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The Nerd's Trouble por Killer Cobain

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Notas del capitulo:

Más de un mes sin actualizar xdddddd 

Sinceramente, no sé como disculparme. No tenía la inspiración suficiente (porque todos lo sabemos, la inspiración es una perra sin escrúpulos bien culera :'v), así como ciertas situaciones personales que me mantuivieron un poco desanimada durante estos días. 

¿Lo peor? Resulta que me quitan un mes de vacaciones por unos jodidos cursos de Mycrosoft que nadie necesita ni van a usar jamás, obligatorios y realmente inútiles xddddd Así que eso también me quitó tiempo. 

¿Qué les digo? Me costó mucho trabajo terminar este capítulo, que actualmente tiene más de 7000 palanras, debido a que ni siquiera sabía por donde empezarlo. Al final me quedó bastante bien, o eso me gusta pensar. 

La historia ya está tomando el rumbo a donde la quiero llevar, pero ese proceso será un poco lento, aunque puedo decirles que será divertido. Al menos para mí :v 

Si aún odian a Jude, les aseguro que no lo van a querer más :v 

Sin más que decirles mis shabos, aún me disculpo profundamente por haberme tardado tanto en actualizar la historia. Pero aquí les dejo este nuevo capítulo y espero que aún me recuerden :'v

Sin más, pasen y lean~

— ¡Jude!

Tocó la puerta una y otra vez de nuevo, sintiendo claramente el dolor de sus dedos congelados impactando la madera fría. Gritaba de vez en vez, esperando a que el chico reconociera su voz llamándole por su nombre y finalmente saliese a verle.

La puerta se abrió rápidamente y se encontró finalmente frente al bello joven.

Llevaba unos ajustados vaqueros negros, una blusa de manga larga color purpura y una delgada chaqueta cualquiera de un suave tono gris. Un par de desgastados converse negros y el cabello suelto y lacio era el complemento perfecto para su suave apariencia. Incluso aunque pareciera que el muchacho se podría morir de frío con tal ropa tan delgada.

— Johnny —le llamo en voz baja, como si no quisiese despertar a nadie cerca —, llevas mucho tiempo tocando la puerta —el chico esbozó una sonrisa pequeña, un tanto nerviosa. Sostenía su bolso-mochila en la mano y Johnny pudo ver como su gato dormitaba tranquilamente en un pequeño cojín oscuro, al pie de una mesa junto al mueble de la televisión.

—Quería venir por ti, le llame a Bill para que no pasara por irme y que nosotros pudiéramos ir juntos a la escuela —White sonrió de la forma más amable que pudo, tratando de ocultar el mar de emociones que aún era.

¿Qué le había pasado todo el tiempo desde la última vez que miró a Jude? Johnny había estado ahogándose en sus propios miedos infundados.

Y quizá ya era lunes por la mañana, pero eso no borraba el resquicio de dolorosa duda que había permanecido instalado en sus pensamientos un día entero.

Jude no era su novio, apenas su amigo y sabía por completo que eso no le daba ningún tipo de derecho a tratar de meterse en la vida de su joven amado, pero eso no dejaba de lado todo el montón de diferentes escenarios que se planteó acerca de que podía estar haciendo uno de sus amigos con el chico del que llevaba demasiado tiempo perdidamente enamorado.

Casi no había podido dormir, en medio de la constante incertidumbre, y los extraños sueños (que parecían ser pesadillas) en los que podía ver a Bill metiendo las manos bajos la blusa de Jude, besándole y haciéndole las mismas cosas en las que él pensaba al masturbarse. Era ciertamente desagradable, casi aterrador. Y es que no parecía querer quedarse en un sencillo delirio de sueños, borroso y confuso del que se olvidaría al día siguiente. Su subconsciente daba la impresión de querer darle una broma extremadamente molesta, haciendo aún más detallados, más realistas. Casi podía oler en sueños el familiar perfume de bambú y el aroma a tabaco con colonia de hombres de los respectivos cuerpos de sus amigos.

Jude retorciéndose, gimiendo y llorando de placer. Tal imagen mental jamás le había resultado tan dolorosa.

Así que ahí estaba, de pie, ansioso y asustado por cualquier cosa que pudiera saber o ver.

Pero Black daba la apariencia de estar tranquilo, de no ocultar nada raro. Sus ojos lucían brillantes, sonreía dulcemente y emanaba el tranquilizador aroma de bambú y flores que tanto le gustaba. Incluso podía percibir un poco de aroma a tabaco, pero todo le parecía estar perfecto en él.

—Bueno, Daniel me había llamado para irme con él y le dije que no porque planeaba irme solo, pero está bien.

El muchacho sonrió amable, ante lo cual Johnny no pudo evitar devolver el gesto, a pesar de que aún tenía cierta sensación de malestar recorriéndole. Jude cerró la puerta bajo llave con facilidad, se metió las llaves en el bolsillo frontal (lo cual aún sorprendía a White, por el hecho de lo realmente entallados que estaban los pantalones) y con una mueca infantil, saltó uno por uno los escalones de la entrada, hasta quedar de pie junto a su amigo.

Vamos, mi amigo —exclamó en español, con excelente acento, mientras sonreía juguetonamente. Johnny no tenía ni idea de que había dicho, pero no necesitó preguntarle.

Ambos jóvenes anduvieron uno rato del camino en casi total silencio, con Jude tarareando temas de televisión cualquiera o canciones populares que hubiese escuchado en algún lado, así como pateaba despreocupadamente una lata de gaseosa vacía.

Johnny se sentía un poco aliviado, quizá mucho más tranquilo de lo que se hubiese sentido de ir todo el camino junto a Bill, preguntándose qué podía estar haciendo Jude.

Pese a eso, aún tenía un pequeño impulso molesto de preguntarle, de tratar de que le explicara qué había pasado en realidad entre su buen par de amigos. Trataba de confiar en la idea de que probablemente Black había pensado en su novia antes de tratar de pensar en su novia, Lucy, antes de tratar de hacer cualquier cosa.   

