pecho blanco de Akihiko quien lo tenía abrazado ligeramente fuerte.  El silencio reinaba en la habitación mientras el moreno se mantenía escuchando el calmado palpitar, lento y acompasado del corazón del peliplata que le hacían querer volver a dormir, pero sabía que una vez despierto ya no podía dormir de nuevo por lo que solo se acercó más a su novio y cerró los ojos escuchando los latidos cada vez más fuertes.

—¿Eh…— abrió sus ojos chocolate al percatarse que aquel sonido que había sido suave y lento ahora era fuerte y molesto volteando a ver inmediatamente a la puerta y abriendo de sobre manera sus achocolatados ojos. —Tch— ahora recordaba donde estaba… como Nefertari en una cama prestada, en un supuesto templo, de un pueblo perdido en el tiempo que se encontraba a un kilómetro de la civilización. Suspiró, mientras no fuera de nuevo el séquito de la reina para ir a otro baño, todo estaría bien, creía.

Se levantó; o al menos eso intentó, cuando los brazos de Akihiko lo aprisionaron más fuerte por inercia. “Bakahiko” pensó mientras hacía un poco más de esfuerzo en soltarse del agarre en que lo tenía el otro, se removió un poco más y comenzó a recordar lo que tenía que hacer para zafarse de Akihiko y que funcionaba cuando era pequeño y lo aprisionaba contra la cama; así que se acercó más a Akihiko y suavemente paso una pierna derecha por el costado del peliblanco y su brazo derecho lo posicionó de igual forma a la par tratando de quedar sobre él sin hacer opresión en su cuerpo, así poco a poco Akihiko frente a la gravedad bajó sus brazos y dejó de sujetar a Hiroki quien se encontraba encima suyo logrando levantarse sin problemas.  Suspiró aliviado, algunas pequeñas mañas definitivamente no se iban a pesar del tiempo.

 El fuerte toquido lo sacó de sus cavilaciones e inmediatamente se bajó de encima de su prometido para buscar algo con lo cual cubrirse. Agarró el vestido que le habían dado, el cual ahora no tenía ni pies ni cabeza, y en cambio lo único que Hiroki lograba divisar era un montón de tela sin forma por lo que sin pensarlo agarró el faldón que le habían dado a Usami y se cubrió con él mientras abría la puerta solamente para asomar su cabeza.

—Hiroki-sama, sabah el Jer— mencionó amablemente su guía Abdullah y Hiroki le devolvió la sonrisa entendiendo que había dicho buenos días.

—Sabah el jer Abdulah, Hiroki jar bijair— respondió de igual forma acotándole que solamente decir su nombre estaba bien, en cierta forma el formalismo le hacía sentirse como catedrático en Japón y lo que menos quería era pensar en todas las responsabilidades que tendría como Rector al llegar de regreso.

—Hiroki jiey— el guía inclinó la cabeza aceptando el ofrecimiento de Hiroki al llamarlo solo por su nombre —Mga eksibit kan mga artifak hale sa saiyang lubongan— y Hiroki se ruborizó levemente al no haber entendido palabra alguna de lo que acaba de pronunciar su guía.

—Ána essefén, batkálim shúuaia bass— respondió quedito Hiroki viendo como Abdullah lo miraba con cierto deje de ternura que el moreno no notó.

—No tiene por qué disculparse, como usted dice, tal vez sepa poco el idioma pero lo habla muy bien— respondió el guía al haber escuchado las palabras de Hiroki “perdón, solo hablo un poco” fue lo que el moreno le había respondido al final con su tímida voz y un sonrojo evidente que  hizo al árabe desviar la mirada del moreno que tenía enfrente y que por lo poco que podía ver se notaba no cargaba ropa alguna.

—Etto, gracias; perdón por no entender del todo la frase que me dijo, solo capté que tenía que ver con el desayuno ¿no?— respondió Hiroki aún bajito, frunciendo un poco el ceño y tratando de no sonrojarse por ser inútil al tratar de llevar una pequeña conversación en árabe la cual había fallado por no entender casi nada de lo que había dicho su guía; tal vez, la próxima vez que fueran a Egipto aprendería mejor aquel complicado idioma.

—Efectivamente, le comenté que el desayuno está listo para los invitados; en media hora los estarán esperando—

—De acuerdo— respondió Hiroki ya más cómodo en su idioma mientras miraba a Abdullah hacerle una reverencia y dar la vuelta, dudar y luego voltearlo a ver.

—Se me olvidaba comentarle Hiroki-sa… digo Hiroki, en unos minutos vendrá la servidumbre de los faraones a entregarles ropa para ustedes, no se preocupen por la ropa con la que vinieron, yo me encargué de tenerla para cuando nos vayamos hoy.

—Domo arigatou— (muchas gracias) respondió Hiroki dándose cuenta que lo único que lo cubría era la tela del faldón de Akihiko y dentro de esa habitación solo quedaba el vestido transparente que le habían dado; sí, en verdad necesitaban ropa. Por otro lado el guía apenas dio la vuelta tomó el celular para llamar a su jefe, y anunciarle que si las cosas salían como esperaba a las cuatro de la tarde estarían en el lugar esperado.

—¿Con quién hablabas?— y pronto la puerta se vio súbitamente cerrada mientras su cuerpo se ceñía a ella y Akihiko lo volteaba inmediatamente para robarle un beso.

—Aki…— apenas había abierto su boca para pronunciar aquel nombre, Akihiko aprovechó la oportunidad para profundizar aquel beso y pasar suavemente su lengua por el paladar ajeno sacándole un pequeño quejido contenido a su pareja lo que no pudo evitar que expandiera su sonrisa alejándose para ver al moreno sonrojado; ésa era una de las expresiones favoritas de Akihiko y ese puchero tan adorable de pequeño y ahora de adulto siempre lograban sacarle una gran satisfacción.

—Solo yo te puedo ver así—

—Sólo saqué la cabe… agh!— Hiroki abrió sus ojos cafés con asombro para después cerrarlos fuertemente al sentir la mano de Akihiko presionar su miembro sobre el faldón, acariciándolo suavemente aunque con la misma firmeza.  Tragó en seco e instintivamente agarró la mano del ojivioleta para detenerlo.

