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Un hilo para los rivales por Fullbuster

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Aomine salió del vestuario del campo de baloncesto para dirigirse a clase. En todo el camino, no dejó de pensar en lo absurdo que parecía tener que seguir jugando en un equipo por el que no iba a recibir nada excepto una beca que ni siquiera iba a ser para él. Resopló nuevamente y sonrió, al menos Tetsu podría salir de esa difícil situación en la que se encontraba, tan sólo esa idea le reconfortaba.


Por unos segundos, la imagen de su padre le llegó a la cabeza. Seguramente se disgustaría por cómo había actuado con su beca pero por otra parte, se alegraría porque así podría mandar sobre su vida como siempre había querido. Supo perfectamente en aquel momento, que toda su vida iba a cambiar por esa decisión, por ayudar a Tetsu. Sólo esperaba que Tetsu aprovechase esa oportunidad que él le estaba regalando a cambio de perder una de las dos cosas que más quería en la vida. Al menos aún le quedaba ese amor correspondido por Kuroko, con eso sería suficiente para él.


Cruzó el gran jardín hasta su facultad y entró en el siguiente cambio de clase. Los alumnos se quedaron boquiabiertos al verle y es que era un chico que solía estar siempre en la biblioteca estudiando para policía en lugar de entrar en clase. Ahí estaba hoy… en clase donde estaría el resto del curso.


Aquella mañana, Tetsu estaba preocupado y demasiado aburrido en la clase. Miró por la ventana intentando pensar en algo que pudiera hacer para ayudar en la complicada situación económica de su casa. Quizá hubiera por ahí algún trabajo donde no se requiriese mucha fuerza o una gran atención al público. Él mejor que nadie sabía lo invisible que podía llegar a ser frente a otra gente. Resopló frustrado hasta que al mirar nuevamente hacia la pizarra, sus ojos se cruzaron con la mirada de Kagami.


Aún no podía creerse que aquel chico le hubiera besado, se llevaban como el perro y el gato desde que se conocieron. Podría esperar algo así de cualquier otro miembro de su equipo pero no de Kagami. Él era prácticamente como Aomine, soberbio, egocéntrico, algo egoísta, aunque al menos Tetsu había llegado a conocer la otra cara de Aomine, dulce, tierno y protector. Quizá lo de Kagami también era una simple fachada, una coraza que se colocaba frente a todos para que no le hicieran daño, tal y como solía hacer Aomine. No eran tan diferentes o eso pensó Tetsu.


Se ruborizó al pensar en Aomine, le amaba, sabía que sólo podía quererle a él. Tetsu metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sus dedos empezaron a jugar con un trozo de aquel hilo azul que les había unido en el instituto. Tantos años enamorado en secreto de aquel chico que cuando le dijo aquella última noche del año de hacer ese juego, no se lo pensó dos veces. Siempre había querido besar a Aomine y le había puesto la excusa perfecta.


Al finalizar la clase, Tetsu se marchó hasta el quiosco más cercano y compró un periódico. Se sentó en la inmensa cafetería de su facultad y ojeó por encima las noticias hasta llegar donde le interesaba, la oferta de empleo. Buscó entre todos los anuncios, apenas había nada que se adecuase para él. Estaba absorto en su faena cuando sintió que alguien se sentaba frente a él.


- ¿Buscas trabajo? – preguntó Kagami comiéndose una de sus hamburguesas.


- Sí – comentó.


- ¿Quieres que te ayude? – preguntó.


- No, gracias. Soy capaz de buscar algo acorde a mi situación.


- No muchos trabajos aceptan a estudiantes y menos de universidad, saben que siempre están ocupados con sus estudios y disponen de poco tiempo.


- Lo intentaré de todas formas.


Kuroko siguió buscando en el periódico pese a sentir la mirada de Kagami puesta en él. Kagami le ponía nervioso con su insistencia y aquel beso que le había dado. No sabía cómo tomarse todo esto. Ni siquiera se lo había contado a Aomine por la simple razón de que no había considerado aquel beso como algo importante, no había sentido nada por aquel chico y estaba seguro que amaba a Aomine, así que prefirió dejarlo pasar y no preocupar a Aomine, él mismo manejaría la situación y se encargaría de que Kagami no volviera a acercarse a sus labios.


