Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un hilo para los rivales por Fullbuster

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

No podía dejar de llorar, sólo quería acercarse a Aomine pero el dolor se lo impedía además de las personas que se habían reunido para ayudarles y le pedían que no se moviera hasta que llegasen los sanitarios. Kagami estaba junto a Aomine tratando de encontrarle el pulso y aunque Tetsu sabía que trataba de ayudarle, una parte muy profunda no quería que estuviera allí, en parte era su culpa por haber soltado aquel rumor del beso, por haber destruido su relación, era su culpa que Aomine estuviera allí en aquel momento peleándose y que se metiera en medio para intentar cubrirle.


- Suéltale – le gritó Tetsu – no le toques.


Kagami se quedó estático en el sitio sorprendido por el grito de Tetsu que trataba de moverse en el suelo para alcanzar a Aomine. Kagami se incorporó y caminó hasta Tetsu obligándole a permanecer quieto mientras veía cómo una línea de sangre salía desde su cabeza y rodaba por el lateral de su rostro.


- Quédate quieto, Tetsu o puedes complicar más la situación.


- No te atrevas a tocarme, ni a él tampoco. Es tu maldita culpa – le gritó llorando.


- No he sido yo quien ha cruzado sin mirar – le gritó Kagami enfadado – ni quien ha incitado a Aomine a lanzarse en medio para ayudarte.


- No es cierto, yo no he sido – intentó convencerse llorando aunque en el fondo sabía que Kagami llevaba gran parte de razón. Había cruzado sin mirar y había puesto en peligro a Aomine.


Tetsu empezaba a sentirse culpable viendo con temor el cuerpo de Aomine allí tirado a su lado, sangrando y sin moverse lo más mínimo cuando escucharon la sirena de la ambulancia. Enseguida, dos de los enfermeros empezaron a curar y revisar las heridas de Tetsu mientras veía cómo otros dos intentaban reanimar a Aomine a su lado abriéndole la camisa y realizándole un masaje cardíaco.


- Hay que llevarles al hospital urgentemente – comentó un enfermero que colocaba la mascarilla de oxígeno a Aomine.


- Vale, a la de tres lo subimos a la camilla – comentó el otro enfermo trayendo la camilla.


Tetsu vio cómo movían ellos a Aomine. Al ver que se llevaban la camilla, se agarró con más fuerza a su mano gritando que no se lo llevasen, que no les separasen, pero el enfermero le soltó la mano agarrándola él y con una sonrisa le intentó tranquilizar diciendo que ambos irían al mismo hospital, que era importante llevárselo en ese momento.


Tetsu pese a no poder dejar de llorar, acabó asintiendo. Los enfermeros subieron primero a Aomine y detrás a Tetsu. Mientras le vendaban la cabeza a Tetsu y comprobaban sus heridas, los otros enfermeros seguían tratando de reanimar a Aomine. Una vez en el hospital, Tetsu fue llevado a una de las salas de urgencias y Aomine fue llevado directamente a quirófano.


Pocos minutos después de aquello, la madre de Tetsu entraba preocupada por el hospital buscando a su hijo. Las compañeras le indicaron dónde estaba y corrió hacia la habitación respirando por primera vez al verle sano y salvo, despierto y mirando por la ventana de la habitación.


- Dios mío – comentó su madre abrazándole. Tetsu se quejó levemente.


- Cuidado, mamá, me han dicho que tengo una costilla rota.


- Eso tardará en curarse – dijo sonriendo – menos mal que estás bien.


- ¿Dónde está Aomine? – preguntó pero su madre negó con la cabeza, aún no había podido preguntar por él tras los nervios por ver a su hijo.


- Te prometo que les preguntaré por él. Así que una costilla rota – sonrió su madre – vas a tener que hacer mucho reposo.


- Supongo que tengo tiempo de sobra, ni siquiera estoy ya en el equipo de baloncesto – trató de sonreír Tetsu – ahora mismo sólo me preocupa saber cómo está Aomine.


- Está bien, iré a ver. No te muevas de aquí.