—Pero esto si… lo vio— comentó clavando su mirada en la clavícula de Hiroki, se relamió los labios mientras pronunciaba aquella frase y sin pensar en la aprobación del moreno pasó su lengua por la clavícula de su novio, mordiéndola un poco más rudo que lo usual mientras, y sin que su prometido viera, fruncía el ceño al saber que otro hombre lo había mirado, aunque fuera solo un poco…

—¡Ba-ka! Pa-ra, el de..de-sa… yuno está…— intentó hablar entre jadeos por el esfuerzo de quitarse a Usami de encima, no es que no quisiera estar con él pero la sola idea de no estar en su casa y en cambio estar en un cuarto casi del tamaño de una cancha de básquet y con gente esperándolo afuera no le daba una sensación de comodidad en lo absoluto.

—Lo sé, lo estoy viendo— se sonrió para sí Akihiko mientras su mano se encargaba de despertar el ahora ya no tan flácido miembro del castaño.

—Yo… Aki- deten…— Sus piernas se fueron debilitando poco a poco lo que hizo que Akihiko lo tomara por la cintura con una mano y con la otra Akihiko le retiró el faldón con el cual vanamente Hiroki había tratado de taparse para luego tocar con descaro el miembro del moreno.

—Crees que no lo vi… te sonrojaste— articuló el peliplata al momento en que sintió a Hiroki tensarse con el contacto de su mano fría con la piel caliente del moreno.

—¿Eh? ¡Agh!— cerró los ojos instantáneamente al sentir el apretón de aquella mano fría sobre su miembro. —¡Ba-basta!—

—El idiota del guía, te sonrojaste con él— aseguró el ojivioleta quien lo había visto desde la cama.  La verdad sabía que era un poco absurdo su actuar, más como un niño pequeño y mimado por reclamar aquella expresión aún sabiendo a plenitud los sentimientos de Hiroki pero frente a ese sonrojo y esas clavículas marcadas era imposible resistirse, que le llamaran paranoico por creer que medio mundo quiere devorarse a Hiroki, le valía mierda, porque tenía el presentimiento de que así era.

El toquido de la puerta hizo que Hiroki inmediatamente tapara su boca y Akihiko frunciera el ceño,  atrapó la ahora más pronunciada erección de Hiroki y volteó a ver a la puerta.

—Dare— (quién?) preguntó con su voz profunda.

—Abdullah, Akihiko-sama, traje la ropa para que se cambien— Akihiko sonrió maliciosamente y Hiroki por un momento se asustó de aquella mirada violácea que no le traía buen augurio y menos cuando vio que Akihiko abría la puerta que estaba a la par suya y se colocaba frente a ella de manera en que el guía no pudiera verlo ni a él ni a la mano que seguía moviéndose más rápidamente sobre su miembro.  Su sonrojo fue evidente al notar las intenciones del peligris que lo miro por última vez de reojo con una pequeña sonrisa de lado y luego volteó la cara para poner toda su atención en el árabe.

—Le traje esto es cortesía de los reyes para que se vistan—

—Hm gracias, ¿algo más?— trató de sonar lo más amigable posible mientras su mano izquierda bajaba por la prolongada extensión del moreno quien en vano intentaba quitar la mano del peligris y con la otra mano cubría su boca evitando que cualquier sonido escapase de sus labios.

—Solamente avisarle que después del desayuno, haremos una caminata por las calles principales del pueblo, luego nos dirigiremos a la tumba de la diosa y después nos iremos de allí para ir al Rio Nilo y ver los últimos templos que nos faltaron…—

—¿De acuerdo, y cuanto tiempo cree que nos podríamos llevar?—

—Eso depende…— y Hiroki sentía como los largos dedos de Akihiko bajaban a la base para concentrarse en sus testículos y masajearlos suavemente lo cual le erizaba la piel por completo y fruncía el ceño al saber que lo que sea que estuviera hablando Akihiko ya había tardado mucho, ¡sólo era ropa!, pero las claras intenciones del peligris eran otras y eso incluía el no soltarlo y el no dejar de hablar.  Cerró sus ojos y sin darse cuenta levemente sus caderas comenzaron a moverse para adecuarse al ritmo de las caricias que Akihiko hacía nuevamente sobre su miembro.

—Le agradezco mucho Ab-lo que sea, y para la próxima le prohíbo hablar a solas nuevamente con Hiroki— dejó su sonrisa a un lado para regalarle una mirada fría que provocó en el otro cierto deje de temor, pensando quizás en la posibilidad de que hubiese escuchado la conversación que tuvo con Almahamed sobre Hiroki pero pronto borró esa idea de la mente para concentrarse en el hombre enojado frente suya.

—Por supuesto, como Usami-sama desee, después de todo mi trabajo es hacer que se sientan lo más cómodos posibles y si mi actitud fue molesta, le pido me perdone.— Abdullah bajó inmediatamente la cabeza en señal de disculpa y la mano de Akihiko que masturbaba a Hiroki se detuvo haciendo que el moreno cayera al suelo agitado.

—Hm, de… acuerdo— susurró el peliplateado un poco bajo al ver la expresión seria y monótona del árabe, frunció el ceño ligeramente  y dio un portazo en la puerta.  De pronto un pequeño jadeo lo hizo desviar la mirada de la puerta para enfocarse en el moreno que respiraba agitadamente y quien al voltear a verlo inmediatamente intentó cubrirse con ambas manos.

—¿Quieres que termine lo que empecé?— preguntó dibujando una pequeña sonrisa ladina en su rostro

—¡¿Eh?! ¡No! Yo no… ehh— Hiroki cerró sus ojos con fuerza, el idiota de su prometido lo miraba fijamente sabiendo el estado en el que se encontraba.

