Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Nerd's Trouble por Killer Cobain

[Reviews - 184]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

De verdad que lo siento haberme tardado tanto en actualizar. Tuvé un terrible bloqueo creativo aunado a los deberes de la escuela y eso. Ya casi tenía el capítulo terminado cuando sinceramente no supe que más hacer. 

Uuufff, espero que no me odien, pero creo que lo mejor será reducir el horario a un capítulo por semana. A mi tampoco me gusta tanto la idea, porque siempre me ha agradado mucho actualizar rápido y dejar muchos capítulos para ustedes, pero prefiero que darles algo de calidad y justo cuando les digo que algo que ni a mi me convence y no cumplir mi palabra.

Así que mi horario final con posibles cambios en un futuro es un capítulo a la semana, cada viernes como a esta hora. Lo siento mucho, de verdad perdón. 

También lamento que el capítulo no esté editado, pero no pude comunicarme con mi beta-reader, la adorable IntentoDeEscritora

Bueno, sin más excusas que dar (les daré una información más abajo después) pasen y lean! :D

 

Las ojeras extremadamente marcadas en la pálida cara de Johnny preocuparon a Jude.

 

– ¿Estás bien? –le preguntó con voz suave, mientras los dos caminaban tranquilamente a la preparatoria.

 

¿Qué si estaba bien? ¿De verdad le preguntaba eso? Por supuesto que no lo estaba.

 

Jude le había dicho que tenía un hermano. Un hermano mayor.

 

Un hermano mayor muerto.

 

No le hacía falta decir que después de que Jude le hubiera confesado tal cosa, se había sentido tan mareado que tuvo que detener el auto a mitad del camino de vuelta a casa para relajarse y terminar vomitando en la banqueta, como un ebrio (y estaba seguro de que la mujer que lo miró mientras pasaba por ahí creyó eso de él).

 

Lo que no entendía es la forma tan cruelmente sencilla en la que se lo había dicho. Lo había impactado tanto como si le hubieran dicho a él que su propio hermano fue el que murió.

 

Pero no, era el de Jude.

 

Había pasado toda la noche despierto, siendo que Jude entraba a trabajar a las siete y media de la noche y salía a la una y media de la mañana, tres horas antes de que el local cerrara hasta el día siguiente. Johnny dormía toda esa jornada de tiempo, hasta que la alarma en su teléfono le decía que debía ir por él.

 

Luego ambos llegaban a dormir, aunque Johnny había descubierto que Jude dormía muy poco. Siempre se levantaba antes que él para ir a la escuela y se acostaba más tarde, terminando cualquier deber o tarea que le hubiera quedado para el día siguiente, pese a que siempre se la pasaba diciendo que sus jefes siempre le daban la consideración de darle un poco de tiempo comer, hacer trabajos escolares y descansar.

 

Pero parecía que el chico no necesitaba esa siesta, puesto que al día siguiente estaban tan enérgico y fresco que a veces se preocupaba un poco.

 

No obstante, Johnny sí necesitaba ese descanso. Lamentablemente para el pobre nerd de diecisiete años, el saber que Jude tenía un hermano muerto lo puso tan terriblemente ansioso que no pudo dormir un poco en toda la noche, haciendo mil y una hipótesis horribles en su mente acerca de algo que ya se había planteado así mismo como "no de su incumbencia". Finalmente, se quedó dormido un par de minutos, antes de que la alarme sonara y lo obligara a ponerse de pie.

 

Así que ahí estaba, arrastrando las botas por la banqueta y con un sueño de los mil demonios, que no ahuyentaba en absoluto la sensación de intenso malestar en su estómago, seña común en él de que estaba atravesando una especie de crisis física/mental.

 

Jude, por su lado, andaba con paso calmado, sobre sus sandalias negras estilo egipcio que se cernían sobre sus delgados tobillos hasta sus largas pantorrillas, descubiertas por los ajustados pantalones hasta la rodilla. Revisaba su teléfono celular, saturado de llamadas y mensajes de Daniel, que seguía teniendo la costumbre de llamarlo desesperadamente aunque Jude ya le hubiera dejado en claro que no siempre iba a poder (o a querer) contestarle. También encontró un par de llamadas de sus jefes y uno que otro compañero de trabajo, los cuales normalmente llegaban a coquetearle, pero no pasaban de eso.