Pero el recuerdo persistente de las miradas fijas, casi indecentes, y la manera en la que cada uno respondía a la sonrisa del otro borraba cualquier intento de tener seguridad en algo que por supuesto que no podía corroborar.

—Jude —su voz tembló, sonó un poco áspera y pareciera que iba a decir algo de lo que podía arrepentirse por siempre. Jude volteó el rostro, con una sonrisa cariñosa  —, tú y Derek ¿hicieron algo?

Jude no se detuvo en seco. No hizo ningún movimiento extraño, o siquiera una mueca de nervios o incomodidad.

Johnny solamente miró a Jude detenerse un poco, voltearle a ver y sonreír con lo que parecía ser un ofensa oculta bajo la confusión.

— ¿De qué hablas, Johnny? —el chico hablaba en voz baja, bastante tranquilo, pero desconcertado, mientras metía las manos en los bolsillos y clavaba sus pupilas negras en los temerosos ojos acuosos de White.

El joven nerd se sintió repentinamente presionado, como si no tuviera explicación real alguna (y es que en realidad no la tenía).

—Solamente me preguntaba qué hicieron juntos la noche pasada —tragó un poco fuerte, aun excesivamente nervioso —, ya sabes, como tuve que irme y eso…

Jude alzó una ceja y le miró atentamente, quizá un poco más inquisitivo de lo que le hubiese gustado a Johnny que se comportara. El guapo muchacho se limitó a esbozar una sonrisa totalmente curiosa, con matices retadores. ¿En que estaba pensando Jude exactamente? Su joven enamorado no tenía idea alguna.

—No hicimos nada malo —había algo inquietante en esa profunda forma en la que lo decía —. Derek se duchó, le preparé una comida sencilla y estuvimos hablando de diferentes cosas durante unas horas. Charlamos mucho tiempo, ciertamente —Jude parecía hablar con cierto encanto melancólico en la voz.

— ¿Cuánto tiempo estuvo en tu casa?

Jude apenas y alzó el rostro, de mejillas rojas y sonrisa dulce, —No sé, debían ser las 4 de la mañana —se acomodó un mechón de cabello purpura tras la oreja, rápidamente —Fue divertido.

La sensación amarga que se deslizaba por la garganta de Johnny era demasiado desagradable, sin duda. Quizá el miedo irracional a que su amigo le hubiese hecho  algo malo al chico que le gustaba había desaparecido (casi por completo), eso no parecía disminuir en sí el malestar de saber que ellos dos podían volverse tan amigos.

Y era en gran parte, culpa de ese profundo deseo egoísta de tener algo de Jude, que aunque no le satisfacía totalmente, por lo menos era mucho más de lo que cualquier imbécil de la preparatoria o compañero de trabajo podía tener además de él.

“¿Qué clase de hijo de puta soy?” se dijo mentalmente mientras caminaba junto a Jude, y pensaba al mismo tiempo que tenía el par de ojos más bellos que jamás vería en su vida jamás.

Porque básicamente, estaba deseando la infelicidad de Jude por un capricho suyo.

“Te amo, Jude. En serio te amo” aquellas palabras que parecían estar siempre estancadas en lo más profundo de sus pensamientos, y atoradas al tiempo en el final de su garganta. ¿Cuánto podía ganar o perder con el sencillo hecho de pararse frente a él y decirlas en voz alta? Fuera cual fuera el resultado, de algún modo sentía que jamás podría averiguarlo.

“Están bien así, Johnny. No busques algo que jamás ha existido. Ni lo hará.”

—Jude…

Black se detuvo un poco, y abrió bien grandes los ojos cuando detectó los dedos fríos y ásperos de Johnny rodearle la muñeca derecha con una suavidad extrema. Pronto la enorme mano rodeó su delgada muñeca por completo, acariciando delicadamente la zona donde el hueso y las venas resaltaban bajo la piel blanca.

Jude apenas enfocó un poco el rostro de Johnny, cuando se sintió arrastrado por una fuerza enorme. Trastabilló un poco, tropezando con las puntas de goma sucia de sus converse y provocando un mínimo sonido chirriante de las suelas al resbalar contra el concreto. Y bien, pudo haber caído directamente al piso, pero lo máximo que sucedió fue que acabo pegado junto al duro pecho de su joven amigo.

— ¿Johnny…? —su nerviosa duda se vio interrumpida al sentir el caliente tibio tacto de las grandes palmas de White tocarle deliberadamente las zonas posteriores de su muslos, justo debajo de cada redondo glúteo. Estuvo a punto de gritar asustado y confundido, hasta que ambas manos subieron a través de su torso, sin tocarle nada más allá de los costados del cuerpo y sujetarle fuertemente de la cintura. Las manos de Jude fueron a dar a los anchos hombros de Johnny, ocultos bajo el saco largo y la camiseta negra con logo de The Beatles. Sus ojos nuevamente se encontraron con los de White, cuya expresión calmada, triste y severa le provocó el mayor estremecimiento jamás sentido en su pequeña figura.

—Johnny… —balbuceó, sonrojándose como pocas veces antes, al sentirse indefenso ante la fuerza y mirada abrumadoras de un chico que debía pesar unos 20 kilos más y sacarle más de 20 centímetros de altura.

Johnny solamente necesitó tomar un poco de impulso, forzar sus brazos y rápidamente, Jude Black de 18 años y 1.75 de altura, estuvo elevado en el aire, con los pies lejos del suelo y las manos bien aferradas a sus hombros.

— ¿Por qué eres tan pequeño? —la mirada severa y triste había dado paso a un destello de seguridad juguetona, así como mantenía a su joven amado lejos del piso. Mantenía una sonrisa cautivadora dibujada en sus delgados labios, así como su aliento congelado se hacía visible cada que pronunciaba palabra alguna.

