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Un hilo para los rivales por Fullbuster

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Tetsu se había quedado helado al ver a Aomine allí sentado. ¿Cuántas veces había soñado con tenerle de nuevo frente a él? Había pasado un año entero y no había podido olvidarle ¿Lo habría hecho él? ¿Dónde había quedado aquel amor que ambos se habían tenido? Tetsu ya no lo sabía, pero sentía que Aomine seguía siendo demasiado importante en su vida, tan sólo tenerle frente a él le hacía volver a sentir aquella dulzura, le hacía volver a la vida. Por él habría hecho lo que fuera.


- No soy el médico, Aomine – le comentó Tetsu – No puedo mandarte de nuevo al partido, lo siento.


- ¿Qué haces aquí, Tetsu? – le preguntó sin mirarle.


- Me llegó el rumor de que habías vuelto a la universidad y a jugar en tu antiguo equipo. Quería ver si estabas bien.


- Estoy bien, Tetsu.


- Ya lo veo. ¿Por qué no me miras? – le preguntó - ¿Por qué no me has llamado en todo este tiempo?


- Porque lo nuestro ya pasó, Tetsu, no hay vuelta atrás.


- Quiero estar contigo, nunca te he olvidado. ¿Por qué tratas de olvidarme? ¿Es porque te hice daño? ¿Es porque estás enfadado conmigo por lo del accidente? Lo siento, Aomine, no quise meterte en medio de aquello – le comentó Tetsu derramando lágrimas mientras se acercaba.


- No es por el accidente – comentó Aomine todavía sin mirarle – yo me metí en medio, no tienes ninguna culpa.


- ¿Entonces por qué no quieres verme? – gritó Tetsu - ¿Por qué te alejas de mí?


- Tengo mis motivos.


- ¿Tus motivos? – preguntó sorprendido.


Tetsu se acercó aún más hacia Aomine colocándose frente a él para levantarle la cabeza y conseguir que le mirase. Aunque Aomine levantó obligado la cabeza, apartó la mirada de donde se suponía que estaba Tetsu.


- ¿Por qué no puedes mirarme?


- Tetsu, por favor… márchate.


- Quiero que me expliques las cosas, Aomine. Tú mismo me dijiste de no tener más secretos entre nosotros. ¿Qué ocurre? Mírame a los ojos y dime que no ves lo que siento por ti – le gritó obligándole a mirarle.


Aomine mantuvo la mirada fija en él aunque no podía ver absolutamente nada. No podía ver aquellos ojos azules de los que una vez se enamoró, no podía ver el sentimiento del que Tetsu hablaba, tan sólo escuchaba su voz.


Tetsu miró los ojos sin brillo de Aomine, no hacían el más mínimo gesto, no se movían, no podía ver nada en ellos y eso era extraño. Aomine siempre había sido muy expresivo pero hoy no podía encontrar nada de su dulzura, nada de la ternura con la que siempre le había mirado. Por un segundo al ver aquellos ojos recordó el golpe que se había dado en la pista contra el otro jugador y algo encajó en su mente alejándose levemente de Aomine.


- No me ves – dijo asustado.


Aomine apartó la mirada de él agachando la cabeza de nuevo intentando camuflar aquella afirmación de la que Tetsu acababa de darse cuenta.


- Qué tonterías dices – intentó disimular.


- No viste a ese jugador, estaba quieto frente a ti, era fácil de esquivar pero por algún motivo no lo viste. Ahora tampoco puedes ver mis ojos, ni siquiera ves lo que ocurre aquí.


- Sé muy bien lo que ocurre aquí y quiero que te vayas.


Tetsu cogió con firmeza la mano de Aomine llevándola hasta su mejilla para que sintiera la humedad de las lágrimas que estaba derramando, para que pudiera darse cuenta de que estaba llorando.


- Te quiero, Aomine – le dijo al ver que Aomine abría los ojos con sorpresa al sentir aquellas lágrimas resbalar por sus dedos – me da igual lo que sea que pasa por tu mente en este momento, no sé por qué me alejas pero mis sentimientos por ti no han cambiado en este año. Sigo amándote.


- No quiero que estés conmigo – le dijo Aomine llorando - ¿Qué quieres que te ofrezca ahora, Tetsu? No puedo ver, muchas veces salgo a la calle atemorizado por si me ocurre algo por culpa de algún obstáculo que no pueda ver frente a mí. Yo no quiero que tú estés al lado de un inválido toda tu vida.


