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Wounds por KoizumiKyuu

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Notas del capitulo:

o(-`A´- a377;) 九 is back with its bitches.

Aclaraciones:

! x Syo

Este capítulo contiene:
+
Palabras altisonantes
+Alto contenido sexual

Capítulo dos

"Si podrías sólo esta noche
Por favor, coquetea conmigo y nadie más."

Y como si fuese un juego, ambos continuaron con su pequeño secreto. No veían la necesidad de por qué los otros deberían de saber, no estaban haciendo nada malo... sólo algo que estaba en fuera de las reglas de Shining, pero nada malo al final.

Una semana, dos, tres, hasta acompletar el mes pasó, y conforme los días pasaban los besos y caricias que se daban a escondidas iban aumentando. Primero eran besos suaves y uno que otro mordisco; después pasarón a pequeños chupetones y mordidas en el cuello de manera juguetona. Al inicio Ren quería que las cosas fueran algo lento, no tenía idea de qué tan experimentado era el otro después de todo, así que siempre cuidó de no hacer algún movimiento que quedará de más.

No podían evitar sentir la adrenalina correr cada vez que se besaban en los pasillos vacíos de la agencia con la posibilidad de que alguien los descubriera. Subía aún más ese deseo cuando lo hacían bajo el mismo techo que sus demás compañeros y estos ni se imaginaban lo que se traían ambas rubios.

Al igual que Ren, Syo con los días de varios encuentros en la cocina, la biblioteca, sala de música e incluso la habitación del mayor, había comenzado a querer algo más, cada vez que besaba al saxofonista sentía que su corazón dejaba de latir por un momento y después no había quién lo parara, le gustaba sentir esos labios contra los suyos y aún más le encantaba sentirlos sobre su cuello, dejando pequeñas marcas, las cuales tuvo que aprender a ocultar del resto.

Era momento para llevarlo al siguiente nivel, pensaba Ren, puesto que ya había estado dándole pequeñas pistas al menor de lo que seguiría, como una cuantas caricias que iba más allá de lo que su ropa podía ocultar y los besos algo más apasionados. Sin duda ya se estaba desesperando y aunque se había prometido que no lo presionaría ni nada ni mucho menos lo manipularía para tales intenciones, se estaba comenzando a desesperar. No quería romper al pequeño, a sus 16 años aun era un poco inocente en cuanto algunas cosas -las cuales no le molestaría enseñarle- y de vez en cuando las bromas en doble sentido que le hacía no lograba captarlas en el momento a menos que lo pensara muy bien. Le encantaba esa inocencia que aún tenía y le dolería romperla.

Una noche de viernes en el cuarto del mayor era ya normal para él y para el compañero de habitación, aunque esta vez no se encontraba con ellos. Era fin de mes, por lo tanto, el otro salía de la academia a atender algunos asuntos personales.

Syo pasaba la noche en el cuarto del saxofonista algunas veces veían películas, otras jugaban vídeojuegos o a veces simplemente platicaban hasta que el sueño les ganara, claro quien se durmiera primero tendría que preparar el desayuno del otro al día siguiente. A nadie le parecía extraño que pasaran más tiempo juntos, es decir, se lo esperaban pues fueron compañeros de clase y siempre tuvieron una buena relación.

—¿Qué quieres hacer esta noche, Ochibi?

El menor ni se preocupó por responderle ni brindarle la más mínima atención, pues toda estaba dirigida al móvil en sus manos. Ren frunció el ceño ante esto y con una sonrisa se acercó y arrebató el objeto de sus manos.

—¡Ren, devuelvémelo!—Gritó molesto encarando al mayor.

—Vas a tener que venir por él.

Se acercó al interruptor de las luces y apagó las luces, dejando a oscuras la habitación. A duras penas se podía ver algo por la luz nocturna pero aun así era muy díficil moverse por la habitación.

—Dámelo.

Ren soltó una carcajada y caminó sin ningun problema hasta la cama, sentándose en el borde. Syo pudo escuchar sus pasos y guiándose por estos pudo darse cuenta de que ahora estaba más cerca de él.