Tetsu se quedó tumbado en la camilla, tampoco podía hacer mucho más con la costilla rota. Aún con el dolor que sentía no podía dejar de pensar en Aomine, él había sufrido más daño que él, se había metido en medio por completo llevándose todo el impacto que debió haber sido para él.


Cuando su madre regresó, sólo por la cara que traía supo que no eran buenas noticias, aun así esperó a que ella hablara y contase lo que había conseguido averiguar. Su madre se sentó en una de las sillas y pensó unos segundos las palabras que iba a decirle a su hijo.


- Me he encontrado a sus padres fuera en la sala de espera – comentó su madre – Lo siento, pero aún no se sabe nada de su estado. Sigue en quirófano y parece que va para largo. Es bastante grave.


- Quiero verle. Cuando salga del quirófano, quiero verle – dijo Tetsu a punto de llorar.


- No puedes, Tetsu, lo siento. Los médicos le llevarán a cuidados intensivos si la operación sale bien, le tendrán en observación veinticuatro horas y sólo sus familiares pueden visitarle. No se puede ir contra el reglamento. Habrá que esperar a que su salud mejore y pueda recibir visitas.


Tetsu no tuvo más remedio que tener paciencia igual que la tenían los demás. No podía imaginarse cómo debía sentirse en aquel momento los padres de Aomine sufriendo en la sala de espera por noticias. Tetsu sabía que era duro, él lo estaba pasando fatal en la espera pero los padres… eso debía ser mucho peor. Ningún padre espera jamás que le ocurra algo malo a su hijo. Aquella noche, apenas pudo dormir pensando en Aomine, intentando preguntar a todas las enfermeras que entraban a controlar sus medicaciones por Aomine, pero ninguna decía nada.


 


Aomine abrió los ojos con lentitud escuchando un suave lloriqueo no muy lejos de él. Giró la cabeza en aquella oscuridad para tratar de ver a la persona que lloraba a su lado, seguramente su madre por la voz femenina que podía escuchar. Levantó la mano y trató de buscar la luz en la mesilla de noche poniéndose nervioso al tocar el interruptor y darse cuenta que la luz seguía sin encenderse.


Su madre al verlo, detuvo su mano pero no fue capaz de calmarle lo suficiente como para evitar que se quitase la máscara de oxígeno. Le pidió una y otra vez que encendiera la luz, que no veía nada en aquella oscuridad, ni siquiera sabía dónde estaba. Al final, las enfermeras tuvieron que entrar a inyectarle un sedante al verle tan nervioso y llamaron con urgencia al médico que le había operado para que le explicase lo que estaba ocurriendo.


La madre de Tetsu había ido aquel día a trabajar al hospital y decidió pasar por el pasillo de cuidados intensivos para ver la situación de Aomine. Al fin y al cabo, aquel chico había salvado a su hijo. Al ver a los padres llorando mientras el médico les explicaba la situación y ver cómo inyectaban un sedante a Aomine para que volviera a dormirse, comprendió que la cosa era seria. Miró a Aomine allí tumbado en la cama, lleno de heridas y moratones, estaba hecho un desastre y se notaba que se había llevado la peor parte del golpe.


Cuando la madre de Aomine salió a por un par de cafés, se encontró con la madre de Tetsu allí mirándoles y enseguida se acercó hacia ella. Aprovechó la madre de Tetsu para darle las condolencias por el accidente de su hijo pero que Tetsu estaba deseando ir a verle. La madre de Aomine se sorprendió de aquello antes de entristecerse de golpe.


- ¿Qué ocurre? – preguntó la madre de Tetsu.


- Verás… es que Aomine… no sé cómo decirte esto teniendo en cuenta la gran amistad que siempre han mantenido nuestros hijos…


- ¿No quiere verle? – preguntó la madre de Tetsu.


- Es un momento difícil para él, sé que en algún momento quizá lo entienda pero ahora mismo… está muy alterado. Nos ha pedido que Tetsu no le vea en este estado. ¿Podrías decirle simplemente que está bien? Le llevaremos a casa en cuanto puedan darle el alta. ¿Cómo está Tetsu?