Era una verdadera lástima, porque desde punto, Jude podía afirmar, mirándole a la cara desde un par de centímetros sobre él, que Johnny jamás había lucido tan sorprendentemente guapo.

—Yo no lo sé… —la voz de Jude salía cortada, un poco aturdido por el rápido movimiento pasado. No estaba enojado en absoluto, quizá un poco agitado, pero aun así, de un humor increíble. Aunque eso no evitaba el evidente enrojecimiento presenta en sus perfectas mejillas, de lo ligeramente azorado que aún se sentía.

Johnny por su lado, ni siquiera tenía idea de que estaba haciendo.

Su primer impulso, un arrebato de extraña desesperación, había sido intentar besarle en los labios, pero justo cuando ya le estaba tirando de la muñeca para acercarle a él, le pareció una idea terrible. Después solamente quería abrazarle, pero incluso teniéndole ya contra su pecho, los nervios le parecían aún más potentes.

Así que de un modo u otro, acabó con Jude elevado sobre su rostro, agitando suavemente sus bellas piernas largas en el aire. Sí, no tenía ni la más mínima idea de que tenía que hacer en realidad. Sonreía amistosamente, tratando de aparentar que todo era planeado y no una absurda improvisación.

—Así que… —Jude aún mantenía las manos bien aferradas en torno a los hombros de Johnny, mientras sus pies colgaban laxos sobre el concreto de la banqueta —, ¿Me vas a bajar ya?

Sonrojado hasta el cuello y pidiendo disculpas en voz baja, Johnny bajó suavemente al joven, hasta que su suelas tocaron de nuevo el suelo y sus manos se deslizaron por el abrigo de White delicadamente.

—Eres tan impredecible —admitió el bello joven de ojos purpuras, así como se acomodaba la camiseta y se cerraba discretamente el suéter. Tenía maneras verdaderamente finas de hacer las cosas, incluso por la forma a veces tímida en la que sonreía o la cadencia tranquila en la que solía hablar.

Johnny apenas y se pasaron los dedos congelados por el cabello aún húmedo de la ducha de esa mañana. Sentía las piernas temblarle levemente, al mismo tiempo que un pequeño calor agradable se instalaba en el centro de su estómago. Lugar donde comenzaban las molestias en situaciones incomodas.

La cara le ardía en vergüenza, mientras que tenía cierto gusto  a sangre llenarle la boca. Quizá se había mordido la lengua. Jude comenzó a caminar hacia el frente, con paso tranquilo, y Johnny solamente le siguió un poco apresurado, con la cara baja y las manos bien metidas en los bolsillos del abrigo. Caminaron unos pocos minutos casi en silencio, solamente con los leves sonidos de los autos que pasaban cerca y el chirrido de las suelas de goma de los converse de Black contra la acera.

—Cuando era más pequeño…—Johnny levantó la cara inmediatamente, y fijo la mirada en el joven adolescente que aún sonreía con un poco de nostalgia —, mi hermano mayor siempre había sido unos 20 0 25 centímetros más alto que yo. Así que le encantaba molestarme —el chico hablaba con un tono lento, calmado, mientras que la sonrisa de su cara parecía disminuir un poco.

— ¿Molestarte cómo? —Johnny sintió la potente punzada de la curiosidad golpearle con fuerza.

Jude solamente soltó una pequeña risilla que daba la impresión de ser forzada, aunque su leve sonrisa decía otra cosa.

—Podía tomar mis cosas, elevar su brazo, y yo jamás las alcanzaba. Llamarme “enano” o cosas por el estilo. Siempre había sido un grosero, y tuvo muchas peleas con otros alumnos en sus días de preparatoria. Mamá temía que pudiera hacerse daño algún día. Jamás fue un chico problema, ciertamente —dijo mientras exhalaba una densa nube de aliento congelado —, solamente le gustaba meterse en pleitos tontos. Alguna vez me lo dijo después de que golpeara al chico que dijo estar enamorado de mí, después de molestarme durante 6 meses en la secundaria.

Jude se pasó las manos por el cabello, tratando de sujetarlo en una coleta, pero prefirió dejarlo así. Johnny pensó un par de momentos que siempre se le veía bien el cabello.

— ¿Cómo se llamaba tu hermano? —después de tanto, aún le causaba ciertos escalofríos pensar que la persona más cercana a Jude Black estaba muerta.

—Julian —Jude sonrió un poco, bajando la mirada a las puntas sucias de sus zapatillas deportivas — Curtis Julian Black. Yo era el único que le llamaba Julian, todos le hablaban por su primer nombre.

—Ambos son lindos nombres —admitió Johnny con sinceridad, tratando de parecer un poco tenso. Sentía que Jude probablemente no está muy a gusto hablando de algo así, pero la expresión calma del chico decía cosas distintas —Curtis me hace pensar en…

—Sí, Ian Curtis —Jude cruzó los brazos sobre el pecho, con la impresión de tener mucho frío —. Papá siempre fue fan de Joy Division y eso. Cuando mi hermano nació, decidió llamarlo Curtis, aunque a mi madre jamás le encantó por completo. Decía que no era muy agradable que su hijo llevara por nombre el apellido de un suicida —Jude río muy por lo bajo, con un tono bastante seco —Ironía pura.

Johnny le escuchó claramente. No sabía que decir exactamente.

— ¿Hace… cuánto murió?

Jude apenas y expresó algo en su rostro de facciones perfectas. Inclinó un poco la cabeza de lado, mientras se detenía un momento.

—Poco más de 4 años.

— ¿Cómo murió?

Jude entonces si pareció un poco más incómodo con la pregunta. Evitó la mirada de Johnny durante un par de segundos, con la apariencia de que en realidad no tenía mucho que decir. O que ni siquiera se le ocurría una respuesta adecuada.

