Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Nerd's Trouble por Killer Cobain

[Reviews - 184]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡AHHHHHH! 

Ha que ha sido un tiempo ¿no?

No me odien :'v

Finalmente ya acabaron mis semanas de exámenes y todo está un poco más relajado. No fue TAN mal como esperaba, pero ya estoy a punto de acabar el semestre y las cosas se ponen un poco pensadas ggg Voy a estar bien c:

 

Hombre, perdón por el retraso extra. Fue una odisea total terminar este capítulo, pese a que tuve tanto tiempo "libre" por así decirlo. Sencillamente no se me ocurría nada bueno que poner en el capítulo. Al final me decidí por este, que sencillamente es de los más tranquilos en toda la extensión de la historia. Principalmente quería escribir algo que curara las tensiones entre los dos protagonistas y fuera como un alivio para todos ggg

Y sé que el capítulo anterior fue un poco fuerte para los nervios de todos (menos los míos :v) así que aquí tienen su "reconciliación" :v

Hombre, que ya extrañaba publicar :'v

El capítulo no está editado en este momento, porque acabo de terminarlo y ya quería colgarlo en la página, así que ni le avisé a mi adorable beta, pero le pediré que lo haga después, enseguida ella pueda. Y por cierto, cumplió años e.e Felicitenla, aunque sea de forma atrasada :'v

Gracias a todos los que siguieron leyendo la historia ¡Ya pasamos las 10,.600 leídas! Todo un logro c: Y pronto llegaremos a los 100 reviews, así que hagan el paro ewe (típica mexicana :'v) 

Les aviso que es mejor que se preparen, porque muy probablemente empiecen a suceder las cosas zukulhemtas de la historia muy pronto (pero es un quizá u.u) Ustedes ya verán ;)

Sin más por decir, pasen y lean c:  

Había verdaderamente pocas cosas que pudiera decir si alguien le preguntaba algo.

 

No sabría cómo explicar casi toda una semana entera de depresión.

 

Johnny caminaba a la escuela, mucho más tranquilo y severo de lo que normalmente se veía. Revisaba los montones de mensajes en el buzón y sonreía de vez en cuando, al leer los que eran de Rose, Danny o Derek.

 

Al contrario, evitaba los de Rebecca, Bill y obviamente, Jude.

 

No había ojeras bajo sus ojos, se había recortado la barba (más no afeitado) y en general, su apariencia no era tan desastrosa como diariamente se notaba. Quizá lucía un poco más limpio y menos feo de lo normal.

 

Pero aun así no tenía de verdad, mucho que decir.

 

Los seis días enteros habían sido una completa odisea de llanto y profunda depresión. El viernes que se encontró con Jude y su nueva novia, apenas y había podido medio arrastrarse de vuelta a su casa, entre sollozos ahogados y la sensación de quebrarse en algún momento. Por supuesto lloró toda la noche, todo el día siguiente y toda la noche después de esa. Se enfermó de una leve gripe por quedarse dormido en el piso, medio desnudo, y aquello le dio la excusa perfecta como para faltar a la escuela. Su madre se tragó la historia de sentirse verdaderamente mal y su padre sencillamente le ignoró.

 

Johnny se cuestionó muchas cosas durante esos seis días.

 

Principalmente, qué haría si tenía que ver a Jude a la cara.

 

Él le amaba, lo hacía y aún no dejaba de hacerlo.

 

Era esa sensación de calidez, dolor y melancolía que le invadían al pensar en él,  lo que le confirmaba que por muy furioso o dolido que se sintiera, no se iba a liberar de un montón de sentimientos de esa magnitud tan fácilmente.

 

También y no menos importante: Jude le consideraba un amigo actualmente. El alejarse de él de repente, sin explicarle nada realmente, sólo los iba a herir a ambos.

 

Por Dios que quizá sonaría patético, pero definitivamente, Johnny prefería salir herido él mismo, a que Jude lo hiciera. El chico no tenía culpa en absoluto de que él fuera tan idiota como para estar enamorado de esa forma.

 

Esa había sido su principal motivación (o excusa) para levantarse de la cama y fingir que las cosas estaban mejores de lo que en verdad  estaban. No sería tan difícil aparentar un poco más, en lo que su cabeza se enfriaba y superaba eso, como con cualquier situación dolorosa anterior.

 

Lo cual le traía recuerdos tan desagradables que rápidamente eliminó de sus pensamientos.

