Fue Steve el que lo intentó esta vez. Llamó a las puertas de Loki con un plato de carne y ensalada en una mano. Loki abrió la puerta esperando que fuera Thor. Estuvo a punto de cerrarla en la cara de Steve hasta que olió la cena.
“Entra”, dijo dándole la espalda al rubio.
Tony había dado a cada Vengador un piso de lujo. Todos los apartamentos, como Tony los llamaba, tenían una amplia sala de estar equipada con la tecnología Stark, además de un amplio dormitorio con baño. Tony insistió sin embargo en tener solamente una cocina y un comedor para todos y así evitar que alguno se encerrara en sus habitaciones, y Steve estuvo de acuerdo. Las comidas compartidas eran geniales para la formación de equipos.
Steve colocó el plato en la mesita de centro antes de volver a mirar a Loki. Estaba sentando en el sillón. Steve no había tenido la oportunidad de estudiar el rostro de Loki anteriormente y ahora que lo hacía lo encontró muy atractivo; las líneas de la forma de su cara, sus brillantes ojos verdes, el contraste de la piel pálida y el pelo negro azabache. El rubio tuvo el impulso de ir a por su cuadernos de dibujo. Los sentimientos se arremolinaron en su pecho y se preguntó si era posible amar a un extraño tan pronto.
Carraspeó y al fin habló:
“Loki, me gustaría poner mis cartas sobre la mesa. Thor me ha preguntado si me gustaría hacerte mi Omega. Pienso que tenerte como mi Omega sería un honor y estaría encantado. Eres el único Omega cuyo aroma me emociona hasta el punto de perder la razón; casi te tomé cuando tu hermano se marchó. Pero es tu decisión. No voy a tocarte si no me quieres, pero te diré ahora que sea lo que quieras, ya soy tuyo. No habrá nadie más para mí”.
La idea de que el Capitán estuviera loco de lujuria por él le causó cosquillas a Loki, pero el resto de la declaración le dio un poco de pánico. Quería a Steve, pero nunca pudo rendirse de esa manera ni lo haría a otro.
“Así que me quieres para ser tu pequeño Omega. Para tener hijos. ¿Seguiré siendo como un Alfa a tus ojos? ¿O serás aquél que me salvó de la tragedia?”, las palabras de Loki ardían como veneno.
Thor había advertido a Steve de que Loki intentaría desafiarlo, y él tenía miedo de no controlarse. Tragó saliva.
“Si Thor creyera que te haría daño de cualquier forma, ¿crees que me lo hubiera pedido? Te veo como mi igual en todas las cosas, Loki. Yo no puedo concebir niños, pero si los tuviéramos, estaré a tu lado en su crianza”.
Loki no podía responder a eso en su favor, así que cambió el rumbo.
“Y por todas tus promesas, ¿crees que vas a mantener tu distancia cuando yo esté en celo? Tendrás que luchar por mí, con Barton posiblemente”.
“Sabes que los otros sólo pueden olerte cuando tu magia no está sellada. Yo puedo hacerlo sin importar qué. Y sí, me mantendré lejos si eso es lo que quieres”.
“Yo no te conozco. ¿Cómo puedo confiar en ti?”, se burló Loki.
“Porque puedes”, respondió Steve con simpleza.
“Palabras, nada más. Yo confío en las acciones. ¿Quieres que confíe en ti? Estos son mis términos: el día que comience mi celo, te encerrarás en la celda de la bestia y no saldrás hasta que haya terminado”.
Steve le miró mortificado. Incluso si no se apareaban, él habría querido estar allí para apoyarlo durante su celo.
“No puedes pedirme eso”.
“Oh, pero puedo, Capitán. Ustedes los Midgardianos permiten elegir. Bien, esa es mi elección”, dijo Loki con voz burlesca.
“¿Qué pasará con Tony y Clint? También son Alfas. ¿Esperas que se encierren?”, preguntó Steve poniendo a prueba la determinación de Loki.
Loki decidió que no era muy buena estrategía empujar demasiado al Capitán.
“No tengo nada que temer de ellos, no realmente. Ellos saben que me quieres. Se quedarán fuera por respeto a ti”.
Steve no sabía qué hacer. Caminó delante del sillón y cayó de rodillas. Apoyó la cabeza en la rodilla de Loki.
“Por favor, no me pidas eso”.
