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Un hilo para los rivales por Fullbuster

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Las manos de Aomine comenzaron a subir aquella sudada camiseta blanca y negra del Seirin. Aomine no se atrevía a soltar los labios de aquel chico pese a que empezaba a aparecer aquella tersa y blanquecina piel a la vista. Tetsu al sentir cómo la camiseta resbalaba cuerpo arriba, elevó las manos facilitándole a su amante que la pudiera quitar con mayor facilidad, separando sus labios un corto periodo y volviendo a unirse con pasión en cuanto la camiseta pasó la cabeza.


Aomine lanzó la camiseta a un lado de la colchoneta bajando sus manos al fino abdomen de Tetsu. Todos sabían que Kuroko no era una de las personas a las que se les diera bien el ejercicio físico pero eso a Aomine le daba igual. Quizá su cuerpo se había quedado como el de un niño pequeño pero él se había enamorado del Tetsu completo, ese que sacaba siempre fuerzas de donde no las tenía para seguir adelante, ese Tetsu que se arriesgaba con todo y terminaba los partidos pese a su mala condición física, el Tetsu inexpresivo que ahora se encontraba bajo su cuerpo y al que quería hacerle gemir.


Las manos de Tetsu temblaron levemente al bajar hasta el límite de la camiseta de Aomine. Se agarró a ella con fuerza dudando unos segundos. Quería quitársela pero una extraña sensación de vergüenza que jamás antes había sentido le invadió por completo. Aquella situación que estaba viviendo era nueva para él. El sonrojo en sus mejillas se hizo presente enseguida sacando una sonrisilla en Aomine quien no pudo evitar acariciarlas con dulzura al verle tan vergonzoso.


- ¿Estás bien? – le preguntó.


- Sí.


- Puedo parar si no estás seguro de esto.


- Estoy seguro, es sólo que… yo nunca he estado con nadie, ni siquiera he tenido pareja. No sé muy bien cómo se hace esto, ni lo que tengo que hacer.


- Tetsu… puedes hacer lo que te apetezca.


Aomine cogió la muñeca de Tetsu y la subió hacia arriba haciendo que las manos de Tetsu que apresaban con fuerza la camiseta del moreno se empezase a elevar por aquel fuerte abdomen que tenía Aomine. Ya estaba la camiseta a la mitad del esculpido torso de Aomine cuando éste hizo que Tetsu soltase el fuerte agarre a su camiseta para colocarle la mano en su pecho.


- ¿Ves? No pasa nada, Tetsu – le comentó con dulzura – no voy a morderte… al menos no mucho – dijo sonriendo sacándole una sonrisa a Tetsu.


Tetsu movió por fin aquellos agarrotados dedos en su pecho jugando con el pezón de Aomine hasta conseguir sacarle una sonrisilla por el placer y el cosquilleo. Oír a Aomine hizo que Kuroko se relajase momentáneamente.


Esta vez fue Tetsu quien movió su mano libre tras la nuca del moreno empujándole hasta que sus labios volvieron a unirse. El sonrojo se hizo aún más presente en Tetsu al sentir la lengua de Aomine resbalar por su labio inferior pidiéndole permiso para entrar. Kuroko abrió ligeramente la boca dejando que aquel moreno jugase libremente con su lengua.


Aomine sólo se separó de la boca de su amante para introducirle los dedos en ella pidiéndole que los lamiera. Tetsu se quedó unos instantes en silencio, sonrojado y sin entender nada, pero lo hizo. Tomó su muñeca y acercó la mano de Aomine a su boca metiendo un par de sus dedos lamiéndolos con su lengua. Aomine no pudo evitar sonrojarse también al ver aquella escena, jamás imaginó que Tetsu pudiera ser tan sugerente y sensual como en aquel momento.


Aomine se posicionó mejor dejando aún a Tetsu bajo su cuerpo e introdujo sus dedos con lentitud en la entrada de Tetsu mientras unía sus labios nuevamente intentando calmarle. Se notaba lo nerviosos que estaban ambos chicos, la dulzura con la que trataban de acariciarse mutuamente y cómo intentaban relajarse aunque no terminaban de lograrlo.


Los primeros gemidos de Tetsu fueron ahogados en la boca de Aomine. No estaba seguro si eran de dolor, de placer o simplemente por sentir algo extraño y nuevo pero prefirió continuar introduciendo sus dedos en él muy despacio.


