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Mi pequeño Charles//Mi pequeño Erik por Dark_Gaara

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Notas del capitulo:

Holaaaa~!! ¿Pensaban que se habían librado de este fic? Pues no. Me quiero disculpar por el retraso, pero, para los que les interese, les voy a comentar más o menos que me pasó. Al que no le importa, siga con el cap nomás~
 Lo cierto es que el principio de este cap estaba en el cap anterior, que corté para crear suspenso y no dejar la situación tan cortada a la mitad (cuando lean entenderán). Y de hecho seguí escribiéndolo un poco, me sorprendí cuando entré al sitio y vi que al lado de mi fic aún decía "Nuevo" cuando sentía que iba a actualizar en breve, asíque me lo tomé con más calma. Y de pronto...había pasado muuucho tiempo. Además, estoy en vacaciones y tengo menos tiempo para escribir. Debería ser lo contrario, lo sé, pero esoy viajando mucho y viendo a muchar gente, y no puedo sentarme con auriculares a meterme en mi mundo tanto como me gustaria u____u También les comento que no he estado muy bien este tiempo, y como este fic es de comedia, no me inspiro tanto. Charles y Erik ya tienen demasiado drama como para que les sume el mío T___T Por último, les claro que tengo casi todo pensado de este fic, no tengo muchos huecos que rellenar (bueeno, ni que la historia fuese profunda no? xD), asíque si no escribo no es porque no sepa cómo seguirla, sino que siento que no me va a quedar como quiero (soy perfeccionista, aunque sea una tonteria este fic) asique prefiero no escribir. A todo esto, la idea principal es que NO VOY A ABANDONAR ESTE FIC. Puedo demorarme mucho en actualizar, pero no lo voy a dejar porqué sé qué va a pasar en cada capítulo, sólo necesito tiempo+inspiración para que quede lindo. Asíque espero que ustedes tampoco lo abandonen <3
 Ahora sí, el cap~!

-Huele a café-comentó Alex. Miró a Erik sin detenerse, mientras se dirigía a tomar un vaso de agua.-Buenos días.

-Buenos días.-gruñó Erik, aún molesto con su amigo.

 Luego de beber agua, Alex se dio vuelta, y recién en ese momento reparó en el pequeño Charles que aún miraba a Erik desde la mesa. La sorpresa pobló su rostro, y fue ahí cuando ambos recordaron que Alex no sabía acerca del ataque mutante que había recibido el inglés. Estaban pensando cómo explicárselo, cuando el muchacho los interrumpió, acercándose a ambos.

-No puedo creerlo.-dijo, sin despegar los ojos del Charles miniatura. Luego, miró a Erik.-Todos sabemos que tienes alguna especie de obsesión con el profesor, pero esto…-tocó al mini Charles con la punta del dedo- Es demasiado hasta para ti. O sea-y volvió a picarlo con su dedo- ¿¡Un muñeco del profesor!? Debes estar bromeando.

 Durante un segundo, un silencio sepulcral cayó en la cocina. Charles y Erik quedaron estáticos, mientras Alex aún miraba entre asombrado y divertido al pequeño inglés, que de tan quieto que estaba tranquilamente podría haber sido un muñeco de verdad. Las mejillas de ambos se colorearon, sobre todo las del alemán, cuyo rojo intenso se debía a la mezcla de vergüenza y enojo. Sus manos comenzaron a crisparse, y volteó a ver a Alex con su mirada llena de furia. No dejaría que ese chiquillo lo humillase frente a Charles. No, frente a nadie. Ahora mismo lo retaría a que repitiese lo que acababa de decir, a que se atreviese a tratar a Erik Lehnsherr de un enfermo obsesivo cara a cara.

-No lo toques.-gruñó entre dientes.

 Se sorprendió a sí mismo, olvidándose por un momento de su enojo. ¿Acababa de decirle a Alex que no tocase a Charles? ¡Eso no era lo que iba a decir! Estaba seguro que sus cuerdas vocales expresarían un “¿Qué dijiste?” en tono amenazador y que no dejase lugar a respuesta. Pero en vez de eso, su subconsciente le había jugado una muy mala pasada, pidiéndole que no toque a su amigo. ¿Cómo podía alterarlo más que tocasen a Charles que el hecho de que lo hayan ofendido tan abiertamente?

 Pero el adolescente no despegaba su mirada ni su dedo del pequeño Charles, haciendo caso omiso a la advertencia del alemán.

-No parece muy frágil.-y lo agarró con una mano, acercándolo para examinarlo mejor.-Tengo que admitir que está muy bien hecho, es idéntico al profesor…

 Cuando Erik vio que Alex agarraba a Charles, sintió cómo la ira aumentaba bruscamente en su interior. Apretó los puños, dispuesto a controlarse, porque sabía que la ira era lo que más le jugaba en contra con su mutación. No quería herir a Alex, sólo quería que soltase a Charles, y lo dejara en la mesa, y se fuera y los dejara en paz, y que dejase de tocar a Charles, y que dejase de decir cosas vergonzosas como que tenía una obsesión con el inglés…

-Déjalo en la mesa.-y aunque intentó pedirlo como un favor, sonó más bien como una orden.

-Tranquilo, no lo voy a romper.-dijo Alex con sorna, sin siquiera mirarlo.

