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Para Hiroki, mi pequeño amor platónico por Himiko Hirisashi

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Notas del capitulo:

Dios bendiga al que hizo Wikipedia!!! xD sin eso no podría hacer este fic xD

 

Etto, hice un descubrimiento filosófico (?) si escribo demasiado ni yo me acuerdo de cada cap xD así que dividí a la mitad este (que originalmente era de 17 págs) así que ahora queda cortito y se me hace que serán como 4 o 5 caps  (mi ineptitud para hacer one shots supera límites :s) 

 

Mil gracias a las que dejaron su review n.n En verdad me encanta saber de nuevo de ustedes (que aún me recuerdan kyaaa!) y a la vez saber que hay chicas nuevas que también les gustó Hirohiko ¡domo en serio! :’) el pequeño fandom crack aumenta!!!!! Fuck yeahhhhh ok ahora sí sin más la conti!

 

—¿Quieres montar a camello o no?—

 

—Quiero montarte a ti pero igual eso no hará que me levante de la cama—

 

—¡Bakahiko!— se sonrojó el profesor mientras le lanzaba su ropa a la cara del escritor que aún continuaba intentando dormir agotado por el viaje del día anterior.—En media hora salimos o los dos, o yo solo con el guía— frunció el ceño ante el acto infantil de Akihiko de taparse completamente la cara con las sabanas egipcias; ahora que lo recordaba cuando eran pequeños y dormían juntos, cada vez que Hiroki amanecía abrazado por el peligris, inmediatamente se zafaba del abrazo por nervios, le aventaba una almohada y lo obligaba a levantarse pero solo lograba que Akihiko se aferrara a la almohada más y se cubriera con las sábanas, justo como lo hacía en ese instante… “hay algunas cosas que no cambian”, pensó el moreno al contemplar la misma escena.

 

—No me molestaría que te adelantes— bostezó mientras se cubría con las colchas de nuevo

 

—Almahamed podría ser el guía— respondió sonriendo Hiroki al ver cómo el peligris tiraba con desgana las sábanas a un lado y se dirigía al baño para alistarse. 

 

—Kimi ga katta to omou— (creo que ganaste) respondió ligeramente Akihiko plantando un beso suave en la mejilla del moreno para ducharse en lo que Hiroki sonreía satisfactoriamente y se dirigía a ver el itinerario que Ritsu le había dado.

 

Bajaron a desayunar y se dirigieron a la salida donde un par de camellos los esperaban

 

—Bienvenidos, soy Abdullah y seré su guía en el viaje— respondió seriamente el árabe entregándoles  un Kafiyyeh

 

—Genial otro Al no se qué— respondió Akihiko mientras recibía la prenda de diversos colores en el que predominaba el azul pavo real.

 

—Akihiko no insultes, tch— iba a regañarlo más cuando sintió una punzada en su vientre que esta vez no pudo ocultar del mayor, lo cual le parecía extraño pues no solía tener ese dolor tan seguido.

 

—¿Hiroki estás bien?—

 

—Hai, solo me dolió el estómago… creo que me cayó mal el desayuno— se excusó el moreno desviando la mirada, no quería interrumpir el viaje y menos por algo así.

 

—¿Quieres medicina?—

 

—¿Usami-san se encuentra bien?—

 

—Estoy bien y no quiero medicina, solo vamos— respondió haciendo su mejor sonrisa y ambos hombres aunque no satisfechos con la respuesta decidieron seguir el viaje.  Se colocaron el kafiyyeh sobre la cabeza como les había indicado el guía y se subieron cada uno en un camello para iniciar el pequeño viaje de diez minutos hacia la necrópolis de Giza cuyo centro de atención eran sus tres pirámides: Keops, Kefrén y Micerinos, comenzando así el segundo día de su viaje.

 

El calor que iba en aumento cada vez,  se aminoraba por mucho con la prenda que cargaban en la cabeza y que era común ver en los cientos de personas turistas que comenzaban a ver alrededor.  Hiroki agradecía que aunque por su mente levemente pasara la universidad y su papeleo, confiarle a Miyagi aquella tarea y dejar el teléfono en la habitación hacía que no tuviera ninguna carga hasta el momento y podía concentrarse en ver con detalle aquel lugar completamente diferente a las calles atiborradas de flores de sakura en Japón, cuando aquí no había ningún árbol a la vista y las mesetas de arena eran demasiadas.