- Tiene una costilla rota, tardará unos meses en sanar pero al menos, le mandan a casa mañana – comentó su madre – tuvo suerte o más bien un ángel que siempre le ha estado cuidando – comentó mirando hacia Aomine.


- Él siempre ha sido así – sonrió la madre de Aomine –siempre haciéndose el duro pero luego… intenta ayudar a los demás – dijo derrumbándose a llorar mientras la madre de Tetsu la abrazaba – no sé cómo voy a sacarle del pozo en el que se está hundiendo, es como si hubiera perdido las ganas por vivir.


- Se le pasará, necesita tiempo. Le diré a Tetsu que se encuentra bien y que debe darle un poco de tiempo. Le costará entenderlo pero estoy segura que si sabe que Aomine se lo ha pedido, lo afrontará.


 


Cuatro meses después:


Tetsu miraba en su habitación aquel trozo de tela azul, aquel hilo desgastado y roto que se cayó de la muñeca de Aomine el día del accidente. En cuanto pudo volver a caminar había ido hasta allí a recuperarlo, el aire lo había alejado hasta el bordillo de la acera y por suerte, no se había movido más. Ya habían pasado cuatro meses desde el accidente y Aomine no había querido verle, ni siquiera contestaba a sus llamadas.


Una vez pasó por su casa pero ni siquiera tuvo el valor para entrar y llamar al timbre, tan sólo pensaba en que Aomine ya no quería verle, eso le hacía sentirse más culpable aún por el accidente. Había cruzado sin mirar, había puesto en peligro a Aomine y casi le mata, era mejor estar lejos o eso pensaba Tetsu. Aun así, había querido ir a por ese desgastado hilo que se había roto pero cuando lo miraba, tan sólo podía pensar en una cosa… ¿Todo su amor había terminado aquel día? Tenía sentido… todo empezó con aquel juego de unirse con el hilo azul, aquel hilo que iba a unir su amor para siempre y ahora… se había roto, se había destrozado, estaba completamente roto. El destino que una vez los unió, ahora les había separado.


Tetsu se levantó de la cama para ir a clase, su madre ya le llamaba desde la cocina para que bajase a desayunar. Al llegar a la facultad, Kagami se acercó a él como hacía todas las mañanas aunque hoy estaba algo diferente. Tetsu trató de alejarse de él y entrar al edificio, ahora sólo le importaban sus clases, ni siquiera había vuelto a jugar al baloncesto desde que le expulsaron del equipo.


- Tetsu… por favor, dame un minuto.


- Dame una buena razón para ello – comentó Tetsu – llego tarde a clase y tú y yo ya no somos nada, ni amigos ni compañeros de equipo.


- De eso quería hablar. Vuelve al equipo, Tetsu.


- ¿Te has vuelto loco? No voy a volver.


- Han pasado cuatro meses, tu lesión de la costilla está curada.


- Aún me molesta a veces – mintió Tetsu, hacía un mes aproximadamente que había dejado de dolerle.


- Tetsu, el equipo te necesita.


- ¿Ahora me necesita? No me necesitaba hace unos meses. Ya me echaron del equipo o mejor dicho… conseguiste que me echaran. No voy a volver a jugar – dijo marchándose.


- ¿Por qué no? Adoras el baloncesto.


- Sí, pero también amaba a Aomine Daiki y lo perdí por tu culpa, le he perdido porque te metiste en medio de nuestra relación, le he perdido porque fui tan idiota de meterme en mitad de una carretera y ponerle a él en peligro, adoraba mis estudios y el baloncesto y sabía que el puesto de capitán me venía grande, pero en vez de tener ayuda, me hundisteis. Quédate con el equipo y enseña a alguien para que haga buenos pases, yo no volveré al equipo.


Kagami se quedó allí estático viendo cómo Tetsu se marchaba. Uno de los compañeros de su equipo se acercó hasta él apoyando la mano en su hombro.


- No cambiará de idea – le dijo.


- Entonces tendré que hablar con Aomine para que le haga cambiar de opinión.


- Eso será más complicado aún. Dicen que Aomine no ha salido de su casa desde el accidente, está grave, no te dejarán verle.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).