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Un hilo para los rivales por Fullbuster

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Aomine caminó veinte minutos con la bolsa al hombro hasta llegar a la casa de Kuroko. La calle apenas estaba iluminada con las farolas y la casa de Tetsu no era precisamente una de las que más luz tenían, apenas una bombilla que centelleaba a punto de apagarse en la puerta de entrada.


Entró por el jardín hacia aquella bombilla que levemente iluminaba la puerta principal y tocó con los nudillos al notar que el timbre no funcionaba. Tetsu siempre había sido muy malo para las manualidades y arreglar la casa no era algo que se le diera demasiado bien. Su padre se había marchado hace mucho tiempo y su madre hacía demasiados turnos en el hospital para traer dinero a casa, así que al final… su hogar se había deteriorado bastante por la falta de mantenimiento. Quizá era uno de los motivos por los que nunca traía a gente a casa excepto a Aomine.


La puerta se abrió dejando ver a Tetsu sorprendido al encontrarse con su antiguo compañero y ahora rival Aomine Daiki.


- ¿Daiki? –preguntó por su nombre.


- ¿Puedo pasar?


- Sí, claro – dijo apartándose de la puerta para cederle el paso – ten cuidado con la primera madera, está un poco suelta – comentó Tetsu y Aomine sonrió al ver el agujero.


Eso no era un poco suelto, era roto por completo pero no dijo nada. Se quitó las zapatillas dejándolas en el rellano y siguió a Tetsu hacia el pasillo cuando se detuvo un instante al soltar la bolsa de deporte.


- ¿Tienes un martillo, una tabla y algunos clavos? – preguntó Aomine.


- Eh… creo que sí. ¿Vas a ponerte a arreglarlo a estas horas?


- ¿Por qué no? Un día os mataréis si sigue ese agujero ahí. Venga, dámelo, te lo arreglaré.


Tetsu se marchó a por las cosas y aprovechó Aomine para quitarse la chaqueta dejándola con la de Tetsu en la percha agachándose luego en el suelo para levantar la tabla que se había roto.


- Toma – comentó Tetsu dándole lo que había pedido.


- Gracias, Tetsu.


Tetsu se sentó en el pequeño peldaño que entraba a la casa y observó a Aomine trabajar. Le encantaba cuando Aomine le ayudaba, sobre todo en temas de la casa porque sus músculos se tensaban aún más cuando trabajaba y no podía dejar de mirarle embobado.


- Lo siento, Daiki. No era necesario que te pusieras a hacer esto.


- No pasa nada, Tetsu, no me cuesta mucho y sé que a ti no se te dan bien estas cosas. Búscame una bombilla y te cambiaré la de fuera que se va a fundir en breve.


- Oh, eso puedo hacerlo yo.


- Tendrías que buscar un taburete y yo soy más alto, puedo cambiártela en dos segundos.


- Está bien.


Aomine terminó de arreglarle las cosas y acabaron en el salón de la casa de Tetsu en un tenso silencio, hasta que Aomine se dignó a sonreír y hablar.


- Si tienes algo para tomar te lo agradeceré – le dijo sonriendo.


- Oh, lo siento, ni siquiera te había ofrecido nada. Ahora saco algo.


- Vale.


Tetsu fue hacia la cocina a preparar algo de té cuando Aomine vio aquella carpeta de la universidad del Seirin tirada en la mesa y la arrastró hacia él abriéndola. Se sorprendió cuando finalmente descubrió el gran secreto de Tetsu, no era la universidad que él había elegido, más bien ellos le habían elegido. Le habían pagado sus estudios con una beca siempre y cuando aceptase ser el capitán del equipo.


Al final todo tenía sentido para Aomine, Tetsu nunca quiso ser capitán, él mismo sabía que jamás podría serlo, no tenía alma para mandar a la gente ni para llevarla a una final pero… ahí estaba, siendo capitán sólo para poder estudiar. Siempre se había preguntado cómo era posible que se estuviera pagando los estudios de la universidad, eran demasiado caros para su familia y ahora tenía la respuesta. Tetsu volvió en aquel momento.


- No quieres ser capitán, ¿verdad? – preguntó Aomine.


