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The Nerd's Trouble por Killer Cobain

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Notas del capitulo:

Se supone que esto es parte de "Preguntas Sin Respuestas I" pero cada que trato de editar el capítulo para publicarlo, se corta, así que tengo que subirlo aparte. No es la segunda parte del capítulo, sino el trozo cortado al fragmento anterior

 Lamento las molestias. A veces es difícil publicar con un teléfono :'/  

La reacción en el rostro de Johnny debió ser extremadamente graciosa, puesto que para cuando se dio cuenta, Derek estaba casi ahogándose con su cigarrillo y las fuertes carcajadas. 

– ¡Viejo! ¡Tu cara! –chillaba Derek entre risotadas. Terminó escupiendo el cigarrillo al suelo dónde lo aplastó bajo su zapatilla deportiva roja. 

Johnny solo atinó a esconder su cara (roja hasta las orejas) entre sus grandes manos. No sabía que lo avergonzaba más, que Rebecca le hubiera mandando su número celular con su amigo, que también era el tipo con quien se había estado acostando, o que él mismo se partiera de la risa por eso frente a su cara. 

– ¡C-cierra la boca, Derek! –le gritó Johnny, aún demasiado apenado. 

Derek bajó la intensidad de sus carcajadas, hasta que finalmente solo fueron un par de risillas muy bajas. Encendió otro cigarrillo, todavía riéndose un poco. 

– ¿Es en serio? ¿ELLA te lo dio para mí?–preguntó Johnny, ya también más calmado. Aunque lo ruborizado de su rostro no disminuía mucho. 

Derek se puso de pie, aún con el cigarrillo entre los dientes y tomó sus maletas para adentrarse en la casa. 

–Rebecca me pidió que te lo diera, en serio. Dijo que le parecías... 'interesante'. Hasta luego, Johnny. Tengo que dormir un poco o me desmayaré. Saluda a Jude de mi parte, adiós –dijo el muchacho sin dar mayores explicaciones.

Caminó hasta el patio trasero de su casa y entró por la puerta del mismo. Johnny sólo alcanzó a despedirse con un ademán de la mano, para luego ponerse en pie y regresar a su casa después de oír el chasquido del pestillo al cerrarse. 

Se adentró nuevamente a su jardín, donde se quedó parado, con el número de Rebecca entre los dedos. 

Leía los números anchos y la letra afilada de la bella mujer. Sinceramente, no se creía que una chica tan guapa estuviera interesada en él. Le parecía realmente ¿extraño?

De cualquier forma, por muy bonita que fuera, Johnny seguía queriendo a Jude, y estaba completamente seguro que con eso le bastaba. 

Así que finalmente, decidió no preguntarle nada acerca de ella. 

– ¡Johnny! –lo llamó la voz de Jude, que salía de la casa con las mochilas de ambos y las llaves de la casa de White en la boca. El chico cerró la puerta y corrió hacia Johnny, que seguía releyendo el número de Rebecca una y otra vez. 

Jude notó el papelillo en las manos de Johnny, y con toda la curiosidad del niño que no era, corrió hacía él y se lo arrebató de los dedos, dejando caer al suelo ambas mochilas. 

– ¡Jude! –gritó Johnny, escandalizado. Trató de recuperar el papel de las finas manos de Black, pero éste ya se encontraba leyéndolo. 

La expresión de curiosidad en la cara de Jude pronto cambió a una de ligera confusión y descontento. Johnny sólo se limitó a recoger las mochilas del suelo, junto con los libros y hojas que se habían regado fuera de éstas. 

– ¿De dónde conoces a Rebecca Shoreline, Johnny? –dijo en voz baja el joven Black, que mantenía la mirada fija en el papelillo. 

Johnny se debatía en quitarle el papel y fingir que nada había pasado, o preguntarle que tenía que ver con ella. 

También pensó en que probablemente Derek sólo había estado bromeando con él. 

– ¿Tú la conoces? – finalmente preguntó Johnny, que sostenía una mochila en cada brazo y veía con duda a Jude. 

Johnny no supo definir exactamente la mueca que atravesó el agraciado rostro de Jude. El brillo de sus ojos desapareció completamente y sus dedos largos y delgados arrugaron suavemente el papelillo. Parecía estar recordando algo bastante triste, o incluso doloroso. Pero para su sorpresa, prontamente cambió su expresión por una completamente neutral y seria.

– ¿Es tu amiga? –preguntó de nueva cuenta. 
–No realmente –respondió Jude con tono seco y cortante. 

Estuvo a punto de hacerle otra pregunta que le diera más explicaciones que ésa, pero enseguida Black le regresó el papelillo y tomó su mochila de la mano. 

– ¿De dónde la conoces, Johnny? –la voz más profunda y seria de lo normal en él lo intimidó ligeramente, así que terminó contestando.

–Se supone que Rebecca era la amante de Derek, pero ellos terminaron su relación y ella me mandó esto con él. No sé qué es lo que quiera.

Jude no apartó sus enormes ojos púrpuras del rostro ojeroso del joven nerd. 

– ¿Te interesa? –le preguntó tan directamente que Johnny se sonrojó un poco y se puso nervioso. 

¿Qué iba a decirle? Se interrogó a sí mismo. ¿Decirle que ella no le interesaba porque estaba enamorado de él? ¿Decir que sí, aunque eso traicionara sus propios sentimientos? Es decir, él amaba a Jude. Le amaba desde hacía mucho y, por más que le doliera, de una u otra forma era consciente de que él no tenía absolutamente ninguna oportunidad con Black. Después de todo, él era su amigo. Su amigo HOMBRE. Pero una parte de él, necia y aferrada a creer que en algún momento llegaría a significar algo más para el chico que un tipo aburrido con quien podía desahogar la constante presión del estatus social en el que estaba, le impedía dar muestras de siquiera sentirse atraído a alguien más. Era como si quisiera mostrarle que él era la única persona con la que podía llevarse sinceramente bien. 

No había más explicación después de ello. 

Pero finalmente, contra todo lo que se había dicho, acabó mintiendo.

–Tal vez –admitió en un susurro. 

Jude no sonrió, ni se rio ni dijo nada más. Se dio la vuelta sobre las ligeras sandalias plateadas y después de arrojarle las llaves a Johnny, se alejó caminando por la banqueta de concreto.

Johnny agachó la cabeza, estaba más angustiado de lo que pensó que se sentiría. Cerró la cerca de su casa y se echó a andar tras de Jude. 

A mitad del camino, viendo la curvilínea figura de Black caminar frente a él, se cuestionaba que debía hacer con el número de Rebecca.

Terminó guardándolo en su billetera.

Notas finales:

Esperen el siguiente capítulo


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