—¿Ah ,no?  Bien, me quedaré aquí viendo cómo te deshaces de esa erección— Hiroki abrió sus achocolatados ojos para voltear a ver a aquella sonrisa seductora del ojivioleta que ahora le sonreía encantadoramente y se inclinaba colocando su codo en su pierna y apoyando su barbilla en su mano mientras dirigía su mirada al falo del moreno —adelante—

Hiroki inmediatamente se ruborizo ante la petición del peligris, definitivamente no iba a hacer eso y mucho menos que alguien lo viera a hacer eso y muchísimo menos si se trataba de él, —Yo…— cerró un ojo por inercia, ya había pasado demasiado tiempo y de verdad le dolía mucho; suspiró, de las opciones que su amor platónico le daba escogería la más racional, o en este caso, la menos vergonzosa —Yo… tú lo hiciste… tú quítamelo— susurró lo último en voz baja y los ojos afilados de Akihiko se dirigieron a las manos canela que intentaban cubrirlo, con cuidado las quitó y posó su fría mano de nuevo en el miembro del moreno que dio un respingo ante el tacto ajeno.

Suavemente volvió a comenzar con las caricias lentas que iban de arriba hacia abajo de toda la larga extensión del moreno quien desviaba la mirada.  El silencio era total en donde solo podía escucharse el respirar de ambos, pero Hiroki por su parte podía escuchar perfectamente los latidos acelerados de su corazón mientras con el dorso de su mano cubría su boca, de pronto sintió ambas manos frías del ojivioleta posarse sobre su doloroso miembro dándole atención a los testículos con una mano y a la base del pene con la otra mientras el dedo pulgar del peligris se posaba sobre el orificio urinal del moreno quien del impacto abría sus ojitos chocolate para ver fijamente a Usami.

—No te dejare correrte tan fácil— mencionó con una sonrisa seductora, y mientras seguía tapando la pequeña abertura del moreno quien ya comenzaba a gemir más audiblemente.

—Oi ba-kahi ¡aghm!— intentó responder Hiroki pero no pudo evitar cerrar los ojos fuertemente al sentir el aumento de velocidad por parte de Usami.

—Sabes, me fascina cuando eres directo… así que solo te pediré que me digas que quieres que haga; y lo haré— susurró despacio sobre su oído comenzando a mover más rápidamente sus manos y sintiendo al instante las manos de Hiroki sobre las suyas intentando impedir vanamente que se moviera.

—perver- ti… por fa-favor—intentó articular el moreno al darse cuenta de la mirada violácea sobre él.

—¿por favor qué?—

—Ne-cesito no-no me ha-hagas decirlo— cerró sus ojos de nueva cuenta mientras su respiración errática le impedía continuar.

—¿Qué necesitas?—

—¡Correrme! ¡Akihiko!— y a penas mencionado aquel nombre, el aludido movió más rápido su mano dejando al profesor emitir un sonoro gemido por lograr llegar al orgasmo después de tanto tiempo que lo tuvo aprisionado.  Una sonrisa leve de satisfacción surcó el rostro de Hiroki al sentir la mano de Akihiko fuera de su piel y en cambio un beso en la frente por parte del peligris; pero pronto esa sonrisa se desvaneció al escuchar las palabras de Usami quien se levantaba del suelo.

—Por cierto la advertencia también iba para ti—

—¿Mhm, qué advertencia?— preguntó dudoso terminando de controlar su respiración y levantándose también del suelo sujetándose de la pared que tenía atrás.

—De no volver a hablar con el árabe a solas— resopló desdibujando su sonrisa para tomar una expresión seria y  darse la vuelta para empezar a cambiarse.

—¡Oye! No me puedes prohi.— Akihiko volteó a verlo con una mirada tan fría que Hiroki calló de inmediato.

—Dame— (no puedes) respondió tajante y en cambio Hiroki frunció el ceño.

—Chigaimasu, dekiru yo!— (te equivocas, si puedo) contestó serio Hiroki haciendo que la mirada felina de Akihiko cambiara a una expresión de asombro —Lo-lo que quiero decir es,…— Hiroki relajó su expresión molesta al ver la sorpresa que había causado en su prometido. —Akihiko…—enfocó su mirada achocolatada en la violácea que ahora le prestaba suma atención, —yo… ¿tienes idea cuanto tiempo ha pasado desde que… me di cuenta que-que me gustabas?—  Realizó la pregunta susurrando, dejando que el enorme lugar rebosara en silencio de nuevo.

—Hace veinticuatro o veinticinco años ¿no?— Akihiko también relajó su expresión volteando hacia a Hiroki y viendo aquellos ojos cristalinos que tanto adoraba.

—Umm— asintió, —bakahiko— y bajó la mirada resignado esbozando una pequeña sonrisa de esas que casi no se veían en él y las cuales Akihiko vivía coleccionando mentalmente desde hace la misma cantidad de años —Bakahiko, te amo ¿Qué no lo entiendes?... ¡¡y me costó mucho que fueras mío!! ¡¡así que ni te atrevas a pensar que me gusta alguien más, baka!!.

—Ja… jajajaja— empezó a reírse el escritor al ver a Hiroki sonrojado a más no poder, fue hacia él en apenas un par de segundo abrazándolo y enfocando sus violáceos ojos en los achocolatados. —También te amo—

—Lo sé— susurró viendo cómo Akihiko tomaba su mejilla para besarlo de nueva cuenta.

—No no lo sabes, no sabes cuánto— respondió besando su mejilla y posando sus manos a los costados de la cintura del moreno—gracias…soy feliz—susurró bajito.

—¿Eh?, ¿por qué?— preguntó Hiroki con el mismo tono quedito posando sus manos en el cuello de su autor favorito.

—Porque desde el día que nos confesamos, me has dicho te amo más veces de las que recuerdo, ¿Cómo no ser feliz por ello?— respondió Akihiko haciendo a Hiroki fruncir el ceño en leve duda de sus palabras.

—Te lo digo porque lo siento, ¿Quién no le diría lo que siente a su pareja?—

—Misaki—lo interrumpió el peligris —Tardó más de tres años decirme de frente siquiera que me quería, y al final no era más que una mentira—

—Akihiko… pero tú a él sí…—

—No lo malinterpretes, sí lo quería, pero amar es distinto, ese sentimiento no se lo puedes decir a cualquiera, yo; por ejemplo, escogí amar a alguien a quien llevo veinticinco años de conocer y creo que es suficiente tiempo para estar seguro de lo que siento por ti— respondió apretando más el abrazo del castaño que tenía enfrente, esos ojitos que ahora lo miraban totalmente sorprendidos era muestra de que había logrado hacerle entender lo mucho que amaba a su ahora prometido.

