Hatake iba a salir cuando la noticia le llegó en un flash. Su astuto clon se había lastimado así mismo para que le información conseguida llegara al original sin demora.
Kakashi quedó estupefacto a un paso de saltar por la ventana. Eso significaba que el verdadero Kabuto estaba suelto, se dijo.
-Es todo lo que podemos hacer de momento—dijo Obito 2 a Sasuke y Sakura mientras ella le ayudaba a levantarse. Kakashi san había observado todo el tiempo. Obito había hecho lo mismo que él pero era difícil decir si eso funcionaría ya que el rubio no era un vampiro.
Sakura miraba a Naru sin querer de vez en cuando y el vampiro se apiadó de su obvia preocupación--¡Déjame! Estaré bien yendo solo—le dijo a la pelirrosada.
Pero Obito san—dijo ella preocupada.
-¡El no va solo!—objetó el peligris y ella lo miró con desespero como una niña que presiente que sus padres pelearán.
Fue por eso que el sensible vampiro no objetó pero traspasada la puerta de Naruto se desasió de su pareja.
-Puedo ir perfectamente sin ti—le dijo cambiando de actitud radicalmente. Se sentía cansado y afectado de los nervios y no era de extrañar con todo lo que había pasado. Eso lo comprendió el peligris pero de igual manera replicó.
-Iré contigo quieras o no—le advirtió el abogado.
-¿Por qué te empeñas? Creí que ya todo estaba claro entre los dos. Tú ya no quieres estar conmigo, no consideras ser padre y yo ya me cansé de ti y tu amistosa actitud—le dijo el pelinegro con cierto desdén que al otro le dolió aunque sabía que se lo merecía.
-Eso fue en el pasado. Aunque no estoy esperando que me perdones ahora mismo. Debes saber que he cambiado—le contestó sinceramente Hatake.
-¿Y que te ha hecho cambiar?—preguntó casi con sarcasmo Obito y entonces vio como el otro lo miraba y se tornó nervioso por lo que implicaba—Deja de jugar conmigo—le gritó después tratando de alejarse medio débilmente pero el otro lo agarró con fuerza.
-¡No juego contigo!—le dijo pasional Kakashi y Uchiha tembló como solo lo hacía cuando era él quien lo tocaba.
Algo más pasó. Obito sintió cierta necesidad que nunca había sentido antes. Una necesidad ancestral y hasta ahora desconocida para el pelinegro. De pronto deseaba ese cuello. Devorarlo y succionar de él el líquido vital.
Se asustó y sus ojos lo reflejaron poniéndose rojos.
-¿Qué te pasa, Obito?—preguntó preocupado Kakashi al ver su mirada.
-¡Nada! ¡Aléjate de mi!—le dijo con pánico mientras trastabillaba hacia atrás.
Hatake detuvo su caída y lo sostuvo con fuerza en medio del pasillo. De pronto su mirada se notó segura.
-¿Quieres beber mi sangre, no es así?—preguntó el abogado.
-¡No!—negó el asustado Uchiha.
-Has pasado por mucho. Por supuesto que la necesitas para recuperarte—le dijo el peligris y en su interior el otro estuvo de acuerdo pero él no quería morder a Kakashi. En realidad le asustaba la sensación de desear ingerir su sangre pues jamás sintió tal necesidad en su vida y temía que eso lo cambiara para siempre--¡Bébela!—lo animó el otro para su sorpresa y esta vez en sus ojos no había atisbos de temor o lujuria.
Era un Kakashi distinto. Menos lleno de si mismo.
-Anda, bébela—le susurró el otro torciendo el cuello para que lo viera bien.
-No puedes estar hablando en serio—dijo el pelinegro algo temeroso y sorprendido.
-No es como si me gustase pero tampoco me disgusta salvarte con mi sangre—dijo el peligris.
-Esto no es un castigo que debas aguantar—dijo casi desesperado Obito y el otro lo abrazó con fuerza.
-No. Esto es porque te amo—le susurró al oído y la revelación recorrió todas las fibras del cuerpo del otro. Su aroma penetraba su nariz con la fuerza de un arremolinado huracán y en sus oídos sus palpitaciones se oían como un terremoto acaeciendo. Sus manos se aferraron a la tela de su saco mientras lo empujaba contra la pared para terminar extrayendo su sangre con un mordisco ancestral.
Sasuke estaba parado en una esquina mientras Sakura tomaba la fiebre de Naruto. Se sentía como una presencia ominosa y sus ojos le taladraban la espalda.
-Si tienes algo que decir dilo—dijo la pelirrosada.
-Mas vale que esto funcione—solo reflexionó el Uchiha. Ella se volteó a mirarlo y lo sorprendió su rojiza mirada, su ceño fruncido y su pose tensa.
Ella relajó su rostro—No temas Sasuke. Nadie se llevará a Naruto—