 

Y finalmente, un par de Sam Debusher, que era el único tipo de toda la universidad que tenía su número telefónico, ya que Jude le conocía lo suficiente para saber que él no lo hostigaría y que tampoco vendería su número (cosa que por muy espeluznante que le pareciera a Black, ya había pasado antes).

 

– ¿No dormiste en toda la noche, verdad? ¿Te sientes mal? Quizás podrías faltar hoy a la escuela o…

 

Johnny lo interrumpió con un ademán de la mano, seguido de un largo bostezo, así como una sonrisa cansada que quería parecer relajada.

 

–Está bien, Jude. Tengo que entregar un par de trabajos, así que no puedo faltar. Vamos –dijo White mientras apresuraba el paso, con Jude viéndolo de forma incrédula, para terminar siguiéndolo.

 

Los dos llegaron algo temprano a la preparatoria, ya que aún no había demasiada gente alrededor. Unos cuantos alumnos estaban sentados en la entrada, y naturalmente, saludaron a Jude efusivamente, pero para sorpresa de Johnny, unos cuantos también le dieron un par de "Buenos días".

 

Johnny solo atinó a devolver el saludo tímidamente y continuar su camino con Jude.

 

–Es incómodo –le dijo a Black en voz muy baja.

 

–No estás acostumbrado, es todo –decía el pequeño adolescente, que tal como lo haría una reina de belleza en un concurso, saludaba y sonreía a todos encantadoramente.

–Buenos días, Jude –dijo repentinamente una voz grave y seria tras de ellos, aún sin entrar al edificio. Los dos se voltearon para encontrarse con la cara inexpresiva de Bill Donovan, vestido con unos sencillos vaqueros azules y una camiseta de manga corta y sin cuello con estampado de "The Ramones".

–Hey… –saludó Jude sonriendo muy poco. Johnny solo pronunció un "Hola" en voz baja. Bill se adelantó y terminó metiéndose entre Jude y Johnny. Ambos hicieron una mueca de desconcierto y disgusto, pero ninguno dijo nada.

–Jude, Daniel se cambió a todas tus clases –le dijo Bill, mientras le daba un vistazo a su teléfono móvil.

– ¡¿Qué?!–gritó Jude en el pasillo ciertamente vacío. Se detuvo en seco, por lo que Johnny y Bill lo hicieron también, automáticamente. El chico encaró a Bill con una notoria expresión de profunda molestia, enterrándose las uñas de los dedos en la muñeca llena de cicatrices–. ¿Por qué?

–No lo sé. Ayer, cuando tú y Johnny se fueron, le pidió a Jennifer Richardson que le diera tu horario de clase y se cambió todas las horas para quedar contigo–contestó Bill, aún con su común rostro serio (y un poco aterrador)

–Ese… idiota. Le pedí que no lo hiciera –renegó Jude mientras caminaba hacía su casillero, que estaba más cerca de la entrada que el de Johnny o Bill.

–Además… –continuó Bill.

 

Jude se dio la vuelta para verle a la cara nuevamente.

 

–También cambió mi horario.

 

Esta vez no reaccionó con tanto enojo, pero aun así, Jude bufó de forma audible.

 

–Daniel a veces es demasiado imbécil. Tengo que hablar con él –chistó el muchacho antes de caminar a pisotones por el pasillo de loseta verdosa.

 

Johnny miró con cierto desagrado a Bill, que no cambiaba su expresión en absoluto. White solo se echó a andar tras de él. Los tres entraron al salón de Historia, donde vieron a Daniel Grant sentado en uno de los pupitres del frente. El joven rubio alzó la vista de las hojas de tarea que revisaba en y enfocó la mirada en los tres jóvenes que atravesaban el marco de la puerta.

 

–Jude, Bill –dijo con una especie de sonrisa, mezcla de prepotencia y superioridad. En sus ojos destellaba un brillo sarcástico que Johnny y Jude notaron perfectamente. Black rechinó las perfectas perlas blancas que tenía por dientes y se sentó justo en el asiento contiguo al de Daniel. El que estuviera molesto no quería decir que no le gustaba estar ahí.

 

Johnny no tomó importancia a la falta de un saludo hacia el de Daniel (aunque este hizo un leve movimiento de cabeza que pretendía ser uno) y se sentó en el pupitre tras del enfurruñado Jude. Bill se acercó a Daniel, chocó palmas y puños con él para luego ir al asiento trasero.

