Las últimas palabras de Rin resonaban en su cabeza una y otra vez, sin embargo no era capaz de comprender por completo su significado, o más bien se negaba a aceptarlo; y aunque su cabeza no lo entendiera, su corazón lo hacía y lloraba.
Una vez que las asimilo y comprendió lo que conllevaba la muerte de Rin, la realidad le cayó a Haruka como un balde de agua fría, ya no sentiría los dedos Rin entrelazarse con los suyos, su cabeza ya no se escondería en su cuello mientras que sus labios ya no rozarían su piel suavemente trazando caminos hasta llegar a su boca, sus rojizos ojos ya no mostrarían sus miles de emociones, ardiendo con cada competencia para luego cambiar por una llena de amor cuando miraba atentamente a Haruka, aquellas manos ya no lo acariciarían más mientras le susurraba palabras de amor al oído, ya no habría más escapes para encontrarlo, ya no existirían más noches en su compañía hasta el amanecer y sobre todo ya no lo volvería a tener entre sus brazos.
Derrotado, tomó con una de sus manos el rostro de Rin, retirando suavemente uno de sus cabellos, acariciando la piel que encontraba a su paso, acomodando aquel rojizo mechón detrás de su oreja antes de inclinarse sobre su amado, en un beso lleno de esperanza, esperando que aquellos labios le correspondieran con tanta devoción como siempre lo habían hecho… Lo cual no paso. Aquellos fríos labios se habían quedado inmóviles, sus ojos no se habían abierto mostrándole aquella intensidad que tantas veces lo había hecho temblar. Confirmando que Matsuoka había muerto y no había nada que él pudiera hacer para traerlo de vuelta.
Aquel pensamiento lo hizo llorar aún más, atrayendo el cuerpo con más fuerza contra el suyo quedándose en esa posición por largas horas. No quería saber nada del mundo que lo rodeaba, del infierno que los había castigado y que habían vivido últimamente. En ese instante solo le importaba Rin y él.
~~~~~~~~~~~~~~~~
Se quedó encerrado en ese pequeño espacio dónde lo único que escuchaba eran sus débiles sollozos que se fueron calmando con el paso del tiempo, y lo único que sentía era el frío cuerpo del demonio contra el suyo, sobre el cual se había negado a soltar o aflojar su agarre tan siquiera un poco. No fue consciente del tiempo que había pasado en esa misma posición hasta que alzó la vista y vio que el sol comenzaba a esconderse entre el horizonte, había pasado largas horas ignorando todo, pero no debía permanecer así, tenía que saber ¿Qué había pasado? ¿Y cómo habían logrado escapar? Pero sobre todo, debía encontrar a sus amigos, seguramente debían de estar preocupados por ellos. Inhaló todo el aire que pudo y lo soltó en un largo suspiro, se dijo mentalmente que debía recomponerse antes de salir y enfrentar la situación, trato de secarse lo mejor que pudo las lágrimas que habían nublado su vista y se puso de pie.
Después de haber llorado amargamente, Haru atravesó la cascada con el cuerpo inerte de Rin en sus brazos, la escena se podría asemejar a la escultura de Pietá de Miguel Ángel, aquella escultura de mármol donde la Virgen María cargaba en su regazo el cuerpo de Jesucristo después de la crucifixión, pero en este caso se notaba el sufrimiento en la cara de Haruka por su pérdida.
No obstante, antes de poder adentrarse a la cueva e ir al exterior, una voz resonó en todo el lugar llamando su nombre, por acto reflejo el ángel abrazó más a Rin y miró ferozmente a su alrededor.
— ¿Quién está allí? ¡Muéstrate!—Gruño completamente alterado mientras los rastros de lágrimas aún eran visibles por sus mejillas.
—Veo que la tragedia y la desgracia han azotado su relación—Dijo una voz que parecía provenir desde lo alto.
En ese instante, Haruka algo renuente, subió su mirada lentamente, dándose cuenta que la voz que escuchaba era la de su Creador.
El silencio se hizo presente, Haru se sentía incrédulo ante la voz que lo llamaba no sabiendo cómo reaccionar o decir, mientras que su Creador esperó pacientemente en silencio, aguardando hasta que el pelinegro se sintiera listo para hablar, haciendo dudar al ángel sobre sí lo que había escuchado era real.
— ¿Usted… lo sabía?— Preguntó una vez que estuvo listo, en un tono de voz más calmado, casi suave.
—Mi pequeño ángel, aunque tú no me hayas visto yo siempre te he estado cuidando al igual que a todos los demás. — Respondió con calma aquella voz, como si aquello fuera algo que Haruka debería saber, y que le habían enseñado desde siempre, pero el mismo hecho de que Dios siempre lo estuviera viendo y "cuidando" hizo que una chispa de rencor se encendiera en él.
— ¡¿Entonces porque no lo detuvo?! ¿Por qué no me mataron a mí?— Reclamó de nueva cuenta, dejando atrás la poca calma que con mucho esfuerzo había conseguido.
—El infierno es algo en lo que no puedo interferir con facilidad.
—Pero pudo haber interferido en el Purgatorio evitando que nos encontraran. ¡¿Por qué permitió que Rin muriera?! — Su voz se alzaba cada vez más con cada reclamo que pronunciaba, mientras que sus ojos rojos por tanto llorar le dedicaban una dura mirada.
—Quería ver que tanto te amaba—Dijo impasible aquella voz.
— ¡¿Y de que sirvió?! ¡Ahora está muerto y nunca volverá!—Las lágrimas volvían a amenazar con salir de sus ojos y lo hubieran hecho, si no fuera porque ya había liberado hasta la última lágrima de su cuerpo, haciéndole imposible llorar aún más.
El silencio predomino en el ambiente, Haruka estaba enojado con Dios y con el mundo, se sentía traicionado por aquel que debía cuidarlos y amarlos. Dios no dijo palabra alguna, esperando a que la respiración del ángel se tranquilizara un poco, y volvió a hablar antes de que los pensamientos de Nanase lo llevaran a cometer un acto por despecho.
—Mi querida creatura, ni ángeles, demonios, o humanos pueden vivir solos, sin embargo tú has de aprender cómo hacerlo. Eso es lo que siempre se ha dicho. No obstante, hay una posibilidad de que él sea salvado —Se escuchó decir desde lo alto, con voz suave y tranquilizadora llamando la atención de Haruka —Él puede renacer como humano.
Ante esta declaración los ojos del ángel se abrieron completamente incrédulo…”un humano.”
—Pensé… pensé que los demonios no podían renacer—Declaró titubeante y con voz rasposa. Todos sabían que los demonios una vez que morían su existencia terminaba allí, además jamás había escuchado de que alguno renaciera, pero al parecer Dios estaba diciendo que era posible.
