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Un hilo para los rivales por Fullbuster

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Tetsu apretó el puño sintiendo aquel trozo de papel en su mano mientras miraba cómo Aomine se alejaba con su equipo hacia una mesa del fondo. Todos estaban muy contentos y supo que habían ganado el partido, era difícil que su equipo perdiera, tenían buenos jugadores y si el partido se pusiera muy mal, Aomine siempre tiraría de ellos encestando desde cualquier posición ganándoles el partido.


- ¿Estás bien? – escuchó que preguntaba Kagami a su lado.


- Sí – dijo Tetsu aún mirando hacia Aomine.


- Parece que no os lleváis muy bien para haber sido compañeros.


- Supongo que no – dijo Tetsu fingiendo.


- Contrasta mucho con vuestro primer partido, parecíais llevaros bien.


Aquello pilló por sorpresa a Tetsu, era cierto que se habían comportado mejor en el primer partido mientras que ahora fingían estar mal. Pensó algo que decirle a Kagami para camuflar y encontró algo sonriendo.


- Me dejó tirado después del partido – comentó haciendo referencia a cuando Kagami les dijo que Aomine se había marchado – Habíamos quedado para tomar algo pero… se marchó al parecer con una chica. No nos hablamos mucho desde entonces.


- Ya veo – dijo Kagami – lo siento.


- ¿Por qué?


- Por vosotros. Creí que vuestra amistad sería más importante que la separación en los equipos.


- Estamos en equipos diferentes, no se puede evitar la rivalidad. Voy a vencerle.


- Si me dejas… te ayudaré a vencerle – comentó Kagami levantando el puño hacia él y Tetsu, pese a dudar al principio, luego lo chocó.


Kagami volvió a la conversación con sus compañeros y Tetsu aprovechó para abrir el puño y empezar a desenrollar el papel bajo la mesa para leerlo. Aomine le había escrito la hora a la que tenía que ir a la cancha del parque. Sonrió, aquella cancha era donde habían jugado desde niños, donde vio a Aomine por primera vez derrotar a aquellos chicos mayores. Él siempre había sido un jugador excelente y cuando se convirtió en su sombra, fue el más feliz del mundo. Por fin podía jugar con alguien realmente bueno mano a mano, podía aprender del mejor.


Sus ojos se centraron en Aomine en la mesa del fondo y cuando sus miradas se encontraron, el mundo se silenció, Tetsu sabía que sus compañeros seguían allí hablando y bromeando, pero a él sólo le importaba Aomine, aquella sonrisa que le dedicaba solamente a él, aquellos ojos azul oscuros que miraban los suyos con ternura.


Se quedó un rato más con sus compañeros, hasta vio al equipo de Aomine marcharse a seguir disfrutando en algún otro bar pero él sabía perfectamente que Aomine no iría a más sitios, iba a marcharse a su casa a cambiarse de ropa y a recoger la pelota de baloncesto para encontrarse con él. Esperó casi media hora desde que el equipo de Aomine se marchó y salió despidiéndose de todos los del Seirin comentando que iría a su casa, que era tarde.


Al llegar al metro, cogió el que iba hacia su casa pero se detuvo una parada antes que estaba más cerca del parque. A medida que iba acercándose empezaba a escuchar el bote de la pelota de baloncesto hasta que al girar entre unos árboles, vio a la lejanía la figura de Aomine botando la pelota y corriendo hacia la canasta saltando a ella y encestando colgándose de la canasta. Al saltar de nuevo al suelo, recogió la pelota y volvió a botarla bajo sus piernas haciendo sonrojar a Tetsu que caminaba hacia él dejando escapar el vaho por el frío de sus labios.


- Por fin llegas, Tetsu – comentó Aomine sonriendo y cogiendo la pelota bajo el brazo.


- ¿No tienes frío? – preguntó Tetsu.


- Bueno… si tengo frío, espero que alguien me ayude a entrar en calor – comentó divertido acercándose a Tetsu y tocando su frío rostro – estás helado.


- Un poco – dijo Tetsu sonrojado.


- Toma – comentó quitándose su bufanda y poniéndosela a Tetsu abrigándole hasta la nariz – tápate.


- Gracias.


Aomine sonrió acariciando la mejilla sonrojada de Tetsu con delicadeza antes de acercarse hasta él agachándose levemente para unir sus labios con los suyos bajando un poco la bufanda que acababa de ponerle.


- ¿Te apetece practicar? – preguntó Aomine soltando sus labios y volviendo a subirle la bufanda para abrigarle. Tetsu confirmó con un movimiento de cabeza – vale, toma – le lanzó la pelota de baloncesto hasta sus frías manos.


Ambos practicaron juntos y Tetsu trató de conseguir pasar a Aomine con su invisibilidad, era la última técnica que estaba perfeccionando y aún no estaba completa, pero lo conseguiría y Aomine sería el primero en verla completamente finalizada. Perdió irremediablemente contra Aomine y éste sonrió.


