Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Ten hijos para esto! por Fullbuster

[Reviews - 345]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Un rayo de luz se colaba entre las marquesinas de madera que cubrían las ventanas. Kazuto abrió los ojos con pesadez, ni siquiera sabía dónde se encontraba. Miró todo a su alrededor tratando de ubicarse hasta que al intentar levantarse, sintió unas manos agarrando su pecho impidiéndole hacerlo.


Giró la cabeza hacia atrás para descubrir a propietario de aquellas manos, pero sólo apareció frente a él aquella máscara partida con la forma de un lobo. Fue precisamente en aquel instante, cuando recordó todo lo que había pasado la noche anterior. Se sintió terriblemente culpable, tanto… que al girarse para apartar la máscara que aún llevaba su esposo, sus manos dudaron.


Pensó en lo ocurrido, en la posibilidad de que le hubiera defraudado, de que no fuera a ser el matrimonio que habían soñado, tuvo miedo de no ser suficiente para él, eso era lo que menos deseaba. Miró sus manos temblorosas paralizadas justo frente a la máscara dudando si quitarla o no, si agarrarla y deshacerse de ella, al final lo hizo aunque tuvo que cerrar los ojos para no ver la mirada decepcionada que debería tener.


El tenso silencio seguía reinando en la sala de la cabaña. Recostado sobre el colchón que había preparado explícitamente para esa noche, Kazuto terminó por abrir los ojos encontrándose que Izuna ni siquiera estaba despierto. Mantenía sus manos agarradas con fuerza a su pecho pero no era eso lo que más dolor le causó, era ver el recorrido que habían dejado las lágrimas por sus mejillas. Había llorado incluso bajo la máscara, había llorado aquella noche y era por su culpa. ¡Era la primera vez que veía a Izuna derramar lágrimas!


Kazuto rozó con las yemas de sus dedos una de las mejillas de Izuna tratando de limpiar el carril que había dejado sus lágrimas. Al tocar la cálida piel, sintió la mano de su esposo sobre la suya antes de ver una ligera sonrisa mientras abría los ojos con lentitud.


- Reconocería ese tacto en cualquier lado – le sonrió Izuna.


Kazuto se quedó unos segundos en un tenso silencio. Izuna siempre era amable con la gente, un chico agradable y muy tierno, siempre pensando en él y en cómo hacerle feliz con sus palabras, con sus actos… Ni siquiera sabía cómo iba a ser capaz de estar a su altura y darle la felicidad que tanto se merecía.


- Lo siento – dejó escapar Kazuto al final tratando de aguantar las terribles ganas por llorar.


- No te disculpes Kazuto, tú no tienes la culpa de nada de lo que ocurrió. Te prometo que voy a ayudarte a superar esto.


-  ¿Cómo? No puedo quitarme de la cabeza a ese tipo cada vez que quiero estar contigo. Tampoco quiero que pienses que no quiero estar contigo porque no es cierto, te amo.


Izuna se quedó paralizado abriendo los ojos antes aquellas palabras. Kazuto asombrado por aquella reacción, no entendía lo que le ocurría a su esposo y menos cuando empezó a reír.


- ¿Qué? – preguntó Kazuto haciendo un ligero puchero con sus labios mosqueado al ser el único que no entendía nada.


- Has dicho que me amas, es la primera vez en dos años que llevábamos saliendo que lo dices.


Kazuto abrió los ojos también por la sorpresa, ni siquiera se había dado cuenta de cuando había dicho aquellas palabras. Siempre pensó que jamás sería capaz de pronunciarlas y lo había hecho, inconscientemente lo había hecho.


- No te pongas tan serio, me ha gustado escucharlo – sonrió Izuna acariciando la mejilla de Kazuto antes de ponerse serio de nuevo – además… me sentía un poco culpable por lo de anoche, así que me ha alegrado escuchar esas palabras. Creí que después de anoche ya no tendría oportunidad de oírte decir algo así.


- Tenía que hacerlo, además… no me dolió, sólo…


- Son los recuerdos. Lo sé. Déjame ayudarte a olvidar todo aquello. Te prometo que borraré todos y cada uno de los malos momentos de aquel día, sólo necesito que pienses en mí cuando te vuelva a tener como anoche, nada más.


- Vale. Voy a hacer todo lo que pueda para estar a tu altura.