—Siempre encuentras las palabras adecuadas, bakahiko— Comentó con una media sonrisa, sin embargo, cerró los ojos instantáneamente al sentir de pronto unas terribles náuseas que le  hicieron empujar a Akihiko y sostener su vientre mientras se inclinaba levemente.

—¡Hiroki!— el peligris sostuvo a Hiroki por la espalda acomodándolo en la cama y sosteniéndolo firmemente —¿llamo a alguien?— dijo en ademán de soltarlo para ir en busca de alguien pero Hiroki posó una mano en su rodilla deteniéndolo.

—No, solo… es náusea y creo que dolor de estómago—  el ojivioleta desvió la vista al lugar en que Hiroki colocaba cuidadosamente su mano. 

—¿Seguro?, podría ser el apéndice— argumentó viendo como por poquito Hiroki sobaba su vientre.

—Descuida, ya se me pasará— respiró profundo y le sonrió de vuelta a su pareja, recibiendo como respuesta esas hermosas y grandes manos frías pasar por su cabeza y acariciar sus hebras.

—Siempre quieres hacerte el fuerte, ¿no?—

—Y tú siempre quieres que yo sea la princesa panda ¿verdad?—

—Jeh, en verdad nos conocemos perfectamente— le sonrió de vuelta, mientras se levantaba y tomaba la ropa de ambos.  —Princesa Panda déjeme la vista, es lo menos que puedo hacer si se siente mal— sonrió seductoramente a su prometido que alzaba la ceja incrédulo.

—¿Lo harás aunque diga que no, verdad?—

—¿Tú qué crees?—

—Que nos conocemos perfectamente— suspiró resignado el moreno pero sin dejar de adornar sus labios con aquella sonrisa leve que le indicaba a Usami que tenía permiso de hacer de él lo que quisiera.

Después del desayuno en el que el faraón como siempre volvía a prestar toda su atención en la supuesta “deidad” las enormes puertas de la antigua edificación en la que se hospedaron se abrieron de par en par para que los faraones, los invitados y el séquito de la realeza fuera a hacer su viaje hacia la tumba de Nefertari. 

Tanto los ojos violáceos de Akihiko como los achocolatados de Hiroki se centraron en la cantidad de gente que los esperaba fuera a cada costado de las angostas calles de la pequeña ciudad,

Hiroki frunció el ceño un poco al contemplar todos los adornos en oro macizo que le entregaban y los rubíes con los cuáles eran adornadas sus pesadas ropas; tragó en seco. El pasarse como reina lo ponía demasiado incómodo y más cuando sabía que aquella era una farsa sin sentido y no pudo evitar sentirse aún más culpable cuando vio que el recorrido se hacía en sillas especiales cargadas por cuatro hombres a cada esquina del supuesto trono.

—Oi Akihiko— susurró bajito mientras su futuro esposo que se encontraba en la silla de la par le prestaba atención.  —¿crees que esto esté bien?—

—Nani doiu imi? (a qué te refieres)—

—A ser Nefertari, a tener tantas joyas, a que otras personas nos lleven a cuestas, a fingir, a decepcionar a la gente, a imi-

—Ya entendí, ya entendí— Akihiko sonrió levemente, Hiroki desde pequeño siempre había sido un niño muy correcto y reservado, alguien digno de la realeza si se lo ponía a pensar bien.  Lo conoció teniendo clases de piano, violín, kendo, shogi, natación, caligrafía, modales; siendo aplicado en cada rama y obedeciendo a sus padres pero haciendo saber sus ideas y opiniones con respeto a ellos, dando lo mejor de sí siempre, siendo un profesor ejemplar.  Alguien digno de admirar, fuera o no una diosa egipcia.

—¿Akihiko?— lo interrogó el moreno al ver que su prometido se había quedado ido viéndolo.

—A mí me parece que eres digno de merecer esto, y más— un enorme sonrojo adornó las mejillas del moreno quien desvió la mirada al instante mientras susurraba un leve “bakahiko” que amplió la sonrisa de Usami. 

De pronto un pequeño lloriqueo hizo voltear a ver al moreno hacia la gente que caminaba tras de sí,  ahora que recordaba llevaba sentado aproximadamente veinte minutos en esa especie de silla cargada por cuatro hombres y que tenía una carpa que cubría del Sol, pero la gente tras él solamente iba cubierta por el típico manto sobre su cabeza y caminaba a pie, al parecer el llanto había sido de un pequeño que se había caído.

—¡Chotto matte kudasai!— (esperen por favor) Elevó la voz el moreno pidiendo que se detuvieran.  El guía tradujo y el faraón detuvo la caravana con cierto deje de duda.  Hiroki se sonrojó mientras un ligero escalofrío le cubrió todo el cuerpo.  Ahora su atención estaba fija en él —O-ore ni shite kudasai— (bájenme por favor).  Abdullah tradujo y los cuatro hombres se hincaron para dejarlo bajar.  Tragó en seco, no sabía lo que estaba haciendo pero aquellos ojitos negros que lloraban en demasía y su pequeño hipar intentando ser contenido por instrucciones de su madre, hizo que Hiroki olvidara por un momento la farsa que estaba montando.

Se acercó hacia la que parecía ser una niña de tres años, notando su rodilla raspada hasta el punto que saliera un poco de sangre.  Frunció el ceño, volteo a ver a la madre y ella se hinco junto con toda la caravana, sus ojos chocolates se agrandaron levemente por la sorpresa pero aún así vio que la pequeña aún raspada colocaba sus rodillas en el piso para reverenciarlo. 

