Ni bien cerraron la puerta el muy compuesto Hokage tiró las cosas que tenía sobre la mesa de un manotazo. ¿Cómo diantres se atrevía? ¡Maldita sea! ¿Cómo es que aún seguía hirviéndole la sangre cuando ella le hablaba así? Esas reacciones debió superarlas hace mucho. Se suponía que no debía reaccionar como ella quería pero no por eso podía lograrlo. Al menos podía evitar que alguien lo viera. Sacó del cajón del escritorio aquella vieja foto del equipo 7. Eran sus primeros días como genin. Aquellos en los que aún no sabía en cuan importante se convertiría Narutoko. También podía ver los ojos de Kakashi san sonriendo. Los que no quería mirar era los de su “queridísimo compañero” Sai. ¡La sabandija!
Aún podía oír esa irritante cancioncilla que le daba por cantar después de que se le confesara a Narutoko y ella lo rechazara en favor de él.
¡Sasuke y Narutoko sentados en un árbol!
¡Uno le da pan, el otro le da un beso!
¡Sasuke y Narutoko sentados en un árbol!
¡Cuidado con el porrazo!
Porrazo se había llevado el muy hijo de su madre. Siempre tratando de interferir con sus malditas bromas pesadas.
Los ojos azules miraron hacia arriba pasmados mientras las cristalinas gotas se agolpaban en pelo y ropa y se encontraron con unos ojos similares.
¡Hey tú! ¿Qué se supone que estás haciendo idiota?—preguntó la chica de cabello largo y rubio a su otro yo que miró hacia la rama donde instantes antes estaba… pero el muy hijo de la suerte ya no estaba allí. Lo había dejado como… como… pues como un conejo o algo así. Naruto no recordaba como se llamaba el mentado bicho ese.
De pronto Naruto percibió los ojos blancos sobre él también. El Byakugan irritado encendido y de pronto una expresión de pasmo y de sospecha--¿Quién es ese tipo?—podía ver el chacra del Kyubi dentro de él también y eso ponía nervioso a Neji.
Es solo un tonto que dice que es mi otro yo así que supongo que después de lo que voy a hacerle voy a ser hija única de nuevo—respondió Narutoko sonándose los nudillos y mirando con fijeza a Naruto.
¡Eto! ¡Yo no fui!—le contestó algo nervioso ante su mirada el rubio.
¡Eso lo dicen todos!—dijo la joven mujer casi gruñendo.
¡Fue Sai, él estaba aquí!—dijo Naruto tratando de convencerla.
¿Ah si?—no lucía muy convencida.
Si, cantaba una tonta canción de tú y Sasuke en un árbol y tenía una cubeta con agua—le dijo el joven genin.
¡Naru chan!—dijo el Hyuga posando su mano sobre uno de los brazos de ella y ella lo miró. “¿Naru chan?” pensó Naruto con un deje de tic en su ojo—Puede que esté diciendo la verdad. Esto es algo como lo que él suele hacer—añadió y ella casi con pesar bajó los brazos.
¡Si, tienes razón, Caramelo! ¡Ese idiota! Se está pasando de la raya. ¡Me dan unas ganas!—dijo ella volviéndose a poner violenta.
¡Ca-ra-me-lo?—preguntó Naruto en voz alta tratando de procesar que su otro yo llamaba caramelo a uno de los pocos ninjas que podían hacerle frente. En especial a Neji Hyuga. El susodicho lo miró como si él le hubiera tirado ácido sulfúrico y quisiera vengarse de la misma manera.
Luego volvió su vista hacia su novia y le dijo--¡Cálmate mi cielo!—dijo el ojiblanco. ¿Cielo? Se preguntó Naruto entonces pero otra sorpresa opacó las que se venía llevando. Ella lo hizo ni bien oyó su voz de nuevo—Esto terminará cuando pase la boda—
¿Bo-da?—preguntó ahora Naruto.
¿Acaso te dejaron caer de bebé? Si. Boda. Es cuando uno jura con la persona ideal que estará con ella por siempre y que tendrán hijos y que no se separarán pase lo que pase hasta que se mueran, “Bo-da”—le contestó la muchacha de ojos azules al muchacho de ojos azules. Una respuesta similar a otra que le dio cierto pelinegro.
“La edad no importa si encontraste a la persona ideal debes apartarla y punto.”
