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Un hilo para los rivales por Fullbuster

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Ambos chicos caminaban en un tenso silencio. Aomine se llevó una manzana a la boca mordiéndola antes de mirar a Tetsu y su indecisión perdiendo su vista en aquel bollo que le había llevado para desayunar. Por unos segundos al ver una de las cafeterías de la zona llena de gente desayunando, no pudo evitar pensar que quizá ellos jamás tendrían esa oportunidad, no podían simplemente relajarse en un lugar público y estar juntos.


- ¿Por qué todo es tan complicado? – preguntó Tetsu sin mirar hacia Aomine.


- Sólo lo parece ahora – sonrió Aomine quitándole importancia – lo más importante es que estamos juntos. Disfruta el momento Tetsu, ya nos preocuparemos en el futuro. Cuando acabemos la universidad podremos hacer lo que queramos. Ahora sólo estudia y juega a baloncesto.


- Siempre lo ves todo muy fácil, Daiki – comentó Tetsu sonriendo.


- Es posible – sonrió tratando de relajar a Tetsu – vamos, démonos prisa o perderemos el metro.


Entraron por la estación y bajaron las escaleras hasta la parada. Cuando fueron a entrar en el vagón, los dos se dieron cuenta que Kagami estaba allí sentado, así que fingieron llevarse mal aún por la disputa de la otra vez y Aomine se alejó hacia el siguiente vagón sentándose en los últimos asientos pasando su vista de Tetsu a la oscura ventanilla.


Kagami les miró sin entender nada de lo que ocurría. Vio a Aomine al fondo del vagón con el pie sobre el asiento y su codo sobre la rodilla mirando por la ventanilla con los auriculares puestos y luego se fijó en Tetsu, mirando por la ventanilla también en sentido inverso a su antiguo compañero. Decidió entonces levantarse y sentarse al lado de Tetsu moviéndole la pierna bajándola al suelo y así poder sentarse en el asiento de al lado.


- Buenos días, Tetsu – comentó Kagami.


- Buenos días Kagami – susurró sin apartar sus ojos azules de aquella ventanilla.


- ¿Estás bien? – le preguntó Kagami.


- Perfectamente. ¿Por qué estaría mal?


- No sé, quizá por él – comentó señalándole con la cabeza a su antiguo compañero y Tetsu miró hacia Aomine que aún llevaba los cascos y miraba hacia otro lado.


- No me preocupa.


- No sabía que vivía por esta zona.


- Siempre coge este metro, su facultad está cerca de la nuestra. Simplemente he coincidido con él en la estación, no tiene mayor importancia – intentó disimular Tetsu.


- Oye Tetsu… lo de anoche…


- Ya te dije que no tiene importancia. Olvidémoslo.


Kagami no quiso seguir con aquel tema y apoyó su espalda contra el incómodo respaldo del asiento de aquel metro mirando nuevamente a Aomine. Desde luego no parecían llevarse nada bien esos dos y no pudo evitar sonreír internamente pensando que poco a poco él conseguiría alejarles.


Todavía le preocupaba todo lo que estaba empezando a sentir por Tetsu, por su bajito capitán. Nunca había sentido algo tan grande como aquello pero por algún extraño motivo, pese a pensar que el puesto de capitán le venía grande a ese chico, otra parte de él le gritaba que le protegiera, que era demasiado dulce y débil, que necesitaba a alguien tras él con un carácter más fuerte que le protegiera. Quería ser él esa persona que estuviera a su lado pero sabía que su capitán no le permitiría estar a su lado, ya le había rechazado la otra noche.


El metro se detuvo en la parada de la facultad y ambos chicos bajaron del transporte público. Tetsu aún miró por las ventanillas cuando el tren volvía a ponerse en movimiento buscando la cara conocida de Aomine y la encontró en el preciso momento en que le veía sonreírle. Tetsu sonrió levemente también y siguió caminando hacia la salida. Hoy sería otro día más.


Aomine llegó cinco minutos después a su parada. Caminó hasta la facultad pero cuando fue a entrar, prefirió no hacerlo. Aún estaba preocupado con el asunto de Tetsu. Una parte de él sabía que su familia necesitaba el dinero pero otra parte no quería que Tetsu trabajase y estudiase a la vez. Él era un chico listo, sacaba buenas notas y su beca dependía de que siguiera en el buen camino tanto de capitán del equipo como con sus notas, el trabajo sólo le distraería.


- Maldita sea Tetsu – susurró para sí mismo.


Aomine quitó su mano de la manivela de la puerta principal y volvió por donde había venido desviándose en el primer cruce hacia el pabellón de deportes de su facultad. Nadie debía estar allí, había clases pero Aomine ya estaba acostumbrado a saltárselas. Él quería ser policía pero su padre nunca aceptaría algo así, quería que estudiase una buena carrera, una que a él le aburría como ninguna, medicina.


Su padre sólo hacía que presionarle para cumplir con la beca, pero al menos era libre de defraudar a unos desconocidos. Tan sólo le querían por lo que podía hacer con una pelota en sus manos, realmente les daba igual a aquellos patrocinadores las notas que sacase mientras pudiera seguir encestando y ganando partidos.


Aomine se pasaba las mañanas en la biblioteca estudiando para su examen teórico para entrar al cuerpo de policía. Las pruebas serían en un mes y no tenía tiempo que perder. A parte de eso, aún jugaba en el equipo de baloncesto tan sólo para que le dieran aquella beca, esa beca que ahora estaba pensando en hacer algo de mayor provecho.