 

—¿Cuál prefieren?— comentó el monótono guía viendo a ambos hombres.

 

—De izquierda a derecha— comentó Hiroki con la vista fija en las tres enormes pirámides que contemplaba ahora ya no en libros.

 

—Entonces con Keops—  bajaron del camello seguidos por parte del guía y viendo las entradas de las pirámides a unos metros sobre la tierra.   Solo vendían trescientas entradas por día y el hotel se encargaba de recoger las respectivas a las ocho de la mañana que comenzaba la entrega, por lo que al recibir los boletos de Abdullah pagaron y se adentraron a la primera pirámide que por dentro era calurosa, seca y el ambiente se tornaba más polvoriento a medida que iban avanzando.  Sin embargo, a pesar de ello la estructura arquitectónica y los pasadizos levemente iluminados eran perfectos,  podía notarse el detalle de la estructura en piedra calizo.  Si por fuera se notaban que eran millones de piedras rectangulares por dentro se notaba que eran muchísimas más.  Mientras Hiroki escuchaba atentamente la historia de las pirámides por parte del guía, Akihiko no perdía tiempo en sacar, al igual que la gente que entraba a la pirámide, la cámara fotográfica y con flash tenue sacar cuanta foto podía de aquel lugar levemente estrecho.  Salieron de aquel lugar y el número de personas fuera se había triplicado, lo cual era más que factible por lo famoso de la necrópolis de Giza.

 

—Por cuestiones de restauración y mantenimiento, cada pirámide permanece cerrada durante un año en turnos rotativos— comentó el guía mientras amablemente ayudaba a Hiroki a subir a su camello lo cual le provocó malestar al peligris que intentó obviar de inmediato pues el señor era mayor y para nada atractivo, lo cual contrastaba con el propietario del hotel quien había notado, no pasaba desapercibido por varias mujeres que se hospedaban allí.

 

—Eso significa que una de las pirámides está cerrada ¿verdad?— preguntó Hiroki después de agradecerle al señor quien montó su camello y los tres continuaron el viaje hacia la segunda

 

—Este año está cerrada Micerinos, pero para la familia Usami, por hoy se abrió solo para ustedes— respondió el guía a lo que Hiroki no pudo más que ampliar la sonrisa que se había instalado en su rostro desde que habían salido de la primera pirámide.

 

—Apuesto a que fue Ahem—

 

—Almahamed, y no lo digas así Akihiko; no creo que él…

 

—Sí fue Almahamed— respondió el guía mientras volvía a dejar el camello en los establos a la par de cada pirámide, a la vez que Akihiko le hacía un puchero a Hiroki con la mirada y Hiroki respondía subiendo los hombros en duda de lo que acaba de escuchar del guía —comentó que tal vez al señor Usami Hiroki le gustaría…ver las tres— terminó de comentar en un susurró frente a la mirada enojada del peligris.

 

—Bien, sí es así entremos— y antes que Abdullah se ofreciera a bajar a Hiroki, Akihiko no espero si quiera que el camello se terminase de sentar para tomar por la cintura a Hiroki y bajarlo él mismo recibiendo un pequeño puchero del moreno que bien valía la pena con tal de no dejarle el paso libre al posible aprovechado que era su guía, según Akihiko.  Entraron a la segunda pirámide a través de unas pequeñas gradas que también daban a una de las principales rutas hacia las tumbas de los faraones, las cuales ahora solo servían de adorno pues el museo arqueológico se había encargado de sacar y conservar en otro lugar los sarcófagos.