—Ven por él.

Bufó molesto y se giró mirando a donde se suponía debía estar Ren, caminó "directo" hacía él hasta chocar suavemente con la cama. Tentó con sus manos esperando encontrar algo entre las sábanas, pero se detuvo al sentir como su cintura era rodeada. Sintió su rostro arder al mismo tiempo que se mordía las labios.

Ren bajó su agarre a las caderas del chico y lo sujetó con algo más de fuerza pegándolo a su cuerpo. Se inclinó levemente hacía adelante, acomodándose perfectamente en el hombro y susurró algo en su oreja.

—Te tengo una propuesta...

Sonrió algo travieso, no tuvo que esperar una respuesta para colocar rápida pero delicadamente al menor en la cama, posicionándose arriba de él, de cierta forma que sus piernas y brazos le impedirían salir fácilmente de ahi.

El rubio volvió a gruñir pero no le quedó más que escuchar al mayor.

Estiró su brazo hacía la mesa de noche de a lado y enciendo la lámpara.

—Mira.—Dijo mostrando el célular.— Lo dejaré aqui si me prometes una cosa.

El célular ya hacía sobre la mesita pero aun así Syo no le quitaba la vista a Ren.

—¿Qué quieres?

—Lo dejaré ahi sí me prometes que no lo tocarás en toda la noche.

Le dieron unas ganas tremendas de golpearlo pero sabía que no le quedaba otra opción mas que aceptar lo que Ren le proponía. Dejó de hacer intento alguno de soltarse de su agarre y se quedó bajo él sin hacer nada, sólo mirándolo.

—Está bien.

Ren sonrió y rápido se acercó al rostro del rubio para quitarle un beso. Una pequeña caricia no estaría mal.

—Ya que no tienes tu célular, ¿Hay algo que quisieras hacer?—No pudo evitar que una gota juguetona se resbalara entre sus palabras.

—Dormir.

Y rápidamente se giró dándole la espalda, quería ocultar su sonrojo. A pesar de todas la veces que se habían besado, los besos que Ren le robaba eran los que siempre lo hacían sonrojar de más, sentirse más apenado y tonto.

Ren volvió a inclinarse y acercó sus labios al cuello del menor, respirando suavemente contra su piel hasta llegar cerca de su oreja.

—¿Seguro? ¿No quieres hacer algo más?

El suave aliento de Ren chocando contra su cuello le hizo estremecer y cuando le habló muy cerca no pudo hacer más que girarse mostrando su rostro totalmente sonrojado y levemente enojado. Detestaba que jugara así con él.

—S-si. Deja de molestar.

Ren arqueó una ceja al escuchar la respuesta. Realmente podía ser muy tierno...

—Para que tartamudees has de estar muy nervioso, ¿no?—Soltó una leve risa y nuevamente reclamó sus labios.

No se resistió, no tenía caso hacerlo. Sabía que al final terminaría sediendo a las caricias del mayor, nunca le molestaron realmente. Aunque, exactamente esta noche Ren se encontraba algo diferente. Él no solía ser así de...insistente.

Rompiendo el contacto se miraron por unos segundos para volver a hundirse en uno más vivo y lleno de pasión, sintiendo la emoción recorrer por todo su cuerpo, enlazó sus brazos alrededor de su cuello buscando aún más. No tuvo que esperar mucho para que ambas lenguas se encontraran, una vez más la lengua de Ren se encontraba en su boca, claro, muy normal para él.

Dejó al chico tomar un respiro y continuó con sus caricias por todo su mentón y cuello, escuchando su agitada respiración.

Syo, con algo de pena, movió un poco su cuello dándole más espacio para besar. Se sentía bien ser besado ahi. Quería soltar unos pequeños gemidos pero se limitó a pocos súspiros.
—Syo.