Era inaudito que un Alfa se arrodillara frente a un Omega, pero ahí estaba el chico dorado de los Estados Unidos haciendo precisamente eso. La mendicidad del Capitán América casi derritió el corazón de Loki. Quería unirse a su Capitán más que nada, pero esto era una prueba.
“Esos son mis términos, Capitán”.
“Al menos déjame acercarme a ti si realmente me necesitas. No puedo soportar la idea de que vas a sufrir”, pidió Steve levantando la cabeza para mirarlo.
“No voy a necesitarte”.
“¿Cómo lo sabes? Será tu primer celo real y Bruce no te puede dar nada para aliviarte. El simple hecho podría matarte, ha sucedido… Pero si es lo quieres, lo respetaré. Sin embargo tengo mis propios términos: tendrás a Thor o a Bruce contigo en todo momento, y si me necesitas, me llamarás”.
“No voy a necesitarte”, insistió Loki a pesar de que su corazón se rompió un poco.
“Entonces es una promesa fácil de cumplir. Por favor, somos iguales, ¿recuerdas?
De nuevo Loki estaba atrapado en la lógica del Capitán. Bien, tenía que darle el crédito de la inteligencia a pesar de ser un mortal.
“Muy bien. Thor o Banner en todo momento y si te llamo, puedes venir”.
Los ojos de Steve estaban fijos en los de Loki ahora. El rubio sabía que a pesar de las palabras que salían de la boca del otro, había empezado a desarrollar sentimientos por él también. Decidió ser valiente. Levantó la mano y la envolvió alrededor de la nuca de Loki.
“¿Puedo?”, musitó.
Loki lo miró por un momento y luego su determinación se rompió. Asintió con la cabeza y Steve le empujó hacia abajo hasta que sus labios se encontraron. Fue lento al principio, tierno. Steve esperó manteniendo el beso. Fue Loki quien empujó, abriendo la boca invitando a Steve. Éste tomó la invitación usando su lengua para explorar, para reclamar.
Repentinamente el rubio cayó hacia atrás, con la espalda apoyada en el suelo. Loki se había movido hacia delante y ahora yacía estirado sobre Steve. El beso no titubeó ni una sola vez. Ambos gemían y finalmente se separaron para tomar aire.
“No seré un Omega débil. No para Thor, no para ti, no importa lo que me cueste”, dijo Loki respirando con dificultad.
“Yo no quiero un Omega débil. Te quiero como eres. Yo…”. Steve no pudo terminar.
Fueron interrumpidos por Thor llamando a la puerta de Loki. Steve maldijo y Loki miró la puerta como si quisiera envolverla en llamas. Ambos se sentaron pero no se separaron. Loki incluso apoyó la cabeza en el hombro de Steve y éste rodeó su brazo alrededor de Loki, tirando de él más cerca. Los dos sabían que no podían seguir negando la atracción mutua.
“¿Estás de acuerdo con mis condiciones?”, inquirió Loki y casi deseaba que no lo estuviera, que lo reclamara, pero sabía que Steve no podría hacerlo.
“No quiero”, respondió el rubio. El golpe era cada vez más fuerte.
“Lo sé”.
“Pero si es lo que necesitas, entonces estoy de acuerdo. Solamente no me excluyas”.
Loki asintió. Todo estaba arreglado. Se dio cuenta de que no podía hacer frente a su hermano ahora. Puso un suave beso en la mejilla de Steve, se levantó y fue a su dormitorio. Steve también se puso de pie y acomodó sus ropas. Salió del apartamento, pasando a un confundido Thor.
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“¿Estás loco, Loki? Steve realmente se preocupa por ti y a cambio lo estás obligando a hacer estúpidos acuerdos para demostrarte que es digno de confianza. ¿En qué estás pensando?”
Thor enfureció cuando finalmente le sacó la verdad a Loki.
“No te metas en esto, Thor. No espero que lo entiendas”, demandó el pelinegro.
“Entonces hazme entender. ¿Qué más tengo que hacer para que confíes en mí?
“Ahora mismo, haber nacido Omega”, dijo Loki y luego respiró hondo. Había llegado demasiado lejos y lo sabía. “Thor, lo siento. Yo confío en ti. No es mi intención dañar al Capitán. No estoy seguro de realmente entenderme a mí mismo pero sé que esto es algo que debo hacer”.