 

Finalmente después de almorzar en uno de los restaurantes más cercanos al sitio arquitectónico, llegaron a la última pirámide, Kefrén, en donde la entrada, al contrario de las otras dos, era hacia abajo y para entrar al cuarto principal había que ir agachado la mayoría del camino, que eran cien metros aproximadamente, pegando su espalda casi con el techo.  Terminaron por visitar las edificaciones más sobresalientes de las 32 que conformaban la Necrópolis de Giza, incluyendo la Esfinge y mastabas que eran pirámides más pequeñas hasta que el guía les comunicó que cerraban a las cinco por lo que les quedaba media hora que aprovecharon para ir a varias de las tiendas de souvenir que se encontraban ya en la entrada del lugar.

 

—¿Quién es ella?— se detuvo Akihiko frente a un enorme cuadro de una egipcia con un enorme bastón y detalles de diamante y oro en sus brazos y muñecas, uno de los pocos cuadros que mostraban una imagen clara y hermosa.

 

—Es una réplica de Nefertari, la primera esposa de Ramses II y una de las reinas más hermosas de la dinastía Egipcia, mañana podríamos visitar su tumba pues no está en esta Necrópolis—

 

—Es muy bonita— se quedó detenido viéndola mientras intentaba reconocerla de algún lado.

 

—Hey, bakahiko se te olvida algo— comentó  molesto Hiroki señalando su argolla mientras se cruzaba de brazos.

 

—¿Celoso?— y esa pequeña risa arrogante le hizo fruncir más el ceño

 

—No soy el único—

 

—La diferencia es que ella hace mil años que está muerta, y Aladín

 

—Almahamed—

 

r09;Y Almahamed y su estúpida sonrisa nos esperan al regresar al hotel— sentenció viendo los adornos de baño de oro similares a los que cargaba la mujer del retrato, tomó un brazalete con detalles de circonia en rojo y se lo colocó a Hiroki en el brazo.

 

—Nos llevamos esto— sonrió y Hiroki le hizo un puchero idéntico a cuando tenía diez años, Akihiko rió, habían cosas que definitivamente no cambiaban.

 

Regresaron del viaje en el que Hiroki sumido por la náusea de andar tanto tiempo en camello terminó dormido sobre la cama a penas la tocó, lo que le dio tiempo a Akihiko a guardar los regalos que había comprado para su papá con quien había hecho las pases, para la familia Kamijou y por último otro par para Asahina e Isaka por organizar el viaje, lo cual fue idea de Hiroki aunque Akihiko había insistido en que ellos no merecían los regalos pues era su obligación por haber olvidado el papeleo para su visa lo cual le había traído problemas y porque con su fama Isaka había podido vender sus libros a nivel internacional; lo mínimo que podía hacer era ser su esclavo personal; pero igual allí estaba el susodicho regalo para él.

 

El tercer día fue más agitado que el primero en cuanto a lugares visitados pues, parte del viaje fue modificado para que Akihiko supiera que no solamente había arena en Egipto y eso se podía contemplar en el centro del Cairo, en donde pasaron medio día recorriendo la enorme ciudad

 

—Mjm, otro KFC—

 

—Y con ése es el último, nos vamos de aquí— sentenció Hiroki al ver el restaurante de comida frita, al parecer la internacionalización del mercado alimenticio había llegado hasta aquellos lugares, y no habían llegado precisamente para ver aquello, aunque en sus manos cargaban cientos de bolsas con ropa del lugar que compraban más por recuerdo que por usarla.  Sin embargo, la última visita que el guía aconsejó dejó boquiabierto a Hiroki quien observó desde lo lejos el Museo de Antigüedades Egipcias; entrando en aquel lugar que percataron de que se encontraba mucho más lleno de lo que estaba el aeropuerto, pues en él se concentraba la historia completa de Egipto y sus más de 90 pirámides y templos.

 

—Bien, parece que llegamos en buen momento, síganme— pronunció levemente el guía a ambos extranjeros para llevarlos a una de las atracciones del lugar.  Un concurso de historia fue lo que les anunció Abdullah traduciendo uno de los anuncios del museo e inmediatamente Akihiko volteó a ver a Hiroki quien le hizo una mirada cómplice.

