Tenían que encontrar a Yakushi, todos pensaban en la posibilidad que escapara mientras se dirigían al maldito bosque y entonces Obito 3 se interpuso en su camino.
¿Qué está sucediendo?—preguntó con incertidumbre.
El prisionero escapó y nuestros amigos de la otra Konoha no querían decirnos—dijo Itachi al otro Uchiha.
Ya he tenido experiencia con las mentiras de esos sujetos—dijo Obito 3 a Itachi mientras miraba a Kakashi. Era lógico en lo que estaba pensando mientras Sakura se sentía ofendida pero no le dio tiempo a reclamar.
Algo me lo ha dicho—dijo Itachi cuando Obito le preguntó por el Hokage—Creo que entró en el bosque—dijo vagamente sin querer aclarar el porque.
Lo importante es capturar a Yakushi—dijo Kakashi tratando de meterle urgencia a la cuestión, sobre todo porque tenía miedo de lo que ese loco podía hacer.
Obito 2 regresó con su familia después de terminar su inútil charla con Kakashi san que estaba de nuevo sentado y huraño cerca de estos. Sasuke lucía preocupado pues en todo el rato Naruto no había dado más señas de vida que su respiración.
¡Tranquilízate!—le dijo a su agobiado sobrino—¡Naruto kun es fuerte! Va a superarlo. ¡Ya verás!—después de decir eso Sasuke volteó a mirarlo y es así que solo Obito vio los ojos de Naruto tras él--¿Ves? Solo había que esperar. ¿Quieres un poco de agua, Naruto kun?—dijo acercándose con beneplácito el Uchiha mayor al Uzumaki, mostrándole la botella. Naruto entonces pasó sobre él como un flash, dirigiéndose al bosque—Cuando hay que ir, hay que ir. ¿No?—dijo Obito 2 algo confundido.
Sasuke 2 estaba angustiado. Por unos segundos vio su mirada y supo que ese no era su Naruto, seguía bajo el control de alguien más. Volteó a decir a los demás lo que estaba pasando cuando se dio cuenta de que ya no estaban ahí.
Kakashi 2 había estado tan inmerso en su rabia que no se había dado cuenta que los habían dejado solo. No es que le agradara la compañía de todos esos extraños y semi-extraños. Es que se sentía más seguro con ellos a su alrededor y al darse cuenta de que ya no estaban el pánico comenzó a llegar en oleadas.
Nos han dejado solos y se han ido. Esto pinta feo—dijo mientras los demás pensaban que tal vez los demás habían sido atraídos hacia una trampa.
¡Un momento!
¿No habían traído con ellos a uno de los tipos que secuestró a Naru?
Tres pares de ojos pestañeando al unísono, dos mirando a uno y uno mirando a dos. Hasta que la sensación le pareció inaguantable.
¡Hyyyyyyaaaaaaaa!—gritó Naruto antes de saltar como una bola de goma mientras tiraba hacia arriba de sus pantalones.
¿Qué rayos estabas haciendo tú aquí?—preguntó Sasuke “el Hokage”.
El otro se paró todo tieso mientras le daba la espalda tratando de inventar una excusa plausible con su mente confundida por la vergüenza y el gentil Kurama se apiadó de él.
¡DILE QUE NECESITABAS HACER TUS NECESIDADES RETIRADAMENTE!—
Necesitaba hacer mis necesidades retiradamente—repitió el rubio.
¡Y justo elegiste este lugar!—dijo sin fiarse de su palabra el pelinegro.
Sí, eso suena muy sospechoso Sasuke—dijo la rubia que de pronto lo había vuelto a llamar así. No era que Sasuke lo odiara pero ante otra gente…
¡Sí! ¡Aquí! ¿Por qué? ¿Hay algo que no debiera ver?—preguntó Naruto sorprendiendo a ambos, tenía una sonrisa de “yolosétodo” pintada en el rostro.
