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¡Ten hijos para esto! por Fullbuster

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Izuna despertó en el hospital de Konoha. Ni siquiera era capaz de ver bien, tan sólo diferenciaba extrañas sombras borrosas. Podía escuchar a los médicos comentar al otro lado de la puerta, en el pasillo… que la operación había sido un éxito pero tanto a Madara como a Izuna, les costaría un tiempo que su vista volviera a adaptarse.


Al intentar mover su mano, se dio cuenta de que no podía hacerlo, alguien estaba apoyado en su brazo. Al girarse, ni siquiera podía identificar a la persona pero veía algo rubio, muy borroso pero rubio al fin y al cabo. Sonrió sabiendo que era Kazuto quien estaba tumbado a su lado. Acarició su cabello con suavidad hasta que sintió que no estaba completamente solo, notaba algo en su abdomen.


Sus ojos no podían identificar lo que era, tan sólo un bulto en medio de ambos. Tocó con suavidad aquel bulto hasta que escuchó un leve sonido y una pequeña mano agarrando uno de sus dedos con fuerza. Sonrió al momento dándose cuenta de que era su hijo quien dormía allí con ellos, negándose ahora a soltar su mano.


- Gracias, por traerle de vuelta – escuchó la voz de Kazuto pese a que éste seguía con los ojos cerrados, relajado con la cabeza sobre el brazo de su esposo.


- Es nuestro hijo, no iba a dejarle allí. Sólo esperaba el momento para actuar. ¿Por qué no te has ido a casa a dormir?


- Quería estar aquí cuando despertases de la operación – confirmó Kazuto.


- ¿Y él? – preguntó refiriéndose al niño.


- No quería apartarle de mí otra vez. Ni siquiera me dejaron verlo cuando lo arrancaron de mí, no permitiré que vuelvan a separarme de él.


- Aquí está a salvo, Kazuto. Cualquiera del clan Uchiha o de los Namikaze se habría quedado cuidándole.


- Prefiero estar yo a su lado.


- Vale – sonrió Izuna – lo entiendo. Se le nota tranquilo a tu lado. Sabe que eres su padre.


- Sabe que lo somos – dijo incluyéndole a él.


Kazuto se incorporó levemente colocando mejor a su hijo entre ambos y arropándolo mejor con aquella pequeña manta de bebé que los del clan le habían traído. Kazuto no podía evitar sonreír al ver el símbolo del clan Uchiha bordado en ella. Siempre lo ponían a todas y cada una de las prendas. Una vez mejor colocado, se acercó hasta los labios de Izuna depositando un suave beso en ellos, un beso que por segundos… se hizo más pasional y demandante.


- Te quiero – dejó escapar Kazuto haciendo sonreír a Izuna.


- Y yo a ti – sonrió Izuna – a los dos – corrigió rozando con el pulgar la parte superior de la manita de su hijo, que seguía agarrado con fuerza al dedo índice de su padre – Kazuo – dijo Izuna de repente sorprendiendo a Kazuto - Buscabas un nombre para este pequeño, ¿verdad? Me gusta Kazuo, porque quiero que salga igual de pacífico que tú, quiero que se parezca a ti – dijo sonriendo haciendo sonreír también a Kazuto.


***


Un año después


 


La brisa corría con suavidad y elegancia en el clan Uchiha. Los árboles de cerezo que estaban floreciendo se movían con sutileza dejando caer aquellos hermosos pétalos sobre los jardines, inundando todas las calles con su colorido. Ajenos a lo que sucedía en el exterior, Izuna sacó la cabeza de debajo de la manta besando a un risueño Kazuto que no podía dejar de sonreír.


- Vamos a llegar tarde – se escuchó a Kazuto decir entre risas.


- Que esperen – sonrió Izuna besándole con pasión.


- Vamos, Izuna… hay que arreglarse. Mira estas ojeras, no me has dejado dormir en toda la noche.


- Sólo lo hemos hecho tres veces – sonrió.


- ¿Sólo? – preguntó Kazuto con una gran sonrisa.


- Hagámoslo una cuarta, da tiempo – sonrió Izuna, pero Kazuto lo detuvo con dulzura.