Sintió como su camisa comenzaba a ser removida hacia arriba, levantó un poco su torso y después la espalda ayudándole a sacarle del camino. Besos pequeños continuaron en su cuello combinados con mordidas que iba bajando por su clavícula pasando a su pecho.
Lo miró y lentamente acercó su lengua a uno de sus pezones, sintiendo cómo el chico se estremecía aun más. Lo atrapó entre sus labios comenzando a besarlos como si se trataran de otros labios.

Syo no entendía qué era lo que pasaba o más bien por qué pasaba. Los besos de Ren se sentía mejor que la veces anteriores, las pequeñas corrientes eléctricas que recorrían su cuerpo de vez en cuando le hacían sentir algo de miedo, esto era algo totalmente desconocido para él ´pero no quería admitirlo y Ren parecía disfrutarlo. No era como si él no lo disfrutara, claro que lo hacía de cierto modo pero el miedo era un poco más grande.

El saxofonista bajó aún más por su torso, llegando al comienzo de su pantalón, con una mano comenzó a desabotonarlo y bajar el zíper con cuidado. Miró al chico y pudo notar que algo no se sentía bien entre ellos. Subió hasta poder verlo de frente, notó que su rostro estaba muy rojo y que no podía verlo directamente.

—Syo ¿Estás bien? — Trató de usar una voz calmada que ayudara al chico a relajarse.

—Si, es s-solo que...—Lo miró por un segundo y nuevamente apartó la mirada.— Yo n-no...

Entonces, Ren comprendió todo y le fue inevitable que eso le causara un poco de ternura. Le sonrió y besó sus labios con delicadeza.

—Tranquilo.—Volvió a besar sus labios y se acomodó cerca de su oído.— No te haré daño...

Se quitó su camisa para estar a la par con el menor y retomó su trabajo en la parte baja de su torso. Pudo notar un ligero bulto por encima de sus jeans, los cuales fueron removidos cuidadosamente, dejando al violinista en sólo su ropa interior.

Syo se sentía completamente avergonzado, Ren lo estaba haciendo sentir demasiadas cosas y el estar casi desnudo lo tornaba todo aún peor. Aunque de cierto modo le tranquilizó mucho que Ren le tuviera algo de consideración al ir lento.

Soltó un agudo gemido al sentir la fría mano de Ren sobre su masculinidad por encima de su ropa interior, le dio unas cuantas caricias antes de acercar su boca y comenzar a besarle, dejándolo aún más húmedo. El bulto ahora era totalmente visible y Syo se había percatado de ello, pensó en detener a Ren pero por el momento estaba bien, se sentía muy bien.

El hombre continuó con su pequeño juego, siguió a quitarle la ropa interior de la misma forma que lo había hecho anteriormente, ahora tocaba directamente el miembro del jovén, haciéndolo soltar largos suspiros que trataban de ahogar su voz. Acercó su boca con la intención de tocarle pero fue detenido por Syo, quién se había incorporado en la cama y sus manos tapaban su prominente erección.

—Ren.—Llamó apenado y mirando hacia las sábanas— N-no estoy seguro de esto...

Se incorporó de igual forma, escuchando su declaración en casi un susurro. Extendió su mano, tomándole suavemente del mentón haciéndolo verle.

—Ochibi, no te preocupes—Acercó sus rostros cortando la distancia por completo— No te sientas apenado, todo está bien.

Le beso la mejilla y bajó nuevamente a su cuello, escuchó cómo trataba de ahogar sus gemidos mordiendo sus labios. Lentamente volvió a recostarlo en la cama y regresó a donde se había quedado, aunque ahora con mucho más cuidado y un poco más lento. Tomó el miembro entre su mano y con la punta de su lengua comenzó a estimularlo. Los sonidos de Syo se había vuelto un poco más fuertes al sentir tanto calor en esa zona.

—No te calles, Syo. Me gusta oirte.

Engulló el miembro por completo sin ningún aviso y comenzón a succionarle fuertemente, moviendo su cabeza en una secuencia de arriba a abajo rápidamente, quería escucharlo gemir una y otra vez sin parar, quería escucharlo rogar por no detenerse y sentir su cuerpo retorcerse bajo su dominio. Ren estaba dispuesto a obtener eso y más.

