Sakura vio como los dos Kakashis y un Obito salían del bosque inmediato mientras se dirigía a aquel que permanecía tirado en el suelo inconsciente. Kakashi sensei que había visto la dirección de sus pasos se dirigió al mismo lugar tras ella.
Despacio se agachó junto al durmiente y miró sus vendajes. En verdad no le importaba que se muriera pero ese hombre tal vez pudiera revertir lo que fuera que le habían hecho al otro Naruto. Pensando en eso estiró la mano para tocar las vendas.
Entonces todo fue humo y un tronco apareció en el lugar en que supuestamente descansaba Yakushi Kabuto.
¡Sustitución!—murmuraron ambos ninjas.
Yakushi era considerado un extraordinario shinobi, prueba de ello fue su traición a Konoha por seguir a Orochimaru, su infiltración en los exámenes chunin y lo más destacado, su papel en la guerra ninja que llevó a cabo no contra una sino contra todas las naciones ninja e incluso contra la nación del metal y sus samuráis.
Hatake y Haruno supieron que debían ir tras él de inmediato acortando lo máximo posible su zona de escape. Debían avisar a los otros ninjas pero solo el Obito de esa dimensión estaba presente y era un médico, tampoco podían encontrar a Varu o a Sasuke lo que en ese momento solo aumentaba su nerviosismo.
Estaban por entrar al bosque cuando dos de los que no estaban presentes salieron de este—¿Qué esta pasando?—preguntó Itachi Uchiha 3 al verlos nerviosos.
Yakushi desapareció. Usó una técnica de sustitución en algún momento en que estábamos ocupados—le dijo Haruno, Hatake no estaba muy contento conque los encontraran saliendo para el bosque pues podía malinterpretarse la situación, como efectivamente ocurrió.
Y ustedes pensaban ir tras él sin avisarnos—dijo el Uchiha, la sospecha en su mirada.
Mientras tanto…
Kabuto no planeaba fugarse. No de inmediato al menos. Pensaba obtener lo que tanto ansiaba y por ello exploraba el bosque, porque sabía que ese insensato shinobi estaría en algún lugar…
¡Se quedó atónito! ¿Qué diablos era lo que veían sus ojos que se llevaría la chingada? Sobre una mujer que se parecía increíblemente a Uzumaki estaba… ¿Sasuke? Oía sus gemidos con claridad pese a estar a al menos 100 metros de distancia.
¡Un momento! ¡Eso no era posible!
Entonces se dio cuenta de que…
…los sonidos se sentían de muy cerca, más o menos desde 50 centímetros. Miró con desasosiego el arbusto al lado del que estaba parado. Tendría que haberse ido pero su curiosidad fue mayor. Despacio como todo gran shinobi separó las ramas, sin hacer el menor ruido, entonces, justo cuando iba a ver a través de este, un líquido ensució sus lentes. Confundido sacó la cara del vegetal y se tocó los lentes sucios para explorar el líquido blanquecino. Como médico supo de que se trataba y abrió los ojos con estupor.
Entonces el grito cercano lo sorprendió—¡Ya deja de fastidiar, datteba…!—Naruto se levantó de detrás del arbusto y se quedó perplejo al encontrarse frente a Kabuto, un momento después se sorprendió más de lo que veía en sus lentes, entre las manchas de líquido algo se veían dos puntos negros que eran sus ojos—¡Pervertido!—gritó con todas sus fuerzas—¡Te voy a matar!—entonces empezó una persecución por la dignidad, las ofensas y que el idiota se llevara el secreto de lo que vio a la tumba.
De repente Kabuto vio aparecer al Uchiha a cuatro pasos del Uzumaki y se quedó tan sorprendido que no atinó a actuar antes de que el rubio intentara tirársele encima. Para su sorpresa el ojos azules no logró alcanzarlo y descubrió con pasmo que era porque tenía los pantalones a media pierna y se le enredaron.
De pronto se fijó en el Uchiha y lo vio afanado atándose… ¿Los pantalones? ¿Qué diablos pasaba ahí? ¡Porqué tenían los pantalones aba…?
Abrió los ojos con estupor. Recordó los gemidos que oyera antes.
¡Ustedes… son unos pervertidos!—acusó Yakushi mientras los señalaba con el dedo.
¡Teme! ¡Agarralo!—gritó desde el suelo el nervioso Naruto. Yakushi vio que era momento de escapar y así lo hizo.
¡Teme!—le gritó el frustrado rubio con el ceño fruncido.
¡Oye idiota! Al menos yo no salto con los pantalones abajo—le gritó el pelinegro mientras terminaba de atarse el cinturón y salía raudo tras el de lentes.
El ojos azules rodó por el suelo para ya boquiarriba ponerse el pantalón.
¡JA! ¡SI QUE LA HICISTE BUENA AHORA NARUTONTO! MIRA QUE CAER DE ESA MÍSERA FORMA ANTE UN SHINOBI COMO ÉL POR TENER LOS PANTALONES ABAJO Y NO PENSAR EN SUBIRTELOS. ESE UCHIHA YA SE DECEPCIONO DE VUELTA DE TI—recriminó el buen Kurama.
Naruto estaba rojo de la vergüenza y con el ceño más fruncido por culpa del bijuu. Entonces se percató de unos ojos que lo miraban atentos.
Minutos antes. Sasuke se descargó dentro de Narutoko mientras un beso pasional los abrasaba. Entonces ambos, cuando la relajación se apoderaba de sus cuerpos, escucharon…
¡Pervertido! ¡Te voy a matar!
Ambos reaccionaron como los ninjas que son y se levantaron para recordar que no estaban del todo vestidos pero un ninja es rápido, a menos que no encuentre su bombacha.
¡Sasuke! ¿Qué le hiciste a mi ropa interior?—preguntó la rubia rastreando el suelo con la vista.
¿Huh?—preguntó él que no se decidía en ir tras el alboroto y dejarla sola allí en semejante situación y por concentrarse para usar el sharingan pues no le había prestado mucha atención.
De pronto vio que ella lo miraba con los ojos azules grandotes y eso le llamó la atención.
¿Y tú que me ves así?—preguntó Uchiha.
¡Jajaja!—estalló ella en risa descontrolada.
No hay nada peor para Sasuke Uchiha que verse atacado en su orgullo de eximio shinobi.
¡Deja de reírte!—le ordenó a la ojos azules.
Primero sácate mi ropa interior de la cabeza. ¿Si?—le dijo entre risas Uzumaki.
El Hokage se puso tieso y con una mano sacó sin mirar la prenda, una tanga colorada. Su orgullo estaba muerto y enterrado. Le pondría flores en su tumba.
Ella tomó de sus manos la prenda y se la colocó mientras el Hokage se deprimía.
¡Tranquilo teme! No voy a decirle a nadie a menos que me hagas enojar—dijo mientras se la ponía y luego lo miró con una risa perversa. Pagaría caro ese error, le decían sus ojos.
Entonces ella agarró su mano y lo haló dentro del bosque donde de pronto se toparon con el “Naruto maldito” quien trabajaba para ponerse los calzones.
De pronto el otro se quedó quieto, al presentir su presencia y los miró a los ojos.