—No lo hagas— le pidió en japonés pero la niña solo elevó un poco la carita para volver a colocarla en el suelo inmediatamente provocando que en Hiroki un sentimiento de culpabilidad por lo que sin pensarlo tomó a la niña en brazos, viendo sus rodillas raspadas y viendo a Abdullah inmediatamente —traes contigo la bolsa de primeros auxilios ¿no?—

—Si Usami-sama—

—Diles a la gente que se levante, a la mamá que yo curaré a su hija y discúlpate con el faraón, llevaré a la niña conmigo, no puede caminar— Sus palabras aunque eran órdenes expresas Hiroki las había hecho con un tono de voz dulce, centrando su atención en los ojos de la pequeña niña que seguía llorando en silencio y en sus mejillas levemente rosadas.   Abdullah bajó la cabeza sin apartar la mirada perplejo de esa nueva faceta del moreno, verlo así le hacía parecer alguien digno de la realeza. Por su parte también Akihiko miraba absorto a Hiroki y las decisiones que estaba tomando, vio como delicadamente quitaba las lágrimas de la pequeña posando sus manos sobre ella y la cargaba en brazos de vuelta a su silla. 

En todo el viaje Akihiko no quitaba la vista de la niña que ya, después de haber sido vendada por Hiroki, jugaba con las joyas que éste tenía en las muñecas y el cuello mientras el moreno sonreía y se las quitaba para intentar ponerlas en el pequeño bracito, riéndose ambos levemente al ver que se resbalaban con facilidad de las manos de la niña. 

Posó una mano en el brazo de la silla mientras seguía contemplando a su moreno amor, definitivamente podía comprar el mundo entero para él, escribir cientos de libros; no, miles de libros dedicados solo a Hiroki, podía llevarlo a conocer todos los países, darle mansiones, todos los autos que quisiera, podía llevarlo a la luna si se lo pidiera… pero jamás podría darle hijos propios.  ¿Qué sería de Hiroki si se hubiera casado con Kiyomi, o cualquiera de las novias que su familia le sugería para casarse?, tal vez hubiera sido más feliz que con él ¿no?,

—¿Akihiko?— salió de sus pensamientos rápidamente para enfocarse en la mirada de Hiroki que lo miraba divertido y la pequeña que se había dormido. —¿en qué pensabas que te mirabas tan distraído?—

—Yo… en que serías un buen padre— resopló dejando salir aquello que pensaba, igual sabía que no podía ocultar su mirada apagada ante quien lo conocía tan bien.

—¡Eh!... no lo creo, ¿se te olvida que me conocen como demonio Kamijou? Jeh—sonrió levemente acomodando los mechones de la pequeña niña.

—Jum, pero para mí eres una princesa panda— le recordó conteniendo la risa, sabiendo el ceño fruncido que haría su pareja.

—Baka— le susurró para no despertar a la infante, —¿etto… en verdad creerías que yo… sería… buen padre?— Susurró bajando la mirada enrojeciendo sus mejillas inconscientemente.

—¿En qué no eres bueno?... perdona por quitarte esa oportunidad—

—¿Eh?— y de pronto entendió la mirada apagada de Usami desde que había detenido la caravana minutos atrás. —no digas tonterías, bakahiko… etto— de pronto detuvo su conversación, quería animar a Usami pero hasta ahora se daba cuenta de la magnitud de las palabras que diría…

—Pero es verdad, no te puedo dar hijos—

—Yo… no tienen que ser míos para que decidamos tener familia baka— Dijo aquello viendo al frente, y mientras sus pensamientos se transformaban en oraciones, iba dándose cuenta de lo que aquello implicaba, toda una vida con Usami le esperaba, estaba a un mes de contraer matrimonio con él y en verdad esperaba que en un futuro lejano aquello se volviera realidad. Volteó a ver a Usami quien lo miraba sorprendido y una sonrisa surcó su rostro —acaso… ¿estás sonrojado?—

—¿Eh?— y la mirada de Akihiko se desvió sintiendo por primera vez el calor intenso en sus mejillas, sonriendo inevitablemente ante todas las reacciones que le causaba Hiroki —solo es el calor princesa…—

—Hai hai— mencionó Hiroki volteando hacia la pequeña niña que traía en brazos.  Jamás lo había considerado pero podía jurar que en ese momento exacto, había decidido que sí quería formar una familia con Akihiko.

La tumba de Nefertari se levantaba esplendorosa al frente de ellos y dos estatuas enormes en forma de gato adornaban la entrada.  Los ojos violáceos de Usami se abrieron sobremanera al contemplar aquel hermoso lugar, ¿hacía cuántos años que no había salido de Japón?, ¿es más, ni siquiera de su habitación?; la única vez había sido el viaje a Sitka para conocer a la familia de Hiroki, solamente por tres días y hacía ya seis meses de aquello por lo que aquella experiencia que estaba viviendo en esos momentos era única, y podía jurar con certeza que ninguno de sus libros ni historias ficticias se comparaban a la belleza de aquel templo y de los demás que había visitado en Egipto. 

Lo había olvidado por un momento pero volver a ver ese tipo de pirámides de nuevo, solo le hacían volver a rememorar que no estaba en Japón, enclaustrado entre sus cientos de libros que aunque describieran miles de paisajes hermosos, no se comparaban en absoluto con la realidad.

— Koju sa istoka i zapada oblikuju pustinje?— Akihiko despegó sus ojos de la gran pieza arquitectónica para voltear a ver hacia su izquierda a los faraones que le hablaban.

—Dice que vamos a entrar; la demás gente se queda haciendo plegarias mientras nosotros entraremos a la tumba— susurró Abdullah a lo que Akihiko hizo una mueca de pequeño desagrado; le recordaba a las pirámides a las cuales fue el primer día y lo claustrofóbicas que podían ser pero quedarse afuera no era una opción por lo que asintió y volteó hacia Hiroki viendo cómo intercambiaba unas cuantas palabras con la reina; ya había peleado con Hiroki por las sonrisas que regalaba a la gente pero en verdad aunque sabía de los sentimientos del moreno era un poquito inevitable decirle a su corazón que dejase de tener celos. Sin embargo Abdullah le tocó el hombro haciéndolo voltear.