Ahora callar su llanto le era más díficil, se sentía demasiado bien y quería gritarlo, pero sabía que podría ser escuchado en la habitación contigua. Continuó mordiendo sus labios y sujetándose fuertemente de las sábanas. Sus piernas comenzaban a cansarse y sus muslos a contraerse, sentía un calor recorrerle el cuerpo desde esa zona por completo, estaba al borde de correrse.

Justo cuando sentía que ya no podría contenerse más, Ren se detuvo, acto que lo hizo sentirse un poco... frustrado. Ren sonrió al ver la mirada perdida de su amante, se acercó a sus labios y los besó aclamándolos suyos con la intención de distraerle. Una mano traviesa se deslizó por su cuerpo hasta llegar a la parte posterior del chico, se abrió camino para encontrar su entrada y cuidadosamente introducir un dedo en aquella cavidad. Syo soltó un grito por la repentina intrusión e intentó romper el beso, a lo cual Ren no se lo permitió y lo sujetó aún más contra él. Otro dedo fue directo a la entrada y se hizo espacio junto al otro, ahora tenía que preparar al chico pues las lágrimas acumuladas en sus ojos indicaban que no la estaba pasado nada bien.

Deshizo el beso para tomar aire. Escuchó los jadeos lastimosos, al parecer si tendría que usar lubricante si no quería causar más incomodidad al menor. Estiró su cuerpo sobre él, sin remover los dedos de su lugar y a duras penas logró abrir un cajón de la mesita de noche y sacar una botellita rosada de él.

—¿Estás bien?— Se sentía algo tonto al hacer la pregunta, a lo cual Syo sólo negó con la cabeza.

—Duele.

Abrió el pequeño contenedor y dejó caer una fina línea del líquido sobre el cuerpo del violinista, lo masajeó lentamente para tranquilizarlo, acariciando una que otra parte de su cuerpo. Cuidadosamente retiró sus dedos y aplicó el líquido directamente en su entrada. Syo tembló al sentir el contacto frío del lubricante deslizarse contra su piel. Colocó un poco en sus dedos y volvió a introducirlos, esta vez un poco más fácil. Unió un tercer dedo a ellos, asegurandose de trabajar bien aquella cavidad, mientras Syo trataba de no pensar en el ligero dolor que le causaba.

—Estás listo—Susurró junto a su oreja y le dio un pequeño mordisco.

Soltó un gemido al sentir los dedos dejar su interior haciéndole sentir un vacío, se había acostumbrado a ellos. Observó como Ren comenzaba a quitarse sus pantalones y pudo notar el gran bulto en su ropa interior. Ahora que lo pensaba, él no había hecho nada para hacerlo sentir bien, lo cual, estaba seguro el saxofonista quería. Sin quitar la vista del chico, se removió la ropa interior, dejando expuesta su gran erección. Syo al verle no pudo evitar sentirse aún más nervioso pues sabía lo que venía a continuación.

Observó al mayor colocar lubricante sobre su pene de una manera muy...coqueta, sin duda lo estaba haciendo a propósito. Llegó a pensar en cómo eso podría entrar ahí.

Ren le tomó de las caderas acomodándolo bajo él, le abrió de piernas y se colocó entre ellas.

—No estés nervioso — Un tono de superioridad se fue entre sus palabras.

Le tomó del cuello besándolo al momento de entrar en él lentamente. Le soltó dejando escapar un gruñido, no tenía duda que el chico era virgen, se sentía tan bien tenerlo aprentándole. Syo, en cambio, sentía como si se fuera a romper, tres dedos no se comparaban al gran tamaño de Ren dentro de él. Respiró hondo tratando de relajarse y acostumbrarse al vaivén del otro. Poco a poco le resultó más fácil deslizarse.

—Aah...ngh Ren — Alzó sus brazos buscando al mayor, le tomó por el cuello y se escondió en su hombro, soltando gemidos en su oreja.

—Te gusta — Comenzaba a acelerar las embestidas, escuchar el llanto del otro en su oído era realmente excitante — ¿Te gusta, verdad?