 

Después de eso, Jude no le dijo nada más a Daniel o Bill durante el resto de la clase y las siguientes. Se limitaba a responder las preguntas de los profesores, hacer las actividades y hablar con Johnny de cualquier cosa, pese a que éste notaba claramente lo realmente molesto que Jude estaba.

 

Incluso volvió a enterrarse las uñas en la muñeca, lo que preocupaba excesivamente a Johnny. De nuevo, tuvo que apartar sus manos con delicadeza y tratar de relajarlo un poco.

 

Al final de la clase, los cuatro chicos salieron hasta el patio donde se encontraban las pequeñas mesas de concreto junto a la tiendecilla. Habían varios adolescentes sentados ahí, aunque eran muy pocos.

 

Y en la mesa de en medio, Bárbara y Jane hablaban animadamente, bajo las miradas intensas de todos los hombres cerca. Solo Johnny, Bill y Jude parecían inmunes. Incluso el propio Daniel, que se suponía era el novio de Jane, parecía bastante indiferente a su atractivo.

 

Pero para la profunda envidia de ambas mujeres, los ojos de todos (incluyendo mujeres) giraron en torno a Jude para admirar la resplandeciente belleza del muchacho, cuya delgada figura curvilínea resaltaba entre los altos jóvenes alrededor suyo. Sin contar el brillo enigmático de sus ojos y el brillante rojo de sus labios carnosos.

 

Toda una belleza delicada, por supuesto.

 

Johnny captó claramente las muecas de evidente molestia en los bonitos rostros de ambas chicas. Pero enseguida vio igualmente cómo sonreían falsamente y saludaban con sus dedos largos, llenos de anillos caros y esmalte de uñas de colores chillones.

 

Johnny rió en su fuero interno y casi sintió una carcajada emitir por su garganta. Le daba gracia que dos muchachas tan bellas envidiaran a Jude.

 

–Hola, Bárbara, Jane –dijo Jude sin ningún tipo de expresión alegre o amistosamente. Se sentó lejos de ambas chicas, con movimientos elegantes y ágiles, tal como un gato. Johnny se sentó automáticamente junto a él, quitándoles la oportunidad a Bill y Daniel.

 

Grant se acercó a Jane para besarla sobre los labios de forma rápida y poco romántica. Ella sólo alcanzó a acariciar un poco su espalda antes de que él se alejara casi con torpeza. Bill saludó a las dos con un ademán de la cabeza, ellas no dijeron mucho.

 

– ¿Y Roger y Francis?–preguntó Daniel enseguida, sentándose junto a Bill en la mesa.

–Francis está practicando con el equipo, Roger tuvo una reunión por el baile de invierno, así que estamos aquí solas –dijo Bárbara con voz fastidiada, mientras sonreía coquetamente a los muchachos más guapos a su alrededor. Jane resoplaba, apartando su cabello de su frente y miraba con arrogancia a Jude.

–Vaya, que lástima –respondió Jude con antipatía.

 

Su mirada de indiferencia se volvió repentinamente de ira y en un movimiento veloz, se puso de pie.

 

–Tú y yo tenemos que hablar, Daniel –dijo el muchacho antes de alejarse de la mesa y echarse a andar hacía uno de los cobertizos cerca.

–Carajo… –susurró Daniel y también se puso de pie, para seguir a Jude hasta donde iba. Los dos se escondieron de las miradas de todos tras la pared del pequeño cuarto, lo suficientemente lejos y grande para que no se escuchara o viera nada.

 

En la mesa, para su enorme incomodidad, solo quedaron Johnny, Bill, Bárbara y Jane.

 

Pero entonces, la superficial rubia se elevó sobre sus largas piernas desnudas por la mini falda y tomó sus cosas de la mesa.

 

–Tengo que ir a retocarme el maquillaje. Acompáñame, Bárbara–le ordenó a la pelinegra, que con cierta mueca de molestia, se levantó y se fue con ella.

 

Finalmente, solo quedaron Johnny y Bill en la mesa.

 

El joven deportista escudriñaba cuidadosamente su alrededor, viendo como varias de las chicas que lo veían embelesadas eran alejadas de ahí por sus novios u amigos. Pronto el lugar quedó inesperadamente vacío. Johnny no veía más que un par de chicos lejos de ellos y la señora gorda que atendía la tiendecilla, sentada sobre un banco, durmiendo profundamente.

 

Johnny no podía estar más tenso. No sólo no sabía qué estaba diciendo o haciendo Jude, sino que estaba junto a ese tipo de cara tan seria que le daba miedo.