—Normalmente así es, pero he decido hacer una excepción, él se ha ganado ese derecho. No cualquiera se atrevería a arriesgarse en una relación de tal naturaleza, además de enfrentar al infierno sacrificándose por alguien más y menos alguien de la naturaleza de un demonio. —Las palabras de su Creador a pesar de ser apreciaciones hacia Rin, no dejaban de causarle gran dolor al ángel quien solo se quedo callado intentando lidiar con sus emociones
— Si aceptas, rescataré su alma de la perdición mandándola al mundo humano, borrare la existencia de Rin en la memoria de todos aquellos que intentaron matarlos permitiéndote a ti y a los demás que apoyaron su relación mantener los recuerdos de él, eso incluye a los demonios que los salvaron.—Dijo explicando los términos del trato.
Nanase no podía creer que Dios fuera tan benevolente con él en este momento, rescatando del vacío el alma de Rin, permitiéndole vivir la vida que tanto había soñado. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? Pero no había razón para cuestionar el acto en este momento, tomaría esta oportunidad y no la soltaría, después tendría tiempo para pensar en esas cosas. Así que tomó aire, aspirándolo profundamente antes de soltarlo lentamente.
—Por favor, hágalo. — Pidió extendiendo el cuerpo de Rin.
—Pero hay una condición.
—¿Cuál es?—Preguntó sin vacilar.
—Tú fabricaras su cuerpo. — Haruka se quedó en silencio un momento, ¿Sería capaz de recrear completamente el cuerpo del pelirrojo? ¿Tendría la fuerza suficiente para aguantar las lágrimas y las ganas de abrazarlo cuando el alma de Rin se apareciera frente a él? ¿Su corazón resistiría el verlo y que Rin no lo recordara? Muchas dudas se anidaron en su mente entristeciéndolo, pero debía hacerlo, cumpliría el deseo de Rin de poder vivir una vida lejos de la guerra en el mundo humano, sin importar el costo.
—Lo haré—Sentenció con firmeza que se reflejó en su mirada.
Dicho esto, el cuerpo de Rin se empezó a elevar por los cielos desapareciendo entre las dos nubes de las que provenía aquella voz que pertenecía al Creador. Haruka sintió un gran vacío en sus manos al ya no sentir el cuerpo de su amado, pero en su lugar el cuerpo fue remplazado por una hermosa dalia roja.
“Te querré por siempre”.
Fue la promesa que dejo Rin plasmada en aquella flor.
Haruka acaricio con suavidad sus pétalos y se estremeció ante su significado. "Yo también te querré por siempre" pensó con tristeza antes de mirar por última vez las nubes entre las que desapareció Rin y retomó su paso hacia la salida de la cueva.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Makoto había retirado las piedras en cuanto habían logrado acabar con los demonios que perseguían a la pareja, y despistado a aquellos que llegaron como refuerzos haciéndolos creer que habían partido al mundo humano o al cielo. En cuanto la entrada de la cueva estuvo abierta entraron con la intención de buscarlos y proporcionar ayuda, pero no los habían visto por ninguna parte. Preocupados, recorrieron el lugar de nueva cuenta pero el resultado fue el mismo. Esperaron en el exterior de la cueva, sintiéndose completamente inquietos a medida que su preocupación aumentaba a cada hora, hasta que Haruka salió de la cueva.
En cuanto salió fue recibido por un abrazo de Nagisa, quien fue seguido por Makoto y Rei, las lágrimas de los tres ángeles no se hicieron esperar, alegrándose de que su amigo estuviera bien.
En el momento en que todos se separaron del abrazo la primera pregunta que escucho Nanase fue “¿Dónde está Rin?” su cuerpo entero volvió a temblar mientras agachaba la mirada y cerraba los puños con fuerza, recordando como hace unos instantes lo tenía entre sus brazos, aquella acción sin respuesta fue suficiente para que todos entendieran el mensaje y ahora el rastro de alegría por ver vivo a su amigo fue remplazada por un enorme silencio mientras todos mostraban una expresión sería, sin duda alguna ninguno de ellos se esperaba aquella noticia, sobre todo después de ver que el Demonio era el que se encontraba en mejor estado de los dos cuando atravesaron el purgatorio. “¿Cómo es que murió?” Esa pregunta es la que broto en la mente de todos, pero nadie se atrevía a preguntar y solo se quedaron quietos, sintiendo que habían fallado de cierta manera en su misión.
Nagisa fue el primero en reafirmar su agarre, abrazándolo lo más fuerte que pudo y comenzó a llorar junto a él. Seguidamente se acerco Makoto, quien tomo una de sus manos entre las suyas y la sostuvo con firmeza, mientras que Rei colocó una mano en su hombro y le dio su más sentido pésame. A pesar de que ninguno había conocido a Rin por mucho tiempo, ya lo consideraba como un buen amigo. Nadie tenía palabras para reconfortarlo ante la pérdida de Rin, todos sabían que el destino de los demonios era la perdición de su alma, lo que hacía difícil el tratar de consolarlo.
Haruka notó el conflicto interno que todos tenían para encontrar las palabras correctas para decirle, pero que todos intentaba compensar con el fuerte abrazo y las lágrimas que empezaban a empapar su ropa por parte de Nagisa, el agarre en su mano dándole fortaleza por parte de Makoto y la mano sobre su hombro tratando de darle apoyo. De verdad apreciaba esos pequeños gestos, no esperaba que sus amigos también se vieran afectados por la muerte de Rin, pero ahora era su turno de darles un poco de consuelo a todos, así que tragó el nudo en su garganta que obstruía sus palabras y hablo —Él…Él va a renacer —Dijo con algo de dificultad, sorprendiendo a todos.
— ¿Qué? — Alguien había preguntado, pero entre lo perdida que se encontraba su mente fue imposible saber quien la formulo a lo que simplemente asintió suavemente con la cabeza, confirmando que habían escuchado bien.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Después del incidente del juicio de Rin y Haru, Sousuke había aparecido en el purgatorio en busca de alguno de los ángeles, pero sobre todo en busca de respuestas.
Ese mismo día en la mañana, para él nada de lo que estaba sucediendo tenía sentido, era el día siguiente del disturbio en el Palacio y los demonios actuaban como si nada hubiera pasado el día anterior, los rastros de sangre y objetos quemados junto con la hoguera seguían allí, los cuerpos de los fallecidos estaban siendo amontonados en grandes montones para después ser arrojados a las bestias, pero lo que más lo extrañaba era la tranquilidad con la que él podía andar de un lado a otro.
Había esperado que en cualquier momento la Guardia de su príncipe atacara su cuartel y se llevara consigo a toda su legión, mientras que a él le esperaba el pasillo de la muerte por desacato y traición a su especie, a pesar de que habían salido bien librados de aquella pelea debido a la revuelta en conjunto donde aparentemente no había ningún bando en concreto más que simples demonios dejándose llevar por sus instintos, no dudaba que en algún momento los príncipes de las diferentes legiones que habían ayudado se dieran cuenta que en realidad algunos de ellos había ayudado a Rin y al ángel a escapar, pero nadie había venido por él o sus soldados.
