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Ángel (Himno Nacional) por STEREK141618

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Hago mi camino hasta el salón de nuevo, y poco a poco recojo las cosas, tenemos que irnos por ahora. Cuando regreso al pozo Stiles ya se está poniendo sus zapatos.
—¿Listo? —pregunto extendiendo la mano hacia él. 
—Listo —asegura ya tomando mi mano. 
Yo con la mochila en mis hombros y con Stiles aferrado a mí mano salimos a la calle y caminamos, preparándonos —aún indefensos— para enfrentarnos al mundo, solos, él y yo.

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P.O.V. Narrador. 
Ambos chicos están en la calle, parados en el camino con suelo de piedra bien acomodada, ambos sin moverse, el más grande lleva la mochila en sus hombros porque sabe que será un día largo y no quiere que su novio termine muy cansado, pues llegarán los siguientes días del tiempo que se les avecina y sabe que el asunto se pondrá más complicado cada vez y quiere que todo esto sea lo más agradable posible para Stiles, también sujeta la mano del más pequeño de los dos, sus dedos no están entrelazados, pero es suficiente y seguro para Derek, y para Stiles... A él le da igual mientras su novio esté a su lado. 
—¿Adónde vamos Derek? —pregunta el chico de catorce años, con el cabello castaño aún mojado con agua fría. 
—Tengo un plan... —pronuncia el chico de quince mirando el camino desolado que tienen frente a ellos.
—¿Y ese plan es? —Stiles quiere saber de qué se trata y se acerca un poco más a su novio.
Derek voltea a ver a su no tan pequeño compañero, éste lo mira con curiosidad y con toque de inocencia, le enternece verlo con el despeinado cabello húmedo y brilloso igual que sus ojos whisky luminosos tan bellos, que imagina que sólo verlo así todos los días es lo único que necesita para poder sobrevivir. Y oh por Dios, sus pestañas largas y curvas también desligan elegancia y luz propia. No quiere contenerse porque de ser así lucharía contra un deseo mucho más grande y fuerte que él mismo. Se acerca y deposita un beso tierno y rápido en la frente de Stiles. 
—No comas ansias tontuelo —dice el moreno de ojos hierbabuena a Stiles. 
—¡Derek nos podrían ver! —grita escandalizado el castaño como reacción al beso de Derek. Se hace para atrás e incluso intenta zafarse del agarre del mayor, pero éste no lo deja y se aferra más fuerte a la mano del chico más hablador que conoce, sólo para jalarlo hasta su cuerpo de nuevo y abrazarlo. 
—¿De cuándo a acá te da pena que nos vean? —pregunta Derek con la mirada traviesa y seductora que hace que las piernas de Stiles tiemblen más todavía.
—Desde ahora me da pena porque antes me daba miedo —explica alarmado y ya quiere separarse porque—: Aún me da miedo. 
Todo lo contrario a Derek, el cual está relajado disfrutando del contacto corporal de su castaño, aunque es cociente del peligro que conlleva estar así de juntos en medio de la vía pública, no se amilana de abrazar al menor. 
—Pues no debes de tener miedo ahora porque, tu novio es el lobo feroz más peligroso de todo Nueva York y será mejor que te eches a correr en este mismo momento —exclama Derek dejando libre a Stiles mientras éste esboza una sonrisa, el moreno gruñe y deja salir sus garras al mismo tiempo que sus ojos se encienden en ámbar.
—¡No me atraparás! —grita Stiles ya corriendo lejos de ahí. Derek se queda un tiempo de pie con una sonrisa pequeña mirando a su castaño huir lo más rápido que puede, le está dando tiempo. 
Y entonces, comienza la carrera entre risas y gritos de alegría, entre calles con personas despreocupadas y carrozas con caballos entrenados, hasta que llegan al terreno baldío donde se dieron su primer beso. 
—¡¿Ya te rindes?! —vocifera Derek con mucha energía aún pero notando el progresivo cansancio de Stiles. 
—¡Nunca! —Pero ambos saben que el pobre castaño va a caer rendido dentro de poco. 
Derek ve el cabello de Stiles siendo acariciado por el aire, su amplia sonrisa ornando su suave faz, el sudor en su frente haciendo brillar su piel, y los lunares extras espolvoreados al azar pero que igual se ven bellos. Apenas y puede creer que su novio sea él, hace unos meses nunca le habría pasado por la cabeza, probablemente hubiera vomitado. Y ahora se arrepiente de pensar en eso. 