 

Bill, por su lado, permanecía en silencio. Tamborileaba un poco los dedos sobre la mesa y pateaba rítmicamente el suelo. Aun así, la completa expresión de suma frialdad en su apuesta cara casi no variaba.

 

De un momento a otro, Johnny, quien planeaba decir algo para deshacer el incómodo momento, miró cómo Bill se ponía levemente de pie, sacaba una cajetilla de cigarrillos Lucky Strike y un encendedor de su bolsillo trasero. Echó una rápida mirada a su alrededor, se puso uno de ellos entre los labios y encendió el extremo con la pequeña llama fulgurante.

 

Johnny abrió los ojos como platos, sorprendido y alterado, para casi gritar después.

 

– ¡¿Qué coñ…?! ¡Estamos en la escuela! ¡Apaga eso! –chilló Johnny, mirando frenéticamente a todos lados para evitar que algún profesor viese a Bill.

 

Pero la musculosa mano del chico a su lado cubrió la boca de Johnny por completo, acompañado de una mueca de irritación total. Johnny, aún muy alterado, trató de zafarse de ella, hasta que se tranquilizó lentamente y Bill apartó su mano.

 

–Si no quieres que me vean, no lo grites. Solo cálmate. No hay nadie cerca –dijo Bill mirándolo a los ojos.

 

Johnny lo miró con aún más molestia y finalmente, apartó la mirada del joven que seguía fumando.

 

–Si alguien te mira, yo me largo –dijo el chico entre dientes, para luego sacar su teléfono junto con su cartera.

 

Bill bufó sin darle mayor importancia, y continuó fumando su cigarrillo tranquilamente. Sólo miraba de vez en cuando a los lados, asegurándose de que nadie les viera.

 

Resultaba ciertamente extraño ver a los dos jóvenes juntos, uno de ellos con apariencia elegante y atractiva, de rostro rasurado y saludable. El otro, ojeroso y desaliñado, de cara oscurecida por una barba que parecía volverse más gruesa y áspera. Johnny parecía verse más feo y flacucho junto al guapo joven corpulento.

 

Johnny revisaba silenciosamente las llamadas y mensajes en su teléfono celular (que no eran muchas). Sólo vio un par de mensajes de su madre a los que no les dio mucha importancia. No fue al final que notó el solitario y único mensaje bajo el titular de "Rebecca Shoreline"

 

"¿Cuando vas a llamarme?"

 

Sintió el sudor frío bajar a lo largo de su espalda, así como la sensación de calor de la sangre subiendo apresuradamente a su rostro velludo. Casi pudo ver pequeñas torrecillas de humo subir desde las fosas de su nariz.

 

¿Qué tenía Rebecca que lo ponía tan ansioso?  No ansioso cómo cuando Jude le miraba y le hablaba. Era demasiado diferente.

 

¿Acaso le recordaba a...?

 

Sacudió la cabeza violentamente, borrando esa clase de desagradables recuerdos.

 

Por supuesto que no le recordaba a 'ella'.

 

Sacó el pequeño papelillo con el número de Rebecca que aún guardaba en la cartera. El trozo de papel blanco estaba borroso, arrugado y sucio por el continuo sudor de las grandes manazas de Johnny.

 

Lo miró un par de momentos antes de comprimirlo en una ínfima pelotilla y arrojarla tras de él.

 

Mala suerte para él, que Bill le había estado observando tan discretamente que Johnny no lo notó. Los dedos largos del joven futbolista atraparon el papel en el aire.

 

– ¡Hey, no! –gritó Johnny tratando de quitarle el papel de las manos.

–Cierra la boca, freak –dijo Bill con un tono desagradablemente despectivo y abrió el papelillo rápidamente.

 

Pronto, la eterna mueca de seriedad en su rostro se tornó a una mucho más expresiva. Parecía sinceramente sorprendido.

 

– ¿De dónde mierda conoces a Rebecca Shoreline? –dijo Bill casi escupiendo el cigarrillo fuera de su carnosa boca.

 

Johnny no respondió inmediatamente.

 

–Debe ser una jodida broma –comentó Bill en voz baja, mientras aplastaba el papelillo en su mano y lo arrojaba muy lejos de ahí.

 

Johnny, aún sonrojado, más por la vergüenza, se atrevió a preguntar:

 

– ¿Tú conoces a Rebecca Shoreline?