- ¿Qué te parece si lo dejamos para la vuelta? Tu padre se enfadará si llegamos tarde a la comida.


- Es pronto.


- Son las doce – dijo Kazuto mirando el sol por la ventana.


- ¿Ya? – se preocupó Izuna en aquel momento – vale… tú ve duchándote mientras yo arreglo a Kazuo.


- Vale.


Todo había vuelto a la normalidad en la casa de Izuna y Kazuto. Aun así… Izuna sabía que esas sonrisas de su esposo, que esa dulzura que siempre tenía, ahora estaba mezclada con otro sentimiento, con el dolor y el sufrimiento que vivió los últimos siete años y eso no podría cambiarlo. Seguía conservando una parte del antiguo Kazuto pero tenía otra parte nueva, la del ninja involucrado en su trabajo, el vengativo, el que haría cualquier cosa por su familia, se estaba volviendo cada día un poco más Uchiha alejándose de lo que una vez le enseñaron los Namikaze. Por suerte… seguía conservando la dulzura y amabilidad, pero no la confianza en la gente, eso debía ganárselo la gente a pulso.


Al otro lado del clan, en la vieja casa de invitados tras la casa principal de la familia de Fugaku Uchiha, Itachi se mudaba. No se lo había dicho a nadie o tal vez… sólo a la única persona que le importaba esa información, a Naruto, quien se había empeñado en acompañarle y ayudarle a llevar las cosas.


- No entiendo que tengas tanta prisa por mudarte – se quejaba Naruto llevando una pesada caja con cosas entre sus manos – en casa de tu padre estabas bien.


- En casa de mi padre ya empiezo a sobrar – dijo Itachi sonriendo – hay cosas que no puedo hacer.


- ¿En serio? Tu padre te permite cualquier cosa… eres el hijo mimado, su preferido. ¿Qué no te dejaría hacer? – preguntó extrañado Naruto dejando la caja en el suelo del salón.


- Algo como esto – dijo Itachi tomando la muñeca de Naruto para acercarle hasta él y besarle con pasión.


- ¿Besarme? – sonrió Naruto – tu padre no te diría nada.


- No sólo besarte, tener sexo por toda la casa – sonrió Itachi con cierto toque de lujuria - ¿Por dónde quieres empezar? ¿Cocina? ¿Salón? ¿El jardín tal vez?


- Eres un idiota – sonrió Naruto.


Itachi no pudo evitar sonreír también, cogiéndole del trasero con fuerza y subiéndolo encima de la mesa del salón.


- La mesa creo que es un buen lugar para que ocupe el primer puesto – sonrió Itachi comenzando a colar sus manos bajo la negra camiseta de Naruto con el símbolo de los Namikaze.


- Eres un pervertido – susurró Naruto atrayendo los labios de Itachi hacia él besándole con pasión.


- Cierto, lo soy.


Aún no había terminado de hablar cuando ya tenía la camiseta de Naruto en su mano lanzándola por encima de su hombro hacia el suelo. Se recostó encima de aquel chico rubio obligándole a apoyar su espalda ahora desnuda sobre la superficie de la mesa. Con una gran sonrisa, Naruto enrolló sus piernas con fuerza a la cintura de Itachi, quien recorría con sus manos aquel abdomen con el tatuaje del sello que Minato le había puesto para contener al zorro. Subía las yemas de sus dedos por encima del ombligo cuando Naruto lo detuvo cogiéndolo con firmeza de la muñeca.


- ¿Y si vuelve a salir? – preguntó Naruto preocupado.


- Hace un año que no ha dicho nada.


- A veces se queja, lo siento removerse en mi interior. Está enfadado.


- Yo le haré disfrutar – le dijo Itachi sonriendo.


- Va en serio, puede quejarse.


- Pues le pondré una mordaza – le dijo Itachi sonriendo de nuevo tratando de calmar a Naruto – no saldrá, ese sello es firme, lo diseñó tu padre y es experto en sellados.


- Siempre pareces tener una solución para todo.


- Y la tengo. Yo nunca dejaré que te ocurra nada malo. Te lo prometo. – Naruto observó aquellos profundos ojos oscuros que irradiaban completa seguridad y sonrió – y ahora… ¿Dónde está mi recompensa? He estado fuera tres días en una misión, quiero algo más que bonitas sonrisas – le dijo Itachi volviendo a besarle.


