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The Nerd's Trouble por Killer Cobain

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Notas del capitulo:

:'( 

Perdón por no haber actualizado el viernes pasado, pero he estado tan ocupadacon la preparatoria que no me dio tiempo de terminar el capítulo. Pero hice el mayor esfuerzo que pudo estos días y aquí les traigo el nuevo capítulo que se que bastante estaban esperando :)

No está editado porque nuevamente no pude contactarme con mi hermosa beta-reader, pero enseguida pueda hablar con ella y le pida que lo resuba ya corregido.

Últimamente no me dejan tantos reviews y eso desanima un poco, así que les pido a los nuevos y viejos lectores que se den el tiempo para dejar un comentario a esta simple escritora solo para saber un poco más acerca de la gente que la lee. No hay nada más satisfactorio que el review de alguien diciéndome que opina de mi historia. Eso siempre me pone de buenas :')

Sin más por el momento, aquí les dejo el nuevo capítulo, que es un poco más corto de lo que últimamente los hago. Que lo disfruten :D  

La chica miró con ojos brillantes a la cara de Johnny, que parecía la de una especie de psicópata, apenas iluminada por la luz ámbar de la sala. Los lentes feos, la barba descuidada y la ropa manchada de comida rápida no lo favorecían en absoluto.

 

–Jude… –llamó la chica con voz temerosa, dando unos pasos hacia atrás mientras se cerraba inútilmente la blusa con dos dedos, ya que esta había perdido un par de botones, y sostenía su chamarra de cuero marrón con un brazo.

 

Johnny, por su lado, no sabía qué pensar, sentir o decir.

 

Se sentía furioso, idiota, crédulo y terriblemente traicionado. Sumamente herido. Era como un doloroso golpe al estómago.

 

Pero ¿Por qué?

 

No tenía una razón real para sentirlo.

 

Jude no era nada suyo, en absoluto.

 

Nada.

 

Pero aun así, las horrendas ganas de soltarse en un lastimero llanto y reclamarle por algo por lo que no debería replicarle nada no se alejaban ni un poco de su persona. La boca se le secó, los ojos le escocieron y un desagradable sabor metálico a sangre le cubrió la lengua. Incluso las siempre omnipresentes náuseas parecían mucho más fuertes y enfermizas.

 

Reuniendo cada trozo de su dolido corazón roto, se forzó a sí mismo con nula voluntad a esbozar la que sería una de las más falsas sonrisas que jamás surcaron su feo rostro.

 

– ¿Jude? –la voz le tembló al pronunciar su nombre, y sin dejar de sonreír en ningún momento, carraspeó para alejar el nudo de su garganta.

 

Mierda, quería llorar ya. Y los lentes no funcionaban para ocultar la humedad en sus ojos castaños.

 

La chica bonita no cerró la puerta, pero si se alejó del muchacho en la entrada que sonreía tétricamente.

 

– ¿Lo conoces? –preguntó ella.

 

–Es mi amigo, Lucy. Se llama Johnny. No te asustes –dijo Jude con voz sorprendentemente seria. La expresión inusualmente grave en su rostro era inquietante. Terminó de cerrarse los pantalones y se puso encima una vieja camiseta negra deslavada. Se acercó a Lucy y le tomó por el antebrazo.

 

–Oh, bueno. Me espantó un poco –dijo ella seguido de una risilla nerviosa. Se puso la chaqueta de un solo lado, tratando de ocultar sus bonitos senos descubiertos. Se cerró bien los pantalones y con el dorso de la mano se quitó un poco del maquillaje embarrado– Debo irme ya, tengo que hacer unos deberes de la universidad.

 

La chica se soltó del agarre de Jude, se dio la vuelta, colocándose bien la chaqueta, revelando que era apenas unos centímetros más bajita que Jude, y ante la mirada dolida de Johnny, plantó un cariñoso beso en los labios del muchacho. White mordió su propio labio inferior, celoso a más no poder. Y fue mucho peor cuando vio el delgado brazo de Black rodear la cintura de esa tal "Lucy" para acercarla y profundizar el contacto.

 

Unos húmedos segundos después, Jude sacó la lengua de la boca de Lucy con un acuoso sonido y le dijo algo al oído. Ella rió en voz baja y le besó la mejilla. Luego se apartó de él, y susurrando un leve "con permiso" pasó al lado de Johnny a través de la puerta para pronto irse de ahí. White volteó la cabeza y la siguió con la mirada un rato mientras ella caminaba. Enseguida regresó la vista a la pequeña figura del muchacho frente a él.