 

Bill alzó una ceja, aún más sorprendido que cuando leyó el nombre de Shoreline en el papel. Dio una profunda calada al cigarrillo y sopló el humo muy cerca de la cara de Johnny.

 

–Por supuesto. Es obvio. Deberías saberlo ¿no?

 

Johnny permaneció callado, pero Bill percibió la respuesta en sus ojos castaños tras el empañado vidrio de las feas gafas.

 

–Eres un imbécil total. No me sorprende –se burló cruelmente el tipo, incluso con la mirada ofendida de Johnny sobre él.

 

El chico tiró el cigarrillo al suelo y lo apagó bajo la suela de su zapato.

 

–Piensa en todo lo que tiene Jude, pero mayor y en una mujer –dijo el muchacho.

– ¿A qué te refieres? –masculló Johnny, desconcertado.

–Rebecca Shoreline es tan o más popular que Jude. Solo que ella es universitaria, así que es mucho más famosa. Estudia en la Universidad Estatal y no hay absolutamente nadie que no la conozca. A excepción de ti –decía Bill con una especie de sonrisa cínica en el rostro.

 

Johnny estaba terriblemente confundido. ¿Por qué mierda jamás se enteraba de nada?

 

– ¿Eso es real?

–Es la verdad. Es muy conocida entre el alumnado. Si no me equivoco, estudia Medicina, es hija de dos reconocidos cirujanos y es una de las mejores alumnas de la carrera. Si no es que la mejor –el chico sacó un nuevo cigarrillo que encendió rápidamente–. Es normal verla en las fiestas universitarias, rodeada de hombres. Ha tenido montones de novios, pero nadie se ha atrevido a insultarla nunca. Tiene una reputación envidiable.

 

Bill fumaba apaciblemente, junto a Johnny que parecía ponerse más nervioso y desconcertado con cada cosa que Donovan le contaba acerca de Rebecca.

 

–Supongo que es esa clase de chicas con las que todos se ponen a tontear, pero es muy difícil que te haga caso. Es demasiado bonita y eso. Incluso Daniel tuvo su enamoramiento con ella, poco antes de empezar a salir con Jane, pero Rebecca jamás le dio pie. Sólo sale con tipos de su edad y hombres adultos.

–Vaya, realmente no lo sabía –admitió Johnny totalmente avergonzado.

– ¿De dónde demonios la conoces? –preguntó Bill por fin, también muy intrigado.

 

Johnny se rascó la parte posterior de la cabeza de forma ansiosa.

 

–Se acostaba con un amigo mío, así qu…

– ¿Qué amigo?

–Derek Carson ¿lo conoc…?

–Oh, claro –Bill soltó una espesa nube de humo y sonrió–. Eres más 'interesante' de lo que tu cara de otaku deja ver –dijo Bill aún con la burla descarada en el rostro. Johnny apretó la mano en un puño de irritación, mientras se mordía la lengua para evitar gritar un par de palabras altisonantes.

–Cómo decía, ellos solían dormir juntos, pero sólo llegué a verla una vez. Y hace días, ellos terminaron y Rebecca le pidió a Derek que me diera su número. Eso es todo.

 

Bill se le quedó viendo con una expresión que no supo descifrar exactamente. Seguía burlándose claramente de él pero con cierto brillo de ligera admiración en sus serios ojos grises.

 

Johnny miraba hacía el cobertizo, esperando a que Jude y Daniel, que llevaban un largo rato ahí,  salieran. Jude parecía bastante molesto en la mañana, por lo que White suponía que iban a tardar un poco más.

 

– ¿Jude sabe que se conocen? –preguntó Bill repentinamente.

 

Johnny volteó violentamente hacía él. Bill ya no lo miraba de forma grosera y cínica, sino con verdadera seriedad.

 

– ¿Tú sabes algo acerca de su relación?

 

Bill dio una profunda calada a su cigarrillo antes de ponerse de pie y apoyar su estrecha cadera contra el borde de concreto de la mesa. Johnny permaneció sentado, con el teléfono y la cartera en cada mano, y los brazos cruzados.

 

–No, en realidad –dijo Bill con voz muy gruesa y áspera. Tosió un poco contra su codo y continuó fumando–, Rebecca y Jude llegaron a verse muchas veces, puesto que los dos frecuentaban los mismos lugares y círculos de amigos. Al principio, tenían una relación muy cordial o algo así. Creo que hasta eran amigos. Pero pasaron varios meses, siete u ocho, y repentinamente dejaron de hablarse. Desde entonces jamás volvieron a dirigirse la palabra. Y nadie sabe exactamente por qué. Solamente sabemos que se odian.