Las manos de Aomine pasaron bajo el trasero de Tetsu alzándolo ligeramente de la colchoneta dejando su entrada más accesible y cogiendo su miembro con una mano, lo acarició durante unos segundos excitándolo un poco más antes de empezar a entrar en Tetsu. Lo hizo despacio pero sin detenerse pese al rostro de su compañero que cerró los ojos y se sonrojó dándose cuenta que ya no había vuelta atrás, la relación con su mejor amigo acababa de cambiar por completo. Habían sobrepasado el límite de la amistad a algo mucho más íntimo.


Tetsu sentía algo que jamás había sentido antes, vergüenza al verse desnudo frente a Aomine, de estar bajo su cuerpo viendo cómo su mejor amigo se introducía en él intentando acallar los gemidos que deseaban salir. También Aomine estaba tenso y sonrojado, jamás había visto aquel rostro tan sensual que ahora ponía Kuroko frente a él, nunca le había escuchado intentar contener los gemidos.


Se movió con cuidado pese a querer acelerar para sentirle aún con mayor intensidad. Tetsu era demasiado deseable ante sus ojos y más de la manera en que estaba ahora, sonrojado y gimiendo, jamás había visto a Tetsu de esa forma y era una imagen que pagaría lo que fuera por volver a verla. Quería recordar siempre ese momento, detenerlo para tenerle siempre de esa forma.


Aomine giró la cabeza de Tetsu hacia él atrapando sus labios con fuerza sin detener su movimiento. Estaba tan excitado tras tanto tiempo deseando tener a Kuroko bajo él, tan emocionado por aquel momento, que apenas pudo contenerse. Aomine que acariciaba el miembro de Tetsu sintió cómo un líquido resbalaba por su mano justo cuando ahogaba el gemido más sonoro de aquel chico de extraño cabello azulado. Aomine sin aguantar mucho más, tras un par de movimientos más se corrió también relajando todos sus músculos de golpe, sintiéndose completamente satisfecho y saliendo de Tetsu, se colocó a su lado acercándole la camiseta cubriéndole el pecho por si tenía frío, pero con una gran sonrisa de satisfacción. Tetsu le miró y sonrió también aún sonrojado.


La mano de Aomine fue hasta el rostro de Tetsu acariciándolo con suavidad mientras sonreía. Tetsu sólo pudo devolverle la sonrisa apoyando su mano encima de aquel moreno.


- ¿Estás bien? – le preguntó.


- Sí – le respondió Tetsu.


- ¿Incómodo? – preguntó al ver su sonrojo.


- No, estoy bien. Estoy contigo y además he conseguido encestar, es la primera vez que lo consigo – comentó ilusionado - ¿Mañana tienes partido?


- Sí, por la tarde. Supongo que el equipo irá luego por la noche a celebrar la victoria. Te avisaré para quedar cuando acabe.


- Vale.


Ambos miraron el cielo, ya estaba oscureciendo y sabían que Akashi no tardaría en volver a casa así que se vistieron enseguida. Aomine besó por última vez a un preocupado Tetsu que terminaba de ponerse la camiseta.


- ¿Seguro que estás bien? Pareces un poco ausente.


- Estoy preocupado por si nos pillan. Eres el capitán de Gakuen, eres mi rival y sin embargo estoy aquí en una cancha… teniendo sexo contigo.


- No se enterarán, Tetsu. ¿Confías en mí? Yo no te traicionaría. Quiero que sigas siendo capitán, no voy a dejar que pierdas tu beca.


- Confío en ti, pero no en mi equipo. No quiero que me pillen. ¡Dios! Estoy acostándome con mi rival. Creerán que te estoy contando los secretos para vencernos.


- Ni que eso fuera a ayudarles contra mí – dijo Aomine sonriendo con su egocentrismo de siempre.


- Hablo en serio, Aomine – sonrió Tetsu.


- Yo también. Venga, sabes que les ganaría con los ojos cerrados, no me hace falta que me cuentes sus debilidades. De hecho si lo hicieras perdería más entusiasmo aún. Si ya no son rivales para mí, imagínate si encima me ayudases a ganarles, qué aburrimiento de juego – comentó haciendo sonreír a Tetsu.


Terminaron de arreglarse y bajaron de la colchoneta para marcharse. Aomine se detuvo unos segundos mirando cómo Tetsu caminaba delante de él y recogía el balón de baloncesto del suelo para llevárselo.