Intrigado, empezó a preguntar a sus soldados sobre sus recuerdos del día anterior; y para su sorpresa todos recordaban que hubo un disturbio en el palacio, pero no recordaban el porqué o quiénes eran los juzgados, mientras que solo unos cuantos (Aquellos que lograron establecer una relación menos superficial con el comandante de la legión de Amon) podían recordar vagamente solo algunas características de Matsuoka, aunque sus memorias del día anterior no eran tan claras como la de él.
Lleno de aún más preguntas que respuestas, voló de inmediato hacia el cuartel de la 22va legión de Amon en busca de más información, en cuanto llegó fue recibido por un pequeño grupo conformado Momo, Nitori, Minami y Uozumi. Quienes de inmediato empezaron a bombardearlo con preguntas. Sousuke se dio cuenta que todos aquellos soldados estaban más confusos que su propia legión y no era para menos, entre los afectados ellos serían los que en teoría deberían recibir el peor castigo.
—Tampoco han venido por ustedes— Más que una pregunta por parte Yamazaki fue una declaración.
—Creímos que seríamos castigados, pero nada paso— Empezó Nitori, en voz baja siendo algo cauteloso ya que su situación era muy incierta —Esta mañana llegaron un par de soldados por parte del príncipe Amon y creímos que era para leer nuestra sentencia, pero de hecho nos mandaron un nuevo comandante.
—Lo más extraño es que no mencionaron a Matsuoka— Acotó Uozumi. A lo que los demás integrantes de la legión asintieron con la cabeza.
— Está pasando algo muy raro aquí. Muy pocos en mi legión recuerdan a Rin.
—Toda nuestra legión lo recuerda, ya lo confirmamos hablando con todos, pero fuera de nuestra legión solo dos demonios más lo recuerdan, o al menos era así hasta ahora — Comento Minami.
— ¿Quiénes son los otros demonios? — Pregunto el líder de la región de Lucifer.
—Mi hermano paso por aquí en la mañana, también me comento que algo raro pasaba ya que él también lo recuerda al igual que Kisumi. — Respondió Momotaro, contándole que aquellos demonios se encontraban igual de confundidos que ellos
Sousuke se tomo un tiempo para tratar de ordenar sus pensamientos y los acontecimientos de ayer y hoy, hasta que todo fue tomando forma en su cabeza.
“Nadie fuera de las legiones que lo habían ayudado a escapar lo recordaban”
—Tengo que irme. — Soltó de inmediato, y sin perder más tiempo volvió a extender sus alas para emprender el vuelo
—¿Sousuke-senpai sabe que está pasando? — Preguntó Nitori antes de que el mencionado se alejara demasiado.
— Sí mi lógica es correcta, sé quiénes pueden darme las respuestas — Y sin más se marchó.
Así es como había llegado al purgatorio en busca de Nanase o de cualquiera de los otros ángeles que pudiera darle una respuesta. Estuvo rondando un par de veces por la zona sin poder encontrar a nadie, estuvo a punto de marcharse cuando alcanzo a ver una figura conocida a lo lejos y no dudo en acercarse de inmediato.
—Necesitamos hablar. — Declaró con la voz más autoritaria que pudo sin dejar lugar a una negación a su petición — Sé que ustedes saben lo que está ocurriendo.
Makoto se tensó ante la grave voz que acompañó la brusca petición que se escuchó a su espalda, antes de reconocerla y darse la vuelta para verlo de frente y asentir con la cabeza.
El grupo de ángeles sabia que tarde o temprano alguno de los demonios amigos de Rin vendrían en busca de respuestas, por eso se había turnado para dar algunas rondas por el purgatorio, pero Makoto no esperaba que al día siguiente tuvieran que darle la terrible noticia de la muerte de su amigo.
Tachibana le contó todo lo que él sabía sobre el incidente además de lo añadido por Haruka después de que la pareja había salido del infierno. Le contó el trato que había hecho Dios con Haruka, sobre el renacer de Matsuoka en el mundo humano y de la influencia que había tenido Dios sobre el hecho de que muy pocos demonios en el infierno recordaran al pelirrojo.
—Así que fue todo gracias a ese sujeto — Soltó Sousuke sin la más mínima contención de su lengua. Tenía sentimientos encontrados, odiaba a Dios y siempre lo haría, eso había quedado más que claro desde siempre, pero al mismo tiempo le agradecía lo que había hecho por su amigo.
Por otra parte Makoto logró notar algo de la confusión de Sousuke ante lo que había pasado, y en parte lo entendía pero eso no evitó que hiciera un gesto al escuchar la forma tan irrespetuosa y despectiva a la que se refirió a su Creador.
Aunque no tuvo tiempo de expresar su molestia ya que escucho el largo suspiro que Sousuke había soltado, como si una gran carga hubiera sido retirada de su espalda y la confusión se hubiera disipado momentáneamente.
—Un humano…—Susurro para si antes de volver a hablar con más fuerza — Maldita sea Rin, siempre consigues hacer lo que quieres de alguna u otra manera — Soltó entre carcajadas al no poder comprender la habilidad de su amigo, que después de muerto logró que Dios le tuviera piedad y le ofreciera vivir la vida que alguna vez Matsuoka le había comentado que quería vivir. Sin duda alguna Matsuoka era un pérfido con suerte.
Y saber que al menos su amigo sería feliz y podría verlo de vez en cuando, las veces viajara al mundo humano, aliviano el dolor que sentía por su muerte
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Mientras tanto en el infierno los días siguientes fueron algo extraño para aquellos que recordaban a Matsuoka, sin embargo para todos los demás era una continuación del día anterior.
La 22va legión de Amon había recibido un nuevo comandante, alegando que habían tenido problemas para encontrar otro disponible después del ascenso de Seijuro, todos en la legión se quedaron sorprendidos ante el hecho de que en realidad ni siquiera el príncipe recordara a Rin, sin embargo habían hecho un pacto, nada iba a ser mencionado del comandante Matsuoka.
Adicionalmente, habían sido requeridos para la ceremonia de ascenso de Haizaki, quien se había convertido en el nuevo estratega militar y mano derecha de Amon como siempre lo había querido.
En cuanto a las demás legiones que los habían ayudado como la de Sousuke y la de Kisumi, no recibieron algún castigo por parte de Lucifer o Asmodeo respectivamente, aunque durante un tiempo se les asignó uno de los allegados a sus príncipes para vigilar sus movimientos
En cuanto a la muerte de Razgut, Seijuro esperaba que este fuera el hecho más difícil de encubrir, y que su presencia fuera requerida ante la corte de los 7 príncipes le era prueba suficiente de que algo terrible se avecinaba. En cuanto se arrodillo enfrente de los gobernantes del infierno, espero escuchar su condena por asesinato a un alto rango. No obstante, fue elogiado por haber cumplido con su misión con tanta eficacia, al parecer la muerte de Razgut había sido catalogada como un pedido para la división especial.
