Los últimos días estuvieron al tope. Steve se sentó en su habitación, se centró en la misión y se permitió unos minutos para pensar de nuevo en la primera vez que vio a Loki…
El Capitán había aterrizado a las afueras de la plaza en Stuttgart, Alemania. Loki había comenzado a alejarse del viejo hombre que lo había desafiado. Se dio la vuelta y el Capitán supo lo que iba a suceder. Corrió y echó su escudo entre el hombre y la explosión justo a tiempo. Loki fue alcanzado cuando la explosión le rebotó.
La pelea que siguió fue corta pero intensa. Estaban muy igualados y al final la intervención de Iron Man rompió el punto muerto.
Loki levantó los brazos en señal de rendición. Respiraba con dificultad y fue cuando Steve captó su aroma por primera vez. ¡Un Omega! Tony pareció no percibirlo pero estaba en su armadura. Una vez en el jet, Steve luchó por mantener su atención en lo que Tony decía. Tony todavía parecía ajeno al aroma de Loki. A Steve le parecía embriagador. Sus ojos se dirigieron de nuevo al semidios y más de una vez estuvo seguro de sentir los ojos de Loki en él. Estaba a punto de sentarse a su lado cuando Thor llegó y sacó a Loki del jet. Iron Man y Steve los persiguieron y los tres discutieron en un pequeño bosque. Steve no dejaría ir a Loki hasta que tuviera clara la situación.
De vuelta en el Helicarrier, Steve evitó la celda de Hulk. La distancia ayudó un poco, pero el aroma de Loki era tan fuerte que podía olerlo desde el laboratorio hasta dos cubiertas. Se preguntó después si el cetro lo amplificaba, pero él quería descubrirlo. Aunque no tuvo oportunidad porque él parecía ser el único en olerlo. Podía oler a Bruce, pero diría que todos los Alfas también eran conscientes del científico. Tony había comenzado a situarse en torno al él y Steve pudo ver el resultado entre los dos. Sonrió para sus adentros, incluso mientras discutía con Stark.
Entonces Clint atacó.
La última vez que Steve vio a Loki fue cuando éste estuvo amordazado y atado. Steve odiaba eso. Quería atraer a Loki a sus brazos y protegerlo de su destino. Estaba seguro de que Loki sintió algo pero no había nada que pudiera hacer. Estaba atrapado entre su deber como Capitán América y su deseo Alfa como Steve Rogers. Estaba tan concentrado en Loki que no se percató de las miradas que Thor le dirigía. Thor se volvió rápidamente y activó el Teseracto. Steve se quedó mirando el lugar donde Loki había estado por una hora antes de dirigirse a casa.
Ahora, sentado en su cama planificaba traer a Loki a la Tierra. ¿Qué pasaría entonces? Casi no escuchó a Thor llamando a su puerta. Steve entró en la sala de estar e invitó a Thor. La conversación que Steve sabía que llegaría estaba a punto de comenzar.
“Steve, tengo que darte las gracias por tu ayuda. Sé que esto es difícil para todos ustedes”, comenzó Thor.
“No es nada que no haría por alguien más. Un Omega no debe ser tratado de esa manera. Esto no ha sucedido en la Tierra durante doscientos años, y no me importa que él no sea humano. Se merece algo mejor”, dijo Steve.
“Steve, hay algo que debo preguntarte y yo preferiría que se quedara entre nosotros por ahora”.
Steve asintió. Sabía lo que Thor iba a preguntar.
“Podemos traer a Loki, pero nunca estará a salvo mientras esté sin ser reclamado. Te observé después de la batalla. Loki siempre ha enmascarado su aroma, incluso de sí mismo. Discutido esto, tú sabías lo que Loki es, y lo deseaste”.
“Thor, yo nunca haría…”
“Lo sé, mi amigo. Sin embargo, me gustaría preguntarte si lo tomarías como tu Omega”.
“Thor, debo explicarte algo. Antes del suero era un Alfa débil. Pensé que nunca encontraría un compañero. Apenas podía oler a un Omega y los Betas no estaban interesados en mí. Entonces me convertí en el Capitán América y pude oler a cada Omega. Casi me volví loco de deseo. Me entrené para hacer caso omiso a los aromas y pronto fue de nuevo como antes. No podía confiar en mí mismo. Luego salí del hielo y setenta años después lo primero que descubro es a un Omega tan sútil que nadie más puede olerlo. Sin embargo con todo mi autocontrol pude olerlo”.
“Entiendo, mi amigo.”
Thor intentaba tranquilizarlo. No ayudó.
“No creo que lo entiendas. Loki es el Omega que ha batido todas mis defensas. Lo deseo más que a cualquier otra cosa en mi vida. Sería para siempre, pero nunca lo tomaría a menos que él me quiera. No lo voy a obligar. Si lo hago no seré mejor que los bastardos de los que lo estamos rescatando.”