Derek se percata de que Stiles, está a punto de caer, aunque el segundo también se da cuenta y detiene el paso, sólo para tomar aire, no, aún no está cansado, qué va, apenas empieza. Pero antes de que siquiera pueda hacer algo, aún con la mano en el pecho, recuperando el aire, Derek lo abraza por la espalda. 
—Te atrapé —susurra Derek inundando su nariz con todas las hormonas que desprende el Stilinski después de correr.
—Claro que no, te deje ganar —pronuncia con dificultad. 
—Sí, por supuesto, ni un millón de años te habría alcanzado —bromea Derek a la vez que deja que su lobo tome un poco de control y dejarse llevar; huele a Stiles, pasa sus labios por su cuello sintiendo la textura debajo de ellos. 
Stiles se voltea —aún con Derek abrazándolo— se miran a la cara, y el moreno decide dejarse caer sobre el pasto veraniego, algunos pétalos de flores vuelan alrededor de ellos ante la caída de sus cuerpos. 
—Te quiero —susurra tan silencioso y poderoso como el viento Derek desde sus labios.
—Yo te quiero aún más —proclama el castaño dejando acariciar su espalda, porque tener a Derek debajo de él mientras se deja acicalar es emocionante y mágico. 
—No es cierto —reclama Derek sin dejar de intentar tocar el cuerpo de Stiles como un pequeño cachorro. 
—Claro que sí —réplica Stiles al mismo tiempo que omite una risotada por las cosquillas que le produce Derek en la piel. 
—Ya, de acuerdo Stiles, tú me quieres más. —Derek cede ante el de ojos whisky, porque lo dejaría ganar siempre con tal de que esté a gusto y contento.
—Así es mi lobo feroz. —Stiles pega su nariz a la de Derek. Admira el rostro del moreno, incluso tiene un poco de envidia por su tono de piel caramelo brillante, de sus ojos con tantos tonos misteriosos, de sus dientes de prominentes cual conejillo, es hermoso—. Oye Derek... tengo una pregunta, para ti. 
—Bien, pues puedes preguntar —dice Derek y deja que sus manos se queden acomodadas en la espalda baja de su castaño. 
—¿Por qué has arriesgado todo por mí? —cuestiona Stiles esperando una repuesta sincera por la expresión que revela su mirada. 
Derek quiere ser lo más abierto y sincero posible pero... 
—Stiles, ay Stiles, Stiles —se lamenta Derek negando con la cabeza.
—¿Qué pasa? —interroga el de largas pestañas sintiendo que su moreno se burla de él.
—Es que, tu pregunta es algo... —Derek frunce la boca y entre cierra los ojos no queriendo decirlo pero lo hace y evita mirar a Stiles a la cara—. Estúpida, porque, Stiles, te lo digo todo el tiempo. 
Stiles no lo había pensado pero ahora que lo analiza se da cuenta del constante bombardeo de cariños, gestos y palabras que Derek le proporciona a diario incluso antes de que se dieran cuenta que se gustaban. 
—Oye... —dice tímido y sonrojado—, ¿Cuándo te diste cuenta que te gustaba? 
Derek lo piensa, pero sólo un poco, porque sabe cuándo fue el momento igual que como se sabe hablar. 
—Bueno, desde hace mucho tiempo sospechaba que yo tenía un interés por ti, pero supe que era definitivo el primer día de clases, cuando, te vi afuera esperando de casa, con la piel pálida decorada por unas mejillas rojas, con tu expresión de sorpresa al verme. Te veías tan lindo —confiesa Derek sintiendo como su sangre se acumula en la zona de los pómulos—. Y de hecho también pude asegurar que yo te gustaba por tu rostro al verme. Aunque lo negué un tiempo, pero fue más fácil aceptarlo y tenerte a mi lado, que no admitirlo y perderte para siempre —asevera el moreno con tono serio pero lindo. 
Stiles no puede evitar dejar salir un pequeño puchero de ternura.
—¡Derek Hale, eres de forma oficial, el novio más cursi de toda la vida! —estalla Stiles besando a Derek rápido en los labios tomándolo por sorpresa, momentos después, el moreno se da cuenta y cierra los ojos dejándose guiar por Stiles y su torpeza, dulce torpeza al besar. 
Los chicos pasan parte de la mañana y de la tarde en el terreno baldío, mirando el cielo, jugando, viéndose con pena, y disfrutando de su compañía mutua. Hasta que la panza de Stiles empieza a gruñir y Derek lo detecta con su fino oído, aunque, no había que tener un oído de hombre lobo cuando el estómago del castaño gruñía más fuerte que Derek. 
—Debemos ir a buscar comida —asegura Derek mientras se sacude la melaza de la ropa. 