Sin embargo las cosas eran algo diferente en el cielo.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Cinco días habían pasado desde la muerte de Rin , y en esos días Haruka había intentado hacer el boceto del cuerpo del pelirrojo, pero cada vez que llegaba a la parte de su rostro un nudo se formaba en su garganta al mismo tiempo que las líneas que trazaba con su lápiz se hacían cada vez más débiles e imprecisas, aún no estaba completamente listo para terminar su trabajo, pero no podía posponer la reencarnación de Rin, mientras más rápido acabara con esto, mejor sería para ambos; sobre todo antes de que el pesar de su tarea se hiciera cada vez más grande e imposible de llevar.
Y justo cuando llego el sexto día[1], Haruka se había preparado mentalmente para poder recrear el cuerpo de Rin, pondría toda su fuerza de voluntad en no quebrarse y tratar de recrearlo lo mejor que pudiera.
Decidió empezar tomando dos nubes, soplándolas para moldearlas de acuerdo a su cuerpo, retocando con sus propias manos aquellos bordes que necesitaran toques más finos como sus manos y rostro, escogió los colores del atardecer para colorear sus ojos y cabello, un rayo de luz para su sonrisa, la melodía más dulce y hermosa que había escuchado para su risa y un poco del calor proporcionado por el sol para su tacto. Siguió retocando, eliminando, mezclando colores y texturas de la naturaleza hasta que estuvo conforme con el resultado. El color y suavidad de su piel, el deslumbrante color rojo de sus ojos que combinaba con su cabello y los rasgos de su rostro eran tal y como él los podía recordar.
La base estaba lista, seguía la parte más difícil:
La cooperación del alma de Rin.
Haruka respiró profundamente varias veces para recuperar su temple antes de que apareciera frente a él aquella criatura que tanto quería.
♫ ♪Estoy seguro de que antes de nacer, en algún lugar, alguien me preguntó.
“Si hiciera que pudieras ver el pasado o el futuro ¿Cuál elegirías?...
¿Cuál elegirías?”
Y probablemente yo elegí el pasado
Así en vez de convertirme en una persona fuerte, podría ser una persona gentil y entendería la importancia de los recuerdos ♪♫
Haruka mantuvo su posición firme y su rostro serio mientras se acercaba a Rin y lo guiaba a su mesa de trabajo. No quería quitar la vista de su trabajo evitando por completo la mirada rojiza de Rin, de verdad quería verlo pero si le dedicaba una mirada no estaba muy seguro de poder soportar, ya era difícil ver el cuerpo que había diseñado, pero era más fácil ver algo inanimado que ver el alma de Rin. Tragó fuertemente y comenzó a hablar.
—“Brazos, piernas, bocas, orejas, ojos, corazones y fosas nasales. Te daré dos de cada uno. Está bien, ¿Verdad? “— Había dicho sin siquiera fijarse en la reacción del contrario.
♫♪ “Está bien, ¿Verdad?” ♪♫
Rin soltó una pequeña risa y negó con la cabeza, pidiendo un favor
—“Me conformo con una sola boca. Así no lucharía conmigo mismo y de ese modo solo podría besar a una sola persona.” — Haruka alzó sorprendido la mirada, mirando por primera vez a Rin quien solo le había dedicado una sonrisa.
♫♪Quiero olvidar, pero no puedo
¿Cómo llamarías a este sentimiento? ♪♫
Haru luciendo algo malhumorado en un intento para suprimir sus emociones, no tenía más remedio que seguir hablando.
—“El corazón es lo más importante” —Dijo apuntando su pecho—“Así que te daré uno a cada lado de tu pecho. Está bien, ¿Verdad? “
♫♪ “Está bien, ¿Verdad?” ♪♫
Y de nuevo Rin hizo una petición.
— “Muchas gracias, pero yo no necesito un corazón en mi lado derecho, me disculpo por mi egoísmo” —Comentó haciendo una pequeña inclinación y se volvió a erguir —“Pero así, cuando conozca a alguien a quien quiera y la abrace por primera vez, sabré que nuestros dos corazones están latiendo en ambos lados de nuestro pecho. Para que cuando este solo, algo me haga falta; para que no pueda vivir siempre solo.”
♪♫ Mi izquierda será tu derecha
Y tu izquierda será mi derecha
Para que cuando esté solo, sienta que algo me falta
Para que no pueda seguir viviendo siempre solo ♪♫
♫♪Quiero olvidar, pero no puedo
¿Cómo se llama este sentimiento?
El ruido en mi pecho es fuerte, pero de alguna manera nostálgico.
¿Cómo se llama este sentir? ♪♫
—“Por cierto, hay una cosa más”—Agregó Haru volviéndolo a mirar— “¿Quieres la opción de las lágrimas? No hay problema si no las quieres, algunos dicen que son molestas y prescinden de ellas… ¿Qué harás?”.
♫♪ “¿Qué harás?” ♪♫
Entonces Rin se las pidió.
—“Así, en vez de una persona fuerte, podría convertirme en una gentil y entender que es importante para mí” —Dijo mostrando una enorme sonrisa lo que Haruka simplemente soltó un suspiro.
—Puedes elegir el sabor que más te guste para tus lágrimas. Hay diferentes sabores para las lágrimas, elige el que más te guste—Haru se hizo a un lado y dejo ver unos contenedores con varios nombres—“Agrio, salado, picante o dulce, escoge cualquiera de ellos... ¿Cuál prefieres?”
♫♪ “...¿Cual prefieres?” ♪♫
♫♪Todo se está haciendo tal cual y como lo pediste ¿Verdad? ♪♫
♫♪ASI QUE ENSEÑAME BIEN TU ROSTRO NUBLADO POR LAS LÁGRIMAS, VAMOS, MUÉSTRALO CON ORGULLO. ♪♫
—“De verdad, gracias por todo, seguro que te ocasione muchos problemas”—Se disculpo Rin mientras desaparecía—Espero que nos volvamos a ver
Y con esas palabras, Haru cayó de rodillas, rendido ante la última frase de su amado, las lágrimas empezaron a correr por su rostro mientras el trataba de ocultarlas con sus manos.
~~~~~20 AÑOS MÁS TARDE ~~~~~~~
Nanase estaba creando un cuerpo cuando al mover un utensilio de una repisa provocó que algo cayera detrás de su escritorio causando un gran estruendo que captó su atención, se dirigió hacia el objeto y lo levanto sin mucho interés. Al verlo noto que era un cuaderno algo viejo, con su mano derecha le quito el polvo que lo cubría dándose cuenta que para su desgracia no era un simple cuaderno.