- Tetsu… tienes que espabilar o no podrás metérmela ni una vez.


- Algún día lo haré – dijo sonriendo – ya lo verás.


- De momento… me debes una.


- Me la apunto. ¿Qué haces mañana?


- Iba a ir a mi azotea a echarme una siesta. ¿Tenías un plan mejor? – preguntó sonriendo.


- Mañana tengo partido – dijo Tetsu cogiendo la pelota entre sus manos – me gustaría que vinieras pero sé que sería sospechoso que lo hicieras. Tú nunca vas a ver los partidos de los demás.


- Iré – dijo de golpe sonrojando a Tetsu.


- ¿En serio?


- Sí, allí estaré. Intentaré que no me vea nadie, pero iré a animarte. Ganaréis, yo confío en ti.


- No quiero lanzar a canasta – dijo Tetsu entonces agachando la mirada – no quiero mostrarles a mis rivales lo que puedo hacer, al menos no tan pronto.


- Sigue con tu estilo de juego entonces un poco más.


- Creí que te sentaría mal. Te pedí que me enseñases a lanzar y ahora… no quiero utilizarlo.


- Lo comprendo, Tetsu, es como tu as bajo la manga. Guárdalo y utilízalo cuando lo necesites. Yo me alegro de habértelo enseñado, pasé un buen rato contigo, me gustó enseñarte algo y ayudarte a mejorar, utilizar o no lo aprendido es una decisión personal que tienes que valorar tú cuándo es el mejor momento para mostrarlo al mundo.


- Eres increíble – comentó Tetsu – siempre sabes qué decir para hacerme sentir bien.


- Tú sí que eres increíble. Me encanta tu humildad, tu sinceridad, tu ternura.


Tetsu agachó la bufanda sin poder remediarlo más y se lanzó colocándose de puntillas hasta alcanzar los cálidos labios de Aomine. Los brazos de Aomine rodearon inmediatamente la cintura de aquel chico de extraños cabellos azulados que buscaba su lengua para jugar con ella. Poca gente conocía a Aomine, todos pensaban que era frío, egoísta y muy egocéntrico, a poca gente le caía bien pero Tetsu… sabía que todo eso sólo era su apariencia, siempre protegiéndose para que nadie pudiera hacerle daño. Sólo él conocía al verdadero Aomine, era un chico dulce y tierno, muy romántico y protector, cálido y a la vez frío intentando alejar a todos de él excepto a los seres por los que sentía algo especial. Tetsu se sentía afortunado de ser alguien especial para ese chico, Aomine siempre le había tratado muy bien.


Aomine lo arrastró tras él hacia unos árboles tras la cancha dejando que Tetsu tirase la pelota y botase varias veces en aquel cemento hasta que se detuvo por completo. Ninguno de los dos pensaba en aquel balón, tan sólo pensaban en sus labios, en sus caricias. Las manos de Tetsu bajaron hasta el cinturón de Aomine desabrochándolo con desesperación mientras éste sonreía.


- Ey, Tetsu, con calma – le susurró con los labios pegados a los suyos.


- ¿Es que no quieres estar conmigo? – preguntó asustado con las mejillas sonrojadas por el frío.


- Claro que quiero.


- Entonces… ¿Por qué me pides calma?


- Porque no quiero hacerte daño, Tetsu. Ve despacio.


- Lo siento, no pensé en eso.


- Tendré cuidado contigo – dijo Aomine colocando sus manos en sus mejillas intentando que entrasen en calor – bájate sólo lo justo los pantalones, no quiero que cojas frío.


- Vale.


La espalda de Tetsu chocó contra el tronco del árbol mientras el pecho de Aomine se juntaba al suyo intentando pasarle algo de calor mientras los ágiles dedos del moreno desabrochaban el pantalón de Tetsu. Apenas lo bajó lo justo para tener espacio entre sus piernas y colar los dedos en su entrada dilatándole.


- Podrían pillarnos – dijo Tetsu sin detener el demandante beso.


- No lo harán. No dejaré que te descubran conmigo.


- ¿Por qué todo es tan complicado? – preguntó - ¿Por qué no puedo estar contigo siempre?


- Estamos en equipos diferentes, Tetsu. Si nos ven juntos pensarán que nos estamos desvelando secretos de nuestros equipos. Podrían expulsarnos.


- Lo sé pero… yo no te cuento nada, sólo… estoy contigo. Ni siquiera hablamos de los partidos. No es justo que me prohíban salir con un jugador de otro equipo.


- No es sólo un jugador de otro equipo, Tetsu… eres el capitán y estás saliendo con otro capitán. Creerán que estamos diciéndonos las cosas, que nos manipulamos para obtener información del otro equipo. Algún día podremos estar juntos sin tener que escondernos. Te lo prometo.