 

–Tengo la sensación de que piensas que soy un mentiroso –dijo Jude mientras se cerraba la camisa botón a botón. Bajo la mirada avergonzado y sonrió penoso.

 

Johnny metió las manos en los bolsillos, mordiéndose el labio y rompiéndose la cabeza para decir algo que no sonara a una especie de insulto. Se rascó la nuca y se acomodó las gafas con los dedos. El doloroso sentimiento de insignificancia ante él golpeteaba su pecho.

 

–No lo sé, sinceramente– admitió el chico ya después de un rato.

–Realmente estuve muy ocupado esta semana. Tengo que cubrir los puestos de otros dos meseros además de mi turno y es agotador. Todo es verdad –dijo Jude mientras se sentaba en el sofá sucio. Se pasaron sus manos por el cabello y suspiró con expresión cansada.

–Te creo, Jude, pero…–empezó a decir Johnny, mientras dudaba de sus propias palabras–, ¿Qué hay con "ella"? –preguntó de una buena vez.

 

Black sonrió un poco y mientras se alisaba los vaqueros con las manos, chasqueó la lengua.

 

–Es una compañera del restaurante en el que trabajo. Se llama Lucy.

– ¿Es tu nueva novia?

–No –Jude se quedó callado un rato, dudoso–. No estoy seguro.

 

Johnny se le quedó viendo con intensidad, incluso aunque Jude no lo notase. El joven Black parecía tan confundido con sus propias palabras, las cuales White tampoco había entendido del todo.

 

– ¿A qué te refieres, Jude? –cuestionó nuevamente, buscando por algunas respuestas que sosegaran un poco el montón de horribles sentimientos de miseria que lo aturdían.

–Lucy no es como las demás chicas con las que he salido. Es mucho más interesante y real –comenzó a relatar mientras se frotaba la nuca, ligeramente agobiado–, Es muy extraño de cierto modo. Probablemente si tengo algo con ella, no acabe igual que con las demás –el chico suspiró profundamente–. Tal vez sea diferente.

 

El miedo que Johnny sintió en ese momento no se comparó a la rabia ni el dolor que sintió inicialmente.

 

"Tal vez sea diferente". ¿Acaso significaba que ella era "especial"? ¿Qué lo que podía tener con esa chica significaría más de lo que tuvo cualquier vez antes con alguien más? La simple idea de que Jude encontrara a una persona que lo hiciera tan feliz como para no dejarla nunca, una persona que no fuera él mismo, lo aterraba.

 

Pero al mismo tiempo, se sentía como un bastardo por pensar esa clase de cosas tan crueles.

 

–Las chicas siempre son tan sensibles en ese tipo de cosas –continuó Jude–, El rompimiento las afecta mucho cuando salen conmigo y parece que Lucy no es así.

 

Johnny reaccionó ante sus palabras de manera distinta a la que esperaba. "¿Qué rayos está diciendo?".

 

–Bueno, debe ser fácil para ti –comenzó a decir Johnny, mientras relajaba el rostro para no mostrar lo todavía muy dolido y furioso que se sentía. Su voz tomó una matiz áspera, casi como un regaño–, Tú eres el que termina con ellas sin importarte demasiado, lo has admitido incluso. Es algo cruel, Jude –soltó totalmente enojado. Por un momento, la persona a la que tanto adoraba le había parecido especialmente cínica.

 

Black le miró con una clara expresión de sorpresa, ante el tono casi asertivo que el joven tímido, feo e increíblemente propenso a sonrojarse por cualquier cosa (al menos, desde la despistada perspectiva de Jude) había usado con tanta facilidad.

 

De un momento a otro, Jude caminó rápidamente hacía Johnny y tomándolo por la muñeca, haló de su brazo para que entrara por completo a la casa. Cerró la puerta, dio la vuelta y se apoyó sobre ésta.

 

– ¿Qué dices? –preguntó Jude con una ceja levantada y tono casi acusador.

 

Johnny se puso repentinamente nervioso y comenzó a temblar ligeramente.

 

–No quise decir eso… –comenzó a excusarse.