—Es… una larga historia —el chico bajó la mirada unos cuantos momentos, para enseguida levantar la cabeza y mirar a su joven enamorado a los ojos —, sería mejor no hablar de ello.

Esta vez, la sonrisa fue realmente forzada y Johnny casi podía ver la creciente tensión que parecía formarse alrededor de su persona.

La punzada de la desesperada curiosidad parecía aumentar cada vez, así como miraba al pobre jovencito acariciarse el cabello nerviosamente y acelerar el paso de forma rígida. Johnny apenas y le seguía el paso, sintiéndose ligeramente ansioso. Era la profunda duda lo que no lo dejaba aclarar bien las ideas.

¿Estaba bien en primer lugar querer inmiscuirse en su vida sin derecho alguno? Nunca había sido un hombre entrometido para nada, siempre había preferido que la gente llegara él y le dijera que lo necesitaba saber antes de que él mismo tuviera que hacerlo, pero el hecho de que tenía totalmente entendido que nadie sabía demasiado acerca de su amado lo volvía loco en muchos sentidos.

Quería esa exclusividad que le daría saber un poco más de lo que cualquiera lo hacía jamás. Pero al mismo tiempo, sabía que si llegaba a insistir un poco, terminaría pareciendo solamente un imbécil y Jude creería lo peor de él. Y no habría nada más horrible que Jude le odiara. Ni siquiera concebía tal idea sin sentirse terriblemente enfermo.

—Lamento si te hice recordar algo malo —atinó a decir después de otro rato de silencio mientras caminaban uno junto al otro. Johnny como siempre, resultaba demasiado alto y robusto al lado del pequeño joven, cuyas largas piernas parecían palillos junto a los gruesos troncos que eran las pierna de White, así como la pequeña mano blanca de uñas negras que colgaba despreocupadamente junto a la enorme manaza de su amigo nerd, cuyos dedos de puntas romas y piel un poco más tostada parecían quizá muy fuertes.

Jude esbozó una sonrisa muy leve, aunque parecía mucho más relajado que hacía apenas un par de minutos.

—Normalmente no hablo mucho de eso con nadie. Pero creo que te tengo tanta confianza que bien soy capaz de contarte un poco de mis mierdas familiares —el chico rio con bastante naturalidad —. Después de todo, sé muy bien que tú no vas a ir a divulgar las cosas que sabes de mi con todo el mundo, ¿no?

Johnny, un poco abrumado, asintió tímidamente, tratando de sonreír un poco. Jude parecía estar algo enternecido por la repentina actitud callada del joven.

—Eres un gran chico, Johnny —hubo un cierto brillo extraño en los ojos de Jude que le desconcertó un par de micro segundos, para pronto regresar su atención a las palabras de Black —, no me defraudes, por favor.

Aquello caló con fuerza dentro de Johnny. Algo como un golpe seco en la cara o un potente rodillazo en el estómago. Su mente voló directo a Rebecca, a quien sentía que de algún modo debía amar, pero que al mismo tiempo, una parte de su inseguro corazón le decía que todo eso era una grave traición. Seguía enamorado de Jude y probablemente Rebecca no le buscaba con ese tipo de fines. No estaba seguro de que pensar.

—No lo haré —fue su respuesta más inmediata, mientras aún se debatía a si mismo internamente.

—Bien —Jude sólo sonreía.

Ambos chicos siguieron todo el camino, mucho más alegres. Johnny comenzó a hablarle de alguna película que había visto hace mucho tiempo, mientras que Jude le escuchaba atentamente, solamente interrumpiéndole para hacer algún pequeño comentario o reír agradablemente.

Eran esos momentos los que le decían que en realidad, Jude era todo lo que necesitaba.

Los dos chicos llegaron a la escuela, en medio del mismo teatro de todos los días. Había gente saludando a Jude por todas partes, hablándole de lo bien que lucía siempre y de que genial sería hablar un rato con él. Jude solamente sonreía amablemente, mientras que Johnny trataba de mantener el perfil bajo. Sólo hubo un par de chicos que lo saludaban, aunque era obvio que ni siquiera conocían su nombre.

—Hola Bill —masculló Jude al encontrarse a Bill caminando directo al primer edificio, con la mochila al hombre y los audífonos puestos en cada oído.

—Hola Jude, hola Johnny —respondió al saludo, guardándose el teléfono en uno de los bolsillos.

—Hoy te toca entrenamiento a primera hora, ¿no? Que te vaya bien —Black parecía bastante animado, dando pequeños saltitos al caminar.

—Sí… gracias —agradeció Bill, pese a que se encontraba algo extrañado por la poco común alegría notable de Jude al hablarle. Buscó a Johnny con los ojos, preguntándole entre miradas que le pasaba al chico de ojos purpuras. Johnny sonrió y se encogió de hombros, un poco confundido también. Dejo de sonreír enseguida siguió cavilando acerca de todo lo que el chico le había contado.  

Johnny y Jude se alejaron por su lado, mientras Bill tomaba dirección al campo de futbol, despidiéndose con apenas un ademan de ambos chicos.

Las clases de la mañana habían pasado rápidamente, con Jude moviéndose y ayudando a los diferentes alumnos que aún necesitaban que alguien les explicara lo suficiente para hacer todo por ellos mismos. Al final, el joven Black había tenido que usar parte de su receso para asesorar a un montón de muchachos para su clase de biología, mientras Johnny sencillamente se dejaba caer sobre la mesa de concreto frío, pensativo.

Jude estaba sentado lejos, junto a los jóvenes varios, cada uno con un libro abierto, un cuaderno para apuntes, un bolígrafo o lápiz en la mano. Los chicos miraban fijamente al rostro de Black, quien leía en voz alta y clara, mientras que las dos únicas chicas del pequeño grupo hacían todo por llamar la atención de sus demás amigos. Jude mandaba saludos de vez en cuando a su amigo y le sonreía cada vez que sus ojos se encontraban.  