 

Johnny bajó la mirada a sus zapatos, bajo la mesa, sin saber qué decir.  ¿Jude y Rebecca se odiaban? ¿Incluso habiendo sido amigos?

 

– ¿Ellos jamás han hablado de eso?

 

Bill negó lentamente con la cabeza, sacudiendo la del cigarrillo.

 

–Jude casi no habla de esas cosas con nosotros. Quizá con Daniel, pero ni a él le suele contar todo. Hasta ahora, en casi tres años de conocerlo, no sabemos nada acerca de sus padres, hermanos o su relación con muchas otras personas.

 

Pese a todo eso, Johnny sintió la necesidad de saber si por lo menos ellos sabían algo más acerca de la familia de Jude.

 

– ¿De verdad jamás les ha dicho nada acerca de su familia o algo así?

– ¿A ti te ha dicho algo de eso?

 

Johnny negó con la cabeza. Bill chasqueó la lengua y fumó profundamente.

 

–Casi no. Un par de veces ha llegado a decir algo. Pero realmente no tenemos idea. Sabemos que tiene un hermano, pero no sabemos nada sobre sus padres, sólo que no vive con nadie. Creemos que están divorciados, pero…

 

Antes de que Bill pudiera continuar, los dos escucharon el vibrante sonido de la campana de la escuela a su alrededor, anunciando el inicio del resto de las clases.

 

Al mismo tiempo, vieron a Jude salir detrás del cobertizo, con una evidente expresión de verdadera furia, alejarse rápidamente de ahí. Daniel salió inmediatamente después de él y le seguía el paso casi tan velozmente como Black.

 

Johnny se dio la vuelta hacia Bill, a punto de preguntarle qué era lo que iba a decirle, pero en vez de eso, el joven jugador escribía sobre lo que parecía un ticket de compra de supermercado con algún bolígrafo que siempre llevaba consigo, un mensaje del que White no tenía idea.

 

El chico escribía con movimientos rápidos, cerrando ligeramente los ojos por el humo de los cigarrillos que les daba de lleno en la cara. Un poco de ceniza cayó sobre el papelillo apoyado en su mano y él lo sacudió rápidamente. Pronto terminó de escribir.

 

 

–Toma –dijo el muchacho con voz seca y con los labios muy apretados por el cigarrillo entre ellos.

 

Johnny no lo leyó en ese momento.

 

–Tengo que ir a clase.

 

Bill se guardó el bolígrafo en un bolsillo, justo donde tenía el celular y el encendedor. Nuevamente, echó una mirada a su alrededor, para luego apagar el según cigarrillo medio consumido bajo la suela de goma de sus zapatos. El trozo de papel quemado se deshizo en medio del césped húmedo.

 

Donovan se alejó corriendo de la mesa justo cuando Johnny se puso de pie.

 

White permaneció en silencio un rato más, sin la intención de ir a clase inmediatamente. Estaba procesando demasiada información. Y había una maraña abrumadora de cientos de distintas preguntas zumbando en su cabeza. Le estaba dando los inicios de lo que sería una potente migraña posterior.

 

Se rascó un poco sobre su oscura barba y se acomodó los lentes, antes de levantarse y examinar detenidamente el papel que le había dado Bill.

 

Sobre éste se extendía lo que Johnny identificó como su número de teléfono celular.

Notas finales:

De nuevo, si el texto se ve mal o algo así, por favor avísenme para poder corregirlo :3 

No sé, quiero ver que tanto les gusta mi historia <3

Ya tengo el siguiente capítulo iniciado y probablemente lo terminé mañana. Si mañana para estas horas hay mínimo 5 comentarios más, subiré el capítulo <3

Y les digo, el siguiente capítulo tiene algo que muchos de ustedes ya quieren ver. Y eso tiene que ver con Jude y Johnny (*¿*)

También compartan el fic con sus amigos jejeje Es una bonita forma de hacerne publicidad :3

Gracias por leer! :D 

 

Nota al pie de la editora IntentoDeEscritora: ¡Resubido y corregido! A propósito, si les ha gustado la estética de los capítulos editados por mí, háganselo saber a la autora y a esta engreída editora ;) ¡Gracias y por favor dejenle reviews a mi querida escritora!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).