 

Los ojos púrpuras de Black se clavaron sobre su persona, un poco más tranquilo pero con la impresión de que estaba analizando el perfil del joven nerd. Johnny permaneció estático frente a él, con el miedo a que Jude se tomara a mal sus palabras.

 

–Escucha, Jude, yo… –trató de volver a hablar White, pero Black seguía viéndolo con sus enormes ojos redondos.

–Johnny, sé que parece algo egoísta de mi parte, pero tú no conoces a la mayoría de las mujeres con las que salgo –empezó a explicar, cambiando su semblante por completo. Johnny no se atrevió a abrir la boca mientras él hablaba–. Casi todas son pequeñas preparatorianas y universitarias caprichosas, bobas y extremadamente pretenciosas –el chico cruzó los brazos sobre su pecho, moviendo la lengua bajo sus labios–, Un montón de tontas que creen que pueden hacer lo que quieren.

– ¿Entonces por qué sales con ellas? –le interrogó rápidamente, pero al mismo tiempo con la obvia timidez en la voz.

 

Jude se alejó de la puerta y esta vez se sentó contra un pequeño mueblecillo de madera oscura, cubierto por un pequeño adorno de hilo tejido.

 

–Es una buena pregunta de la cual yo también quisiera saber la respuesta –dijo mientras jugueteaba un poco con los bordes de su camisa–. Cuando una de ellas se me acerca, siempre tratan de dar la impresión de que verdaderamente entienden un poco de las personas, más allá de qué decir y cómo actuar en una fiesta llena de éstas –el chico bajó la mirada y fijó los ojos con distracción en sus finos dedos de uñas esmaltadas en negro–, Y parece tan real que te tragas todo su cuento de sinceridad y comprensión, incluso aunque ya lo hayas visto un millón de veces antes… como yo.

 

Jude levantó el rostro y sus bellos ojos brillantes se encontraron con los opacos orbes cafés de Johnny, que no los apartaba ni un momento de la sensual figura de Black, así como éste se deslizaba por la habitación. Los vidrios empañados por el calor que había en la sala, incluso siendo que hacía un frío tan fuerte en el exterior, no le permitía detectar bien qué clase de expresión tenían sus oscuros ojos.

 

La línea blanca que formaban sus labios apretados en medio del marco negro que era su barba sobre su rostro esquelético tampoco le decían mucho acerca de su estado emocional actual.

 

Johnny por su lado, se decía así mismo que no debía seguir dudando de Jude. Black era su nuevo y único amigo ahí, aún pese que le amaba tanto como no recordaba jamás haber querido a nadie en sus cortos diecisiete años.

 

De repente se sintió pequeño y muy idiota.

 

Se veía a sí mismo, parado en medio de la sala cálida, casi caluroso, de la casa donde la persona que más quería en su realidad actual acaba de tener sexo con una total desconocida para él, y a quien esa persona que amaba veía como la probable próxima mujer que quizá llegaría a amar un poco más de lo que jamás hizo.

 

La situación le pareció aún más cruel, más dolorosa. Y también más cómica y groseramente irónica.

 

¿Qué tan ridículo, estúpido y miserable podía sentirse en una sola noche, con sólo un par de suposiciones y palabras?

 

"Ella es especial. Jude lo está pensando. Él lo cree. Y tú lo sabes".

 

Dolía hasta un punto que parecía que jamás iba a terminar tal sufrimiento. Jude estaba de pie frente a él, serio y callado, y para Johnny eso sólo representaba la misma incomodidad que el muchacho debía estar sintiendo.

 

Se quitó los lentes un momento y con un pequeño trozo de tela que siempre guardaba en uno de sus bolsillos, comenzó a limpiar suavemente los vidrios sucios.

 

–Que caigas en esa clase de cuentos es un poco triste ¿no? -dijo Johnny en voz muy baja, gutural, seguido de una mínima risa sin alegría. Procuraba mantener los ojos bajos, puesto que lentamente sentía un ligero escozor cubrirlos, así como un potente nudo que le bajaba por la garganta.

–Quizá yo mismo me los hago creer –admitió el jovencito con ese mismo tono bajo, pero sin risa alguna. Miraba a Johnny sin entender qué le sucedía, preocupado por esa extraña aura de tristeza absoluta que parecía rodear a su amigo. A sus ojos, parecía repentinamente deprimido sin razón comprensible.

– ¿No te gusta estar solo? –preguntó Johnny nuevamente, guardando el trozo de tela de vuelta en su bolsillo y limpiándose el par de leves lágrimas que sentía en los irritados ojos.