—Pareciera que vas a morir, viejo —le dijo Bill, sentándose junto al joven nerd, sosteniendo al mismo tiempo dos vasos desechables de café en cada mano. El chico apestaba a desodorante de hombre y colonia, la cual usaba después de las ducha al acabar los entrenamientos, además de que le servía para ocultar el aroma a cigarro (siendo que llevaba uno en la mano, encendido) —. Ten —masculló mientras le ofrecía uno de los vasos al chico.

—Gracias, Bill —Johnny aceptó el café, mientras se tallaba un ojo con la mano —, solamente me siento un poco abrumado.

— ¿Por qué?

—Jude me habló de un par de cosas un poco tristes hace rato y aún estoy algo impresionado —bebió con cuidado de no quemarse la lengua —, creo que jamás ha sido del todo sensible a tocar ciertos temas conmigo.

—Te tiene mucha más confianza de la que le ha tenido a cualquiera de nosotros —decía el joven futbolista, bebiendo del vaso con facilidad. Parecía un poco enojado —. Daniel se retorcería de envidia si pudiera escucharte.

—Esos tipos… ¿siempre han sido así de idiotas? Últimamente no les veo mucho cerca de Jude, o siquiera con intención de hablarle —Johnny mantenía el café bien sujeto bajo la mesa, con la mirada fija en el líquido humeante —Jude les odia mucho y me da la impresión de que ellos lo hacen de vuelta.

—Jane y Barbara probablemente si le odian —exclamó el muchacho, inclinándose al frente sobre la mesa, mientras ponía atención a la forma delicada en la que Jude daba instrucciones a los otros chicos —. Ambas son un par de víboras groseras. Roger y Francis solamente están frustrados porque Jude es más popular con las mujeres, incluso siendo mucho menos masculino, e igualmente, porque el chico jamás les da pie a nada —Bill ocultaba perfectamente la pequeña colilla de cigarrillo encendida entre los dedos, que fumaba de vez en vez —, y Daniel… bueno, a ese tío ni yo lo entiendo por completo. Conoce a Jude de años, aunque realmente no eran amigos. Quizá le jode que aun estando en un mismo nivel, Jude parece mucho más a gusto con alguien como tú.

— ¿Qué significa exactamente “alguien como tú”? —preguntó Johnny, con una ceja alzada, ligeramente ofendido.

—No quieres que te lo explique, John —se limitó a decir y Johnny solamente se rio un poco. Lo entendía bien, a decir verdad.

— ¿Y tú por qué no te alejas de él? —Johnny sonreía un poco, llevándose la mano a la barba, que parecía más densa que hacía unos días y dándole un trago al café ya más frío.

Bill, sin apartar la mirada del chico de cabello purpura, y dándole una rápida calada a su cigarrillo casi consumido por completo, respondió sin tapujo alguno.

—Sigo enamorado de él.

Johnny inclinó un poco la cabeza, sin dejar de sonreír y dándole un nuevo trago a su bebida, mientras soltaba una pequeña risilla irónica. Ambos jóvenes sabían que Johnny ya suponía tal respuesta.

— ¿Cómo acabaste así? —preguntó nuevamente, sin vergüenza alguna en realidad. Johnny sentía que Bill era totalmente capaz de hablar de todo eso con él.

—Jude siempre ha sido un chico que sabe decir las cosas correctas en el momento correcto, y nos conocimos en un momento donde yo no era demasiado bueno haciendo amigos —comenzó a decir mientras fumaba y bebía del vaso —, él era un poco más abierto y cosas así. Hablamos un montón, leímos juntos un montón. Hicimos muchas cosas juntos. Cuando me di cuenta —el muchacho levantó la mirada de sus dedos manchados de ceniza y volvió a buscar a Jude con la vista —, ya era un mocoso de 15 años enamorado de su mejor amigo.

Ambos chicos sonrieron y rieron con poco ánimos, dando tragos al café tibio, respirando profundamente y suspirando en ciertos momentos.

—Jude es un gran chico, pero creo que tuvo problemas familiares cuando estábamos en el segundo semestre. Faltó mucho tiempo a la escuela, y cuando regresó, era mucho más serio que de costumbre con todos. Se alejó de mí, de su novia de esos días, de Daniel y de cualquier otra persona. Pero obviamente, él jamás hablo de eso con nadie. Nadie supo bien que pasó —relataba el muchacho con tono áspero, ante Johnny, que escuchaba con pesar.

Como una coincidencia desagradable, las pocas cosas que podía descubrir de Jude, eran verdaderamente tristes o desafortunadas. Y lo peor era que ni siquiera las sabía por completo, todo era información a media que le dejaba la sensación de jamás saber la verdad acerca de nada.

— ¿Jude jamás te ha hablado de sus padres o cosas así?

—No lo hacía cuando aún éramos más que conocidos, mucho menos ahora. Siempre ha sido así —Bill dio una calada aún más profunda a su cigarro, dejando que el humo se escapara entre sus labios delgados y secos —. Jamás vi a sus padres igual, Jude se la pasaba gran parte del tiempo solo en su casa o en sus diferentes trabajos —el chico se pasó las manos por el cabello, mientras fumaba un poco más — ¿De qué te habló exactamente?

—Me habló de su hermano mayor, el chico muerto —dijo el muchacho, que ya solo daba tragos esporádicos a su vaso de café, ya frío por el ambiente helado —. Fue extraño, Jude probablemente no me lo volverá a mencionar nunca.

— ¿Sabes cómo se llamaba el chico?

—Curtis Julian —susurró Johnny, mientras miraba a Jude reír ligeramente al escuchar las tonterías de los muchachos más jóvenes. Le dolía el corazón.

—Bonito nombre —Bill apagó los restos del cigarro en el pasto del lugar y se bebió el último trago de café en su vaso — ¿sabes cómo mu…?

—No, pero tengo la idea de que quizá se suicidó.