Steve estaba temblando ahora. La idea de tomar lo que deseaba era casi demasiado fuerte para controlarse.
“Steve, eres un hombre honorable. Pero si no lo reclamas mi Padre vendrá después para hacerle lo que él quiera. Yo no puedo hacerlo. Soy un Alfa, pero todavía lo veo como mi hermano, su olor me repele. Por favor, estoy seguro de que él también lo siente; no ha sido el mismo y te miró tanto como tú a él.
Steve negó con la cabeza. No había manera de que obligara a Loki y estaba seguro de que no iba a renunciar a su libertad con un mortal.
“Te prometo que traeremos a Loki a salvo. El resto depende de él”.
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La prisión de Loki estaba en el lado más alejado de la capital. Estaba aislada y protegida por si el celo de Loki llegaba temprano. Lady Sif se dirigió hacia la puerta y abrió la pequeña escotilla. Loki estaba en el suelo hecho un ovillo. No podía ver su rostro pero los guardias habían estado allí. Bajo las órdenes del Padre de Todo, Loki todavía permanecía virgen, pero eso no les había impedido golpear al Jotun. Sif odiaba lo que había visto. La tensión entre ella y Loki todavía estaba allí. Por todo lo que se habían hecho, Loki y Sif se odiaban mutuamente. Por todos los infiernos, en una lucha justa ella querría golpearlo también. Pero esto no era una lucha justa y esta no era la manera de tratar a nadie sólo porque era diferente; solamente por Thor se había quedado a observar. Si no se hubiera detenido habría echado al guardia. ¡Por las Nornas! Si ella fuera una Alfa habría tomado a Loki para sí misma. Sería mejor que ese bruto al que se lo habían ofrecido.
El Bifrost se abrió y los Vengadores arribaron a Asgard. Heimdall se puso delante de ellos, impresionándolos con su armadura de oro y una enorme espada bastarda.
“Mi príncipe, la Reina podrá mantener al Rey en la ignorancia hasta la mañana, no más. Entonces me entregaré a mi suerte. Se espera que esto distraiga al Rey el tiempo suficiente para llevarse a Loki a algún lugar seguro. Sin mi vista, le llevará mucho más tiempo encontrarte. Después de eso, estarás solo”.
“No solo, mi amigo”, respondió Thor mientras palmeaba la espalda de Clint con dureza. El Halcón estuvo a punto de caer de cabeza al suelo. Clint miró a Thor pero no dijo nada.
“Tengo un regalo de la Reina para ustedes”, dijo Heimdall, entregando a cada uno de ellos una pequeña piedra. “Rompanla”.
Steve aplastó la piedra en la mano. No sucedió nada al principio, pero luego una sensación de frío lentamente se deslizó hasta su brazo. Después de un momento, bajó la mirada para ver que ahora vestía ropas similares a las de Thor, pero todavía sentía el material sintético de su traje. No tenía un espejo pero se pasó los dedos por el cabello para descubrir que ahora lo tenía más largo que antes, entonces tocó su hombro. Miró a su equipo para encontrar que todos habían recibido el regalo, incluso Thor. Sería difícil decir que venían de la Tierra. Tony probó su traje y comprobó que todavía podía volar, pero no tenía la armadura.
El grupo miró a Thor.
“Madre es tan poderosa como Loki y ella le enseñó mucho”.
Justo en ese momento tres hombres llegaron vestidos para una batalla, cada uno con un arma. Se miraron uno al otro por un momento y luego se precipitaron hasta Thor con los brazos extendidos. Steve supuso que eran los Tres Guerreros.
Después de un montón de abrazos y palmadas en la espalda, Thor hizo algunas presentaciones y luego se puso a trabajar.
“Mi amigo, ¿qué noticias hay de mi hermano?”
Fandral habló para el grupo:
“Tu hermano está seguro, pero Sif está preocupada de que no ha sido bien tratado y hay signos de que comienza su celo. Su magia fue suprimida también. No creo que pueda evitarlo esta vez”.
Thor miró a Steve. El Capitán no dijo nada, pero no pudo ocultar su molestia a Thor. Saber que Loki había sido tratado así lo estaba enfureciendo. Thor se volvió a Fandral.
“Nos lo llevaremos esta noche. ¿Tienes el barco listo?”
“Sí, los está esperando”.
“Bien. Cuando tengamos a Loki a bordo podrás irte. Sin argumentos, Después de esto probablemente seré desterrado de nuevo. No tienen que acompañarme. Sif será protegida también. Cuida de ella, estará muy feliz”, comentó Thor esta vez con una sonrisa.
Los Vengadores esperaron hasta que estuviera completamente oscuro antes de abandonar el observatorio. Iron Man y Thor volaban hacia la prisión, manteniéndose a poca distancia del agua. El Capitán América y Fandral estaban en un barco flotante también a poca distancia del agua. Fandral daba las instrucciones de cómo operar la embarcación al Capitán en caso de necesidad. Volstagg y Hogun se encontraban en la sala de banquetes. Como los Tres Guerreros eran raramente vistos separados, muchos creerían que Fandral estaría allí también con alguna hermosa doncella.