—El faraón menciona que los cinco entremos—  Bajó levemente la cabeza y comenzó a caminar a la par del faraón, detrás de Hiroki quien se encontraba aún hablando con la reina; sin embargo Hiroki calló y sus hermosos ojos achocolatados se abrieron de par en par junto con los de Akihiko y Abdullah al contemplar el templo por dentro en su cámara central…

—Está… intacto— balbuceó el moreno contemplando el ataúd con cubierta de oro ilesa; habían bajado ya varios metros por lo que la luz del Sol no entraba a aquel lugar y el aire era denso pero el fuego de las antorchas que llevaban reflejaba la perfección del lugar lleno de joyas y esculturas enormes

—¿Oro?—

—Oro macizo— afirmó Abdullah a la pregunta de Akihiko que al igual que Hiroki notaba todas las paredes estampadas en jeroglíficos esculpidos sobre la pared y rellenados en una especie de mezcla de liquido puro formando así símbolos de oro incrustados en la pared.

— Emañ lec’hiet e wir Nefertari dalvoude  gezh gant an— comentó la reina pero antes de que Abdullah pudiera traducir, Hiroki respondió a la mujer que se encontraba tocando cuidadosamente las escrituras en la pared

—Arasinda en alcaq ehram olan mikerin — repsondió Hiroki volteándola a ver y una sonrisa le fue devuelta

— Ar yezh vroadel eus etrimzek zo an hini a vez implijet gant—

—¿qué están hablando?— preguntó el ojivioleta al guía que se había quedado viendo la expresión de Hiroki al hablar con ella, le impresionaba sobre manera la fluidez que tenía en el idioma a pesar de ser extranjero. —ella… esta preguntándole sí conoce su historia, supone no recuerda mucho de su vida pasada; Usami Hiroki-san le mintió diciendo que se le hizo familiar la tumba pero no recuerda nada, ella sabe leer los jeroglíficos y le pregunta si quiere que se lo lea— respondió con la vista ida en el moreno que ligeramente asentía con la cabeza y luego reverenciaba a la reina para luego dirigirse a él y a Akihiko.

—¿sabes hablar árabe?—

—Ya te lo había dicho, solo lo básico que aprendí dos semanas antes del viaje, y algunas palabras de los libros de historia—

—¿dos… semanas?... ¡perdone no debí preguntar!—respondió rápido Abdullah al percatarse de lo que Hiroki había dicho, ¿Cómo era factible que aquella substitución perfecta de diosa egipcia hubiera aprendido en dos semanas?,

—Soy profesor de literatura, y Egipto fue la cuna de la escritura por lo que sé un poco, además hubiese sido una falta de respeto si no aprendíamos algo del idioma antes de venir—

—Creo que solo tú piensas a sí, amor—

—¡Bakahiko!—

—Usami dice la verdad, ningún extranjero se toma la molestia de aprender el idioma o palabras mínimas… muchas gracias—  Hiroki se sonrojó levemente al ver a Abdullah inclinado ante él, lo cual no pudo evitar observar Akihiko quien estaba a punto de reclamar si no fuera porque la reina interrumpió sus palabras.

— Arabegerion dre ar beda holl?—

— drugarez d'ar filmoù savet er— Inclinó la cabeza Hiroki disculpándose por la demora, volviendo hacia su prometido,

—Ella quiere leer los jeroglíficos, y quiere que Abdullah traduja para nosotros, ¿podría hacerlo?— se dirigió al guía quien volvió a su postura y asintió.—

— rannyezh-mañ vezañ anavezet-meur ha.— 

—La reina se está disculpando por no traducir literalmente las palabras— mencionó Abdullah, mientras Hiroki volteaba a ver la inmensa pared a penas alumbrada por las antorchas que llevaban, es cierto, había mentido diciendo que le era familiar el lugar en el que estaban puesto que sabía de antemano que incluso antes de morir los antiguos faraones visitaban sus propios mausoleos en orden de asegurarse que fueran bien recibidos al más allá.  Al moreno no le gustaba para nada mentir pero la emoción de la única mujer del lugar por tener el “honor” como le había mencionado de recordarle su historia, le hacía parecer que había hecho lo correcto.

—Dinastía XIX del imperio Egipcio. Nefertari, La Gran Esposa Real de  Ramses II, la señora de las dos tierras, por la que brilla el Sol— Relató Abdullah de las palabras de la reina que leía literalmente —dice que esos eran los nombres con los que se le conocían… es la única que ha logrado que un faraón no tenga un harem— señaló el guía traduciendo las propias palabras de aquella mujer.

— Ámon isteni felesege— susurró bajito Hiroki

—Sí, “esposa del dios” es su nombre por excelencia— señaló Abdullah, volviendo de nuevo al notar que volvía a hablar la reina —Emperatriz bienamada de su rey, embajadora de la paz a través del tratado de Quadesh… le siguen por Ramses una invocación de ofrendas a los Dioses llamando cada vez a Nefertari como Rishi Nefertari; como si fuese una diosa con alas— continuó hablando Abdullah de las palabras exactas de la reina mientras ésta con su mano recorría la pared con todas las escrituras. 

Un silencio sepulcral se hizo en el oscuro cuarto en donde solo los pasos de aquella mujer se escuchaban, lentos mientras sus ojos se enfrascaban en recorrer todos los jeroglíficos para identificar dónde terminaban las ofrendas y dónde comenzaba su historia.

—Tebas, Palestina, Siria y Nubia, enmarcaron una guerra que solo pudo ser cesada por ella, relata así, otra serie de plegarias por la unificación de la hegemonía de Tebas y comienzo del imperio más importante de la dinastía… allí está— sonrió la reina y los cuatro hombres que la observaban, fijaron su vista en la pared de la derecha que ella observó fijamente.

—Aki-hiko— dijo la reina y el aludido se sorprendió al igual que Hiroki de escuchar su nombre de la esposa del rey.

—Su-manai—(lo siento)  esbozó la reina inclinándose levemente hacia Akihiko mientras el dudaba del por qué ella se disculpaba. 

—Kini shinaide kudasai—(no se preocupe) le respondió volteando a ver hacia Abdullah y éste volteando hacia Hiroki.