Bill no mostró una esperada mueca horrorizada o de sorpresa verdadera. Su rostro apenas se ensombreció un poco. Tragó duro y se rascó la cabeza, incomodo.

—No le cuentes a Jude que te hablé de esto, por favor.

Bill suspiró y se pasó las manos por el rostro, un poco fatigado.

—Claro que no, chico. No le diré nada.

Ambos jóvenes se quedaron un rato más, observando al chico de cabello morado, quien parecía demasiado ocupado para notar la mirada añorante de los dos chicos que se cernían sobre su persona.

                                           * * *

La escuela había acabado dos horas después de lo acostumbrado, para la jodida suerte de ambos. Una tediosa conferencia acerca de planes futuros para la universidad había consumido gran parte de su tiempo, así como la suerte de tener dos horas extra de clase de lenguaje, sólo porque algún idiota había hablado demás mientras el profesor Albert daba su clase tranquilamente.

Lo molesto era que el cielo parecía especialmente oscuro y debido a las gruesas nubes visibles, Johnny podía apostar a que iba a llover muy fuerte un par de días más.

—Va a llover hoy, rayos —masculló Jude mientras caminaban de vuelta a casa. Jude llevaba el enorme abrigo de Johnny colgado sobre los hombres, después de pasar gran parte de la mañana temblando de frío. White estaba muy tranquilo, ya que él solía ser más tolerante a los días helados. Solamente le parecía adorable lo exageradamente grande que le quedaba el abrigo a Black.

 

— ¿Hay algo de malo con eso? —preguntó con una sonrisa amable en el rostro.

—No me gusta cuando llueve. Se hace lodo en mi jardín, y tanto como mi gato y yo nos ensuciamos. Es asqueroso. No me gusta el lodo.

— ¿Acaso nunca jugaste en el lodo cuando niño? —Johnny sonaba un poco burlón, pero no buscaba ofenderle en absoluto.

Jude sonrió y solamente saltó un poco, mientras caminaba.

—Vivía en un departamento de la ciudad cuando niño, no había lodo cerca.

La casa de Johnny ya estaba del otro lado de la calle, pero tenía planeado ir a acompañarlo en su casa un rato. Estar los dos solos con el reconfortante sonido de la lluvia le parecía algo especialmente romántico (aunque pensarlo le parecía cursi a su modo).

Mientras caminaban, el teléfono de Johnny vibró en su bolsillo y rápidamente el chico lo sacó, para revisar. Quizá era un mensaje de su madre.

Pero con el corazón dándole un vuelco extraño, se encontró con el número de Rebecca y su nombre brillando en la pantalla. Era un sencillo mensaje de pocas palabras.

Estaré ocupada el próximo sábado, John, así que no podremos salir. ¿Te parece que vayamos al cine este miércoles? Tendré toda la tarde y noche libre, así que podemos estar juntos más tiempos. Contesta cuando lo hayas decido, en serio (en serio) me gustaría mucho salir contigo.

Con cariño, Rebecca.

P.D. ¿Has escuchado algún disco de Interpol? Un amigo me regaló ‘Turn On The Bright Lights’ y apuesto que te gustará tanto como a mí. “

El corazón de Johnny latía con un ritmo demasiado rápido, así como sentía una compleja sensación de felicidad pura mezclada con ansiedad repentina. Rebecca lo ponía inexplicablemente feliz, así como si todo con ella fuera demasiado agradable.

Aún pese a eso, no respondería el mensaje inmediatamente. O eso estaba discutiendo consigo mismo, mientras releía el mensaje con mayor cuidado.

— ¿De qué es el mensaje? —preguntó Jude, sin sonar entrometido. Sólo un poco curioso.

—Oh, nada… importante —Johnny parecía cada vez un poco mejor a la hora de mentir con ciertas cosas.

—Hey… —Jude se detuvo repentinamente, mientras giraba sobre sus talones para quedar frente a la imponente figura de su buen amigo. Johnny enseguida bloqueó la pantalla del teléfono y con torpe velocidad, se apresuró a ocultarlo en su bolsillo de vuelta.

— ¿Sí? —se pasó una mano por el cabello, tratando de parecer que no ocultaba nada. Aunque solamente daba la apariencia de querer lucir un poco más tranquilo, de forma fallida.

—Verás… el dueño del bar donde trabajo me dio la noche del miércoles libre. Como ya consiguieron un nuevo camarero y eso, dijo que podía descansar por el tiempo extra que trabajé mientras conseguían un nuevo empleado. Así que pensé si no sé, querrías ir al cine o a algún lado de por ahí a tontear y eso —Jude sonreía verdaderamente animado, balanceándose de adelante a atrás sobre los talones y puntas de sus pies.

Johnny se quedó callado mucho tiempo, mientras la sonrisa de Jude disminuía poco a poco.

— ¿Johnny? —el chico elevó una mano y la agitó un poco frente al muchacho que parecía estar pasmado — ¿Pasa algo malo?

—Oh, bueno, y-yo… —tartamudeó un poco y sudó frío, mientras la garganta se le anudaba dolorosamente y las piernas le temblaban —Tengo un compromiso ese día, perdón —lo dijo lo más rápido posible, tanto que casi arrastró las palabras al hablar.

—Oh, ¿en serio…? —Jude parecía un poco desanimado, casi triste.

—Perdón y eso, pero ya lo había arreglado con ella y yo… —ahora Johnny estaba desesperado por darle lo que parecía ser una excusa o una buena justificación para el rechazo. Ni siquiera él mismo se tragaba la idea de que acababa de rechazar al chico del que llevaba enamorado mucho tiempo por la chica que casi no conocía.

“Hay algo mal conmigo” pensó en medio de la culpa.

— ¿Ella? ¿Es una chica…? ¿Tienes una cita, Johnny? —Jude sonaba un poco ansioso. Como si realmente le importara saber por qué su mejor amigo actualmente estaba saliendo con alguien.