 

—Donde participo— preguntó Hiroki sin siquiera saber el premio, en la universidad había llevado un semestre entero de historia y estaba seguro que aunque fuera temática egipcia, recordaba mucho de las investigaciones y algunas tesis que corregía de fondo por lo que al entrar a la ronda de serie de preguntas en la que varios participantes concursaban, no fue sorpresa para Akihiko saber quién se había ganado el primer lugar.

 

—Y a eso debo decirle que es propio del apellido Kamijou ¿no?—

 

—Jeh, en eso sí me enorgullezco— le comentó feliz el moreno al bajar del escenario donde había estado sentado respondiendo las preguntas junto con los demás concursantes y sus leves quejidos de “damn Chinese people”

 

—Fel karama weldij metsawyeen— respondió una mujer tras de Hiroki. 

 

—Dice que tiene que ir por su premio— respondió amablemente Abdullah conservando aún su semblante de posible homicida en potencia que causaba miedo a algunos niños que lo veían pasar.

 

—De acuerdo, ¿qué será?— preguntó volteando a ver el anuncio del concurso en letras árabe egipcias, dando por sentado que no podría averiguar cual sería.

 

—Faraón por un día; o al menos así le dicen a maquillarlo y disfrazarlo como en la antigua época— respondió el guía lo mas serio que pudo aunque podía notarse cierto brillo de interés en los ojos.

 

—¿Eh?— los ojos chocolate de Hiroki se agrandaron ante las palabras del árabe mientras Akihiko reprimía una risa nada disimulada al escuchar aquello.

 

—Creo que estará perfecto para la otra ciudad a la que iremos a almorzar— respondió monótonamente el guía mientras Akihiko veía cómo varias chicas le reverenciaban a Hiroki para indicarle con señas cual era el camino a seguir.

 

—Hmp, ahora que estoy en la ciudad, puedo separarme de ustedes—

 

—¿Akihiko?—

 

—Por supuesto, creo que su esposo tardará en que lo alisten— respondió el guía.

 

—Entonces le encargo a Hiroki por favor— respondió agradecido mientras miraba a Hiroki y le daba un suave y rápido beso en los labios que hizo al moreno quedarse estático, suspirando resignado a saber que aunque le diera vergüenza en público y estuviera en otro país Akihiko jamás dejaría de hacer aquello.

 

—¿Y a donde vas?— le preguntó tratando de desviar la atención de las mujeres que habían desviado la mirada ante aquel beso, para una región tan cerrada y discreta como Egipto no era normal ver aquella clase de comportamiento.

 

—Takano me dijo que visitara una librería de por acá, y la mayoría de gente que vimos afuera son extranjeros así que podré ubicarme rápido— respondió sonriente Akihiko mientras se alejaba de ambos.

 

—Tiene mi teléfono Usami-sama para cualquier emergencia— respondió el guía y ambos se quedaron solos…

 

Hiroki cerró sus ojos al oír las tijeras cortar su cabello para emparejarlo.  Mientras que oía decir algunas palabras en árabe a la chica que le delineaba los ojos

 

—Dice que sus pestañas son muy largas y que si cierra los ojos fuerte no puede trabajar— Hiroki le agradeció a Abdullah por la ayuda aunque aquel hombre le hubiese ocultado a Hiroki un pequeño detalle; que seguro con el tiempo se daría cuenta y es que, antes de comenzar a maquillar al moreno habían notado que el cabello de este era ligeramente largo por lo que las estilistas le habían pedido hacer una pequeña modificación al guía pues sería un desperdicio desaprovechar tales hebras castañas claras; a lo que Abdullah observando la finura del hombre a quien cuidaba no dudó que aquella propuesta de las mujeres era perfecta, y consintió que al menos en detalles ínfimos como el cabello fuera de reina y no de faraón…

 

—Me comenta otra estilista que las extensiones de su pelo duran quince días pero que se las puede quitar cuando quiera con un acondicionador que le van a dar.— volvió a repetir el guía tratando de dar el mensaje completo de todas las chicas que hablaban al mismo tiempo. 