—Yo… le dije tu nombre y le enseñé a disculparse en japonés pero… no sé por qué se acaba de disculpar— y como si la esposa del faraón hubiera entendido de lo que hablaban señaló el muro diciendo unas palabras en árabe que Abdullah tradujo.—

—Va a leer las palabras del Faraón Ramses II, el esposo de Nefertari— “creo que por eso se disculpa” añadió Abdullah para que ambos entendieran.

—Ai no monogatari— “es una historia de amor” comentó Hiroki al aire al recordar en sus libros de literatura la estructura de división de los jeroglíficos hallados en criptas; compuestos en parte de plegarias, en parte de historia, en parte cartas de las parejas para la persona próxima a partir.

—“Me salvó”— es la primera palabra que señalaba la reina y traducía Abdullah; Akihiko volteó a ver a Hiroki que miraba el muro centrando sus ojos chocolate en los jeroglíficos frente a él, sonrió casi imperceptiblemente por la poca luz que las antorchas iluminaban; recordaba que no solo una, sino varias veces había sido él también salvado por el moreno que ahora estaba a la par suya; de una triste y solitaria infancia, de inmigración, incluso de sí mismo… —Ramses II, a los diez años claudicó al trono huyendo hacia el desierto de Al Kalihb,— “relata una disculpa a su pueblo después de ése párrafo” siguió traduciendo las palabras de la reina —se desmayó y al abrir los ojos una niña de su edad estaba frente a él; enojada…— una pequeña risa incontenible salió de los labios de Usami quien no pudo más que levantar ambas manos y disculparse mientras volvía a tapar su mano con la boca y voltear a ver a Hiroki, enojado.  Intentó controlar su risa al recordar el pequeño ceño fruncido de aquel entonces cuando lo halló en su jardín que era exactamente el mismo que poseía Hiroki en esos momentos.  No sabía aún por qué pero esa historia le parecía familiar.

—Ramses II sigue relatando que la niña lo guio de nuevo a su Templo y en recompensa por ello, el faraón, Ramses I , declaró la plebeya como consejera del príncipe.  “Yo me enamoré” dice aquí— señaló la reina y Abdullah tradujo la literalidad de sus palabras como lo venía haciendo.— Hiroki enrojeció levemente aunque hasta el mismo pensare que era ridículo pues estaba más que consciente que el disfraz de Nefertari era una falsa y el no era esa muerta pero aún así, las palabras dedicadas con tanto amor parecían salir de las paredes de aquel cuarto cerrado y parecían transformarse a viva voz.

—Era muy hermosa, hija del Sol, piel color arena, ojos de tigre…— una mirada violácea se posó inmediatamente sobre la chocolate ajena que de inmediato frunció el ceño, viendo una ceja alzada que le daba un aspecto pícaro a su novio que lo veía seductoramente .

—Is not funny— le recalcó en inglés de forma bajita amenazando al peliplata.

—Not just funny but also sexy—

—Bakahiko, she refers to..— le susurró pero se detuvo al oría a  Abdullah hablar.

—Pero era un amor imposible, y el deber de un faraón es distinto.—continúo traduciendo el guía .

— Ebet, hag er seurt frankiz-mañ Emañ lec’hiet e wir dalvoudegezh— mencionó de pronto el Faraón que en silencio había estado observando a su esposa y descifrando en silencio las escrituras.

—Menciona que el deber del Faraón es entre otros, casarse con alguien digno de la realeza— señaló y Hiroki frunció el ceño viendo la pared con atención.  Estaba seguro que las palabras que de aquel muro salían transmitían algo, o tal vez era el calor y el encierro por tanto tiempo dentro de aquel lugar lo que le hacía pensar raro, pero incluso en el tono con el que relataba las ideas la reina podía distinguirse el peso de aquellas palabras.

—Y al cumplir veintiuno perdí a Nefertari—volvió a traducir Abdullah. “Veintiuno” volteó a ver de inmediato a Akihiko quien no se había percatado de su mirada… la historia le seguía pareciendo un tanto familiar… —Ramses I la sustituyó por un harem para su hijo, como es debido de un Faraón, pero Ramses II, de las cinco mujeres de la realeza que tenía, no pudieron darle ningún heredero—

—La maldición de Hathor—

—El museo de Luxor— habló Usami inclinándose a la reina por interrumpirla.

—Sí, su estatua está allí, Hathor es la diosa de la fertilidad— le respondió a Akihiko sonriéndole de ver la observación acertada de su prometido.

—Ramses II no podía tener hijos y con ello el Imperio iba a sucumbir, no había mujer de la realeza, sociedad alta, ni siquiera esclava que pudiera quedar embarazada de un heredero para la Dinastía XIX— siguió traduciendo Abdullah mientras de reojo miraba a Hiroki y el semblante levemente triste que había puesto; hace ratos había notado el cambio en el de hebras cafés ahora más largas y adornadas en oro, no entendía el por qué pero no podía evitar sentir que en ese reducido espacio en donde todo era oscuridad excepto por la poca iluminación del fuego, podía observar la viva imagen de la mujer a quien le dedicaban la historia. 

Era una de las reinas más adoradas por todo Egipto, no solamente por aquella ciudad alejada del actual Luxor; no había ningún ciudadano egipcio que no conociera la historia de Nefertari, aunque traducirla directamente del lugar donde estaba el sarcófago de Nefertari realmente era un honor para Abdullah; por lo que sabía también el aspecto de la reina y por ello casi podía jurar que la persona a la par suya con el semblante triste no podía ser otra que la adorada diosa de todo Egipto.

—Pasaron 15 años más y jamás pudo dejar descendencia, por lo que el trono pasó de inmediato a su hermano Nebchasetnebet, pero antes de tomar posesión del mismo, Nefertari volvió a aparecer y Hathor la aceptó, “Los dioses lo sabían, eras la indicada.  De haberme dado cuenta antes…” Ramses II coloca como disculpa a la reina, está escrito en caracteres más grandes— traduce literalmente las palabras mientras la reina señalaba a Hiroki aquellas letras que no combinaban con el resto de la pared.  Hiroki seguía ensimismado en el muro hasta que ella lo volteó a ver para seguir leyendo pero fue interrumpida en la oración que seguía…

—“Te hubiera dicho que te amaba”— terminó de decir Akihiko captando la atención de los demás acompañantes

— Lec’hiet frankiz-mañ seurt emañ e wir— preguntó la reina viéndolo fijamente

—¿Sabe hablar árabe?—fue lo que ella preguntó.