- Tú siempre estuviste a mi altura, Kazuto – le sonrió Izuna tranquilizándole mientras acercaba su rostro hasta depositar un suave beso que Kazuto correspondió enseguida.


 


Cuatro años después:


 


Un chiquillo de ocho años de edad corría por la húmeda hierba del parque de los Uchiha. Los pájaros que picoteaban entre las hebras de hierba buscando alimento, alzaban el vuelo en cuanto sentían los pasos acelerados del niño persiguiéndoles. En esos tiempos que corrían, escuchar las risas de los niños del clan era lo que más satisfacía a Minato Namikaze, que observaba con detenimiento a su hijo.


- Naruto, ten cuidado. Podrías resbalar – le sonreía antes de ver cómo en su precipitada carrera contra los pájaros, chocaba contra Sasuke que también venía en la misma dirección.


Naruto, sin entender lo que había ocurrido, se acarició la cabeza por el dolor segundos antes de alzar su rostro hacia un malhumorado Sasuke que se masajeaba el trasero por la caída.


- Mira por dónde vas, dobe – comentó Sasuke girando la cabeza hacia otro lado.


- ¿Por qué no miras tú por dónde vas? Eran mis pájaros.


- Ahí empiezan otra vez – susurró Madara sentado en la manta mientras abrazaba por la espalda a un Minato recostado sobre su pecho.


- Siempre están igual – sonrió Minato.


- Les han asignado la misma clase en la academia – sonrió Madara.


- Compadezco a los profesores que les toquen.


- Les ha tocado a Iruka.


- ¿El antiguo alumno de Kazuto? – preguntó Minato.


- El mismo. Tras graduarse como Jounin cumplió su sueño de ser profesor. Le ha tocado el grupo de Naruto y Sasuke.


Minato sonrió. Iruka… aquel chico que empezó sin querer obedecer a su profesor, ahora iba a comprobar lo que sería llevar a unos niños de apenas ocho años hasta sus doce. Entonces y sólo entonces, saldrían con otro profesor para hacer misiones. Minato volvió a mirar a Sasuke y a Naruto que discutían por ver quién cazaba más pájaros. En aquel instante, cinco pájaros cayeron del suelo con unas agujas clavadas mientras una figura aparecía de la nada con una máscara ANBU. Ambos chicos se quedaron perplejos sin saber cómo reaccionar hasta que identificaron a la persona.


- Ita – gritó Naruto con una gran sonrisa – enséñame a hacer eso.


- Otro día – le dijo pasando de él mientras Sasuke fruncía el ceño.


- Dijiste que hoy entrenarías conmigo.


- Otro día – sonrió Itachi golpeándole con dos dedos en la frente echándole la cabeza ligeramente hacia atrás.


Sasuke amplificó el puchero que ya había hecho con anterioridad sabiendo que nada haría cambiar de parecer a su  hermano mayor. Itachi se acercó hasta Minato con un pergamino, algo que le indicaba claramente al rubio que tenía trabajo. Resopló cogiéndolo y es que estaba tan a gusto en aquel momento, que no le apetecía tener que encerrarse en la oficina a hacer más papeleos.


Itachi, ahora líder de su escuadrón con tan sólo catorce años, miró hacia su antiguo profesor. Kazuto estaba a orillas del lago junto a un sonriente Izuna que recostaba su cabeza sobre el regazo de aquel chico rubio.


- Esos dos parecen estar en su mundo – comentó Minato mirándoles a lo lejos y sonriendo.


- Déjales, hoy es el día libre de ambos – susurró Madara depositando un dulce beso en la frente de su esposo.


Kazuto miraba embelesado el agua cristalina de aquel lago. Era tan grande y apacible, le gustaba aquel lugar y más si compartía el momento junto a su esposo. Desde que se habían casado, apenas se habían separado ni un instante excepto para el trabajo. Quizá mucha gente en la Villa estuviera deseando que algo ocurriera entre ellos, que tuvieran alguna crisis, que su amor fuera desvaneciéndose lentamente pero nada de aquello ocurría. Kazuto cada vez estaba más enamorado de su esposo y para Izuna, su relación con Kazuto pese al mal comienzo en su luna de miel, había mejorado considerablemente en estos años.


