Los labios de Naruto rozaban desesperadamente los de Sasuke mientras el pelinegro se preguntaba que estaba pasando con su amigo. Este soltó sus muñecas para ir a por su espalda, pegándolo contra si.
¿Qué haces, imbécil?—dijo jadeante el ojos negros mientras las manos del rubio se inmiscuían entre sus ropas y el calor se intensificaba.
Los jadeos aumentaron mientras el ojos azules besaba y mordía ahora su cuello--¿Crees que voy a caer con eso Sasuke? Puedo sentir como te sientes—dijo Uzumaki tocando el paquete.
¡Alé-jate!—dijo Uchiha tratando de sacar su mano pero el otro se lo impidió evadiéndola para posarse de nuevo sobre la dura erección encerrada en los pantalones del pelinegro.
Sé que te gusta que te toque—murmuró con voz casi siniestra el ojos azules.
Sasuke sintió como sus mejillas se coloreaban mientras su cuerpo se arqueaba.
¡No!—dijo apenas.
¡Sé que es lo que quieres!—dijo el rubio.
¿Naruto?—preguntó la pelirrosada al verlo a su lado escondido entre los matorrales--¿Qué haces ahí?—preguntó después, se sentía algo agradecida de no encontrar lo que pensaba. El otro en silencio le señaló el lado contrario al que él estaba. Ella volteó y vio a Sasuke, estaba tendido en el suelo.
Lleva rato ahí tirado—le dijo.
¿Y por que no has ido a ayudarlo?—preguntó ella ofuscada de que el otro no hubiera intentado auxiliar a Sasuke.
¡Lo hice!—dijo el ojos azules.
Lo empecé a revisar pero empezó a quejarse y a decirme que no lo toque. Parece que no está despierto pero lo está—informó el otro.
Esto puede ser grave y tú lo dejas así—dijo la ojos verdes yendo a oscultar a su compañero.
Cuando llegó a su lado empezó a mirarle la cabeza pero como no encontró nada empezó a rebuscar en su cuerpo levantando parte de la ropa. Entonces el ojos negros abrió los ojos, la agarró y azotándola contra el piso le gritó--¡Te dije que no me toques, idiota!—un momento después parpadearon ambos confusos pues el ojos negros no pensaba que tendía ante si a Haruno y esta se preguntaba que le pasaba a Sasuke.
¡¿Ves?! ¡Por eso no quería acercarme ¡Está como rabioso o algo!—dijo el rubio apuntando a Sasuke desde una prudente distancia. El ojos negros lo miró al sentir su voz y luego de oir eso frunció el ceño.
¡Voy a matarte, Naruto!—gritó antes de lanzarse en su pos de nuevo.
¡Oh rayos!—dijo el otro antes de salir disparado de nuevo mientras se preguntaba que había hecho para desatar la furia del otro ahora.
¡NADA! SOLO LO LLAMASTE PERRO RABIOSO. ¿UBICATE NARUTO!—dijo Kurama algo condescendiente.
“Yo nunca le dije perro” se defendió el ojos azules mientras saltaba por las ramas.
¿Y bien? ¿Dónde está Naruto? Oí su voz—dijo Kakashi mientras Obito 3, Sasuke Hokage, Narutoko, Itachi, Shisui y Kabuto aparecían tras él.
La pobre Haruno que recién se había levantado de la tierra le contestó apuntando a otra parte del bosque—Se fueron por allá—parecía algo cansada de esos dos.
¡Uy! ¿De nuevo? Pero que energía tienen esos dos—dijo antes de voltear para consultar un nuevo plan, en el camino se habían encontrado con el prisionero y los faltantes pero ahora faltaba gente--¿Dónde están los demás?—preguntó viendo que no estaban ni Kakashi ni Obito 2, tampoco el otro Naruto o el otro Sasuke.
Sasuke 3 se encogió de hombros—Deben haberse quedado atrás—lanzó un suspiro—Tendremos que regresar por ellos—añadió el Hokage.
Yo no tendría tanto apuro—dijo el peligris captando la atención de todos—Al menos dos de ellos tienen mucho que arreglar—
En otro lugar Naruto 2 jadeaba recostado bajo un árbol--¡Que nos van a descubrir Sasuke!—se quejó apenas. Su marido despojó sus caderas de ropa mientras sus labios se entretenían con el lóbulo de su oreja—Tenemos que esperar. El bebé…--dijo el rubio pero fue interrumpido.
Él bebé estará bien. Quiero que me escuches bien—dijo el otro levantándose un poco sobre el otro para mirarlo a los ojos—No quiero que vuelvas a hacer lo que hiciste. Te pusiste en peligro al igual que a él. Nunca vuelvas a hacerlo—le advirtió con mirada intensa.
No es como si lo hubiera hecho queriendo, Sasuke. Ese tipo me hizo algo. ¿No es lo que tu me dijiste?—preguntó el ojos azules.
¡Da igual! Tú me perteneces. Aunque alguien más quiera que tú hagas algo no debes obedecer. ¡Jamás!—dijo el ojos negros a su marido que después de un momento sonrió.
¡Me esforzaré, Sasuke kun!—le dijo su esposo sabiendo que el otro sentía tanto miedo de perderlos que por eso hablaba sin sentido.