–No mucho –se limitó a responder con una pequeña sonrisa apenas visible que Johnny no notó.

 

Johnny se puso las gafas, preocupado porque comenzara a llorar sin más y se viera en la vergonzosa situación de hacerlo frente a él.

 

– ¿Estás bien, Johnny? –preguntó Jude, mientras caminaba un poco hasta él–. Pareces un poco… –extendió una mano hacía su rostro, pero Johnny se apartó rápidamente.

–Lo estoy –mintió.

 

Esbozó una sonrisa bastante realista y se echó a andar hacía la puerta de la casa: –Tengo que irme ya, mis padres quizás ya estén en la casa.

 

Jude caminó junto a él y abrió la puerta para que el gigantón que era el joven White pudiera salir. Black se quedó de pie en el umbral de esta, mientras que Johnny se dio la vuelta en su dirección para verle unos momentos más a la cara.

 

– ¿Irás a la escuela mañana? Tenemos bastantes deberes por hacer y eso –dijo mientras metía las manos en los bolsillos. Black se recargó en el marco de madera y miró directamente a la cara del nerd.

–Quizá no pueda ir hasta el lunes de la próxima semana, aún hay mucho trabajo que hacer –contestó, algo apenado. Johnny asintió con la cabeza, siendo comprensivo.

–Se te extraña por allá, Bill y yo tuvimos que hacernos compañía –dijo con una sonrisa y tono bromista, ante lo cual Jude rió suavemente.

 

Los orbes de Jude entraron en contacto unos pocos segundos más con los de Johnny, que volvían a enrojecerse y humedecerse, aunque Black no podía verlo por la oscuridad que los rodeaba.

 

–Te quiero, Johnny –soltó Jude de repente, sintiendo una súbita necesidad de decirlo, pese a que en ese momento no significaba nada realmente. Sólo fue un golpe aún más bajo para los sentimientos de Johnny.

–Yo… también –respondió con un suave temblor en sus palabras y con un fugaz ademán con las manos, se despidió. Jude lo devolvió con la misma rapidez. Seguidamente, cerró la puerta con un chasquido seco.

 

Johnny comenzó a caminar a través de la banqueta solitaria, sin más compañía que los melancólicos aullidos de los perros en medio de la noche y el ligero sonido de los autos corriendo que venía desde las calles transitadas más cercanas a su no muy interesante vecindario.

 

Sus pasos aumentaron de velocidad, así como la sensación de desmoronarse lentamente en medio de la silenciosa calle le abrumaban y los sentimientos de profunda decepción parecían aumentar una y otra vez.

 

Una lágrima. Dos. Cinco.

 

Unas cuantas más y el frágil Johnny White se encontraba llorando en medio del corto camino de vuelta a su casa.

 

–Jude… –susurró en medio de un sollozo, mientras que se quitaba las gafas para tratar de secar los ríos de lágrimas gruesas que bajaban por sus mejillas cubiertas de vello oscuro– Jude…–repitió con voz temblorosa, ahogada por el doloroso nudo de su garganta que no lo dejaban pronunciar palabra alguna sin darle un matiz gangoso.

 

Paró de caminar, justo bajo la sucia luz naranja de un enorme y viejo poste, tallándose los ojos con los puños y sollozando en voz muy alta, como no lo hacía desde los once años, cuando su buen tío Freddie había fallecido en un accidente. O como a los ocho años, cuando su perro husky "Brian" había sido atropellado por uno de sus vecinos.

 

Tomándose del vientre con ambos brazos, y llorando profusamente, Johnny se agachó bajo esa inerte luz falsa, en medio de una noche tranquila, para lamentarse por algo que jamás tendría.

 

 

 



Notas finales:

De nuevo, si el capítulo se ve mal, cortado o repetido, por favor avísenme para poder arreglarlo de inmediato :) 

Dejen un review acerca de que piensan de mi historia. Que les gusta y que no, así como consejos que quieran darme y críticas constructivas :3

Gracias por leer! :D  

 

Nota al pie de la editora: ¡Corregido y resubido! Agradezcan en serio a la autora, ella con infinidad de tarea se esfuerza por actualizar periódicamente. Yo llevo dos fics sin actualizar durante tres meses y eso me carcome el alma ;'( (no tanto pero igual xD) 


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