El mismo Ibiki les ayudó con el trauma de Kazuto. Era increíble como un Ninja experto en interrogación y tortura podía llegar a entrar en la mente de una persona tan normal como Kazuto, un chico que apenas tenía nada que esconder excepto aquel trágico pasado. Izuna tuvo prohibida la entrada a la sala hasta que las sesiones acababan. Aquello era algo que le costaba comprender al Uchiha, pero al ver la mejora considerable de Kazuto, supo que habían elegido a la persona correcta. A veces el rubio le contaba algunas cosas de las que hablaban, algunas terapias que Kazuto seguía al pie de la letra. En apenas año y medio, aquel chico había cambiado en cuanto al sexo, ahora disfrutaba junto a su esposo y eso… había conseguido que su relación se afianzase todavía más.


Kazuto besaba con lentitud a su esposo cuando una figura que caminaba en la lejanía llamó su atención. Miró hacia allí sin dejar de besar a su esposo, pero para Izuna, era obvio por aquellos movimientos distraídos de sus labios, que ese rubio no estaba en lo que tenía que estar. Se apartó ligeramente de él y sonrió.


- ¿Te distraigo? – le preguntó Izuna sobresaltando a Kazuto.


- No, para nada. Tú sigue – le dijo Kazuto con una sonrisa volviendo a besarle.


Izuna sonrió y confiando en las palabras de su esposo, volvió a besarle con pasión hasta que sintió nuevamente la distracción que tenía Kazuto, soltando sus labios una vez más.


- Enserio… ¿Qué es lo que te tiene tan distraído? – preguntó Izuna girándose para tratar de ver qué tenía a su esposo tan atento. Una mujer del clan Uchiha caminaba con un cesto de fruta en su brazo - ¿Te gustan ahora las mujeres?


- No seas idiota – le sonrió Kazuto – Hace un tiempo que tengo una sensación extraña.


- ¿Sensación extraña? Cuéntamelo.


- No sé, sólo es eso… una sensación pero… a veces creo que el clan está ocultando algo, como si hubiera un misterio bajo toda esa vida cotidiana y rutinaria que llevan. Como si planeasen algo.


- ¿Planear algo? – sonrió Izuna – Ya sé que tienes mejor perspectiva de las cosas que yo y hasta mejor intuición que la mía pero… ¿Qué podría haber de extraño en el clan? Toda la información pasa por Madara y por mi padre que es el líder del clan todavía. No hay nada extraño. ¿Dónde has visto algo así?


- No lo sé, en cosas rutinarias – comentó Kazuto – siento un clima diferente desde el accidente de hace cuatro años, desde que atacaron a Itachi, desde que estuve en el hospital.


- Es posible – escucharon a Itachi a su espalda – yo también he notado que el clan está más silencioso.


- Son reservados – dijo Izuna – desde aquel accidente saben que no pueden fiarse de sus aliados. Puede que no les denunciaras Kazuto, pero todos saben qué te atacó un aliado. Eso se ha quedado en la cabeza de los Uchiha y no lo perdonarán fácilmente.


- Yo no soy un Uchiha.


- Como si lo fueras, estás casado conmigo y eres parte del clan – dijo Izuna esta vez con un semblante serio – Además, también atacaron a Itachi por la espalda. Están dolidos pero no creo que tanto como para hacer una locura. Es posible que estén más silenciosos que de costumbre pero es normal, la Villa no se fía de nosotros y los Uchiha han empezado a desconfiar de la Villa. Si seguimos obedeciendo es porque confiamos en Minato como Hokage.


Kazuto sonrió sin más mirando el semblante serio de su esposo. No podía creerse que él hubiera dudado de ese clan ni siquiera por un segundo. Era cierto que el clan Uchiha le había tratado siempre muy bien, le habían acogido y eran grandes personas y Ninjas, él no podía dudar de ellos.


- Lo siento, tienes razón. Habrá sido sólo una imaginación mía absurda. – Kazuto sonrió viendo a Izuna sonreírle mientras acariciaba su cabello.


Puede que fuera una imaginación o quizá una sensación extraña sin fundamento, pero Itachi se quedó serio detrás de ellos instantes antes de girar su rostro hacia aquella mujer que Kazuto había mirado con anterioridad. No quería dudar de los suyos, pero reconocía que últimamente también había visto cosas extrañas, seguramente no tantas como Kazuto pero aquel silencio era sospechoso por todos lados.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).