 

Por su lado, eso no significaba que aún tuviera las ganas de ver a alguien por el momento. Así que tranquilamente ignoró los mensajes de Bill, preguntándole casi con un tono de irritación en cada palabra, dónde o qué estaba haciendo. Le interrogó por sus razones para faltar a la escuela y Johnny no hizo más que contestar a uno con la sencilla oración "Estoy enfermo, faltaré unos días más". También ignoró los de Rebecca, que llegó a llamarle por pura curiosidad. Sus textos eran dulces y amables, y por un momento, eso lo hizo estremecerse. Ella era simplemente encantadora.

 

Y finalmente, había pasado por alto todos aquellos provenientes del número de Jude.

 

Claro que los había leído (era su necesidad total de siempre sentirse un poco cerca de él lo que lo obligaba a hacerlo) pero no encontró las palabras ni las fuerzas para contestar a uno sólo de ellos.

 

Jude le preguntaba con palabras cariñosas dónde se encontraba y por qué no iba a la preparatoria. Le decía que le preocupaba y que iría a verle. Efectivamente lo hizo, pero cuando su madre subió para decirle que había un guapo muchacho de cabello y ojos púrpuras parado en el umbral de la puerta, preguntando por él, se puso tan nervioso que se limitó a pedirle a Catherine que dijera que estaba muy cansado. Ella lo hizo, Jude se fue y continuó enviando mensajes. Johnny no respondió ninguno de nuevo.

 

Pero ya pasados los días, sus ánimos habían subido bastante y estaba mejor. Por lo menos ya podía ir a la escuela, aunque fuera caminando porque no le avisó a Bill que pasara por él esa mañana.

 

No importaba.

 

Él sólo iba andando, con la mirada fija en la pantalla del celular.

 

Todo iba relativamente bien, sino hubiese sido por ese extraño golpe sorpresa.

 

Sintió la dolorosa presión de algo golpeando su sien derecha, alcanzando una zona superior de su frente y la sensación de sus lentes con el armazón roto volado lejos de su cara.

 

– ¡Mierda! –gritó justo cuando su cara daba la vuelta y tropezaba con sus propios pies para ir a dar al suelo. La mochila resbaló de su hombro y su teléfono celular se escapó de entre sus largos dedos fríos. Escuchó el sonido de la pantalla estrellarse contra el suelo y sólo le dio por maldecir nuevamente entre dientes.

 

Se dio la vuelta sobre su espalda y se llevó la mano a la frente, la cual le ardía y palpitaba por el impacto. Sintió algo húmedo sobre ella y supo que estaba sangrando.

 

– ¡Johnny! –chilló una voz extremadamente familiar del otro lado de la calle y White dirigió a la vista adonde provenía el sonido. Sin sus lentes no veía realmente bien de lejos y la persona que le había gritado se veía algo borrosa.

 

Johnny no necesitó mucho esfuerzo para saber que era su amado Jude.

 

– ¡Johnny, demonios! –gritó otra vez y se echó a correr hacía él. Un automóvil se aproximaba por el pavimento y Jude no recayó en el. Salió corriendo igualmente.

– ¡Jude! –chilló White, aterrado al reconocer el sonido del auto acercándose, así como el sonido de los zapatos de Jude aplastar la grava y tierra de la calle al correr.

 

Jude no se detuvo en el momento, pero sí el automóvil, cuyo conductor probablemente tuvo que pisar el fondo a freno para detenerlo a tiempo. El chirrido de los neumáticos fue estremecedor y un leve aroma a caucho quemado golpeó el olfato de Johnny.

 

Jude se apoyó en el cofre del auto apenas unos segundos, con expresión sorprendida, y nuevamente se echó a correr hacia el joven gigantón tirado en la banqueta.

 

Jude casi cayó de rodillas junto a él y pronto sus delicadas manos se deslizaron por su amplio pecho hasta quedar tras la nuca de Johnny.

 

–Oh Johnny, ¿Estás bien? –preguntó con el más real de los tonos de preocupación que White jamás escuchó. Sus ojos púrpuras brillaban en angustia y Johnny podía oler el aroma a flores que su cabello teñido desprendía.

–Lo estoy –gimió adolorido–, Pero tú…

– ¡Hey mocosa, mira por donde andas! –gritó un hombre de apariencia madura, sentado en el asiento del conductor. Levantaba el puño en un ademán agresivo y finalmente se alejó de ahí con velocidad.

– ¿Mocosa…?

–Johnny, tranquilo, te está sangrando la frente –sollozó el muchacho ligeramente, antes de sacar lo que parecía una pequeña botella de alcohol y un par de pañuelos desechables de su mochila. Humedeció uno de ellos en el alcohol y pronto ya estaba limpiando la herida de un inquieto Johnny, que emitía pequeños quejidos por el ardor del desinfectante.