Estuvo tentado a volver a colocarlo en la repisa o mejor aún, esconderlo detrás del escritorio hasta olvidarse de él. A pesar de esto, su corazón le pidió que lo abriera una última vez antes de volver a esconderlo. Dio un respiro profundo y lentamente lo abrió reencontrándose con su pasado, allí estaba aquel ex demonio que tanto amaba, era el cuaderno que había hecho con los bocetos de Rin poco después de que se vieron por primera vez, allí estaba todo lo que él había dibujado años atrás con tanto cariño y esfuerzo.
Haru recorrió con un deje de nostalgia las desgastadas hojas de su libreta, recordando cada momento que fue capaz de compartir con Rin, su primer encuentro con él y como lo había ignorado, las pláticas absurdas y sin sentido que le siguieron y las competencias entre ambos que no parecían tener nunca un final, al recordar aquello una pequeña sonrisa nostálgica se escapó de sus labios junto con un suspiro, pero su sonrisa fue rápidamente borrada al pasar de página a una donde se encontraba un paisaje con una pequeña casa en la esquina derecha rodeada por árboles de sakura, con un lago a su izuierda siendo todo iluminado por las estrellas y la luna, y en el centro de todo, se encontraba Rin, con una gran sonrisa, completamente abrumado por la hermosura de aquel lugar secreto que ahora era de los dos, era el lugar donde ambos expusieron su corazón y llenos de vergüenza habían descubierto que sus sentimientos eran mutuos iniciando allí su relación, y de pronto todas sus memorias fueron arrastradas hacia él como una creciente después de llover, las pláticas bajo la aurora boreal compartiendo sueños e ilusiones, el arrepentimiento de Rin y sus culpas al haber participado en miles de masacres por el bien de su príncipe, tantas cosas buenas y malas contenidas en tan pocas hojas de papel estaban acabando con su poca fuerza emocional, sentía que debía dejar de hurgar en su pasado pero al mismo tiempo le era imposible alejar la mirada de aquellas hojas que contenían tantas memorias.
Lentamente dio la vuelta a la hoja y allí estaba Rin, con esa sonrisa que lo había enamorado cada vez más, era exactamente el día donde se había entregado por completo a él sin pudor alguno. Haruka acarició con cuidado la hoja como si temiera que al tocar el papel su dibujo fuera borrado o peor aún, que se llevara el recuerdo de aquel ojirrojo con él.
Pero toda nostalgia y felicidad de aquel primer amor experimentado fue remplazada por la amargura y un sentimiento de impotencia al recordar que la segunda vez que compartieron lecho fue el mismo día donde su propio infierno había comenzado, el día donde ambos fueron capturados por un ejército de demonios. La libreta temblaba entre las manos de Haruka y unas cuantas gotas empezaron a empapar las hojas amenazando con desdibujar aquellas imágenes, lentamente dio la vuelta y encontró los bocetos que tanto le habían costado dibujar junto a un dibujo de si mismo trabajando en el cuerpo de Rin, aquel que usaría al ser humano. Haru se alegró de poder cumplir al menos uno de los tantos sueños de Rin, el deseo de poder vivir alejado de la guerra de sus razas, así significara que también debía estar lejos de él.
Ese había sido su último dibujo antes abandonar la libreta en aquel estante donde no había sido abierta desde entonces. Todo estaba allí, su infierno y su cielo, todo dentro de unas cuantas hojas de papel que había arrinconado en una repisa al verse incapaz de recomponerse de aquella pérdida. En una libreta disfrazadas de hermosos colores y bajo un mismo nombre, Rin.
Se lamento un momento por no haber hecho caso a su primer impulso de dejar la libreta donde estaba e ignorarla como lo había hecho hasta ahora, sin embargo volver a ver a Rin dibujado por su propia mano y recordar su tiempo junto a él, lo había hecho volver a querer estar cerca de él o al menos de los lugares que habían compartido. Así que después de haber cerrado aquel cuaderno con algo de pesar, tomó sus cosas y salió con paso firme hacia su lugar secreto.
Pocas eran las veces que Haru había visitado aquel Claro que vio nacer su amor, ya que al estar en ese lugar las imágenes de Rin lo inundaban haciendo que sus ojos amenazaran con soltar lágrimas, la última vez que había visitado aquel lugar detrás de la cascada fue poco tiempo después que Rin se había convertido en humano, ese día las flores de cerezo estaban en su mejor momento, y que con un poco de ayuda del viento varios pétalos habían caído en el agua, ofreciendo una hermosa vista, aquella que Rin había deseado ver.
Desde que Rin había muerto Haruka no había vuelto a ser el mismo, sus ojos azules perdieron el brillo que los caracterizaba denotando que algo había muerto en su interior, al mismo tiempo en que los primeros días se negaba a comer. Sus amigos estaban preocupados por él, sin importar cuanto lo intentaran él se había vuelto más callado, sus escasas sonrisas habían desaparecido y había dejado de lado su tiempo para nadar.
Algunos dicen que después de la muerte de alguien hay que recuperarse y que la vida sigue, pero para él esto no era así, a veces la vida no sigue, a veces solo pasan los días. Y eso mismo pasaba con Haruka. Había logrado salir poco a poco de su depresión, sus almuerzos habían vuelto a ser normales, e interactuaba un poco de nueva cuenta con sus amigos, pero aun así se negaba a alejarse completamente del pelirrojo.
Durante los años posteriores el término que definía al pelinegro era “Ángel de la guarda”, desde que Rin había nacido en el mundo humano, Haruka lo había estado cuidando desde cerca, compartiendo sus alegrías y tristezas, sus penas y bendiciones. Estuvo presente admirando con ternura la felicidad del pelirrojo cuando cargo por primera vez a su hermanita que llevaba por nombre Gou y escuchó la promesa que este le hizo de protegerla a como diera lugar, el ángel ante esta declaración soltó una sonrisa amarga, sabía por experiencia propia que Rin cumpliría su promesa, así le costara la vida.
Pero no todo era felicidad, también sufrió el dolor de ver a Rin llorar con la muerte de su padre Toraichi en alta mar, estuvo presente sin poder transmitirle completamente el abrazo que le proporciono esa vez tratando de consolarlo, pero aunque no pudiera consolarlo vio cómo a pesar de estar hecho pedazos, Rin con tan corta edad se había armado de todo el valor que poseía y se levanto para poder sostener a su ahora reducida familia, tratando de ser fuerte por su hermana y su madre Miyako, manteniendo unida a su familia. Por eso, cada vez que Rin se derrumbaba y lloraba pensando que estaba en completa soledad, allí era cuando Haru más sufría y trataba desesperadamente de mostrarle que estaba bien llorar, que él estaría allí besando cada una de sus lagrimas y siendo su pilar como Rin lo había hecho con su familia.