Al llegar al parque frente a la cancha de baloncesto llamó por su teléfono a la oficina de su padre, contestó la secretaria. Aprovechó para preguntar por la atareada agenda de su padre y por lo menos, sacó en claro que iría a cenar a casa o eso le había comentado a ella. Aomine pensó en hablar con él esa noche.


Nunca habían sido una familia rica ni influyente como la de Akashi, pero no les iba mal en la vida. Su padre tenía un buen sueldo con su oficio de abogado y su madre trabajaba en una gran empresa, así que ambos podían darse algún capricho de vez en cuando gracias a sus sueldos, aunque estaban muy lejos de ser ricos. Al menos podían vivir desahogados. Aún así las expectativas de su padre sobre el futuro de Aomine siempre habían apuntado muy alto, ser un simple policía con un sueldo mediocre y jugándose la vida por desconocidos no era lo que quería su padre para él, aunque era el mayor deseo de aquel moreno.


Aomine entró por la cancha preocupado por todo el tema de Tetsu. Él siempre había soñado con ser el policía perfecto, con sacar a la gente de problemas pero para eso… primero tendría que cambiar y ayudar a la gente de su alrededor, a la gente más cercana antes de ponerse metas tan elevadas. Tetsu era su persona más cercana y quería hacer todo lo que pudiera y estuviera en su mano por él. Le necesitaba, su familia pasaba por un mal momento y Aomine sentía que podía ayudarle.


Entró en el edificio y caminó con cierta rapidez por el pasillo de los vestuarios hasta que vio al fondo la oficina de su entrenador. Siempre estaba por allí y seguramente en aquel momento también estaría ocupado intentando encontrar nuevas y mejores jugadas para el futuro. Al terminar de subir las escaleras, llegó frente a la puerta y tocó pidiendo permiso. Tras escuchar la voz de su entrenador, Aomine entró.


- Aomine. Que sorpresa, no esperaba verte por aquí. Deberías estar en clase – comentó el entrenador.


- Lo sé pero… tenía un tema importante del que hablar. No puedo concentrarme hasta que no lo arregle.


- Pues tú me dirás. ¿En qué puedo ayudarte?


- Es sobre mi beca.


- ¿Qué le ocurre? ¿No es suficiente para pagar tus estudios? – preguntó dudoso.


- No, no. Nada de eso. Es suficiente para los estudios es sólo que… querría pasarme ese dinero a otra persona. Creo que se lo merece más que yo.


- La beca es algo personal Aomine, era para ti. No quiero otro jugador en el equipo.


- Jugaré en tu equipo y me pagaré yo mismo la carrera, sólo quiero que el dinero se pase a otra cuenta.


- Te importa mucho esa persona o eres idiota para desperdiciar la oportunidad que se te ha dado. No todo el mundo tiene una beca como esta Aomine.


- Eso es un asunto mío. ¿Puedo pasar la beca a otra persona?


- Mientras juegues en el equipo y ganes partidos, puedes hacer lo que quieras con el dinero que se te ofrece. Le pasaré el dinero a quien me digas.


- Se llama Kuroko Tetsuya. Está en la universidad del Seirin.


- Esos son nuestros rivales.


- Lo sé pero… es un gran chico, un muy buen estudiante y perderá la oportunidad de estudiar si nadie le ayuda.


- Muy generoso por tu parte siendo rivales.


- Antes que rivales, fuimos compañeros. Quiero hacerlo, quiero darle mi beca.


- De acuerdo.


El entrenador volvió a sus folios con jugadas y a la televisión viendo las jugadas de los rivales para estudiarlas cuando vio que Aomine seguía allí de pie observándole con ciertas dudas.


- ¿Necesitas algo más?


- Que no se entere Tetsu de esto.


- ¿Y qué quieres que le diga?


- No lo sé, pero no quiero que le digas que es mi beca. Se enfadaría y querría devolvérmela, no quiero que lo haga, de verdad que la necesita y a veces puede ser muy testarudo.


- Le diré entonces que soy un ojeador y le ofreceré un contrato como si fuera suyo. No sabrá que eres tú el que le está pagando los estudios.


- Gracias.


- Si no necesitas nada más Aomine, creo que deberías ir a clase. No te olvides que esta tarde hay entrenamiento con el equipo, el fin de semana tenemos un partido importante. Ya sabes que tu beca depende de que ganes esos partidos.


- Los ganaré – dijo Aomine muy seguro sonriendo – sólo… encárgate de mandar el cheque a Tetsu.


- Lo haré hoy mismo. No necesitas preocuparte más por este tema. Juega como sabes y todo irá bien, no quiero que te descentres de lo que tienes que hacer.


- Sé muy bien lo que tengo que hacer – dijo con cierta arrogancia saliendo de allí.


Al menos había conseguido darle su beca a Tetsu, ahora venía lo más complicado, decirle a su padre que no tenía la beca y que no estudiaría más en la facultad, claro que sería un gran motivo y una alegría para su padre, sería capaz de pagarle él mismo los estudios con tal de que no pudiera estudiar para policía y estar en sus manos por fin.


- En qué líos me metes, Tetsu – dijo Aomine sonriendo apoyando su espalda contra la pared y cerrando los ojos unos segundos.


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