 

—De acuerdo—  Suspiró Hiroki al sentir que dejaban de cortar su cabello falso que llegaba un poco mas bajo de media espalda para dejarlo a la altura de los hombros, pero aún así las mujeres siguieron tocando su cabello, agregando tanto a la mitad como al final del cabello decoraciones en dorado y poniendo sobre su cabeza una corona con un diseño de pavo real dorado cuyas alas cubrían parte de su cabeza acoplándose con el liso de su cabello.

 

Sintió finalmente que maquillaban tanto sus labios como sus parpados lo cual no le dio buen augurio, a pesar de saber que los egipcios también maquillaban sus ojos; y cuando todo terminó y volteo a ver al guía, éste se quedó sin habla totalmente ruborizado lo cual le causó extrañeza al profesor.

 

—Did you finish?— intentó hablar en inglés pero las chicas que lo atendieron no le respondieron y en cambio traían un gigante collar dorado que pusieron alrededor del cuello de Hiroki. Y ellas mismas guardaron silencio ante la figura de Hiroki quien fruncía el ceño al no tener siquiera un espejo donde verse.

 

—Abdullah, podrías decirles que traigan…—guardó silencio ante la mirada ida de su guía en él.

 

—Nefertari— respondió quedito y le siguieron una serie de palabras que no entendió por parte de las mujeres que estaban a su alrededor.

 

—¿Nefertari?—

 

—Quiero decir Usami-sama— salió de sus cavilaciones al escuchar la voz de Hiroki quien lo miraba extrañado.

 

—¿Podrían traerme un espejo?— respondió tajante al ver que el guía a pesar de haber reaccionado lo seguía viendo fijamente.

 

—C-claro, sí sí— desvió de pronto su mirada el árabe para dirigirse a las mujeres quienes le pasaron inmediatamente un espejo y Hiroki pudo contemplar la estupefacción de quienes lo veían…

 

—La mujer del cuadro— oyó Hiroki tras su espalda esa voz profunda que tanto conocía.

 

—Akihiko—  Lo volteó a ver y la misma mirada de su guía la encontró en las orbes violáceas que lo miraban inquieto; y no pudo más que sonrojarse pues al haberse visto frente al espejo, su imagen era idéntica a la de una mujer

 

—¡¿Hiroki?!—

 

—Espera, ¡no sabías que era yo, baka!—  Se levantó rápido del asiento en donde lo tenían, inflando sus mejillas y dirigiéndose asesinamente a su prometido que había visto embobado a una “chica” sin saber que era él.

 

—Jeh, es que te ves diferente— puso ambas manos a sus costados dando un par de pasos hacia atrás conforme su moreno amor avanzaba hacia él.

 

—Emm, el viaje a Luxur será interesante— sentenció el guía y ambos dejaron lo que estaban haciendo para voltearlo a ver.  Aquella pequeña, casi inexistente sonrisa en el rostro del serio árabe les daba muy mala espina…

 

Notas finales:

Perdonen el atraso!!! Para variar yo y mis atrasos monumentales u.u pero para las que ya me conocen por mis testamentos en las notas sabrán que viene :3  y para las que no, les digo xD:  viene el resumen! (también para mí que ni me acuerdo que puse lol)

 

Día 1: llegan en avión y cena con Ritsu y Takano.

Día 2: Necrópolis de Giza

Día 3: Viaje a El Cairo, y conversión del pobre Hiro-chan

Día 4: Ir a Luxur (próximamente…)

 

Y aquí vamos :D lindas es un placer que me lean y más que me comenten :3 para así saber si les gusta la historia y a ver un peque reto… sin voltear a ver el fic escriban el nombre del tipo del hotel que nunca se le queda a Akihiko xD 

 

Ah sí, sí… más curiosidades!!

  1. Sip, solo venden 300 boletos para cada pirámide y una permanece cerrada u.u
  2. Busquen Nefertari xD la de la pared con pelo largo y con otra diosa a la par xD
  3. KFC:  Kentuky Fried Chiken, mi profesor de japonés nos comentaba que en Navidad, los japoneses creen que es Santa Claus y comen KFC el 24 O.o

 

 

Un beso y espero publicar prontito nee? 

 

 

 PDT:  solo yo de loca publico domingo a media noche xD


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