Aomine volvió a unir sus labios a los de Tetsu posicionándose en medio de Tetsu dispuesto a entrar cuanto antes. No quería estar mucho tiempo allí exponiendo a su compañero al frío de aquella noche pese a que no se quejase con tal de estar con él. Aomine sabía que Tetsu pocas veces se quejaba, siempre intentaba dar lo mejor de él a todo el mundo, trataba de llevarse bien con todos y hacer su mejor esfuerzo. Puede que estuviera teniendo frío pero no se había quejado.


Se bajó ligeramente el pantalón masajeándose su miembro sin dejar de besar a Tetsu y cuando estuvo listo, sacó sus dedos de la entrada de su compañero metiendo en su lugar su miembro. Ambos se escucharon jadear el uno al otro intentando contenerse, los dos fingiendo ser igual de inexpresivos, tratando de mantener la compostura hasta cuando deseaban perderla, los dos igual de tercos sin dar su brazo a torcer pese a estar viendo sus rostros descubriendo cómo disfrutaba la otra parte. Aomine acabó en aquel chico para comprobar que Tetsu no había llegado aún al máximo placer, así que introdujo su miembro en su boca dándole placer hasta que finalmente, Tetsu le avisó cuando iba a llegar para que se apartase. Así lo hizo, dejando que Kuroko se corriera llenando aquel césped con su semen.


Descansaron unos segundos en los que Aomine aprovechó para abrigar de nuevo a Tetsu evitando que siguiera pasando frío y lo envolvió entre sus brazos tratando de pasarle su calor mientras le besaba con dulzura aquellos atrayentes labios. Le encantaba ver aquellas mejillas sonrojadas tan llamativas en su blanca piel, aquel rostro tan dulce y excitado que reclamaba más besos.


- ¿Estás bien? – preguntó Aomine aún sentado a la espalda de Tetsu abrazándole para darle su calor.


- Sí. Sólo tengo un poco de frío en la cara – comentó mientras Aomine volvía a colocarle su bufanda para abrigarle.


- ¿Mejor?


Tetsu asintió escondiendo su nariz y dejándose envolver por aquel olor que desprendía la bufanda de Aomine. Le encantaba que oliera a ese chico, le hacía sentirse muy cerca de él.


- Puedes quedártela si quieres, Tetsu.


- Gracias – dijo sonriendo.


- ¿Quieres jugar un poco más antes de irnos a casa? Ya es algo tarde.


- Vale. Juguemos una última partida – dijo.


Ambos chicos se levantaron para ir a la cancha. Recogieron la pelota y jugaron los últimos puntos aunque Aomine machacó a un Tetsu que sonreía cada vez que veía a Aomine encestar, era bueno, demasiado bueno, el mejor jugador que había visto después de Akashi. Kuroko sabía que si ese chico seguía jugando, llegaría muy lejos en la vida, todos los equipos le querrían fichar.


- Voy a beber agua a la fuente y te acompañaré a casa – comentó Aomine sonriendo y Tetsu asintió.


Aomine desapareció entre los arbustos del fondo para ir a la fuente y Tetsu se quedó allí de pie mirando la canasta con la pelota de baloncesto en sus manos cuando una voz conocida le sorprendió.


- Así que en vez de irte a tu casa te vienes a practicar – comentó Kagami - ¿No es tarde para que estés tan solo por aquí? – preguntó.


- Quería practicar – comentó mirando hacia la fuente intentando ver si Aomine vendría, ahora tenía que apartar a Kagami de allí como fuera antes que les pillase juntos – ya me iba hacia casa – comentó cogiendo la pelota y empezando a caminar fuera de la cancha.


- Te acompaño entonces, tu casa está de camino a la mía.


- No hace falta, puedo ir solo.


- ¿Aún me odias? –preguntó decaído.


- No es eso, es que mi casa no está lejos. Puedo ir solo.


- Déjame acompañarte, por favor. Me preocuparía mucho y prefiero ver que llegas bien a tu casa.


- Está bien – dijo resoplando al ver que Aomine aparecía por los arbustos, quería alejar a Kagami y le giró para que no viera a Aomine.


Tetsu levantó la mano tras la espalda de un Kagami que empezaba a caminar para despedirse de Aomine que vio cómo se despedía intentando evitar que su compañero les pillase. Sonrió y levantó la mano dándose por enterado que hoy no sería él quien podría acompañarle, pero al menos se quedaba tranquilo al saber que no iría solo a casa y que nada le ocurriría pese a no confiar mucho en Kagami. Al menos sabía que llegaría sano y salvo a su casa y él confiaba ciegamente en Tetsu. Entendía que tenía que alejar a Kagami de aquella cancha para que él pudiera marcharse.


 


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