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¡Ten hijos para esto! por Fullbuster

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Minato siguió a Izuna por el clan Uchiha y pese a las miradas de la gente, él continuó su camino con la cabeza bien alta. Era consciente de lo mal que estaba su clan, los masacraban y más de la mitad de los que habían posado sus miradas en él le verían como alguien débil que necesitaba un clan superior para que les defendiera, pero Minato sabía que esa idea estaba muy lejos de la realidad, estaba pasando algo en su clan… y él quería descubrir qué era lo que ocurría.


Decían que los Namikaze estaban locos y era cierto que había ocurrido un par de veces, que algunos habían estado mencionando cosas raras, que se sentían cansados, que apenas podían moverse y aún así seguían con sus vidas o lo intentaban. Los rumores contaban que estaban enfermos, que se volvían locos y la gente empezaba a creer que era el propio clan Namikaze los causantes de su desgracia. Hasta Madara había mencionado que podría ser alguien del clan. Minato no dejaba de darle vueltas a la cabeza con quién podría ser el culpable pero realmente no creía que nadie de su clan fuera capaz de algo así y luego estaba su esposo… Madara, con claras marcas de haber tenido un combate con algún Namikaze, tenía esa herida en la mano pero sabía que nadie se atrevería a meterse con los Uchiha sin pruebas contundentes y eso no era una prueba muy precisa, podría inventarse cualquier cosa, incluso que Minato mismo le hubiera atacado aquella noche en la que pelearon y nadie podría confirmar si era cierto o no.


- Alegra esa cara – escuchó Minato a Izuna sonriendo – no somos tan malos como parecemos.


- Lo siento – le dijo Minato cabizbajo – nunca he salido de mi clan y esto… me abruma un poco. Los Uchiha sois… escalofriantes.


- Te acostumbrarás enseguida. Aquí estarás a salvo, ya lo verás, eres el esposo de Madara Uchiha, es el hijo primogénito del líder del clan, nadie se atreverá a hacerte nada por miedo a lo que puedan hacer los líderes o incluso el mismo Madara.


- Sólo es un matrimonio concertado, no deberían tener tanto miedo. Madara pasará de mí – dijo Minato mientras Izuna le miraba con algo de tristeza en los ojos.


- A veces esos matrimonios pueden funcionar.


- No entre nosotros, él es…


Minato estuvo a punto de decir un “Asesino” pero se dio cuenta que decir esas palabras en pleno clan Uchiha sobre su futuro líder era jugársela demasiado y más aún frente al que era su hermano, su propia familia.


- ¿Es? – preguntó Izuna.


- Es alguien difícil – dijo al final saliéndose por la tangente y evitando así problemas diplomáticos entre sus clanes.


- Mi hermano… - empezó Izuna – siempre ha sido muy independiente y estar atado a alguien no creo sea algo a lo que vaya a acostumbrarse pronto, tenle un poco de paciencia, no es mal chico, de verdad, él te protegerá, ya lo verás. Sobre el matrimonio… aún nadie en el clan sabe que es concertado, así que ahora mismo toda esa gente que te mira se está preguntando qué ha visto mi hermano en ti. Los Uchiha siempre nos hemos casado con otros Uchiha, tan sólo mi padre se casó con una Hyuuga y ahora mi hermano contigo… están algo confusos.


Minato se quedó algo sorprendido. Miró hacia aquellos intimidantes ojos puestos en él y empezó a entender el motivo de sus miradas, todos intentaban ver que había visto un Uchiha en un Namikaze y seguramente a la mitad de aquí no les gustaba que se rompieran las tradiciones, los Uchiha se casaban con Uchiha… y él nunca sería uno de ellos. Su cabello rubio lo delataba y lo delataría siempre como a un Namikaze, ni siquiera podría fingir que pertenecía al clan.