- Quiero estar contigo – le gritó para que reaccionase – dices que estás inválido pero no es cierto. Estás aquí, vivo y a mi lado, eres un chico valiente que se atreve a salir a un campo de baloncesto y jugar sin ser capaz de ver nada de lo que le rodea, eres esa clase de persona con la que quiero estar toda mi vida. Tú me protegiste aquel día, me salvaste… deja que ahora sea yo quien te salve de esta oscuridad.


- Tet…su – susurró Aomine derramando una lágrima – por favor, no me lo hagas más difícil, tú y yo no podemos estar juntos. Arruinaré tu vida.


Tetsu se acercó hacia Aomine rozando con suavidad sus labios a los del moreno, tentándole con su cercanía y comprobando que él no iba a rechazarle antes de atrapar sus labios en un pasional beso que se fue intensificando a cada movimiento. No sabía otra forma de hacer llegar sus sentimientos a Aomine que no fuera ésa, pero esperaba que el moreno cambiase de opinión respecto a su planteamiento.


- Tú jamás podrías arruinar mi vida, eres lo único que le da sentido. Me da igual que tus ojos hayan perdido la luz, yo siempre voy a ser tu sombra, seré tus ojos si lo necesitas, te acompañaré siempre donde quiera que vaya tu camino – le dijo Tetsu sacando de su bolsillo el hilo azul desgarrado que perdió hace un año – puede que esté maltrecho pero aún aguanta como nuestro amor, sé que me quieres, es lo único que me importa.


Aomine no pudo contener más las lágrimas ante aquello y se derrumbó a llorar colocando las manos frente a sus ojos tratando de impedir que Tetsu le viera de aquella manera, pero Tetsu le abrazó con fuerza llevando el rostro del moreno hasta su pecho y dejando que se desahogase todo lo que llevaba en su interior. Aomine aún recordaba cuando Kagami fue hacía un par de meses a su casa y consiguió colarse para hablar con él. Había tratado de convencerle para que volviera con Tetsu, algo que jamás creyó ver en Kagami.


Sabía muchas cosas de las que habían ocurrido, Kagami aquel día se quedó hasta tarde explicándole que había dejado el equipo, que ya no quería volver a jugar, que empeoraban sus notas en clase, que se pasaba el día deambulando por los pasillos pensando en él y, aunque le insistió para que saliera de casa y hablase con Tetsu, Aomine se había negado en rotundo para no destrozar la vida de Tetsu. Creía que lo superaría en algún momento y ahora se daba cuenta de que era imposible, él no podía vivir sin Tetsu ni Tetsu sin él.


Agarró con fuerza la camiseta de Tetsu por la espalda evitando levantar la cabeza de su pecho. No podía permitirse que le viera llorar, bastante tenía que aguantar que le viera ya vulnerable por su ceguera, no quería encima darle a entender que se había vuelto un llorón desde el accidente.


- Estaré contigo siempre, Aomine – le susurró Tetsu besando su cabeza.


- Lo siento – escuchó que decía Aomine – yo no quería que dejases el baloncesto.


- ¿Quién te ha dicho que lo dejé? – preguntó preocupado Tetsu – yo no lo dejé, me expulsaron del equipo.


- Sí, lo sé. Kagami me lo explicó. Vino un día a mi casa a intentar convencerme de volver contigo y quería hacerlo, de verdad pero… no quería ser una molestia para ti.


Tetsu se quedó paralizado al escuchar que Kagami había ido a buscar a Aomine y más aún, para convencerle de que volvieran a salir juntos después de haberles destruido la relación que tenían. Por mal que se hubiera comportado su antiguo compañero, también se daba cuenta en este momento de que algo le importaba realmente cuando había sido capaz de tragarse su orgullo y haber ido a la casa de Aomine a rogarle que volviera a hablarle. Una ligera sonrisa se mostró en el rostro de Tetsu.


Incapaz de continuar con aquella sensación, Tetsu elevó ligeramente la barbilla de Aomine para besarle de nuevo. Lentamente fue posicionándose encima de Aomine hasta conseguir subirse a la camilla y sentarse sobre sus piernas. Aomine no se quejó ni dijo nada, simplemente continuó aquel beso.


- No puedo verte – le susurró Aomine colocando su mano en la nuca de Tetsu.


- No hace falta. Sólo siéntelo, yo haré el resto.