El plan era entrar por la puerta lateral, deshacerse solamente de los guardias necesarios y marcharse por la misma puerta. Sif abriría la celda de Loki. Steve no estaba seguro de lo que Thor planeaba hacer con Sif, pero decidió no preguntar. Sabía que ella evitaría el castigo y eso era suficiente. Fandral permanecería en el bote para evitar ser visto.
La puerta se abrió como estuvo previsto y la mujer guerrera, Lady Sif, se posó delante de ellos armada con un pequeño escudo y una espada corta. Hizo caso omiso de los demás y habló sólo para Thor.
“Está débil, Thor. El celo podría matarlo si no se aparea”.
Esta vez Thor no pudo mirar a Steve. Era demasiado. Miró a Sif.
“Se recuperará”.
“Thor, eso no…”
“Se recuperará”, refutó Thor con fuerza y Sif bajó la mirada. Le tomó de la mano. “Sé que quieres ayudar. Significa mucho, pero sólo podemos concentrarnos en una sola cosa a la vez. Si no te apartamos esta noche, sabes tu destino”.
Sif asintió.
“La celda es la tercera a la derecha en el quinto corredor. Hay cuatro guardias”.
“Gracias, mi amiga”.
Y con eso, Thor le dio un puñetazo limpio en la mandíbula. Ella cayó como una roca. Tony corrió hacia ella y la recogió.
“¿Por qué diablos hiciste eso, Thor?”, inquirió entre dientes.
Fue Steve el que respondió; había visto el intercambio de palabras y recordó lo que le había dicho Thor a Fandral.
“Ha caído defendiendo la prisión de una fuga, ¿verdad, Thor?”
Thor simplemente asintió con la cabeza. Steve no podía aprobar el método, pero su corazón estaba en el lugar correcto.
“Bueno, la próxima vez adviertenos, Fortachón. Mi corazón sólo puede tener un ataque”, dijo Tony y se puso junto a los otros dos.
Hicieron el camino imposiblemente lento hacia la celda. El aroma de los Omegas era embriagador, pero Steve sólo estaba interesado en uno y se estaba poniendo duro. Agradecía el ajuste perfecto de su traje. Miró a Tony y le oyó murmurar.
“Hombre casado, hombre casado”.
“Ahora sabes lo que sentí en el jet”.
Tony abrió los ojos como platos.
“¿Lo podías oler desde entonces?”
“Mierda, sí, pero esto es mucho peor. Él no puede ocultarlo ahora”.
Llegaron a la última curva antes de encontrar la celda. Sif tenía razón, había cuatro guardias pero estaban en la celda. Los gemidos de Loki se escuchaban desde el interior. Thor avanzó primero pero Steve no se quedó atrás. Loki era detenido por dos guardias mientras los otros dos le daban puñetazos en la cara y el estómago. Con el factor sorpresa de su lado, derrotaron a los guardias rápidamente. Thor jaló a Tony hacia atrás cuando Steve se arrodilló junto a Loki.
Loki estaba muy delgado y tenía heridas en la cara y los brazos. Su ropa estaba hecha jirones. Lo único brillante en la habitación era el collar de plata alrededor de su cuello. Steve supuso que estaba conteniendo su magia. Loki cerró los ojos y se encogió esperando más golpes. Steve no pudo evitarlo; envolvió sus brazos alrededor de Loki con suavidad y lo levantó hasta su pecho. Gruñó cuando Thor se acercó, no porque fuera competencia, sino por la cultura a la que representaba. Una que trataba a un Omega de esa manera. No era culpa de Thor y Steve no lo juzgaba, pero podía sentir cómo su autocontrol se le escapaba. Fue Tony el que obligó a Steve a volver a la normalidad.
“Cap, tenemos que irnos”.
Steve asintió y se puso de pie, sacó a Loki de la celda. Loki aspiró el aroma de Steve por primera vez. Abrió los ojos y volvió a respirar hondamente.
“Capitán…”, fue todo lo que pudo decir, pero fue suficiente. Conocía el aroma de Steve y Steve lo acercó a su pecho.
El rubio haría cualquier cosa por hacer que Loki confiara en él. Incluso si nunca se apareaban, era por Loki pasara lo que pasara.
Si Fandral se sorprendió al ver a Loki en los brazos del Capitán no lo demostró. Ahora tenían a Loki. Se despidieron y se marcharon. Thor dirigió el barco con Tony volando junto a ellos. Observó a los otros dos al extremo opuesto de la embarcación. Loki se aferraba al Capitán por ahora, pero Thor sabía que cuando Loki se recuperara, se alejaría de Steve. Esperaba que su amigo estuviera listo para el reto, porque Thor sabía incluso que si no se daba cuenta, Loki necesitaría a Steve antes de que todo esto acabara.