Acompañó a Izuna en silencio el resto de la calle hasta llegar a la casa del final, ante él se levantaba la majestuosa entrada a la casa del líder del clan. Minato dudó unos segundos si sería conveniente entrar y al ver a Izuna insistirle con que le siguiera, lo hizo. Cruzó todo el jardín percatándose en lo arreglado que estaba en jardín, él no tenía ni idea de cuidar las plantas, todas se le morían pero su madre tenía muy buena mano, al parecer la esposa del líder del clan también debía tener ese don.


Al entrar por la casa, la primera persona que apareció fue la mujer de la casa, una Hyuuga. Aquello hizo que Minato se quedase unos segundos estático, no esperaba encontrar a nadie que no fuera un Uchiha en todo el clan. La mujer con una cálida sonrisa le comentó que le siguiera hacia el salón principal y fue Izuna quien también le acompañó. Allí se encontraba el líder del clan pero ni mísera presencia de Madara.


- Bienvenido al clan Uchiha – comentó Tajima – pero no te quedes ahí parado, ven, siéntate, te hemos guardado un sitio – le comentó indicándole cuál sería el lugar que ocuparía en la mesa.


Izuna se sentó a su lado pero Minato sólo podía mirar el otro lado con el cojín vacío donde se suponía que debía sentarse Madara, ni siquiera había ido a recibirle, ya le había dejado completamente solo pero era algo que se esperaba, para su esposo…él sólo era un crío y no iba a estar al pendiente de él constantemente, tenía sus cosas que hacer, todas más importantes que ocuparse de Minato.


- ¿Dónde está Madara? – preguntó el padre sorprendido y Minato agachó la cabeza.


- Seguramente entrenando – contestó Izuna – ya sabes cómo es.


- En esta casa se cena a las ocho en punto y lo sabe. Hoy se quedará sin cenar – le comentó a su esposa – haber si aprende ese chico a llegar a su hora.


- Cenará por ahí – comentó Izuna – ya sabes cómo es Madara, por las noches apenas se le ve el pelo. Tranquilo – comentó hacia Minato – estoy convencido de que podrás quitarle algunas manías.


- Sí – dijo Minato sin muchas ganas y toda la familia reparó en él unos segundos dándose cuenta de lo complicado que debía ser para Minato aquella situación.


Tajima en un intento por hacerle sentir más a gusto en esa casa, trató de suavizar las cosas manteniendo alguna conversación y explicándole algunas cosas de última novedad.


- Minato… lo sentimos mucho pero el compromiso fue tan rápido que no hemos tenido tiempo de acabar vuestra casa – comentó Tajima – es la de al lado – dijo señalándola por la ventana y Minato se agachó un poco en la mesa para poder verla por la ventana.


- Oh… no se preocupe, seguro que está bien.


- Le faltan algunos muebles y alguna sala por acabar, pero es habitable. Aún eso creo que deberías quedarte esta noche aquí y descansar, tenemos habitaciones de sobra y en la vuestra… bueno aún no hemos puesto los muebles.


- No se preocupes, prefiero ir ya a mi casa, cuanto antes me adapte a ella mejor – le dijo Minato sonriendo – pero muchas gracias por el ofrecimiento.


- Izuna – comentó hacia su hijo que dejó de comer el bol de arroz para mirarle – acompáñale luego y os lleváis al menos un futón de aquí para que pueda pasar esta noche. Mañana mismo ordenaré que te lleven lo necesario al menos hasta que podamos acabarla.


- Gracias – comentó Minato – pero no hace falta, puedo ir yo sólo.


- De eso nada – comentó Tajima – no vas a caminar solo por el clan ya el primer día, te acompañará Izuna hasta que te acostumbres.


- Si quieres podemos dar una vuelta mañana por el clan y te enseño los mejores lugares para comprar – comentó con una sonrisa la mujer de Tajima.


- Claro – dijo Minato algo sonrojado – me encantará salir un poco de casa y ver el clan. Nunca he salido de mi clan, ver algo nuevo será interesante.