Para Aomine siempre había sido difícil el simple hecho de quedarse quieto sin hacer nada, pero no le quedaba más remedio en este momento que confiar en Tetsu. Ese chico siempre había sido lo único que le había importado de verdad y no quería en este momento volver a perderle por sus indecisiones. Había luchado contra viento y marea por él hasta que aquel accidente lo arruinó todo, ahora era Tetsu quien estaba allí poniendo todas sus cartas sobre la mesa y arriesgándose con él, intentando convencerle de que todo estaba bien entre ellos.


Aomine se concentró en el dulce sabor de aquellos labios que tanto había echado en falta. Un año había sido demasiado tiempo separados. Metió las manos bajo la camiseta de Tetsu recorriendo su espalda, subiendo con suavidad la camiseta mientras Tetsu elevaba los brazos facilitándole que la quitase.


El moreno sintió las hábiles manos de Tetsu levantando la camiseta a medida que los suaves labios de Tetsu subían por su pecho dejando un camino de besos y unos suaves suspiros escapar de los labios de Aomine. Tetsu llegó hasta el cuello del moreno colocando sus manos tras la nuca de éste e impulsándolo hacia él a medida que besaba su barbilla con dulzura hasta alcanzar aquellos deseados labios.


Aomine aprovechó mientras besaba a Tetsu para bajar sus manos por la espalda del chico hasta llegar a sus pantalones y desabrocharlos. Sonrió al verle con aquellos vaqueros, pocas veces le había visto bien vestido, generalmente siempre iban con su uniforme de baloncesto pero Tetsu hacía mucho tiempo que había dejado de jugar. Tetsu lo tuvo mucho más fácil para deshacerse del pantalón de Aomine, el pantalón corto de baloncesto era mucho más flexible y se lo bajó enseguida dejando su miembro al descubierto.


Tetsu aún sentado sobre sus piernas, se levantó poniéndose de pie en el suelo y agachándose ligeramente para meter el miembro de Aomine en su boca. Notaba la tensión de su chico, no estaba acostumbrado a todo aquello, a perder el control, a no ser él quien dominase en la relación, pero tendría que acostumbrarse. Tetsu trató de conseguir que se relajase y le dejase hacer las cosas, intentó que se centrase sólo en el placer que sentía, no le hacía falta ver para sentir aquello. Tetsu continuó con su labor, metiendo y sacando una y otra vez el miembro de Aomine de su boca, lamiendo y jugando a darle ligeros mordisquillos que hacían gemir a su chico.


Por los jadeos que lanzaba Aomine o más bien… que trataba de evitar lanzar, Tetsu se dio cuenta de que estaba al límite, seguramente por tanto tiempo que habían estado separados. Tetsu cogió la mano de Aomine conduciéndola hasta su boca y lamió los dedos del moreno para indicarle después su entrada. Aomine no se hizo de rogar, al sentir aquel terso trasero, introdujo sus dedos con suavidad deleitándose con los sonidos que Tetsu trataba de aguantar.


- Te he echado de menos – le susurró Aomine al oído mientras lo mordía con suavidad.


- Yo sólo puedo ser tuyo, Aomine – le susurró Tetsu con la voz más sugerente que fue capaz de colocar en aquella situación.


Ante aquellas palabras, Aomine no pudo resistirlo más y apartando los dedos de la entrada de Tetsu, cogió su miembro masajeándolo un par de veces antes de empezar a introducirlo en aquel chico que aguantó el primer quejido de dolor como pudo. Entró en él con mucha lentitud, siempre intentando hacerle el menor daño posible aunque eso parecía imposible. A medida que entraba en él, el placer le envolvía, sentía las paredes de Tetsu presionarle y continuó entrando hasta que no pudo avanzar más.


Aomine dejó escapar un gemido al sentirse completamente dentro de él, sintiendo el pecho de Tetsu pegado al suyo. Acarició el cuerpo de Tetsu a la vez que empezaba a moverse en su interior y sentía cómo Tetsu ayudaba moviéndose encima de él, introduciéndose él mismo aquel miembro una y otra vez deseando escuchar los gemidos de su novio aunque era incapaz de soltar aquellos sensuales labios ni siquiera un segundo.


Ninguno de los dos fue capaz de reprimirse durante mucho tiempo, acabaron sucumbiendo a sus deseos y entre gemidos, finalizó Aomine dentro de Tetsu mientras éste bañaba el vientre de su novio con su semen.


Apenas tuvieron tiempo de arreglarse y vestirse, cuando la puerta de la enfermería se abrió dejando ver a Kagami por allí que les miró absorto viendo cómo Tetsu aún estaba abrochándose el pantalón. 


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