Sasuke 2 llevaba con delicadeza a su Naruto, tomaba su mano con una suya mientras con su otro brazo le rodeaba gentilmente. Mirar esa escena trajo sentimientos raros en las dos Sakuras que los observaban dirigirse a sus cuartos recién reservados. Estaban en el hall de la posada con todos medio ocupados de si mismos pero esa escena no pasó desapercibida para ninguna de las pelirrosadas.
Al menos tú tienes a tu Sasuke—dijo ella observando como sus dos compañeros se dirigían al cuarto de ellos gritándose improperios mutuos. Yo no tengo nada, hubiera querido agregar al verlos como si el tiempo hubiera ido hacia atrás.
La maldición de Naru no había desaparecido pero cada vez menguaba más. Habían acordado que Kabuto 1 permanecería al cuidado de ellos pues ellos no confiaban en nadie más. En dos días volverían a Konoha con su presa y todo estaría mejor. Desde allí llevarían a las dos parejas de la segunda dimensión a aquella una vez el prisionero estuviera seguro en manos de Tsunade sama.
Eso no te asegura nada—le respondió su yo mayor llenándola de sorpresa.
¿A que te refieres? Tú y Sasuke se casaron, tuvieron un hijo—dijo la ojiverde ansiosa.
Dos, tenemos a Ourana pero eso es cosa que a Sasuke ya no le importa—le contestó la otra.
¿Qué…?—quiso preguntar la joven, estaban solas ya que todos se habían dispersado a sus habitaciones y Kabuto 2 y Naruto 3 no habían ido con ellos a la posada.
¡A Sasuke solo le importaba restaurar su clan, nada más! Una vez tuvo descendencia Uchiha se desentendió. Era lo que siempre le había importado pero de pronto ya no era suficiente. Nunca pensó en lo duro que era ser padre ni quiso trato con mocosos. Con el tiempo hasta dejamos de soportarnos entre nosotros y una noche nos abandonó—le contó la mayor con amargura en su tono y sin mirarla a los ojos pues tenía la vista fija en el pasillo por el que aquella pareja desapareció rato atrás.
¿Qué los abandonó?—preguntó la menor empezando a entender el desprecio de Ishin.
Anoche se enfrentó de nuevo a mí después de muchos años. Escogió una misión lejos buscando algo que de verdad le importa. ¡Más que su propia familia!—dijo la ojiverde entrada en canas.
¿Poder?—preguntó casi segura Sakurita.
¡No lo sé! Dijo muchas cosas al irse, como que su misión beneficiaría a Konoha pero aun tengo reparos aunque sé que es una persona despiadada y de seguro lo hace para su beneficio propio me cuesta pensar que se vendería a si mismo por algo tan vulgar—dijo Sakura.
¿Venderse?—preguntó intrigada la menor.
Entonces la otra la miró—No puedo decirte de que se trata pues es una misión—le confió la mayor—Solo te dire que Sasuke elige su propio camino y lo recorre a su manera, solo los que son como él pueden acompañarle y esta visto que nosotras no cumplimos ese requisito—añadió mientras en su mente una imagen de Sasuke con Naruto y otra de él con el kazekage poblaban su entristecida mente.
¡Habla por ti! Tal vez hiciste algo mal que lo enfadara o que se yo pero yo no voy a rendirme tan fácil, hasta el día en que el acepte que quiere a alguien más de veras, hasta ese día no me daré por vencida. ¡Lucharé con todas mis fuerzas!—gritó Sakurita y la otra sonrió--¿De quién crees que te ríes?—preguntó fúrica.
¡De Lee!—contestó la mayor.
¿Huh?—exclamó la menor buscando si el otro andaba por ahí con sus payasadas.
¡Lo que me has dicho suena igualito que él!—se rió la hokage.
¡Debe ser una broma!—dijo la pelirrosada menor con cara de pocos amigos.
¡Sakuraaaaaaaaa sama!—dijo una voz medio varonil que a Sakura le pareció familiar y de pronto vio a un Gai sensei retozando alrededor de la Hokage y luego tomándole la mano mientras sostenía un ramillete en la otra--¡Fuente de la inspiración! ¡Flor de la valentía! ¡Ama del universo! ¡Diosa de la juventud y la belleza! ¡Acepte estas flores símbolo de mi eterno amor y permítame agasajarla con una cena esplendorosa digna de todas sus inmortales cualidades!—
¿Lee?—preguntó sin poderlo creer Sakurita y entonces él la miró sorprendido.
¿Quién es ella, nuestra hokage? ¿Acaso una pariente que viene de su antigua casa a visitar a su amada familiar?—preguntó el medio escaso pelinegro.
¡Algo así!—contestó Sakura para no llamar la atención del otro sobre ella pues no quería tener que explicarle todo el entuerto a Lee, podía llevarle toda la noche con la perspicacia que se gastaba ese.
¿Y que dice mi amada señora?—preguntó el otro poniéndose de rodillas.
Sakura miró a Sakurita y por su bien aceptó. Mientras el otro la guiaba dando saltitos la menor se le acercó para preguntarle--¿Estas segura?—
Lee nunca me haría daño—contestó la mayor mirando la espalda de este con una sonrisa.