- Entonces mañana iremos al mercado, te enseñaré los mejores puestos – comentó ilusionada.


Minato terminó de comerse el cuenco de arroz en silencio pese a que Izuna no apartaba sus ojos de él. El Uchiha sabía perfectamente lo duro que debía ser para él haber salido de todo lo que conocía, de su casa, de su familia, de la compañía de sus amigos… ahora estaba en un clan del que no sabía nada, casado con un hombre que todos sabían pasaba sus noches en otros lugares de los que nunca hablaba y encima… sería el hombre que mantendría en cautiverio a ese chico rubio, ya fuera en un clan u otro. Era un chico al que no podían dejar que le ocurriera nada y eso era una de las cosas que más les preocupaba ahora a los Uchiha.


Izuna al acabar de cenar se retiró hacia una de las habitaciones y buscó un futón lo suficientemente grande para ambos, tanto para su hermano Madara como para Minato, se suponía que estaban casados y compartirían lecho aunque todos sabían cómo era Madara, seguramente ni aparecería en toda la noche. Minato caminó sumido en sus pensamientos, no quería quedarse a solas en esa casa con los asesinos de los Namikaze todavía por ahí sueltos… con Madara, su esposo y principal sospechoso, con todo un clan que podía ser sospechoso, aún así, no dijo nada y llegó hasta el gran portón de la casa cruzando su jardín. Era precioso pero él no sabría mantenerlo, nunca se le habían dado bien las plantas. Izuna le seguía de cerca intentando dejarle un poco de espacio.


- Ven, la puerta principal está por aquí – comentó para que le siguiera, cruzando el puente del estanque y llegando hasta la puerta.


- Izuna abrió la puerta y tal y como le habían dicho a Minato, la casa sólo tenía las puertas correderas, nada más, todo tarima de madera sin muebles.


- ¿Enserio no prefieres dormir en casa de mis padres hoy? Mañana podría venir yo mismo con algunos compañeros y ponerte las cosas.


- No, prefiero pasar ya la noche aquí, es mi casa al fin y al cabo.


- Sí – le comentó Izuna – Ven, te enseñaré donde está el dormitorio.


Entre los dos chicos colocaron el futón que Izuna había traído y aunque le comentó que podía quedarse con él un rato, Minato no aceptó la oferta, no quería ya tener que aguantar murmullos de un clan al que no conocía sobre cómo su cuñado había pasado la noche en su casa mientras su esposo no estaba. Si tenían que hablar… que lo hicieran entonces de Madara, aunque nadie se atrevería a pronunciar palabra de él por ser el hijo del líder del clan.


- Izuna… gracias – comentó Minato algo serio y entristecido cuando el joven ya se marchaba.


- De nada. Si necesitas algo llamame, sabes que estoy en la casa de al lado.


- Oye Izuna… Tú madre… - intentó preguntar – yo no sabía que era una Hyuuga.


- Se casaron en secreto, los Hyuuga nos achacan que les robamos el secreto de Byakugan pero creo que simplemente se amaban y fueron contra las normas. Nosotros nos ganamos la mala reputación y no creo que vayamos a mejor en un buen tiempo.


- Ya veo. ¿Por eso os casáis solo con Uchihas? – preguntó Minato.


- Principalmente, así no tenemos que lidiar con problemas de otros clanes.


- Madara me dijo… que iba a dejarte ganar aquella noche de la competición.


- Mi hermano es un tipo difícil de entender pero… sé que se preocupa por los suyos, eso te lo garantizo. Le dije que me habría gustado casarme con un rubito – dijo sonriendo en plan de broma y Minato sonrió por primera vez.


- Te habría preferido a ti – le dijo Minato – al menos tú eres más atento que él.


- Descansa… ¿Vale? Ya sabes que si necesitas algo estaré al lado. Dejaré vigilancia en la puerta por si ocurriera algo, un par de Uchihas de mi plena confianza, estarás seguro con ellos.


- Gracias.


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