- Soy todo tuyo y lo sabes. Te he echado de menos.


- Y yo a ti, pequeño.


Itachi acercó una vez más sus labios hasta los de Naruto, esta vez con mayor tranquilidad buscando saborear y disfrutar de todas y cada una de las sensaciones que ese chico pudiera regalarle. Ni siquiera esperó a tener el consentimiento de aquel chico, bajó sus manos hacia el pantalón quitándolo con suavidad, deslizándolo por los tersos muslos de ese rubio, hasta que sintió que Naruto volvía a pararle.


- Ponte protección – le recordó haciendo sonreír a Itachi.


- Siempre lo hago. Tú relájate – le dijo Itachi aunque Naruto le observaba con cierta incredulidad – yo tampoco quiero darle una opción a ese zorro para escaparse, así que tranquilo. Además, eres muy joven para pensar en hijos – susurró Itachi – disfrutemos más tiempo de la independencia y la juventud, ya vendrán los niños más adelante – le sonrió.


- Eres un idiota.


Apenas dijo aquel insulto, Naruto sintió el dedo de Itachi introduciéndose en su interior, obligándole a morderse el labio tratando de retener el gemido que luchaba por salir del fondo de su garganta. Aquello siempre le hacía sonreír a Itachi, conseguir tenerle de aquella manera, enfadado con él y a la vez, cargado de pasión.


Tardó más de quince minutos en preparar a ese chico rubio, deleitándose con los gemidos que luchaban por salir de su placentera boca, acariciando su cuerpo y su miembro dándole todo el placer que pudo darle. Uniendo una y otra vez sus labios a los de Naruto mientras sentía las piernas de él agarrar con fuerza la cintura de Itachi. Una vez preparado, Itachi se preparó él mismo y entró en aquel chico, cogiendo cada vez más velocidad hasta obligar a Naruto a incorporarse y agarrarse al cuello del mayor gimiendo con fuerza en su oído.


Ambos sabían que esa casa sería el comienzo para ambos, un buen comienzo en su relación, porque los dos sabían que se querían el uno al otro. No les hacía falta nada más si se tenían ellos mismos.


Para la comida en casa de Fugaku, todos asistieron. Hasta Tajima y su esposa estuvieron presentes y para sorpresa de los Uchiha, hasta Tobirama y Hashirama acudieron en señal de respeto y comprensión. Pese a que Izuna y Tobirama seguían sin ser muy buenos amigos, al menos podían sentarse el uno al lado del otro sin discutir como hacían antaño. Aquel día, sí tuvieron una sorpresa que nadie esperaba y es que… Sasuke trajo por primera vez a casa a su novio, ni más ni menos que su profesor Kakashi Hatake, que había estado luchando contra sus propios sentimientos de culpabilidad para estar hoy allí. Sus miedos se desvanecieron al ver cómo le acogían con total sinceridad. Tan sólo al ver las sonrisas en los rostros de Minato y de Kazuto que se divertían con sus esposos y sus hijos, fue cuando realmente Kakashi entendió que todo estaba bien ahora y podía intentar darse la oportunidad de ser feliz al lado de Sasuke Uchiha.


Por fin… todo parecía haber vuelto a la normalidad. Minato recuperó su puesto de Hokage en cuanto salió del hospital, desmantelando todo lo que una vez fue “Raíz”. Danzo no volvería a molestar, los Uchiha se habían encargado de él. En cuanto a Shisui, recuperó los ojos que le fueron arrebatados a su padre por el que se suponía que era uno de sus mejores amigos y que al final… acabó traicionándole por codicia. Nadie habló sobre Orochimaru pero todos sabían… que Ibiki, Tobirama e Izuna no le habrían dejado con vida o al menos… si estaba vivo, no creían que volviera a enfrentarse a ese clan, estaría demasiado herido y debilitado para hacerlo. Finalmente, la novata Villa de Konoha despegaba hacia su esplendor, esa villa que un día se convertiría en el ejemplo a seguir para el resto. Minato se había propuesto eso, porque un Hokage…


“Es aquel que camina por delante de todos y soporta todo el dolor".


Fin


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