— ¡Es sólo una amiga, lo juro! Una amiga y ya —Johnny se sentía al borde de un ataque nervioso mientras hablaban. Jude parecía estar un poco molesto y trataba de disimularlo inútilmente, puesto que la mueca seria de su bello rostro no ayudaba mucho.

—Está bien supongo, yo no te dije nada cuando empecé a salir con Lucy y eso… —el chico dudó un poco antes de hablar — ¿La conozco o…?

— ¡Para nada! Ella e-es una… ah… es la cajera de un restaurante y cosas así… —era terrible a la hora de inventar un escenario creíble que no fuera en sus escritos. “¡Coño, piensa en algo!” se gritaba.

—Supongo que está… bien —Jude no tenía más palabras para seguir la conversación.

Ambos chicos se quedaron de pie el uno frente al otro unos dos minutos aproximadamente, sin que ninguno de los dos supiera que hacer para relajar la incómoda situación.

—Bueno, yo me tengo que ir y supongo que querrás tu abrigo de vuelta, así que… —comenzó a decir el joven de cabello teñido, mientras se sacaba la prenda de sus delgados hombros, hasta que el propio Johnny lo detuvo.

—Está bien, quédatelo un rato, hace frío y eso. No me molesta —le dijo White mientras sonreía aún muy penoso. Se masajeó la nunca, con sensación de verdadera tensión en cada uno de sus brazos.

Ambos chicos levantaron la mirada al cielo cuando escucharon el claro sonido de un trueno entre las nubes y la fina lluvia fría comenzó a caer silenciosamente. Eran gotas muy pequeñas y rápidas, probablemente no llovería mucho tiempo.

—Me tengo que ir —masculló Jude, regresando la vista al rostro de su enamorado. Ambos pares de ojos se encontraron con la misma calma con la que la lluvia había empezado y Johnny solamente podía sentir un molesto hueco abrirse paso en su estómago. Quizá debía decirle algo más, pero realmente no tenía mucha idea de qué.

“Podría tratar besarle ahora mismo. Pero al final me arrepentiré y haré el mismo ridículo de la mañana. ¿Por qué todo es tan difícil con este chico?”.

—Hasta mañana —fue lo mejor que pudo decir. Hablaba con el tono de voz grave que rara vez usaba, porque él mismo sabía que se veía aterrador hablando así.

—Adiós, Johnny —Jude se dio la vuelta con suma rapidez, y posteriormente se echó a correr a través de la banqueta mojada.

White se quedó de pie ahí un rato más, hasta que los lentes se llenaron de gotas de agua y las mangas de la camiseta se humedecieron por completo. Caminó de vuelta a casa con paso tranquilo, cubriendo el bolsillo de sus pantalones con la mano, tratando de que el teléfono no se mojara en absoluto.

Abrió la reja, la cerró y siguió todo su recorrido hasta la puerta de la casa. Entró y solamente vio al buen Bonham mordisqueando un hueso de goma, echado bajo la mesita de la sala.

—Hola, Bonzo —recordó el viejo apodo del baterista real.

Se echó sobre el pequeño sillón individual junto a la puerta, subiendo los zapatos a la mesilla. Sacó su teléfono, buscó el número y tecleo el mensaje con rapidez:

El miércoles está perfecto, Rebecca. No tengo mucho que hacer en estos días jajaja. Te recogeré en la tarde, ¿está bien? Llevaré mi auto.

También me encantaría salir contigo”.

No pasó mucho hasta que hubo una respuesta.

“Por supuesto. Eres divertido, Johnny. Me agradas un montón. Eres genial. En serio.

Hasta el miércoles, cuídate.”

Johnny sonreía con un dulce calor agradable envolviéndole las entrañas. Las manos le temblaban un poco y la tensión de sus hombros parecía irse lentamente, así como cualquier emoción negativa. Amaba la forma en la que Rebecca le hacía sentir sin siquiera decir mucho. No quiso escribirle de vuelta, sabía que ella debía creer que eso era suficiente.

Y después de eso, sus pensamientos viajaron una y otra vez de vuelta a Jude. Solamente podía pensar en que estaba haciendo, en con quien podría hablar o que estaría pensando ahora mismo de él. No quería decirle por nada del mundo que iba a salir con Rebecca, y más allá del hecho de que no tenía ni la más mínima idea de que había pasado entre esos dos, era sencillamente porque una parte de él le decía que aun sin razón real, todo eso era traición a su modo más raro.

“¿Traicionar qué? Deja de imaginar cosas, Johnny” le habría dicho ella. Johnny siempre era propenso a malinterpretar las cosas o solamente, creer que había algo que jamás existió.

Revisó una y otra vez los mensajes que él y Jude habían intercambiado en lo poco que llevaban como amigos. Los leyó, los analizó y trato de leer entre líneas. No había nada que pudiera pensar que tuviera un doble significado en ningún sentido.

No supo bien cuanto tiempo pasó mientras sus dedos torpes se deslizaban en la pantalla táctil y redactaban el simple texto de dos palabras, que brillaban irritantemente en la oscuridad de la sala.

Te amo” rezaba el corto mensaje con destinatario al número de Jude Black.

Estoy enamorado de ti” cambió de un momento a otro, con suma rapidez.

Johnny bufó, solo y frustrado por un amor unilateral que con los días parecías más intenso, más oscuro. Jude solamente se habría paso más y más profundo dentro de su corazón, a un punto donde tratar de olvidar todo esa maraña de vehementes sentimientos, probablemente sería un proceso imposible.

Te quiero, Jude” fue lo único que realmente se atrevió a enviar.

Ya será otro día, se dijo.

                                           * * *

Jude abrió la puerta silenciosamente, aunque el sonido de la lluvia se intensificaba cada vez más. Page estaba dormida sobre el mostrador de la cocina, donde yacía un calendario roto de paisajes. Quizá el gato había jugado con el un rato.