– ¿Viste quién me arrojó ese… –su mirada borrosa apenas divisó lo que parecía ser una zapatilla deportiva negra descansado sobre el concreto. Tenía un poco de sangre en el borde de la goma. Y su repentinamente más aguda vista captó con sorpresa absoluto el pie descalzo de Jude, falto del otro par de sus zapatos.

 

Unas zapatillas Converse negras.

 

–… zapato…?

 

Jude frunció el ceño y presionó con fuerza intencional la herida de Johnny. El chico gimió. Apretó los labios y apartó la mirada de White.

 

– ¿Por qué me arrojaste tu zapatilla?

 

Jude suspiró, y con cuidado, se arrastró por la banqueta para que su cadera quedara junto a la cabeza sangrante de Johnny. Acomodó está sobre su regazo y continuó limpiando la herida. Johnny se sonrojó fuertemente.

 

–Estaba molesto –fue todo lo que dijo, pasando el pañuelo húmedo sobre la marca de tierra de la suela en su cara.

– ¿Por qué? –no podía estar más confundido.

 

Jude infló los mofletes y su cara tomó un adorable tono rojizo hasta las orejas.

 

– ¡¿Por qué no debería estarlo?! –gritó repentinamente, aturdiendo a White–, ¡Faltas a la escuela y no respondes mis mensajes!

– ¡Estaba enfermo, mamá te dijo! –gritó de vuelta, aunque no enojado ni con reproche.

– ¡Lo sé, pero pudiste llamarme o decirme algo, viejo! Somos amigos, idiota –reclamó, considerablemente molesto.

 

Johnny sonrió internamente, olvidándose casi por completo que lo había encontrado con su nueva novia el viernes pasado. Se sentía bastante halagado por la preocupación ajena.

 

–Está bien, lo siento. Sólo estaba algo cansado y eso –le sonrió con total sinceridad y rápidamente la mueca de Jude se relajó. El muchacho sonrió un poquito apenas, pero lo hizo.

–Lamento haberte golpeado –Jude acarició suavemente el cabello de Johnny. Agradecía que no hubiera mucha gente cerca, porque la escena de él sujetando la cabeza de White como una pareja amorosa debía verse bastante extraña–. Demonios, lo siento mucho –sollozó un poco más, y con cuidado bajó la cabeza de Johnny para buscar sus lentes y su teléfono.

 

Encontró ambos, y para su buena y mala suerte, sólo las gafas tenían daños. El armazón estaba roto de la derecha y ambas lentes estaban estrelladas.

 

–Johnny, tus lentes están rotos –admitió con un tono que revelaba absoluta culpa.

 

White se puso de pie y se sacudió el polvo de la ropa. Se colgó la mochila de nuevo y se acercó a Jude. El jovencito le regresó su teléfono móvil y Johnny lo guardó en su bolsillo. En cambio, sostuvo las gafas entre los dedos y las examinó cuidadosamente. Estaban muy mal.

 

–Oh Johnny, perdón en serio. Rompí tus gafas…

–Está bien –le tranquilizó con una sonrisa comprensiva, al ver la expresión culpable de su amado–. Veo bastante bien de cerca sin ellas, solamente los textos y las cosas lejanas se verán algo borrosas –Johnny soltó una risita cualquiera y Jude le miró igual de preocupado.

 

– ¿Estarás bien así el resto del día? ¿No sería mejor que regresaras a casa y les digas a tus padres que necesitas unas gafas nuevas?

–No puedo faltar otro día a la escuela, sería toda una semana escolar sin asistir –dijo mientras se guardaba los lentes rotos en un bolsillo. Veía lo suficientemente bien para caminar varios metros sin chocar con nada–. Sólo necesitaré un poco de guía.

 

Sorpresivamente, sintió los dedos tibios de Jude rodear su muñeca huesuda suavemente, y darle un ligero apretón. Jude le miró fijamente a los ojos y tiró de su brazo

 

–Andando.

 

Con un extenso sonrojo en el rostro, Johnny se echó a caminar tras de Jude, que ya había comenzado a avanzar.

 

–Jude… ¿tu zapato?

 

Jude se detuvo en seco y soltando la muñeca de Johnny, se dio la vuelta para correr por su zapatilla. Se la calzó rápidamente, la ató y corrió de vuelta a Johnny, con una sonrisa avergonzada, tomándole de nuevo por la mano.

 

–Ahora sí, vamos –soltó una risilla apenada y Johnny sólo sonrió, encontrando sumamente encantadora su pequeña distracción.