Después ambos se trataron de ir pero Naruto tenía una duda--¿Por qué Sai cantaba sobre Sasuke y tú cuando tu venías con Neji?—era una pregunta lógica.
La rubia le miró con ira y luego le respondió--¡Pregúntaselo a tu madre!—después ella y Neji voltearon y se fueron de ahí.
¿Qué había sido todo eso? Se preguntó Naruto.
En otra parte de la aldea alguien trataba de despejarse pero cierta lapa rosada no lo dejaba ni a sol ni a sombra. Esta bien que hubiera vuelto a ser un genin de Konoha y que era necesario que lo vigilaran por si acaso decidía reincidir en sus crímenes o desertar de la aldea de nuevo ya que estaba en un territorio difícilmente alcanzable pero… ¿La vigilancia tenía que ser tan ruidosa?
¡Mira Sasuke kun! ¡Que tienda más bonita! ¡Mira Sasuke kun! ¡La academia! ¡Mira Sasuke kun…--
Tenía ganas de taparle el hocico. Y es que Sasuke kun necesitaba paz porque también tenía mucho en que pensar.
No era que lo que había pasado en la otra dimensión no le hubiera afectado es que él sabía disimularlo. Mucho mejor que Naruto, por supuesto.
Y es que le había nacido una duda.
¿Por qué rayos su otro yo se había casado con Naruto?
De verdad a pesar de ser cantantes y eso, los otros se parecían bastantes a ellos en personalidad si lo pensaba bien. Entendía que en un mundo de hombres donde algunos fueron modificados para traer vida su igual no había tenido opción que buscar a un hombre para formar familia. No era estúpido. Pero… ¿Por qué de todos los hombres del universo a su igual se le ocurrió escoger a Naruto? Era eso a lo que no le encontraba lógica y sobre todo… El otro aseguraba que Naruto era su persona ideal. ¿Cómo podía ser que su otro yo pareciendo tan centrado dijera semejante burrez? Era tan lógico como pescar en el desierto y eso molestaba mucho a Sasuke Uchiha por lo que sus nervios estaban a punto de reventar gracias a la insistencia de Sakura de perseguirlo y hablarle todo el rato. Entonces al doblar la esquina de una calle con todo el empuje de la juventud, al decir del buen Lee, no miró por estar disgustado y se chocó con una persona.
Lejos de disculparse iba a insultarlo para descargar su malhumor cuando al levantar la vista pues el otro era más alto descubrió unas muy conocidas facciones que lo miraron con sorpresa y algo de sospecha.
¿Quién eres tú?—le preguntó Un Itachi Uchiha de treinta y pico de años.
Su corazón se heló. ¡Claro que era probable que en este mundo su hermano no se hubiera distanciado de Konoha y siguiera vivo! Eso era totalmente plausible. Pero él gracias a las cosas que le estaban hirviendo en la cabeza no se había puesto a pensar en ello. Verlo allí era tan doloroso para su alma culpable.
¡Oye chico! ¿Quién eres?—preguntó su hermano mayor sin darse cuenta que era él.
Yo…yo… ¡Olvídalo!—dijo en un ataque de soledad y tristeza el menor.
Pero que gracioso nombre—dijo el mayor y cuando el otro lo miró estaba sonriéndole abiertamente.
Entonces Sasuke pensó: “En este mundo quizás nunca tuvo que ser un Anbu. Nunca cometió los asesinatos del clan. En este mundo es libre. En este mundo es feliz” De pronto el menor sintió angustia y alivio en su pecho. Alivio de que su hermano, aunque fuera en un mundo alterno pudiera ser feliz y angustia porque en verdad no podía decirle quien en verdad era sin embrollar todo. ¿Y para qué?
¡Oye Itachi! ¿Vas a dejarme cargarlo todo a mí o qué?—alguien ladró desde el otro lado de la calle.
Sasuke nunca en la vida se imaginó que un ser humano se atreviera a hablarle así a su hermano. Miró al otro lado de la calle y vio a otro Uchiha con dos bultos realmente grandes parado en la vereda de enfrente.
Al mirar hacia su costado nuevamente Sasuke vio una media sonrisa en la cara de su hermano, pero esta no era de felicidad. Sus ojos decían “Ya vas a ver idiota” mientras su boca decía por el costado--¡Quédate aquí, chico! Mi amigo necesita una ayudita—
Sasuke nunca había tenido oportunidad de ver a su hermano real en tal estado y hacerlo en ese lugar le producía cierto… ¿Interés?