Dejó caer las llaves de la casa en un pequeño plato ubicado sobre una mesilla junto a la mesa y un viejo perchero de madera oscura, donde colgaban un par de abrigos que jamás usaba y uno que otro sombrero. Se quitó el abrigo mojado de Johnny, con cierta delicadeza al hacerlo.

Lo sostuvo entre las manos, acariciando un poco las mangas largas y los hombros húmedos. Sonrió al pensar que Johnny probablemente tendría que explicarle a su madre donde estaba su abrigo. A veces, Johnny era demasiado dulce con él. Y en el fondo, eso le daba cierto malestar.

¿Johnny podría estar…? No, seguro que no. O eso solía decirse, después de todas esas veces que creyó leer algo en la mirada de White. Algo especial.

“Johnny tiene ojos muy expresivos” pensó con una sonrisa en el rostro, mientras doblaba el abrigo. Lo metería a la lavadora más tarde.

Pensó un poco más en Johnny mientras se desvestía, en lo expresivo de sus ojos, lo rara que se le veía la barba cuando se engrosaba o lo tierno que lucía al sonrojarse (algo que siempre hacía, ante el siempre presente desconcierto de Jude). ¿Johnny White siempre había sido así de lindo? Jude solamente le recordaba por ser ese chico gigantón que nunca hablaba con nadie y que vivía cerca de él, pero nunca había querido saludar en realidad.

Por esos días le dio por pensar que quizá el chico creía que era un idiota por toda esa mierda de tipo popular que le rodeaba diariamente. Era algo que le jodía en tantos modos.

Acabo parado en medio de la sala, descalzo, con solamente la blusa de tirantes negra que usaba bajo las camisetas y la ajustada trusa azul marino que le marcaba el elástico levemente en las caderas.

Su teléfono celular sonó escandalosamente, tirado en el suelo junto con el resto de su ropa mojada. Se inclinó con delicadeza, tomándolo con dos dedos y rápidamente revisando cualquier detalle nuevo en la brillante pantalla.

El nombre de Johnny resaltó en su pantalla, junto al número que ya se sabía de memoria. Nunca lo admitía, pero los mensajes del chico solían ponerlo de muy buen humor en cualquier momento. Aunque en esos precisos momentos, pensar en Johnny no lo hacía sentir precisamente bien.

Te quiero, Jude” se leía con bastante sencillez, pero parecía ser algo mucho más profundo de lo que el propio Black podía adivinar.

El chico sonrió tímidamente, con cierta nostalgia haciéndole peso dentro de las entrañas. Johnny era tan dulce, tan afectuoso, que le dolía. ¿Acaso no podía ser grosero, tosco? ¿Llamarlo idiota de vez en vez, darle puñetazos en los hombros y molestarlo como toda pareja de jóvenes amigos hombres? Sentía que se encontraba frente a uno más de todos esos pretendientes desesperados.

“Pero Johnny es mi amigo, nada más” se dijo aun sosteniendo el teléfono entre los dedos.

Aunque él mismo se preguntaba si había una razón para que le pesara tanto el hecho de que él tuviera una cita con alguna chica desconocida.

Yo también, Johnny” respondió de vuelta, mientras la sonrisa en su rostro disminuía un poco.

Siguió pensando en él, mientras repasaba el resto de la bandeja de mensajes, revisando los menos relevantes; un mensaje de Lucy (cuyo molesto “cariño” resultaba agotador), así como un par más de cosas que tampoco le importaban. Ignoraba todos esos mensajes, por igual, apenas leyendo un par de letras y asumiendo que no era nada realmente importante.

Paseó la mirada por la pantalla un rato más, hasta que algo le llamó la atención de verdad.

Era el nombre y número nuevo entre sus contactos, la sequedad con la que le hablaba.

¿Soy el único de los dos que tiene la extraña necesidad de mirar al otro de nuevo? Te buscaré de nuevo, chico. Hay mucho de qué hablar.”

Derek Carson, sin duda alguna. Ese chico tan… interesante.

Jude tragó seco, inexplicable y repentinamente ansioso. Las piernas le temblaron y la piel se le erizó por completo. Sus pensamientos dejaron de lado a Johnny por completo, sólo para enfocarse en todo lo que Derek tuviera que decirle.  

No hay problema alguno” fue su gran respuesta.

Alejó la mirada del celular, sólo cuando escucho la lluvia detenerse y notó los rayos de sol filtrarse entre los huecos de las cortinas.

Johnny no iba a saberlo.  

 

 

Notas finales:

Ya saben, nenes, si ven que algo está mal en el texto (que esté cortado, repetido, pegado o algi así), no duden en decírmelo para que lo arregle de inmediato. 

Dejen un review, para saber que les gusta o no de la historia, que opinan y cualquier sugerencia o crítica que tengan. Estoy abierta a todo tipo de comentarios xd :^3

Gracias a cualquiera que aún se acuerde de mí, les juro que haré todo lo posible para que el príoximo capítulo no se retrase de esta manera de nuevo (y todavía me siento terrible por eso), lo prometo c: 

Últimamente he estado escuchando mucho a Interpol, nenes, gran banda de post punk revival, indie rock, pues xd 

Dejando de lado que Paul Banks (el vocalista) es ahora mi mayor crush en un famoso, además de Alex Turner (debería dejar esas cosas ya xddd), la banda es verdaderamente buena. Les recomiendo mucho su primer disco, 'Turn On The Bright Lights', una verdadera joya, perfecto y uno de los mejores discos de todos los tiempos, en serio, escúchenlo <3

Muchas de sus canciones me inspiraron particularmente en este capítulo, así que si les gusta escuchar música mientras leen mi historia, les recomiedno mucho "No I In Threesome", "Narc" y "PDA" de Interpol, así como "Games For Days" de Julian Plenti (el altér ego de Paul Banks). 

¡Gracias por leer! :D


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