—No, pero es lo que yo hubiera dicho— resondió Akihiko fijando la vista en el moreno que lo veía sorprendido de vuelta mientras Abdullah le traducía a los faraones.  Esas palabras no solo el peliplata las había dicho en ese momento, estaban en su último libro de literatura, aquel libro que había cambiado por completo la vida del moreno que miraba sorprendido a Akihiko y luego volteaba a ver a la reina que comenzaba a hablar

—D'ar filmoù vezañ anavezet dre ar beda—

—Es lo que el muro dice—Tradujó Albullah mientras el fuego en las antorchas comenzaba a disminuir.  El faraón fue el primero en salir del ensimismamiento que aquella extraña situación había provocado y rompió el silencio comentando que llevaban casi una hora en el lugar, debían salir por la falta de oxígeno.  Todos asintieron y salieron del lugar no sin que antes la reina pudiera divisar las últimas palabras de los jeroglíficos que el faraón le había dedicado a Nefertari…

“A mi amada Nefertari, por la que brilla el Sol, hasta que nos volvamos a ver”.               

Si aman al fic porfa porfa vayan a Wikipedia!!!!  Pongan “Nefertari” y lean “Abu Simbel” Es un parrafito pero se enamorarán más kldjsfñlaskdjfñ!!!   (sip mejor lo puse aquí antes que en notas para que lo vean) xD

 

Notas finales:

BTW algunas cosas del cap me las inventé y otras sí salieron de la wiki xD…

 

Y se supone iba a ser cortito para no tardarme en actualizar (?) bueno creo que les debo como mil disculpas y decirles que primero muero yo a dejar que muera el fic xD a paso despacio pero seguro; btw créanme que intenté cortarlo para hacerlo más chiquito y no pude :s si leyeron hasta aquí, mil gracias!!!! :3

Creo que los agradecimientos van al principio pero los tuve que hacer al final por la enorme disculpa que tengo que hacer, estos agradecimientos van especialmente a

  • MELYOAN
  • KRISSIA SNCHEZ
  • ALEJANDRAKAMIJOU
  • HELENHADES
  • KAORIKUSAMA
  • KAREN AHSVSH
  • MARY
  • MAYBIS SWEETY12

Chicas ustedes que me han seguido en este fic y en los demás y sus comentarios hicieron que a pesar de estar en privados y sin tiempo me lo hiciera para continuarlo.  En verdad cada palabra que dicen me hacen fangirlear y sentir que el fandom Hirohiko fue re bien aceptado y amado y que ahora piensan en mi cuando ven junjou (?) xD ok esa última parte no pero en verdad tenerlas ahora, en reviews en fb en whatssap y en mis fics, en serio mil gracias por ser un amor conmigo! En verdad no tienen idea de lo que significa para mí n.n

Y siempre mil gracias a mis queridas anónimas que también me alegran el día cuando veo los vistos xD (tengo trauma con andar viendo los vistos) :3

Finalmente a todas todas en verdad TODAS (porque aunque no comenten o comenten mil, el hecho de leer este cap después de tanto tiempo significa que me han leído en las notas finales y han compartido conmigo no solo mis fics sino todo lo que digo) creo que tengo la suficiente confianza para contarles un poquito más de mi vida.

El verdadero motivo de mi atraso fueron los privados (en especial el último) y lamentablemente dejé de escribir, de salir con familia y amigos y me privé de muchas cosas y al final perdí uno de mis privados u.u no saben lo mucho que dolió por todo lo que dejé y ahora me toca repetir en febrero.  No quiero que suene arrogante o algo pero soy el segundo lugar de mi clase, excelencia académica, con beca completa y ¡pierdo!, me sentí tan arrastrada y humillada y triste que créanme es un golpe tan duro que sola no lo hubiera superado,  pero tanto a mi familia como amigos y a varias de ustedes que me dieron ánimos fue que ya estoy muchísimo mejor.

No me creo que me pasó esto con todo lo que estudié y sabiendo que hubo gente menos preparada que yo; el examen es sobre tres horas donde tres especialistas me preguntan sobre ramas de Derecho (civil, mercantil y procesal civil y mercantil) y simplemente me pusieron casos que no pude responderles como querían :’( fue de veras horrible y de verdad fue shockeante, mi orgullo, el esfuerzo que puse, todo me cayó como balde de agua fría, por eso y todo el estrés acumulado fue que había dejado tirados mis fics u.u

pero Dios sabe por qué hace las cosas J  y creo que entre todo comprendí que todo siempre obra para bien y siempre con fe en Él, no voy a dejarme por vencida, volveré a mis fics, saldré con mi familia y organizaré mejor mi tiempo; el estudio no lo es todo ¿no?  Y por eso estoy aquí de nuevo, y siéndoles sincera en verdad por ustedes es que me animo a volver a sonreír mientras escribo, a cumplir mini caprichos que quieran de fics Hirohiko y a darme la oportunidad de volver a comenzar esto, mis estudios y los proyectos que tengo.  Gomen por mí, ahora sí, testamento enorme!!! Pero sacarlo aquí con gente tan bella como ustedes que sé que la mayoría no solo en este fic han estado sino en los otros me hace sentir de verdad agradecida!!

En fin lindas en serio en serio que este fic no lo dejo tirado por nada del mundo, ni el otro, ni la segunda de Proposal ni los demás fics en mi cabeza que siguen en stand by u.u  y los pendientes que debo TT.TT

En fin para variar la perica de mí hablando hasta por los codos en las notas y ustedes siendo un amor en aguantarme xD Las re adoro! Y gracias por seguirme hasta el final :’)  Un súper beso enorme a todititas!!!!

BTW dato curioso… no he terminado de ver junjou 3 (o.o me falta el epi 12) xD

 


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