¡NARUTO, CREO QUE SE TE OLVIDA ALGO IMPORTANTE!—dijo en su interior Kurama.
“¿Qué?” preguntó interiormente el ojos azules mientras se fijaba en el incómodo par.
¡COMO QUE TIENES ALGO QUE PERSEGUIR! ¿NO?—preguntó el zorro y el jinchuriki volvió a la realidad.
¡Ah!—gritó con todas sus ganas y los demás asustados saltaron hacia atrás en poses defensivas.
¿Pero qué rayos te pasa, Naruto? ¿Te has comido un hongo alucinógeno o algo así? ¿Es por eso que gritabas como un desgraciado que ibas a matar a alguien?—preguntó el desconfiado Sasuke 3.
¡Kabuto!—expresó el ojos azules.
¡Pensé que te llamabas Naruto!—dijo algo confundido el Uchiha.
¡Yo no, idiota! ¡Hablo de Yakushi, datebayo! ¡Se escapó y pasó por aquí!—le anunció el Uzumaki.
¿Hablas del prisionero?—preguntó el ojinegro.
¡Al fin lo cazas! Si no lo capturamos pronto ese imbécil puede hacer mucho daño—anunció Naruto.
Es sapiencia popular que las ortigas no son buenas para pasarlas por la piel expuesta. Claro que todo el mundo lo sabe. Lo que a veces uno no se fija por estar pensando en otras cosas.
Es así que en su marcha Naruto estaba siendo torturado. Por su incipiente picazón en una parte muy importante de su anatomía y por cierta risa en su interior.
El desgraciado de Kurama percatado de lo que le ocurría se estaba riendo a mares de su sufrimiento mientras el increíblemente aguantador Naruto Uzumaki, “jamásretrocederéantemipalabra” contenía las lágrimas de su sufrimiento mientras caminaba muy durito. El Hokage estaba siguiendo las pistas que el escape de Kabuto y el seguimiento de su otro yo estaban dejando a su paso. Era muy buen rastreador como su hermano lo era. Solo esperaba que Itachi ya se hubiera dado cuenta del escape y viniera en busca del fugitivo ya que se sentía nervioso por su aldea.
¡NARUTO!—escuchó una voz en su cabeza el mencionado. Se notaba que el otro intentaba con poco éxito sonar sereno.
“¿QUE?” preguntó con mala leche el precavido shinobi.
¿POR QUÉ NO TE RASCAS?—preguntó el bicho.
“¡Serás imbécil!” dijo interiormente el fastidiado Uzumaki mientras se percataba del efecto de las palabras de su enemigo interno.
¡SE SIENTE TAN RICO CUANDO TE RASCAS! ¡LA PICAZÓN DESAPARECE Y UNO, UYUYUY!—dijo el nueve colas aullando la ultima parte.
El desgraciado Kyuubi sabía que eso le provocaba más tentación de rascarse pero es que no se animaba a hacerlo mientras saltaba y menos siendo custodiados por su versión femenina y su novio Uchiha.
¡PODRÍAS PEDIRLE A SASUKE QUE TE LOS RASQUE! DE SEGURO ESTARÍAS EL DOBLE DE SATISFECHO. ¡UYUYUY!—dijo el mentado biju.
Naruto quedó todo rojo de repente ante la idea porque eso le mostró una imagen de Sasuke haciéndolo, ante su distracción piso mal una rama y terminó con la cabeza enterrada en el suelo.
Narutoko y Sasuke 3 bajaron a ver si estaba bien.
¿Necesitas algo, Naruto?—preguntó Narutoko toda preocupada.
¡Ráscame las bolas, dattebayo!—lloró el muchacho con la cabeza enterrada y sin poder más pues ahora no solo picaba sino que dolía gracias a la grandiosa idea de Kurama y su pervertida imaginación.
Ambos, Sasuke 3 y Narutoko se quedaron mirando estupefactos el cuerpo medio enterrado. Entonces la rubia frunció el ceño y en un segundo lo mandó volar de una patada.