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Loki y Steve pasaron la semana siguiente conociéndose uno al otro adecuadamente. Nunca estaban solos. Ambos coincidieron en que no podían confiar en sí mismos. Encontraron un terreno común sobre algunos temas y disfrutaron de debates con los demás, cada uno intentando entender la cultura del otro. Esto era más difícil para Loki; no tenía idea acerca de sus antecedentes Jotun y odiaba su lado Asgardiano. Steve sin embargo lo animó a no avergonzarse de su forma de Gigante de hielo, después de todo, ¿cómo podían los Aesir llamarlo monstruo cuando trataban a su propia raza tan mal? Incluso se las arregló para convencer a Loki de mostrarle su verdadera forma. Los Vengadores quedaron maravillados del azul profundo de su piel. Steve, que lo encontraba atractivo de cualquier forma, pensó que se veía muy bien. Loki descubrió que, a diferencia de los Gigantes en plena madurez, su piel no estaba congelada. Eso significaba que Steve podía trazar marcas con sus dedos. Ambos encontraron esto un poco erótico y Loki tuvo que volver a su palidez. También hizo las paces con Clint; nunca serían amigos pero se entendieron mejor.
Loki también estudió la vida de los Omegas en la Tierra. Incluso habló con Bruce a pesar de lo que le había dicho a Steve, y encontró que lo dicho por el rubio era cierto. Mientas que no era una verdadera igualdad, los Omegas vivían libres de todo requisito aparte de las que se aplicaban a todos los seres humanos. Él y Thor habían pasado horas hablando de los cambios que se podrían hacer en Asgard tomando a Midgard como ejemplo.
Fue hasta el comienzo de la tercera semana de la estancia de Loki en la torre Vengadores cuando Odín los encontró.
Estaban reunidos en la sala del piso común discutiendo qué película verían (Natasha y Clint estaban en una misión encubierta para SHIELD). Thor acababa de regresar de dejar a Jane en casa, Tony y Bruce jugaban el sofá peleando por el espacio, Loki y Steve en el suelo, rozando sus dedos tentativamente. Era extraño pero ya que habían llegado a un acuerdo sintieron la necesidad de estar conectados físicamente entre sí.
La discusión se detuvo cuando una imagen de Odín apareció sobre la mesa de café. Buscó por la habitación para encontrar a Thor y luego descansó la mirada en Loki. Éste, incómodo, se alejó de Steve para acercarse a Thor, los hermanos decididos a permanecer unidos. Steve no podía culparlo. Ahora mismo el deber de protegerlo era de Thor, no de él. No es que Loki necesitara protección, sabía Steve.
“Thor, exijo que regreses a Asgard con el Omega. Balder no es un hombre paciente y no quiere perderse este celo”, habló Odín con la voz de hierro acostumbrado a ser obedecido.
“No, padre. Loki se queda aquí. No voy a devolverlo para que lo conviertas en una puta de hombres”, igualó Thor la voz de mando.
“Vamos, Thor. Estás arriesgando todo por un Omega que no vale nada. Balder lo tratará bien; me aseguraré de ello. Vuelve a casa y todo será perdonado”, cedió Odín cuando su orden fracaso, era mejor la persuasión.
“¡No vuelvas a hablar de Loki de esa manera! No lo advertiré de nuevo”, gruñó Steve.
Odín se percató de que había otras personas en la habitación.
“Así es que eres tú. Aún con todos los hechizos de Frigga para ocultarlo, viste lo que es Loki cuando yo no. Este Omega no es para ti. Él obedecerá el deber para con su rey, igual que todos los Omegas”.
“No, Odín. No voy obedecerte más y Balder puede quemarse en Muspelheim antes de dejar que ponga una mano sobre mí”, se adelantó Loki dejando atrás a Thor, como un orgulloso Alfa y no un Omega acobardado.
“Conoces tu lugar, Omega”, gruñó Odín.
“Estoy de pie en él, Padre de Todo”.
“¡Suficiente! Loki será devuelto a Asgard en cuatro días. Si no lo hacen, la ira de Asgard caerá sobre éste lugar”, tras esas palabras Odín despareció de la vista.
El grupo se sentó en silencio. Tony con Bruce y Thor con Loki. Steve sólo intentó no sentir celos. Tony fue el primero en hablar.
“Thor, ¿quién es ese sujeto Balder? Debe ser importante si Odín está dispuesto a iniciar una guerra para entregarle a Loki”.
Thor miró a Loki antes de responder.
