RECUERDOS DE SASUKE UCHIHA 2
Llegó el festival de la escuela en primavera y “Hell” tuvo una calurosa bienvenida por parte de los compañeros aunque el director no estaba muy convencido. La canción homónima que presentaron era un tanto escalofriante.
En una parte decía:
Burning! Now I bring you hell!
¡Quémense! ¡Ahora les traigo el infierno!
Free me to night! As the animal kings breathe their terror upon you!
¡Libérame esta noche! ¡Como el aliento de los reyes animales te aterrorizan!
Caught in the moment, engaging in my
Atrapados en el momento, con la participación de mi
Bloodlust tonight, now I can't control my venom's flow
ansia de sangre esta noche, ahora no puedo controlar el flujo de mi veneno
Get back from me demon, or be exorcised!
¡Vuelve a mí demonio o se exorcizado!
¿De donde sacas esas letras?—preguntó Sasuke a su amigo cuando le presentó la letra por primera vez.
Creo que tengo una imaginación muy activa. Al menos eso dicen mis tíos—le contestó el rubio que escondía sus propios secretos.
Después del festival Naruto lo invitó a tomar helado pero como siempre el pelinegro rechazó su insistencia. Tenía planes dijo y no quiso decir más. Naruto prefería pensar que con su tío.
Ninguno de ellos sabía que eso sería el comienzo del desastre.
Cuando el rubio llegó a su casa ese día sus tíos estaban arreglándose de manera muy especial.
¡Yo, Naruto kun!—dijo su tío más grande, su nombre era largo pero prefería hacerse llamar Bee, tenía bíceps de gladiador y le gustaba demasiado rapear en opinión de todos, Se estaba luciendo frente a un espejo--¡Prepárate! ¿Si? Hoy nos vamos a divertir y con muchas ganas vamos a salir. ¡Patear traseros es nuestra misión y lo hacemos con devoción!—canturreó el enorme rubio.
¿Qué? ¿Hoy?—preguntó entre sorprendido y entusiasmado el ojos azules.
¿No quieres venir? Pues caro te va a salir—dijo el grandote.
¡No, no! Tío Bee…--dijo el muchacho al tipo que se le acercaba. El tío era mal de la cabeza. Si le daba un porrón con la fuerza que tenía lo mandaría a una clínica. La última vez, cuando lo abrazó por su cumpleaños le rompió tres costillas.
¡Bee! ¡Deja al chico!—respondió el pelinegro que cerca se ponía unos guantes sin dedos—Naru kun esta es una muy importante misión para ser tu primera, si no quieres yo…--
¡No tío Hayate!—dijo el menor--¡De veras estoy emocionado!—
Hayate era como el estratega del grupo—Descubrimos donde se esconden una antigua familia de vampiros—
¿Son los que mataron a mis papás?—preguntó el joven de pronto serio.
¡No sé, Naru, tal vez!—dijo Hayate con la mirada algo triste. Todos eran cazadores de vampiros. Los padres de Naruto también lo habían sido.
Naru no quería creerlo. Debía ser un error. Esa no podía ser la casa--¡Tengan cuidado!—dijo Hayate a los demás mientras subían por los escalones que daban a la vereda frente a la casa señorial de ladrillo. Naruto estaba concentrado. Gekko abrió la cerradura como un maestro, sin ruido y con rapidez. Detrás de él entró Naruto y cerrando la comitiva Bee pues era posible un ataque por detrás, detrás de un pequeño hall se abría un inmenso y alto estar, Gekko entró despacio, sigiloso.
¡Entrar así a nuestra casa! ¿Creían que no los estábamos esperando?—dijo una voz desde lo alto. El pelinegro levantó la mirada a la pared que se alzaba casi encima de él pues acababa de salir por el vano de la puerta. Todo era una trampa. Ellos los habían estado esperando. Unos ojos rojos le devolvieron la mirada desde lo alto, el vampiro apoyaba cómodamente sus pies en la pared casi en el techo, justo encima suyo. La espada desenvainada de Gekko quedó en el aire mientras miraba esos ojos rojos—¡Los incineraré hasta las cenizas!—amenazó el vampiro.
Por la mirada de su tío, Naru supo donde se encontraba el enemigo antes de salir del hall es por eso que al salir de este miró directamente en esa dirección llevado más por los impulsos que por la razón. No en vano había hecho ese trato con el demonio de nueve colas para ser más poderoso y erradicar a todos los vampiros de la Tierra. Su niñez se la pasó entrenando para llegado el momento del contrato ser un tipo fuerte y capaz sin posibilidad de ser dominado por la oscuridad en el corazón del demonio con el que compartiría el resto de la vida. A los trece asumió el contrato con ese extraordinario demonio que le prometió su poder a cambio de la diversión que le ocasionaría enfrentarse a los hostiles vampiros. Desde milenios atrás ambas razas se odiaban por considerar a la otra inferior y los humanos habían utilizado eso como ventaja para deshacerse de sus predadores.
De pronto su corazón se congeló y dejó de respirar. ¡No podía ser verdad!
Un nudo en la garganta y un dolor inmenso en el pecho. ¡No podía ser! ¡Él no podía ser…
¡…Sasuke!
¡…Naruto!
Sus ojos rojos, ambos pares, se encontraron un momento antes de que el poder del Uchiha se liberara ya que antes de verlos había comenzado la invocación y un devastador fuego negro se liberó antes de que pudiera detenerlo. Una vez lo vio desde atrás su mano se extendió mientras su corazón se quebraba.
Naruto percibió como se acercaba ese negro fuego que le era desconocido y lo combatió con lo único que podía lograrlo. El fuego de su demonio interno. Gracias a él lo mantuvo a raya hasta que sus tíos y él lograron salir de la casa. Mientras Bee se quejaba y maldecía y Hayate intentaba que se calme con regaños el ojos azules se quedó mirando la casa en llamas.
Sasuke era un vampiro y después de reconocerse mutuamente estaba seguro de que jamás lo volvería a ver. Su mente estaba aún pasmada mientras un sentimiento muy extraño se apoderaba de todo su ser.
Naruto miraba de vez en cuando el asiento vacío. Había sucedido como él creía. Era lo lógico luego de que el otro se enterara de que era un cazador, pero… Le dolía tener razón. Estuvo mas callado de lo habitual ese día aunque todos sus amigos intentaron confortarlo.
Diario por tres días intentó no pensar en él pero raramente faltaba a su aparición en el segundo patio. Miraba el bache, ahora restaurado, y recordaba la sensación del beso.
Sasuke llegó al instituto, saltaba por los techos con su enorme habilidad, de pronto se encontraba observando ese patio. Donde Naruto y él se reunían. Era casi imposible de asimilar que el otro se hubiera convertido en su enemigo. Mientras miraba sin ver el pedazo de cemento y rejas una cabeza rubia apareció en su campo visual alertando sus sentidos. Uzumaki estaba de espaldas a él. Era imposible que le viera. ¿Qué hacía ahí? Debía ser difícil para él también, se dijo el Uchiha.
El rubio de pronto se sintió observado y volteó, mirando atrás y sobre el edificio pero nada había. Volvió su vista al suelo antes de que la voz interna le hablara, la del nueve colas.
¡No te equivocas! ¡Estuvo aquí!—le dijo él y el ojos azules sufrió un sobresalto de anticipación mientras miraba el lugar en que había percibido la mirada--¡Si vas tras él tal vez lo alcances!—añadió el zorro.