- Oye, Tetsu… - dijo preocupado – yo… no quiero ser un obstáculo para ti. Si crees que esto está mal, no te preocupes, podemos dejarlo aquí.


- Está bien – dijo Tetsu girándose y sonriendo mientras se acercaba a Aomine poniéndose de puntillas para besarle – me gusta estar contigo. Que no nos, ¿vale?


- Vale.


Ambos chicos salieron de allí encontrándose a la salida con Akashi que llegaba en ese momento con un elegante traje.


- Pero qué atractivo. Seguro que no vienes a jugar a baloncesto con nosotros – comentó Aomine sonriendo.


- No. ¿Qué tal ha ido?


- Bien, ya nos íbamos – comentó Tetsu con su rostro inexpresivo.


- Ha conseguido encestar – dijo Aomine contento.


- ¿En serio? ¿Cómo has conseguido ese milagro? – preguntó Akashi sorprendido mientras sonreía – no os interrumpo más. Te dejaré una llave por si necesitáis venir a practicar. Entrad siempre que queráis.


- ¿No nos dirá algo tu padre?


- Él nunca suele estar por casa, no os preocupéis.


Tetsu fue el primero en salir del pabellón y Akashi se quedó unos segundos mirando a Aomine sonriendo con cierta perversión. Eso extrañó al moreno y es que Akashi pocas veces sonreía y menos de esa forma.


- ¿Qué? – preguntó.


- Nada – dijo sonriendo – quizá es que te veo un brillo especial – comentó dando a entender si había ocurrido algo más aparte de un entrenamiento.


- Oh, por favor, no creí que tú fueras un pervertido – dijo saliendo de allí siguiendo a Tetsu.


Akashi sonrió negando levemente con la cabeza y dando por sentado que entre esos dos había ocurrido algo más que un simple lanzar a canasta y entrenamientos. Miró a Aomine marcharse y se dio cuenta de algo, por mucho que hubiera ocurrido algo, dudaba que Aomine hubiera reunido el valor para decirle lo que sentía a Tetsu. Aomine podía ser muy directo y egocéntrico a veces, pero cuando se trataba de abrir sentimientos, no había forma, él era demasiado cerrado y trataba de aparentar que nada le importaba.


Aomine acompañó a Tetsu hasta su casa pese a que éste le indicó que no hacía falta que bajase del metro. Aomine vivía un par de estaciones tras la parada de Tetsu pero aún así, prefirió acompañarle hasta casa para luego tener que volverse solo a la estación para coger el siguiente metro.


- No hacía falta, Aomine – dijo Tetsu.


- Quería hacerlo. Hace mucho que no te acompañaba – comentó.


- Desde que jugábamos juntos y yo era tu sombra.


- Tú siempre serás mi sombra, Tetsu, nadie te quitará jamás ese sitio. Sólo contigo a mi lado jugaba realmente a gusto.


- Ya no soy tu sombra, Aomine. Ahora sólo somos rivales. Universidades diferentes, equipos diferentes…


- Me gustaba jugar contigo más que contra ti. Pero si no hay más remedio, daré lo mejor de mi y te venceré, no pienso perder la apuesta que hicimos – comentó Aomine sonriendo y Tetsu sonrió.


- Un día te venceré.


- En tus sueños – le dijo dejándole en la puerta de su casa – ya nos veremos. Cuídate y come algo.


- Lo haré. Gracias por acompañarme.


Tetsu entró en su casa y cerró la puerta tras él. Se sentó en el escalón de madera para quitarse los zapatos antes de acceder a la oscuridad del pasillo y se fijó en la tabla de madera que Aomine le arregló. Sonrió y tocó sus labios con los dedos dándose cuenta o pensando por primera vez en lo que había hecho con Aomine. Se habían acostado, su relación había cambiado aunque parecía no haberlo hecho. Estaba feliz pero no podía contárselo a nadie.


Subió con rapidez a su habitación sin siquiera encender las luces y miró por la ventana viendo cómo Aomine caminaba calle abajo hacia la estación del metro. Apoyó su cabeza en su mano recostándose levemente sobre la mesa del escritorio y sonrió mirando el trasero de Aomine alejarse por la calle. No sabía si hoy podría dormir con todos aquellos recuerdos de ese día. Su primera vez había sido simplemente perfecta pese a no haber nada serio entre ellos.


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