“Balder es nuestro hermano mayor bastardo. Mi padre tuvo un hijo con una Beta en la corte antes de que se casara con mi madre. No puede reclamar el trono así que mi padre lo nombró General. A pesar de lo que pudo haber sido, Balder es el verdadero favorito de mi padre, y siempre ha deseado a Loki. Y lo que Balder desea, mi padre se lo da”.
“Pero son hermanos. Eso es incesto”, intervino Bruce.
“Soy un Jotun, ¿lo olvidas? Tampoco fuimos criados juntos como Thor y yo. Nadie se quejará cuando él me lleve. Disculpen”. Loki se levantó y se marchó a su habitación. Steve le siguió. Todo el mundo se perdió algo de lo que dijo Loki, pero no Steve.
Loki había pasado la mayor parte de su tiempo en la torre en jeans y camisetas. Sin embargo cuando Steve entró a la habitación vio a Loki con una armadura Asgardiana completa. Esa fue la confirmación que necesitaba.
“No hay opción. No irás con él. No cederás ante él, va a matarte”, dijo Steve en estado de shock.
“Eso será mejor que ver Midgar estallar porque no aprendo cuál es mi lugar”, devolvió Loki con tristeza.
“No. No te sacrificarás a ti mismo por la Tierra. Hice la promesa de protegerte”. Loki lo fulminó con la mirada. “Está bien, lo entiendo. Lucha a mi lado, demostremos que eres más que un Omega”.
“Entonces serás tú el que muera y Balder me llevará de todas formas. No me hagas verte morir. Eso sería peor que cualquier cosa que pudieras hacer por mí”.
Las manos de Loki temblaban ahora y Steve se acercó para tomarlas y estabilizarlas.
“Está bien, vamos a irnos. Debe haber algún lugar en el universo donde podamos escondernos de Odín. Porque yo no voy a renunciar. Estás aquí”, dijo Steve llevando los dedos de Loki hasta su sien, “Y aquí”, agregó colocando la mano sobre su corazón. “Te amo”.
Loki jadeó ante la confesión de Steve. Quería decir lo mismo en voz alta pero dolía demasiado.
“Esto es para ocultar mi celo. Mi magia comienza a volverse inestable, mi madre me advirtió hace muchos años que esto sucedería, que terminaría perjudicando a alguien, así que he intentado suprimirlo. No podemos irnos a cualquier lugar”.
Loki inclinó la cabeza y Steve vio el collar que estaba de vuelta en su cuello. El rubio lo odiaba pero era lo que Loki quería y ahora podría retirarlo en cualquier momento.
Habían estado tan centrados el uno en el otro que ni siquiera se habían dado cuenta de que Thor entró en la habitación.
“Todo estará bien, Loki. Me he comunicado con nuestra madre y ella no cree que el consejo permita una guerra por un Omega. Seguramente lo dijo para tratar de obligarnos. Eso funcionará si es lo que creo”, añadió Thor señalando la investidura de Loki.
Steve tomó el rostro del pelinegro entre sus manos.
“Veremos qué obtendremos de esto”.
Steve quería besar a Loki, pero se resistió. Se retiró un poco. Estaba tan cerca del otro y era doloroso de todos modos. Sabía que estaba duro. Honestamente había estado semi erecto desde la llegada de Loki. Su último encuentro lo había dejado jadeando y le había tomado una hora de auto placer antes de llegar al clímax en su totalidad.
Loki de repente pareció preocupado. Sintió un cambio profundo por dentro y entonces Thor y Steve fueron capaces de reconocer su cambio de aroma. Loki había comenzado su celo. Thor miró a Steve con los ojos muy abiertos. Lo que sucedería después dependía de Steve.
“¿Sigues firme en lo que quieres?”, le preguntó a Loki.
Loki quería gritar que no, que quería entregarse a Steve, pero no podía. Tenía que demostrar algo. Así que asintió.
“Sí”, escapó de sus labios con firmeza.
Steve asintió. No dudó esta vez. Acercó a Loki a sus brazos y lo besó con fuerza, y Loki respondió al beso con la pasión contenida. El rubio se separó y apoyó su frente en la del otro.
“Sobrevivirás a esto. Es una orden de tu Alfa”.
Thor y Loki entendieron el significado de las palabras a pesar de cómo sonaron. Cuando Loki asintió, Steve se giró y salió sin mirar atrás.
Thor miró a Loki.
“Espero que sepas lo que estás haciendo”.
“Yo también”, respondió Loki.