Syo manejó decir unas palabras poco entendibles, pero Ren las tomó como una afirmación.

Paró y giró al muchacho, recostándolo sobre su estomágo, acomodó sus caderas al aire y su cabeza contra la almohada. Nuevamente se introdujo en él, ahora sin ninguna advertencia o cuidado alguno.

Syo chilló al sentir la brusca intromisión, de alguna manera, en ésta posición podía sentir mejor cómo Ren se adueñaba de su cuerpo. Le gustaba sentir sus caderas sostenidas por esas fuertes manos, sentir su cuerpo moverse junto con él. Le gustó mucho cuando le hizo subirse a él y montarlo, sintiéndose como si él mismo fuera a romperse. Pero sin duda alguna, le gustó cuando Ren le jaló del cabello haciéndolo sostenerse en sus manos y mordió su hombro.

Podía sentir el calor en su virilidad expandirse hasta su abdomen y crear un nudo ahi. Pudo intuir que Ren también sentía lo mismo pues sus movimientos se habían vuelto más ferozes, arrematando contra su piel y quebrantando su interior.

—Ren, a-aah...—Intentó tomar aire pero entre sus jadeos le era imposible — Aah... voy a-a...

Sintió el nudo en su estómago desatarse y toda su parte inferior contraerse, sus brazos se flexionaron haciéndole perder el sostén por un momento, pudo sentir su abdomen mojado en semén. Poco después pudo sentir de nuevo un extremo calor recorrerle el cuerpo al sentir cómo Ren se corría dentro de él, apretando inconcientemente al miembro. Volvió a chillar y gemir, cayó ante la almohada jadeando el nombre de su amante, quien aún seguía disfrutando del interior del chico, estaba tan apretado que le parecía una lástima tener que salir.

Se inclinó sobre su espalda y susurró en su oído cuánto le encantaba sentirlo y lo bien que lo había hecho para haber sido la primera, seguido por un mordisco en la oreja arrebatándole otro gemido al rubio. Se retiró lentamente de su interior, dejando salir su semén por la pequeña hendidura . Syo sentía cómo éste se resbalaba por sus piernas hasta perderse entre la sábana, sin poder evitar sentirse avergonzado al darse cuenta que Ren lo miraba. Bajó sus caderas y se dejó caer de lado, sus piernas ya no podían más, se sentía desgastado.

El hombre se acomodó a su lado mirándolo mientras intentaba recuperar el aliento, extendió su mano acariciando su mejilla, haciendo que el menor dirigiera su atención a él. Sintió su corazón acelerarse ante la mirada de aquellos ojos y se dejó consentir por la caricia.

—Tomaré un baño—Avisó al levantarse de la cama, para sorpresa de Syo, se giró y con un gesto juguetón preguntó— ¿No quieres acompañarme?

Syo se cohibió y negó con la cabeza.

—No, tomaré uno después de ti.—Apenas y pudo escucharse él mismo.

Pensó en lo que acababa de ocurrir. Había perdido su viginidad con el don juan de la agencia a sus 16 años. No sabía cómo sentirse al respecto, y tampoco conocía sus sentimientos por Ren. Pensó en el trato que le había dado Ren durante toda la noche, siempre buscó que se sintiera cómodo, tal vez...esto iba en serio.

Una sonrisa se formó en su rostro ante el pensamiento.

Cuando Ren salió del cuarto de baño, pudo ver al chico dormido en la cama. Sintió un poco de pena por él, había sido su primera vez y Ren sentía que había abusado de su cuerpo, obligándolo a soportar más de lo que podía. Pero, al final, lo había disfrutado, no fue como si realmente lo hubiera violado.

Se incorporó en la cama, no lo quiso molestar asi que sólo apagó la luz en la mesita de noche y acurrucó junto a él a dormir.

