Estaba sentado en medio del patio de la prisión ninja sin nada que hacer cuando vio de reojo que algo se movía y fijando su atención en esa cosa vio que se trataba de una pequeña víbora color blanco. Parecía una lombriz de lo pequeña que era pero el peligris no se dejaba engañar fácilmente y sonrió torcidamente
¡Con que es la hora!—dijo antes de levantarse y dirijir sus pasos hasta la entrada de la prisión.
¡Hey tú!—dijo de pronto alguien y varios guardias y el carcelero se le acercaron--¿Qué crees que haces?—le increpó el jefe de la cárcel que desde que llegara había seguido cada movimiento de Kabuto con atención.
¡Oye!—dijo un prisionero a otro--¿Qué pretende si sabe que no podemos usar chacra en este lugar?—
¡No lo sé! Pero me han dicho que ese chico es de cuidado. Enfrentó a las cinco naciones él solo—dijo el otro.
Eso… no es posible—dijo dudando su compañero mientras ambos no perdían de vista las acciones del shinobi recién llegado.
¡Pues pensaba dar un paseo!—dijo con desparpajo el ex ninja medico.
¡Valiente idiota!—dijo uno de los guardias acercándose--¿Y como piensas salir si no puedes usar tu chacra?—se burló el guardia sin saberlo repitiendo las palabras del prisionero.
¡Yo no, pero… ¿Y ellas?—preguntó de pronto el ojos negros y por un momento todos se quedaron alertas sin entender hasta que el guardia se dio cuenta de que era una broma y lleno de ira caminó hacia el peligris.
¡Pende…--
¡SWAMMMMMMMMMMM!
Una serpiente en toda su gloria como de seis metros emergió desde la tierra justo debajo del sujeto devorándolo en el acto.
¿Sirve tener amigos fuera, ah?—dijo Kabuto con su sonrisa insolente.
Naruto llegaba de hacer las compras. Esta vez sorprendería al idiota de Sasuke. Prepararía el mismo una cena para chuparse los dedos y el teme debería agradecerle por la deliciosa comida que por supuesto sería ramen.
¡OYE IDIOTA! ¿NO CREES QUE AL UCHIHA TAL VEZ NO LE GUSTE EL RAMEN?—dijo Kurama.
¡Calla bicho!—dijo de pronto malhumorado el shinobi cuando al entrar al estar ve al otro parado en medio--¿Sasuke? ¡Creí que estabas de misión! ¡Vine a preparar una comida que te encanta…--exclamó mientras caminaba alegremente hacia el pelinegro luego de haber dejado las bolsas sobre la mesa ratona pero sus palabras se detuvieron de pronto cuando sintió el duro metal clavarse en su estómago al mismo tiempo que Sasuke volteaba. Atónito el ojos azules bajó la vista para encontrar el mango pegado a su piel--¿Sasu…--el otro sacó el objeto y Naru sin apoyo se desplomó sobre sus rodillas--…ke?—sus ojos buscaban en la cara del otro señal de que todo eso no era cierto aunque él y Kurama que no cesaba de gritar en su interior y de perjurar por el traidor, sabían que la herida era real. Normalmente no le hubiera causado un gran daño a un ninja poderoso como él pero de pronto se sentía exhausto y su pecho dolía.
En su mente ese dolor correspondía al desengaño por lo que el otro le había hecho pero no dejaba de lado la idea de que la daga estaba envenenada. Lo que más le dolía era la sonrisa torcida en la cara de su amado Sasuke. ¿Por qué él…?—se preguntaba al momento de desplomarse.