Compartió con él el viaje a un país desconocido persiguiendo el sueño olímpico de su padre y el suyo, un lugar donde al principio se sintió intimidado por el lenguaje, el estar lejos de su hogar y familia, pero Rin era fuerte y con ayuda de Lori y Russel, la familia que lo adopto en Australia fue capaz de salir adelante en busca de su sueño.
En la adolescencia de Rin, el ser celestial sufrió los celos y la impotencia de ver como las chicas le coqueteaban al ojos rubí y él no podía hacer nada para alejarlas, pero que para buena suerte del ángel, Rin las rechazaba. Amaba y odiaba la coquetería con la que se relacionaba el pelirrojo, recordando como esto mismo lo había hecho caer por él y que ahora era causa de su inquietud.
Haruka también compartió algunas pequeñas riñas con Sousuke, quien al ser un demonio de vez en cuando le gustaba meterse con el pelirrojo haciéndole algunas bromas y desviando un poco su comportamiento, haciéndole cometer algunos actos de soberbia, queriendo ser el mejor en todo. Haruka jamás aceptaría en voz alta que de hecho aquellas actitudes de quererse comer el mundo y ambición de llegar cada vez más lejos eran parte de sus encantos. Después de todo Rin alguna vez fue un demonio, no sería él mismo sin un poco de maldad en su actuar.
Por otra parte, durante todos esos años, Rin sentía que era observado, pero a pesar de ello no se sentía incómodo, al contrario aquella sensación lo hacía sentirse seguro y de alguna forma llenaba un vacío en sus momentos de soledad que no sabía cómo tratar, o explicar. Jamás entendió la razón por la que nunca le intereso alguien para salir, sabía que él era de la idea de estar con alguien porque en verdad sientes amor, pero nunca se sintió así, cada vez que alguna chica se le confesaba y le ofrecía salir, había momentos en los que dudaba y pensaba en contestarle “me encantaría salir contigo” con el propósito de probar que tal vez no se había dado cuenta de sus sentimientos, pero siempre había algo en su corazón le decía que se detuviera, que no era la persona, ni el momento indicado.
Al final siempre terminaba rechazando cortésmente a todas.
Los años siguieron pasando y Haruka lo vio desenvolverse y estar cada vez más cerca de su sueño, cuando terminó la preparatoria le habían ofrecido a Rin formar parte de una escuela en Australia de donde salían grandes atletas olímpicos, lo cual le ayudaría a cumplir su sueño.
Cada día para Haruka era una oportunidad de poder ver y cuidar a Rin, pero entre todos los días, este era especial, no solo porque había encontrado la libreta, o se había armado de valor para volver a aquel nostálgico lugar, no, en aquella fecha Rin cumplía 20 años, la edad que aparentaba cuando ambos se conocieron.
Y como era costumbre Haruka se encontraba vigilando de nueva cuenta a Rin.
—Veo que sigues pendiente de él. — Comentó una voz que provenía de las alturas. Una voz que Haruka ahora conocía muy bien después de lo que había hecho por Rin y por él.
—No es algo que pueda evitar. —Comentó sin quitarle la vista de encima.
—La razón es que eres un ángel y los ángeles siempre son fieles a su amor, tristemente este dolor te acompañara para siempre ya que tu vida es muy longeva. —Haru mostro un semblante aún más triste al escuchar esas palabras, no es algo que él no supiera, pero escucharlo de alguien más y que se lo recordara le causaba un gran estremecimiento. Y entre las cosas que le dolían más es que a pesar de que para Rin habían pasado varios años desde el punto de vista humano, para Haruka apenas era una fracción de lo que él había vivido, lo que significaba que lamentablemente tendría que ver crecer y morir a Rin en un parpadeo, mientras que el tiempo no pasaba por él.
Durante todos esos años en que Haruka había cuidado de Rin, Dios lo había visto todos los días, compadeciéndose de él, aquel ángel había encontrado el amor en el lugar menos esperado y con alguien aún más inesperado, pese a esto ambos habían logrado aceptar y superar sus diferencias, dejando de lado sus especies, lastimosamente el infierno que los encontró no perdonó su amor y justamente por eso mismo los castigo.
Conmovido por la entrega de ambos, Dios en otro acto de bondad y amor hacia aquella pareja, había acudido a aquel lugar para ofrecerle otra propuesta al ángel.
— ¿Te gustaría reunirte con él?
—No he deseado otra cosa en estos años.—Respondió sin dudar, desde que lo vio morir y nacer de nuevo, no había otra cosa que anhelara más que reunirse con aquel que un día pudo llamar amante, no le bastaba con verlo y protegerlo; quería abrazarlo, pasar tiempo juntos, hablar con él, pero sobre todo, que Rin pudiera verlo.
— Lo desearías ¿Aún si significara convertirte en humano?—Haruka quitó su mirada del pelirrojo y poso su mirada entre las nubes que se colocaron sobre él, era muy extraño las repentinas preguntas que Dios le estaba haciendo.
—Sí, Señor.
—Te ofrezco reunirte con él como humano, pero si aceptas jamás podrás volver a ser un ángel, perdiendo también tus dones divinos. — Haruka asintió con la cabeza comprendiendo lo que implicaba.
—Hay algo más, si Rin te recuerda y cumple la promesa que hizo el día de su muerte prometo que en cada reencarnación ustedes dos se encontraran, no importa el camino que tomen , o las veces que sus personalidades choquen, siempre volverán con el otro.[2]
Haruka se quedo en silencio sopesando lo que de nueva cuenta le ofrecía el Señor. Las palabras de Dios lo reconfortaban y lo llenaban de gran manera, no solo le estaba ofreciendo la oportunidad de estar con Rin una vez más, no, le estaba ofreciendo la oportunidad de vivir esa y otras vidas junto a él sin importar las veces que chocaran. Pero siempre y cuando Rin lo siguiera amando.
El miedo de que Rin no lo amara se hizo presente por un instante, pero su mente regreso a su habitación, justo en su escritorio, resguardada en una cápsula especial estaba aquella dalia roja que Rin había dejado atrás el día de su partida, junto con su significado. Aquel detalle, aunado con el deseo de poder ser visible de nuevo ante Rin fueron las únicas dos motivaciones que le importaron, valía la pena intentarlo; Y en un acto fugaz se hincó frente a la voz aceptando su propuesta con total resolución y decisión en su voz, y su mirar que dejó en claro que no tenía la menor duda sobre lo que tenía que hacer.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Las preparaciones ya se había hecho, aunque por parte de Haruka no tenía gran cosa que hacer, había observado el mundo humano por varios años y tenía una idea de cómo funcionaban las cosas, además de que ya había realizado algunas visitas a aquel lugar, así que en teoría estaba listo para ir. Otro asunto que ya tenía resuelto eran sus pertenecías, ya que solo podía lleva 3 cosas que poseía en el Cielo al mundo de los humanos, aunque tampoco le importaba mucho ya que en esa vida sería la única donde tendría sus recuerdos como ángel.