En aquel preciso momento, a Kagami se le ocurrió una de sus grandes ideas y miró a Tetsu. Era posible que pudiera conseguirle algún trabajo en la empresa de su padre y así, tenerle vigilado todos los días, incluso podía mandarle más faena y que se saltase algún entrenamiento para que sus compañeros empezasen a dudar del capitán que tenían. Si todo salía bien, pronto él sería el nuevo capitán y Tetsu tendría que hacerle caso en todo, además… tenerle en la empresa haría que estuvieran más cerca el uno del otro y tendría la posibilidad de ir conquistándole sin que se diera cuenta.


- Tetsu… creo que yo tengo una solución a tu problema – comentó Kagami.


- ¿Kuroko Tetsuya? – escucharon ambos chicos a sus espaldas y se giraron.


Tetsu miró a aquel hombre que preguntaba por él sin saber quién era. No le conocía de nada. El hombre al ver cómo reaccionaba Tetsu frunciendo levemente el entrecejo intentando pensar quién, supo que había dado con el chico al que buscaba.


- Soy Masao Takeda, representante de la marca deportiva Takeda – mintió el entrenador de Aomine - ¿Podríamos hablar a solas? Por favor.


Pese a la gran sorpresa que se llevó Kagami, no tuvo más remedio que dejarles a sola aunque odiaba tener que hacerlo. El hombre aprovechó y se sentó donde anteriormente se encontraba Kagami. Tetsu le miró intrigado.


- ¿En qué puedo ayudarle, señor Takeda?


- Más bien es en qué podemos ayudarte nosotros a ti – le sonrió – verás, hace un tiempo que estamos buscando a un jugador de baloncesto que promocionase nuestra marca, a cambio por supuesto te pagaríamos por el patrocinio. Sabemos que estas cursando en la universidad y nos gustaría colaborar en el pago de tus estudios si utilizas nuestra marca y la promocionas.


Tetsu dudó, jamás le habían hecho una oferta de patrocinio, eso era algo más para Aomine o Akashi, a ellos siempre les llovían ese tipo de ofertas.


- Yo se lo agradezco mucho – comentó Tetsu – pero no creo que sea el chico al que estáis buscando.


- El jugador fantasma, últimamente se escuchan muchas cosas sobre ti y todas muy buenas. El capitán que está levantando al Seirin de su desastrosa caída en picado en los últimos años. Nos gustaría apostar por ti, tienes todos los ojos puestos en ti y en lo que harás en el campeonato. Por favor, al menos piénsatelo. No necesito una respuesta de inmediato.


- De acuerdo – comentó Tetsu – si tiene un contrato lo miraré con calma en casa y mañana mismo le digo algo.


- Claro – comentó Masao sacando el contrato que una vez ya le pasaron a Aomine y ahora lo reemplazaban por Tetsu.


Masao pensó en Aomine, desde luego era bueno convenciendo a sus patrocinadores, había convencido a todos de que Tetsu sería mucho mejor partido que él. Quizá tenía razón, un chico salido de la nada, un chico invisible que nadie había visto y que estaba ganando partidos. Aomine había vendido muy bien como la gente esperaba grandes cosas de ese chico misterioso. Le había regalado su mejor contrato a Tetsu.


Tras entregarle el contrato para que pudiera leerlo con calma, ambos se despidieron y Tetsu se marchó a casa comentándole a Kagami que ya hablarían sobre esa supuesta solución que tenía pensada. Quizá ya no la necesitase si esos patrocinadores le pagaban la carrera.


Esa mañana para Aomine había sido intensa. Convencer a sus inversores de que Tetsu era mejor partido que él no había sido nada fácil pero al final, lo consiguió. Iban a pagarle todo con tal de que Tetsu llevase en sus ropas el nombre de la marca que promocionaban. Ahora sólo esperaba y rezaba para que Tetsu no se enterase de cómo había movido él los hilos tras todo este asunto. Tetsu no le perdonaría que hubiera destrozado su futuro por él.


Al entrar por su casa a medio día, su madre le esperaba en el salón con semblante preocupado y supo que ya había llegado la información hasta su padre. Resopló cansado y dejó caer la bolsa de deporte al suelo en un ruido seco.