 

Los dos muchachos caminaron todo el recorrido hasta la preparatoria en agradable paz. Jude no soltaba la muñeca de Johnny por nada, quien oía su corazón latir en sus orejas. Black parloteaba acerca de un montón de cosas que le habían pasado los últimos seis días, y curiosamente, no mencionó ni una sola vez a su novia, aquella tal Lucy. Johnny realmente no lo notó.

 

En muchos modos, ver a Jude hablar y reír como siempre le resultaba una completa liberación emocional. Las sensaciones turbias que le habían embargado durante toda la semana se desvanecían así como escuchaba la dulce voz de su amado y sentía el cálido tacto de sus dedos finos rodear su muñeca, y el delicioso calor de su piel se extendía por todo su brazo.

 

Olvidó lo mucho que había llorado y lo muy traicionado que se había sentido. ¿Cómo podría recordar esos sentimientos teniendo a tremenda ternura frente a él, riéndose? Claro que era imposible.

 

Sentía que le amaba por completo. Lo hacía y parecía que no había nada malo con ello.

 

– ¿Qué hiciste para que no te contaran las faltas en la escuela? –preguntó Johnny, ya casi llegando a la preparatoria. Jude parecía muy tranquilo y feliz, ignorando el que la gente les mirara con extrañeza. White estaba igual.

–Hace ya un tiempo me expliqué al director mi situación ¿sabes? –comenzó a decir el muchacho, con una mueca un poco más seria–, A veces es algo difícil, pero la mayor parte de las veces ellos lo entienden.

 

Ambos chicos atravesaron el sendero hasta la puerta del edificio y Jude soltó la muñeca de Johnny. El chico veía bastante bien, aunque aún era un poco complicado.

 

–Tú y Bill ya son amigos ¿verdad? –interrogó Jude de repente, tomando por sorpresa a Johnny.

–No realmente –contestó con cierta timidez. No es que a él le agradara Johnny por completo, ni viceversa, pero se llevaban bastante bien. Definitivamente no eran amigos verdaderamente.

–Vaya, eso habría sido grandioso. Probablemente él es el único tipo que me agrada en verdad en esta preparatoria, además de ti –masculló Jude con una sonrisa mínima.

–Aún me parece extraño que sigas con ese montón de tarados –Johnny no sentía demasiado pudor para hablar de esa forma acerca de los "amigos" de Jude.

 

Éste sonrió mientras se acercaba a su casillero en el pasillo atiborrado.

 

–No tengo muchas opciones. Probablemente ellos son los únicos que no me tratan como una especie de ridícula celebridad –abrió el casillero y sacó un par de libros de su interior–, Sólo tengo que esperar a la universidad y todo esto acabará.

 

De repente, a Johnny le entró una duda bastante sencilla.

 

– ¿Qué planeas estudiar en la universidad, Jude?

 

Black se dio la vuelta y sonrió bastante alegre.

 

–Siempre he pensado que me gustaría ser maestro, ya sea de historia o lenguaje, o médico. Pero probablemente estudie Historia en la universidad. Me agrada mucho la idea –el chico pateó cariñosamente la rodilla de Johnny y le miró a la cara–, ¿Qué hay de ti?

–Adoro leer. Así que planeo estudiar literatura y ser editor. Mi padre lo es. Tengo ciertos delirios de ser escritor, pero eso es ridículo.

 

Johnny sonrió mientras se frotaba la nunca en señal de resignación y Jude le sonrió, afectuoso.

El resto de las clases fue bastante tranquilo para ambos, siendo que el único problema era la falta de visión temporal que White tenía. Black solamente se burlaba de él amistosamente y leía el texto en los libros por él. Bill y Daniel estaban en las clases y ambos estaban bastante apacibles. Daniel volteaba a ver a Jude de vez en cuando, fijando sus pequeños ojos azules en el bello rostro de Jude, quien parecía estar demasiado ocupado jugando con Johnny para notarlo. Bill, por su lado, veía a White desde lejos, preguntándose un montón de cosas acerca del muchacho, que no tenía lentes, pero sí una visible herida limpia en la frente. Resaltaba mucho por su poco agradable color rojizo sobre la clásica palidez del feo rostro de su compañero.

 

–Hey, ustedes dos –llamó Bill al final de las primeras clases, ya en el pequeño receso entre horas. Daniel, parado tras de él, no decía mucho–. Hay algo raro en ambos.

 

Johnny y Jude rieron ante la pregunta de su amigo, recordando su pequeño incidente en la mañana.