- Aomine… tú mejor que nadie sabes que yo no sirvo para ser capitán. Akashi y tú sois buenos para mandar a la gente y para haceros respetar pero yo… todos pasan por encima de mí, no me hacen caso.


- ¿Aceptaste sólo por la beca?


- Necesitaba estudiar y no podía pagar la universidad. Si pierdo el puesto de capitán me quitarán la beca y no podré estudiar. Sabía que había una gran posibilidad de que me quitasen de ese puesto pero… tenía que intentarlo, si no aceptaba sabía que jamás entraría en la universidad pero si aceptaba… había una posibilidad de poder quedarme.


- Podías habérmelo dicho, Tetsu.


- Era algo que no tenía arreglo, Aomine. Nadie puede pagar la universidad por mí excepto ellos con la beca. Ahora tengo que hacer frente a este equipo y no sé cómo voy a conseguir que me hagan caso. Yo no sirvo como capitán.


- Sé que ser capitán no es lo tuyo, Tetsu, pero yo no voy a dejar que te quiten la beca, ¿vale?


- ¿Y cómo consigo que me hagan caso?


- Te enseñaré.


- Ni siquiera sé tirar a canasta, Aomine, se ríen de mí porque no soy capaz de hacer un lanzamiento.


- Entonces practicaré contigo todos los días al acabar las clases.


- No puedes, eres mi rival, no deberías enseñarme. Si se enteran te quitarán el puesto de capitán y a mí también.


- Entonces haremos que no se enteren. Akashi tiene una pista particular en su casa, podemos pedirle que nos deje las llaves y entrenar allí. Diremos que vamos a ver a un viejo amigo. Arriésgate, Tetsu, es tu beca, tu posibilidad de estudiar.


- ¿Y tú? Si se enteran en tu universidad…


- A mí me da igual, quiero ser policía.


- ¿Por qué vas entonces a la universidad?


- Porque mi padre está empeñado en que estudie una carrera pero estoy preparando las pruebas para policía en secreto – sonrió – vamos, Tetsu. Eres buen estudiante, mereces estar ahí, déjame ayudarte.


- ¿Crees que arriesgar mi beca es lo que me conviene?


- No te conviene, pero ya la estás arriesgando. No eres un buen capitán, eso es algo que sabemos y en cualquier momento te quitarán la beca. Sólo te pido que luches un poco más, que trates de mantenerla, te enseñaré a ser capitán.


- No soy bueno para eso.


- La gente no nace sabiendo, Tetsu, Akashi no sabía ser capitán. ¿Te acuerdas cuando empezó? Yo tampoco sabía y míranos… aquí estamos. Puedo enseñarte, en esta vida todo se puede aprender, déjame ayudarte con esto y confía en tus cualidades.


- ¿Por qué haces todo esto por mí, Aomine? – preguntó – yo no tengo nada que ofrecerte.


- Sí lo tienes – dijo sonriendo acariciando la mejilla de Tetsu.


Aomine se aproximó a Tetsu muy despacio dándole tiempo al chico a que pudiera apartarse si lo deseaba, pero por alguna razón, Tetsu no se apartaba, se había quedado paralizado viendo los labios de Aomine acercarse a los suyos hasta que se rozaron en un tierno beso. Ambos chicos sabían que aquello podía traer más problemas que otra cosa, pero ninguno se atrevía a romper aquel contacto que tanto deseaban.


Desde la última noche del año en que hicieron aquel juego no habían podido apartar de sus mentes el roce de sus labios, la sensación de paz y tranquilidad que sentían cuando estaban juntos.


- No lo entiendo – susurró Tetsu aún rozando sus labios.


- Quería repetir lo de la otra vez, lo echaba de menos – le mintió Aomine sin tener el valor para declararse - aunque te largues a casa corriendo cuando habíamos quedado – comentó sonriendo.


- Oh… no me fui corriendo a casa, estuve esperándote.


- No es cierto, no estabas allí cuando salí.


- Porque me dijeron que te habías marchado. Me sentí un poco mal, creí que te habías olvidado.


- Yo jamás me iría sin ti, ¿vale? ¿Fue Kagami?