Adicionalmente, Dios seria el que se encargaría de arreglar su conversión en humano y todo lo que involucraba, una casa, una identidad y cosas que pudiera necesitar para integrarse a la nueva sociedad de la que formaría parte. Se hizo cargo ya que gran parte de lo que ocurría en el mundo humano era controlado por él.
Así que las preparaciones se centraron más en la despedida de sus amigos.
Haruka se sentía algo desolado por tener que abandonar a sus amigos, después de todo los conocía de toda la vida y se habían convertido en su familia en aquel lugar, y al igual que él los otros ángeles estaban tristes por su partida, aunque al mismo tiempo estaban contentos por Haruka, quien después de tanto tiempo y sufrimiento al fin podía reunirse con Rin, y aquella gran noticia era suficiente para que la alegría fuera más grande que su pesar. Animándolo a que partiera sin ningún remordimiento y que ahora era el turno de ellos de cuidarlo desde el cielo.
La reunión se había consagrado en el purgatorio, el grupo de ángeles ya había compartido sus despedidas y se sentían casi listos para la separación, hasta que 3 demonios aparecieron, quienes para sorpresa de Haru fueron a despedirse de él.
Durante los años que siguieron a la muerte de Rin, una especie de amistad se había formado entre Haruka y Sousuke, una no muy profunda para ser sinceros, pero lo suficiente cómoda como para saludarse con un simple movimiento de cabeza cada vez que cruzaban caminos, hablar de Rin de vez en cuando; ocasiones que Sousuke usaba para burlarse un poco de su amigo y como eran en su infancia, y Haruka aunque no lo demostraba, apreciaba sus historias, además era de los pocos con los que podía entablar una conversación sobre Rin. Aunque eso no disminuía el número de riñas que solían tener, pero fuera de eso era una buena amistad. Aunque por otra parte, los demonios más jóvenes fueron los que congeniaron mejor con los ángeles menores, reuniéndose de vez en cuando con Nagisa y Rei, hablando de un sinfín de cosas que Haruka no lograba comprender.
Ver tanto a ángeles como demonios reunidos allí sin entrar en conflicto lo hizo darse cuenta de algo muy importante, Rin no solo había cambiado su vida, sino que también había cambiado a aquellos que lo rodearon, aunque fuera por poco tiempo. Nunca se hubiera imaginado que sería amigo de demonios y que estos serían capaces de crear lazos tan fuertes entre ellos como lo habían hecho con Rin, tampoco se imagino que fueran capaces de sentir amor u arrepentimiento, pero Rin le había mostrado que todas las cosas que sabían de los demonios no eran completamente ciertas.
Así que allí se encontraba, en el purgatorio escuchando las despedidas y peticiones de los demonios que se centraban más en mensajes para Rin, como era de esperarse, pero aún así le deseaban un buen viaje a Haru quien estaba a punto de partir a buscar a un demonio que se había salvado de la perdición y era el primero en convertirse en humano.
Sousuke le pidió a Haruka que le recordara a Rin que le debía un favor muy grande, y cuyo costo iba aumentando con el paso de los años. Mientras que Momo y Nitori le rogaron que por favor le hablara de ellos y de cómo habían destacado cada vez más en la legión gracias a sus enseñanzas.
El momento de su partida al fin había llegado, tomó entre sus manos una pequeña mochila y camino hacia el puente que conectaba el purgatorio con el mundo humano. En aquella mochila iban sus 3 pertenencias más preciadas, las únicas que podía llevar con él y que solo recordaría en esta vida.
La primera consistían en una fotografía que le habían obsequiado sus amigos donde salían los 4, y que por la parte de atrás contenía mensajes por parte de cada uno deseándole suerte y diciéndole lo mucho que lo extrañarían.
El segundo objeto fue aquella vieja libreta que había sido arrinconada por 20 años en una repisa, pero que ahora volvía a ser de gran importancia para Haruka.
Y su tercer objeto, pero con mayor significado, era la flor que con tanto cariño y nostalgia había cuidado como último recuerdo de Rin.
Armado de valor, dio pasos firmes a través del puente, rumbo a su nueva vida, le aterraba enfrentarse al mundo él solo, pero ese mismo miedo le causaba cierta emoción la cual lo guio paso a paso, y cuando estuvo a dos pasos de cruzar hacia el mundo humano dio un último vistazo hacia atrás, sus tres amigos se despedían de él con lagrimas en los ojos, agitando sus manos a lo alto como despedida, mientras que por otra parte Sousuke solo se había cruzado de brazos viéndolo partir, mientras que Momotarou y Nitori le gritaban que por favor no olvidara su petición. Apretó con fuerza su mochila y avanzó
~~~~~~~~~~~Mundo humano~~~~~~~~~~
Habían pasado dos meses desde su llegada al mundo humano, al principio le había costado un poco acostumbrarse al hecho de tener que caminar o correr para moverse en vez de volar, pero su afinidad con el agua persistía, permitiéndole desplazarse con más facilidad en esta de lo que lo haría corriendo, lástima que no podría nadar a todos lados y su desplazamiento se limitaba a la piscina municipal. Aunque no todo era tan malo, la casa que Dios le había proporcionado era pequeña pero acogedora, se encontraba cerca de la estación de trenes, una piscina municipal y varias tiendas de conveniencia. Su vida tampoco iba tan mal en cuanto a adaptarse a la sociedad se refería, lo que de verdad lo molestaba es que en esos dos meses no había podido ver a Rin ni una sola vez. En el momento en que había pisado el mundo humano entre las primeras cosas que hizo fue tratar de ubicar en que parte de la ciudad estaba y en base a eso recorrer los lugares que recordaba que Rin frecuentaba, aunque no tuvo mucho éxito.
Las semanas iban pasando y no podía encontrar ni rastro del pelirrojo, su corazón se sentía inquieto, estaba más cerca en este momento de ser visto por el pelirrojo de lo que estuvo en los últimos 20 años, pero al mismo tiempo estaba lejos de él, ya que Rin había perdido sus recuerdos como demonio, incluyendo sus memorias junto a él. Por esta razón había días en los que Haruka solía sentirse ansioso, y cuando esto sucedía solía dedicarse al cuidado de aquella flor que había traído consigo desde el cielo y que ahora descansaba en una maceta; verla le recordaba la promesa que Rin le había hecho el día de su muerte y le daba ánimos de seguir buscando y no rendirse.