- Ya lo sabe ¿Verdad?  – preguntó Aomine y su madre afirmó con la cabeza.


- Está en el despacho esperándote. Quiere hablar contigo.


- Lo suponía – dijo Aomine cruzando el salón hacia el pasillo.


Caminó por el pasillo y tocó a la puerta recibiendo la respuesta antes de abrir. Su padre estaba al teléfono pero al ver allí a su hijo, comentó que llamaría más tarde y colgó comentándole a su hijo que entrase y se sentase. Eso iba a ser largo o complicado, una de dos. Aomine cerró la puerta tras él y tomó asiento en la oscura silla de cuero.


- ¿Por qué Aomine? Era un buen contrato publicitario, iban a pagarte todo.


- Lo siento papá. Tetsu necesitaba más ayuda que yo.


- Siempre preocupándote por los demás en vez de mirar por ti. ¿Cuándo aprenderás? – resopló su padre y luego pensó en Tetsu, él y su hijo habían sido grandes amigos desde pequeños - ¿Se encuentra bien?


- Los problemas de siempre.


- Ya imagino – comentó su padre - ¿Cómo piensas pagar ahora la carrera, Aomine?


- No sé, quizá pueda trabajar.


- Trabajar y estudiar a la vez… eso es complicado, no quiero que te desconcentres con tantas cosas que hacer. Aún debes jugar al baloncesto para que esa beca a Tetsu siga en pie.


- Papá… yo… la verdad es que no quiero ser médico ni nada parecido.


- No empieces con el tema de ser policía, saber muy bien lo que pienso respecto a eso. Te pagaré yo la carrera pero a cambio, olvídate de esa idea de ser policía. Seré una tumba, no le diré nada a Tetsu de todo esto, porque imagino que no se lo has contado.


- No – dijo resignado Aomine – no le he dicho nada. No quiero que se entere.


- Entonces ya que el dinero va a salir de mi bolsillo, espero que cumplas con tu parte del trato y seas un chico obediente. Medicina es mejor carrera para ti que policía. Se acabó intentar estudiar las pruebas de acceso al cuerpo de policía en secreto.


- Vale – dijo Aomine resignado - ¿Puedo retirarme?


- Sí, márchate. Mañana daré el pago de tu matrícula a la Universidad.


- Gracias papá.


Aomine se marchó del despacho de su padre y le quedó claro todo. Sabía que su padre jamás le dejaría realizar su sueño. Aomine había nacido para ser policía, quería serlo pero su padre siempre se opondría y ahora tenía la sartén por el mango, podía pedirle lo que fuera con tal de que Tetsu pudiera tener ese dinero y realizar su sueño. Era un gran sacrificio pero que Aomine estaba dispuesto a asumir siempre que Tetsu estuviera bien.


- ¿Estás bien cielo? – preguntó su madre al verle.


- Sí mamá. Ha sido más comprensible de lo que esperaba.


- Tu padre te adora, sólo está preocupado.


- Lo sé. No quiere que sea policía por el riesgo que conlleva ese trabajo.


- Nos preocupamos por ti. No queremos perderte.


- Ser policía es lo que quería mamá. Sé que es peligroso y que quizá las noches que trabajase estaríais en vela esperando que no viniera un coche patrulla a daros malas noticias sobre si me había ocurrido algo pero… es mi sueño. Soy egoísta por querer algo así y haceros sufrir a todos, pero es el trabajo que deseo.


- Tú padre no cambiará de opinión y lo sabes. Siempre será tu padre, te protegerá.


- No podrá protegerme siempre. Habrá un momento en que tendrá que dejar que tome mis decisiones. Ser policía es lo que me hace feliz pero también sé, que es lo que más miedo os da.


Aomine se marchó hacia su habitación. Entendía la postura de sus padres, sólo se preocupaban por él pero aunque podía entenderlo, no estaba de acuerdo. Seguía pensado que era una decisión que debía tomar él, era su futuro y quería ser capaz de tener un trabajo con el que disfrutase todos y cada uno de sus días, no quería estar levantándose por obligación y marchándose a un trabajo que odiaba.


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