—Sí... ¿Pero a dónde? —pregunta Stiles mientras se soba la panza. 
—A la casa de los Stilinski. 
Ambos caminan despacio hacia las escaleras de madera, Derek ha tomado los tiempos desde que viven ahí, o vivían claro, en cierta hora del día, no hay nadie en casa, es buen momento para entrar y robar algo de su propia casa. La madera cruje debajo de sus pies, Derek saca la llave del picaporte, lo cual hace que Stiles se plantee seriamente preguntarle a Derek cuántas cosas trae consigo, pero no indaga más. La puerta se abre frente a ellos, la casa luce igual que siempre, pero ahora se siente la falta de su presencia en el lugar por supuesto. Rápido sin decir nada, todo lo hacen en silencio. Stiles toma su mochila y saca todo menos un cuaderno y un lápiz número dos, Derek se dirige al campo donde encuentra las frutas que necesita, todo lo mete en su mochila, no importa llevarse las cosas que ya tenía adentro de la mochila, envueltas en la cobija para después cargar ésta. Stiles sube a la habitación, y saca más velas y cobijas, además de más ropa limpia y otro par de zapatos de Derek y de él. Ambos se sienten como en una tienda pero gratis, temen no llevarse todo lo necesario porque saben que no regresarán en un buen tiempo, pero temen llevarse cosas de más, los habitantes de la mansión Stilinski notarían la diferencia y lo que querían era dejar los menos rastros posibles.
Derek ya esperaba a Stiles al pie de la escalera, justo éste se queda viendo el enorme haya en medio del campo desde la ventana de su cuarto, él tenía la esperanza de comer manzanas verdes y rojas con Derek durante el atardecer, o incluso solamente rojas con miel de abeja a baño María. Cierra la puerta del cuarto sin preocuparse por el ruido, la madera cruje debajo de sus pies con cada paso que da.
—¿Quién anda ahí? —pregunta una voz femenina que ambos reconocen bien. Es Claudia Stilinski.
Derek ve a Stiles petrificado a un paso de empezar a bajar las escaleras. Lo último que recuerda el chico más pequeño es que su madre se desmayó, de sólo recordar cómo lo golpeó aquel día siente que la oscuridad lo envuelve. 
—Stiles... —susurra Derek extendiendo una mano hacia frente, como para hacerle entender que al final de todo lo tiene a él al pie de la escalera esperando su presencia. 
Stiles sin embargo no puede moverse... Quiere abrazar a su madre aún después de lo ocurrido, pero teme que lo rechace, sólo por amar a otro chico.
El sheriff se acerca a paso firme desde la calle, la tierra y polvo vuelan alrededor de sus opacos zapatos, regresa a casa, sólo para comer, todo se ve igual por fuera, pero presiente algo. Stiles ve el picaporte de la puerta de entrada moverse y una gota de frío sudor se escurre por su sien, la puerta del cuarto de su madre se abre detrás de él. El Sheriff se da cuenta de quiénes están en su casa, siente que algo se le revuelve al vacío dentro su estómago, y sin pensarlo, saca la pistola y la carga muy rápido lista para disparar. Derek se da cuenta, sin dudar, se transforma en lobo, sus ojos se encienden en sangre, y sus colmillos brillan filosos a la vez que se abalanza contra el Sheriff, éste dispara en el acto, la bala viaja después de un ruido estrepitoso, y se estrella contra el cuerpo de Derek, del joven de quince años que sólo quiere proteger a su novio de su propio padre, por amor. El cuerpo de Derek cae hacia un lado, Stiles no deja de gritar el nombre de su novio a la vez que empieza a correr escaleras abajo, las lágrimas empiezan a salir de sus ojos, se aferra a las cosas que están en sus manos. No llega a la mitad cuando el Sheriff apenas se recupera del susto de ver a un chico que creía que conocía y de pronto se transforma en un monstruo, se da cuenta del horror, su hijo enamorado de otro chico que es un monstruo, a lo mejor ni siquiera es su hijo... Toma la pistola de nuevo con más fuerza y apunta hacia Stiles, Claudia no hace nada tampoco hace nada para evitar que el Sheriff le disparé a su propia sangre

Notas finales:

Entonces... Me di cuenta que sólo queda un capítulo y el capítulo anexo (que es una tradición que tengo al final de cada parte de la historia, pues todo lo que han leído es la primera parte, que ya va a terminar) que a mi parecer es una cosa que... Así. Nos vemos u/


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