 

–No ha pasado nada, estamos bien –respondió Johnny por los dos. Se pasó la mano por el cabello y se quejó levemente cuando la yema de sus dedos rozó la cortada en su frente.

– ¿Dónde están tus gafas? –preguntó Daniel en voz alta. El salón comenzaba a vaciarse y los cuatro chicos pronto salieron de ahí.

–Un accidente –se limitó a decir.

 

Los cuatro pasaron juntos el resto del día. Johnny hablaba tan animadamente con Jude como lo había hecho durante su pequeña estadía en su hogar. Bill y Daniel hablaban de cosas de fútbol americano que ni Black ni White entendían en realidad. Johnny preguntó por el resto de los chicos y lo único que Bill le contestó es que todos tenían algo mejor que hacer por ahí. Daniel no se preocupó ni un poco en buscar a su novia.

 

Finalmente, las clases acabaron y todos se fueron de vuelta a casa. Bill se fue con Daniel, no sin antes preguntarle a White si no quería que lo llevara.

 

–Me iré con Jude, gracias –fue todo lo que dijo.

 

–Está bien, adiós –se despidió con una seña de dos dedos al estilo militar y subió a su automóvil junto con Daniel.

 

No fue difícil para Johnny notar que encendió un cigarrillo dentro del auto. Jude probablemente también lo miró, pero él sencillamente no dijo nada.

 

El día había sido sorprendentemente más agradable de lo que jamás había esperado. Black parecía igual de cómodo que él y lo demostraba con sus constantes carcajadas y sonrisas que parecían no tener límite. Johnny se reía junto a él y estaba muy en paz.

 

–Esto me encanta –admitió Jude de un segundo a otro, sin mirar a Johnny a la cara. Éste alzó las cejas en confusión y sorpresa, viendo al chico saltar de una en una las divisiones de la banqueta. Las zapatillas no emitían ruido alguno, pero Johnny escuchaba el tintinear de la cadena en su ajustado pantalón entubado.

–Me encanta que seamos amigos. Esto es genial –Jude se giró sobre sus talones y quedó de frente a la imponente figura de Johnny. La sombra que proyectaba Johnny sobre la banqueta daba la impresión de ser la de algún árbol, realmente grande y robusto.

 

Jude parecía un niño junto a él.

 

Black dio un suave puñetazo amistoso al brazo de Johnny, riéndose aún, en voz muy baja.

 

–Estoy seguro de que en poco tiempo seremos muy cercanos. Tú eres el chico más divertido que he conocido hasta ahora.

 

Johnny se sonrojó nuevamente. No se le ocurría una respuesta adecuada a tal declaración. Sólo sabía que lo hacía inmensamente feliz, a su propia y sencilla forma.

 

–Pensamos lo mismo –en parte era verdad, y en parte no. Pero en su opinión, era lo más acertado a decir. Jude era un buen chico que necesitaba compañía, tanto como él lo hacía. Podía dejar de lado sus sentimientos solamente para ser su amigo con naturalidad. No más de eso (pese a que en verdad le entristecía).

 

–Es bueno contar contigo –una vez más su débil puño de niño impactó sin fuerza alguna el brazo de White y este fingió por simpatía que le dolía en verdad. Jude rió como un pequeño y Johnny, mirándole desde arriba, se dijo que no podía estar mejor con nadie más.

 

Estaban cerca de la casa de Johnny, ya a unos cuantos metros más.

 

–Es tiempo de irme. Hasta luego –como pensó que nunca lo haría debido a su extrema timidez, su enorme mano derecha cayó sobre la pequeña cabeza de Jude, alborotando sus oscuros cabellos en un gesto de cariño. Le sonrió tiernamente y se alejó de Jude a paso rápido.

 

Jude se sonrojó inconscientemente, un poco abrumado por la repentina caricia de su amigo. El chico se tapó la cara caliente con ambas manos, ligeramente avergonzado.

 

Eso fue demasiado extraño, en su opinión.



Notas finales:

Ya saben, nenes, lo de siempre. Si el texto se ve mal, parece que está cortado o repetido, no duden en decirme para arreglarlo de inmediato :) 

Dejen sus reviews con lo que opinan. Si les gustó o no, y todas sus sugerencias y críticas. Todo es bienvenida n.n

¿Alguien ha visto la película "La Naranja Mecánica" de Stanley Kubrick? Es que últimamente parece que tengo un especie de crush en la versión joven de Malcolm McDowell :'v 

Estúpido y sensual Alex De Large >:v

 

Sin más, me despido de ustedes, nenes c:

¡Gracias por leer! :D   

 

Nota de la editora: ¡Corregido y resubido!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).