Los labios de él sobre los propios no dejaban respirar, apasionados besos de ida y de vuelta, brazos que se entrelazaban para mantener el cuerpo del otro lo más pegado posible solo cuando el peligris bajó sus labios al cuello del pelinegro este pudo nombrarlo--¡De-tente, Kakashi!—
-Lo siento pero no puedo—dijo el ojos negros antes de volver a sus labios—No puedo resistirme a ti—
-¡Dí la verdad!—exigió el otro entre jadeos mientras Hatake volvía a su cuello—Yo solo soy un sustituto—dijo mientras el peligris se detenía para mirarlo a los ojos—Tú me quieres solo porque me veo como él, es por eso… es por eso que ese día… ese día pasó eso porque te recuerdo a mi otro yo, a tu compañero a aquel que tú…—preguntó Obito mientras sus manos se crispaban y sus ojos se cristalizaban por las lágrimas contenidas. Era doloroso pensar en eso pero debía sacarlo de su pecho justo ahora o estallaría. No importaba cuanto deseara al otro en mitad de todo aparecía el hecho de que el sustituía a alguien que ya no estaba pero que a la vez si lo estaba. Recordaba cuando lo llamaron y aquel atravesó el portal. Era tan vívida la imagen que su pecho ardía sin poder controlarlo y todo su ser se sentía miserable. Pensar que otra persona había hecho aquello con Kakashi le afectaba más de lo que podía soportar.
-Tu cara no se le parece tanto a la suya—dijo Hatake sorprendiendo a Uchiha—Tú y él no se parecen tanto como tú crees, no a la de ahora, tal vez a la de cuando éramos niños, eso es más seguro—dijo el peligris con una mano en la mejilla del que desde abajo lo miraba, quería hacerle entender que era él con quien estaba ahora que no tenía que competir con nadie más, por más que llevara su nombre—Te pareces en otras cosas, eso sí, al Obito de antes, él ayudaba a las ancianas y era menospreciado por ser vago—el otro perdió algo de su brillo pues en el clan le pasaba lo mismo, Hatake le hizo mirarlo a los ojos con una mano en la barbilla—pero ellos no sabían apreciar su verdadero valor, no sabían ver lo que llevaba dentro, tú eres muy parecido al Obito que un día conocí, el menospreciado tan habituado a que lo vieran inferior que se lo creía y sin embargo cuando alguien en verdad lo necesitaba estaba ahí. Pero un día el cambió. Ustedes son diferentes. Él le dio la espalda al mundo, se amargó y se alejó. Tú no lo hiciste. Tú sigues aquí así después de todo lo que te ha pasado—
Los labios de Hatake eran ahora cálidos y delicados, besaban casi sin entusiasmo debido a la ternura que fue como un bálsamo para el Uchiha que vio así sus temores volar.
-Te quiero a ti, no eres un sustituto. Antes de ti nunca hubiera pensado que me acostaría con un hombre. Ni siquiera Obito despertó así mi deseo. En aquella habitación te tomé a ti no a mi antiguo compañero—le dijo el peligris.
Pero tú, allá… me hablabas como… Tú hablabas de lo que sentías por él y…--dijo el pelinegro.
Hatake tomó su mano y la colocó sobre su propio pecho mientras lo miraba fijamente a los ojos—Yo… estaba borracho y dejé salir mucho de lo que me había molestado todos estos años pero no quiere decir que tú no fueras lo que yo deseaba. Yo te quiero a ti solo para mí—dijo antes de besar con pasión los labios del Uchiha y antes de decir también—Ahora puedo entender un poco a ese idiota del segundo Kakashi—
¿Huh?—preguntó con desconcierto el pelinegro.
No quisiera que lo confundieras conmigo ni por un momento, no te quiero siquiera en su cercanía—dijo antes de atacar de nuevo sus labios mientras un sentimiento muy parecido a la felicidad atacaba el corazón de Obito. ¿Estaba celándolo?—No te quiero lejos de mí nunca mas—añadió el peligris mientras su mano se introducía desde el vientre a la zona baja del Uchiha por debajo de sus pantalones, Obito torció el gesto y gimió mientras sus manos se crisparon en los hombros de Hatake.
Eso quiere decir que…¡Ah!—dijo el pelinegro sin poder terminar su frase por un toque inesperadamente ardoroso que hizo que todo su cuerpo vibrar--¿Qué piensas llevarme contigo?—
Por supuesto. No dejaré que nada nos separe nunca más—respondió el otro antes de sacar del todo el pantalón de su amante, sus cuerpos se demostraban mutuo afecto con cada roce y los gemidos y jadeos aumentaron.
Kakashi rodó para dejarlo arriba mientras su cuerpo se imprimía en el del otro sin problemas, sus manos rodeaban las caderas de Obito mientras este sentía como poco a poco sus sentidos se hundían en las sensaciones que el otro le proporcionaba.