.・゜゜・a377;o oa377;・゜゜・a377;o oa377;・゜゜・a377;o oa377;・゜゜・a377;o oa377;・゜゜・a377;o oa377;・゜゜・a377;o oa377;・゜゜・a377;

Los siguientes días continuaron con normalidad a pesar de que los encuentros de los chicos habían disminuído desde aquella noche, aun así continuaron viéndose y divirtiéndose a escondidas.

Pero en la última semana, el comportamiento de Ren hacía él le había comenzado a intrigar. En los últimos días, cuándo lograba ver al saxofonista, éste dedicaba el tiempo a besarlo y, si tenían el tiempo, un rapidín no le caía nada mal. Casi ya no hablaban y aunque él sabía que ... lo que sea que tuviesen era algo sumamente carnal, no podía evitar sentirse un poco frustrado. No podía quejarse de nada, pues él fue el que accedió desde un principio.

—Nee~, Syo-chan, ¿En qué piensas?

Su compañero de habitación lo distrajo, por un momento sacándolo de su mente.

—¿Eh? En nada — Ignoró a Natsuki, levantándose del sillón — Iré a caminar...

—Está bien, pero no tardes que Ai-chan se va a enfadar contigo de nuevo.

No fue como si realmente no lo hubiera escuchado pero esa condición no le causaba nada. Salió de la habitación, deambuló un poco por los pasillos, no sabía qué hacer. Sin duda su situación con Ren lo tenía un poco preocupado. Pensó en que sería buena idea despejar su mente por un tiempo. Pero tampoco quería volver con Natsuki. Tomó un giro en el pasillo y se encaminó a la habitación del pelirrojo, tal vez y estuviera dispuesto a pasar el tiempo con él. Para suerte suya, Otoya lo recibió alegremente, invitándole a pasar y jugar vídeojuegos como solían hacerlo en la academia durante las noches.

Jugaron por horas hasta que decidieron tomar un descanso y ver TV, si bien les iba podrían encontrar una buena película.

Mientras Otoya cambiaba los canales rápidamente, Syo logró notar a su amante en uno de los canales y pidió al otro que regresara. Otoya así lo hizo y juntos vieron el programa. Era un programa de escandalos, no les sorprendía que Ren u otro conocido aparecieran ahí de vez en cuando. Aunque ésta vez la noticia sí había sorprendido a Syo.

—¿Ren tiene novia?—Preuntó a lo cual el guitarrista sólo se encogió de hombros.

—Con este hombre no se sabe — Dijo muy despreocupado mientras veía las imágenes de Ren con una chica por las calles en la tv— Es muy guapa, ¿No crees?

Syo se quedó callado y pensó; Otoya tenía razón, nunca se podía estar seguro cuando se trataba de Ren, analizó su situación con él, podría ser que la chica también se encontrara en las mismas que él. De alguna manera, lo hacía sentirse celoso.

Lo pensó de nuevo.

Frunció el ceño levemente, arrebató el control de las manos de Otoya, tomándolo por sorpresa, y cambió el canal para buscar algo mejor que ver. Otoya miró al pequeño algo molesto pero dudaba si preguntar o no. Syo era su amigo y claramente se preocupaba por él.

—¿Syo? — No recibió respuesta alguna — ¿Estás bien?

El violinista dejó el control a un lado,miró al suelo y después a su amigo, le dedicó una sonrisa.

—¡Claro que lo estoy!

Pero su voz se había quebrado y lágrimas se habían acumulado en sus ojos.

Notas finales:

REN ONLY WANTS THE D!(」゜ロ゜)」

No vuelvo a escribir algo asi de largo porque me tardo un año en actualizar, ayy pls. Lo que sigue se pone bueno, I swear, el Syo que todos quieren is coming and with whores included. ¡Les juro que las intenciones de Ren son buenas! son buenas porque son de haato! Ren es un bebé precioso que debemos proteger s(・a344;ヘ´・;)ゞ

Let the feels out, babe.
Es que esa es mi rola, no podía faltar.o(a344;ω´*)o

*Sighs* Me alegraría mucho que me dejaras un review, puedes hacerlo en anónimo si quieres (/a439;ha439; )/

+39!九


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