Mientras esa flor siguiera viva, el amor que Rin le proclamo seguiría vivo también, o al menos eso le gustaba pensar a Haruka.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
El atardecer había caído de nueva cuenta en el mundo humano, los colores naranjas y morados se entremezclaban en el horizonte, perdiéndose entre los edificios, anunciando el fin de otro día. Haruka, agobiado por el infructuoso día que había tenido, dirigió su mirada al cielo en un intento de petición de ayuda, al ser superior que sabía que estaba allí…pero nada paso.
Resignado, soltó un lago suspiro, dando por terminada su búsqueda de hoy y decidió marcharse a casa. Había sido otro día sin poder encontrar a Rin, pero al menos había encontrado una buena oferta en caballa, lo cual lo animó un poco.
En el trayecto a su casa, Haruka se encontraba pensando en la cena de hoy, sobre cuál sería la mejor forma de preparar la caballa que acaba de comprar ese día, no le había prestado mucha atención al camino hasta que de pronto alzó su vista y logró divisar una figura que tanto conocía doblando la esquina frente a él y que ahora se dirigía en su dirección.
Los ojos de Haruka se abrieron incrédulos, tanto había soñado y rogado ver de nuevo a Rin y ahora, sin previo aviso lo tenia de nuevo frente a él.
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”[3] Pensó Haru al recordar con ironía aquel pasaje bíblico y la ayuda que había solicitado hace un momento.
Sin embargo, el hecho de que lo hubiera pedido no significaba que aminorara los efectos que Rin causaban en él. Haruka sintió como su corazón se aceleraba con cada paso que el pelirrojo daba hacia él, el aire comenzaba a ser cada vez más pesado y menos suficiente para él. Para Haruka, parecía que había pasado una eternidad desde la última vez que lo había abrazado, desde que había acariciado aquellos cabellos rojizos, una eternidad desde que había oído su risa. Toda una vida desde su último beso. Quiso correr y acercarse a él, pero sus piernas parecieron haber perdido la fuerza para moverse, haciendo que se quedara estancado en su lugar con una mirada indescifrable.
De pronto, los ojos de Rin también se alzaron y observo al chico que se había quedado completamente inmóvil frente a él.
Haru podía sentirlo, la mirada intensa de Rin volvia a posarse sobre él después de tanto tiempo, lo que causó que un escalofrió cruzara su cuerpo en una combinación de alegría e incredulidad, pero eso no era todo, las pupilas de rojizas le mostraron al ex-ángel que había sentido algo de curiosidad por el pelinegro, algo se había removido en su interior, haciendo que ahora lo mirara como si intentara descifrar algo. Este era el momento de Haruka, tal vez parte de Rin muy en el fondo su alma lo recordaba, pero no lo sabría si no se animaba en ese instante y cruzaba palabras con él.
Lamentablemente, antes de que otra cosa pudiera suceder, aquel momento donde ambos se quedaron embelesados por los ojos contrarios, se rompió. El celular que Rin había sostenido contra su oído, emano una voz que reclamó su atención de nueva cuenta.
—Onii-chan, ¿Sigues allí?
En ese momento, Matsuoka recordó que estaba en medio de una llamada telefónica cuando se quedo catatónico ante la intensa mirada azul del chico frente a él, dio un parpadeo rápido para volver a enfocarse y retomo su paso seguro, desviando rápidamente la mirada del contrario.
— Si, ya te escuche, Gou. No se me va a olvidar lo que pediste. — Comentó pasando su mano por su nuca, en un gesto algo apenado por haber dejado a su hermana olvidada.
El corazón de Haruka seguía latiendo al máximo después de ver y escuchar de nuevo a Rin, pero al darse cuenta que había pasado de él en un instante hizo que un sentimiento de abandono y decepción invadieran su ser, al mismo tiempo que sentía como su corazón se sentía más pesado en su pecho. Trató de disimular su sentir soltando un pequeño suspiro al mismo tiempo que cerraba los ojos para evitar derramar lágrimas. ¿Qué es lo que esperaba? ¿Qué Rin lo recordara por arte de magia? ¿Qué se refugiara en sus brazos como solía hacerlo? ¿Qué fuera de inmediato a robarle un beso? Sabía que para Rin él era un completo extraño, que todas las memorias vividas juntos solo él las recordaba… memorias que desaparecerían cuando él muriera también.
Miles de veces se recordó que debía de esforzarse para volver a enamorarlo, sabía que debía esperar lo peor, pero no creyó que fuera tan duro volver a verlo y que él lo viera de vuelta después de tanto tiempo, solo para compartir una mirada que puso su mundo de cabeza, pero que Rin decidió ignorar de cierta manera. Se había mentido a sí mismo, no se había preparado por completo para esto, y el hecho de que sus esperanzas se encontraran por los suelos era prueba suficiente. Tanto había rogado al mundo y a Dios, para que al final no tuviera el valor de hablarle.
Frustrado consigo mismo, se quedo aún en su lugar, cerrando los puños y clavando con fuerza las uñas en la palma de su mano. No, debía recomponerse, no podía dejar las cosas así. Más calmado, miró al frente y avanzó con paso firme. Mientras tanto, Rin ajeno al disturbio que cruzaba la mente de la persona frente a él, siguió caminando sin prestar demasiada atención hasta que cruzaron caminos, pasando uno al lado del otro y escucho al chico susurrar
—Prometo que veremos los cerezos en flor— Y en ese instante un aire nostálgico invadió a Rin.
Primero, revivió aquella sensación de compañía que había desaparecido hace un par de meses y que lo había hecho sentir que algo faltaba, lo hacía sentir… incompleto. Y en ese instante su corazón dio un vuelco, en un intento de decirle que la persona junto a él era por quien tanto había esperado “él es indicado”, seguido de este pensamiento, su mente fue llenada de imágenes rápidas y confusas que se enfocaban en un rostro muy parecido al de aquel chico, con sonrisas disimuladas pero hermosas, para después dar paso a una sensación cálida y suave de su piel bajo su tacto, pero lo que más lo estremeció fue el recuerdo esos ojos azules y profundos mirando solamente a él y nada más. Lagrimas empezaron a correr por su rostro, al mismo tiempo que lo invadía una sensación de que había perdido algo importante.
Él lo conocía de algún lado.
Y en un movimiento rápido, giró bruscamente para tomar a aquel chico del brazo no permitiendo que se alejara ni un paso de él.
— ¿Nos hemos visto antes?—Preguntó completamente desconcertado por su acción, ignorando las lágrimas que corrían sin cesar.
Los ojos de Haru se abrieron completamente para después suavizarse, al mismo tiempo que tomaba el rostro de Rin entre sus manos y juntaba sus frentes, mientras esbozaba una sonrisa que denotaba su inmensa alegría.
Y ese día, la flor que Haruka había cuidado con tanto esmero, resplandeció más que nunca.
♫♪ ”Muchas gracias por todo, lamento los problemas que te cause
¿Podría preguntarte una cosa más? ♪♫
♫♪ ¿Nos hemos visto antes en algún lugar? ♪♫