Tetsu abrió los ojos y Aomine supo que llevaba razón, lo había escuchado de Kagami. Rozó con sus yemas la mejilla de Tetsu y la cogió con suavidad hasta conseguir apoyar su frente en la de Tetsu.


- Yo jamás me iré sin ti. Ese chico no sé por qué me tiene tanta manía, ni siquiera le conozco.


- Quiere ser el mejor. Está obsesionado con superarte y luego ir a vencer a Akashi.


- Entonces está más loco de lo que creía – comentó Aomine - ¿Aceptas que te enseñe o no? –preguntó al final.


- ¿Qué te daré a cambio? No tengo nada que darte.


- Sólo esto, Tetsu.


- ¿Quieres mi cuerpo?


- Sí. Déjame estar contigo y te enseñaré todos mis secretos.


- Si nos pillan con una relación de cualquier tipo aún será peor que si nos pillan cuando me estés enseñando.


- Cuando acaben los partidos… en los vestuarios. Estaremos a solas, nunca se queda nadie. ¿Qué te parece? A menos que sientas mucho asco por mí.


- No, no te tengo asco. Me parece bien con una condición.


- Dime.


- Yo también quiero… ya sabes…


- ¿Quieres qué?


- Quiero metértela alguna vez.


Aomine sonrió y es que aquello le había pillado por sorpresa. Tetsu siempre era muy directo para decir las cosas pese a ese rostro inexpresivo que tenía.


- Hagamos un acuerdo… quien gane el partido, la mete. ¿Te parece bien? Eso sí… por favor no le digas a nadie que te he dejado metérmela si me ganas – comentó sonriendo y Tetsu sonrió por primera vez.


- Vale. Prometo que haré mi mejor esfuerzo y te ganaré, un día lo haré.


- Hazme un favor mientras tanto, Tetsu… no confíes en ese tal Kagami, no me da buena espina.


- A mí tampoco pero…


- Te dijo que yo me había ido para que te marchases. Está tramando algo, lo sé.


- No creo que lo hiciera con malicia, tampoco me lo dijo abiertamente, sólo lo escuché como un rumor. Quizá creía que te habías marchado.


- Puede ser.


- ¿Te has enfadado conmigo por dejarte tirado?


- Jamás, Tetsu, nuestra amistad está por encima de todo. Sólo fue un malentendido, nada más. La próxima vez espérame, ¿vale? Oigas lo que oigas. Fui el último en salir, tuve un poco de culpa por haberme retrasado tanto, así que lo siento. Intentaré ser más rápido la próxima vez.


- Y yo más lento para esperar a que todos se marchen – comentó sonriendo – me esperaras en los vestuarios, ¿verdad?


- Claro.


El té se lo tomaron enseguida aunque Tetsu aún estaba algo nervioso por la extraña proposición de Aomine. Él estaba muy seguro de lo que sentía por su amigo, pero no podía decírselo, no podía decirle cuánto le quería, aún era débil, no se merecía a alguien como Aomine, un día le vencería y conseguiría declararse.


Por otra parte, Aomine se maldecía por haber sido tan cobarde de haberle propuesto sexo sin compromiso cuando quería a ese chico para él sólo, quería algo serio con él pero no le salían las palabras más importantes de su vida. Intentó relajarse y pensar que a partir de ahora… tendría más oportunidades para lanzarse y confesar todo lo que quería decirle a Tetsu, iban a estar mucho tiempo juntos aunque seguía preocupándole lo de la beca. Tetsu necesitaba seguir siendo capitán pese a que él no quería serlo ni estaba preparado para ello. Su madre trabajaba mucho para poder mantener a la familia y sabía la carga que tenía Kuroko sobre sus hombros, lo mal que se sentía al saber que su madre hacía todo lo posible pero que él jamás podría permitirse hacer cosas como otros de su edad, ni siquiera podía permitirse ir a la universidad sin esa beca. Había luchado por ella y se la merecía.


Tetsu era un buen jugador de baloncesto, quizá jamás tendría lo que hay que tener para ser capitán pero esta era su oportunidad para estudiar, no podía desaprovecharla y Aomine estaba decidido a ayudarle, al menos… hasta que acabase la carrera o las condiciones del contrato cambiasen para poder mantener su beca.


 


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