 Erik apretó los puños y sintió como su sangre comenzaba a palpitar. La ira que normalmente reprimía empezaba a recorrerlo, amenazándolo con romperlo si no lograba sacarla a tiempo. Las cucharas, los tenedores, las cacerolas, los cuchillos, las hornallas; todos los elementos de metal comenzaron a moverse, como si bailaran frenéticamente. Los pomos de la puerta incluso bullían, movidos por una fuerza externa. Una vena palpitante se marcó en la frente de Erik, y apretó sus dientes, sin dejar de mirar fijamente a Alex, con una mirada asesina. Sólo podía pensar en que soltase a Charles de una buena vez, porque si no lo hacía por las buenas, vaya que lo haría por las malas.

 Recién cuando el instinto asesino de Erik comenzó a aflorar intensamente, Charles regresó a la realidad. Se había quedado tan sorprendido por las palabras de Alex, que se había olvidado de todo por un momento. “Todos sabemos que tienes una obsesión con el profesor…” ¿Erik? ¿Una obsesión con él? ¿Tan clara para todos? No, Alex debía bromear, como siempre. Como ahora, que sólo lo tenía en sus brazos para irritar a Erik. Como si no fuese obvio que irritar a Erik era siempre una mala idea. De hecho…¿qué era esa corriente descontrolada y furiosa que sentía ahora mismo? ¡Oh, no! Volteó a ver a su amigo, y descubrió lo que más temía. Su vena palpitante, sus puños cerrados, los dientes apretándose con fuerza: todo su cuerpo era la viva expresión de la ira. Y eso, en Erik, significaba un desastre.

-¡Erik, no!-gritó desesperado, porque no sabía durante cuánto tiempo había permanecido así su amigo, por tanto no sabía cuánto más aguantaría sin destruir toda la cocina.

Entonces, Alex lanzó una carcajada. Y Charles supo que se avecinaba lo peor.

-¡Oh no, hasta hiciste que diga su típica frase! Esto es demasiado… ¡Sean, ven a ver esto!-gritó entre risas, sin aflojar su agarre.

 Charles sintió en su cabeza una  dolorosa explosión. Y cuando volteó, vio que ésta se reflejaba en los ojos del alemán, que echaba chispas.

“No lo toques. No lo toques. Suéltalo. No me burles delante de él. Déjalo. No lo toques. No lo toques.” La cadena infinita de pensamientos le llegaban al inglés con una velocidad punzante, revelándole que Erik estaba realmente fuera de sus casillas. Y él sabía lo fuerte que podía llegar a ser su mutación en ese estado. Para colmo, Alex sólo empeoraba las cosas. Definitivamente, debía detener esto ya.

 Erik sintió una punzada agudísima en su mente. Un intenso dolor recorrió todo su cuerpo, aunque sabía que no era físico, sino mental. Abrumado, se llevó una mano a la cabeza, mientras con la otra se aferraba a una silla para no perder el equilibrio. Durante un instante su mente se ´puso en blanco, un blanco que dolía por lo brillante que era. Cuando logró recuperarse, volteó a ver a Alex. Él también se había llevado una mano a la cabeza, pero con la otra aún aferraba a Charles. Erik lo agradeció internamente. Suspiró, y miró al pequeño inglés, sumamente cabreado. No le gustaba para nada que se metiesen en su mente, y lo había dejado bien claro.

-¡Basta los dos!-gruñó entonces Charles, y tanto Alex como Erik no pudieron evitar sorprenderse, porque el inglés jamás los había reprimido tan severamente.

 Mientras la tensión entre los tres crecía, se escucharon unos pasos que se acercaban rápidamente. Alex miraba su mano, pero ahora su mirada había cambiado. Ya no miraba al supuesto muñeco con sorna o curiosidad, sino que la sorpresa poblaba su rostro. Pestañeó varias veces, con la mirada fija en Charles, olvidándose por completo de Erik.

-¿Qué ocurre, Alex?-preguntó cantarinamente Sean, ingresando a la cocina. Se paró al lado de Alex, y siguió su mirada. Silbó de sorpresa, mientras sonreía.- ¡Wow! ¿Un muñeco de…?

-El profesor.-dijo secamente Alex.- No es un muñeco. Es el profesor.

 La sonrisa se esfumó del rostro de Sean. Clavó sus ojos en el pequeño Charles, que ya se estaba hartando de ser mirado como el mono de un circo.

-¿Es en serio…?

-Sí, lo es.-contestó Charles resoplando.- Ahora, Alex, ¿serías tan amable de bajarme?-y no fue un pedido en lo absoluto.

 Alex parpadeó, pero obedeció. Bajó su mano lentamente, y esperó a que los pequeños pies se apoyaran en la mesa para soltarlo.

-¿Qué ocurrió?-preguntó Sean, e inocentemente, agregó- ¿Se pondrá bien?

-Nos atacó un mutante.-dijo Erik secamente. Los tres se giraron a verlo, habiéndose olvidado de él. Su semblante estaba serio, como de costumbre. Charles sabía que no estaba muy contento con su intromisión mental, pero se alegró de que intentase, aunque a su manera seca, de explicar los hechos. Porque él estaba terriblemente agotado.- Hank ya está buscando una solución, así que no tienen de qué preocuparse.-y los tres se sorprendieron de que Erik eligiese esas palabras. Era casi como un consuelo, lo cual, viniendo del alemán, no era muy común.

-¿Hay algo que podamos hacer?-preguntó Alex con igual seriedad.

-Sí.-dijo Charles, suspirando.- Sigan con el entrenamiento. Hoy no podré especializarme en cada uno, así que deberán hacerlo solos. Y si no, al menos entrenen físicamente, que para eso no me necesitan.

 Erik sonrió levemente. Le encantaba ver qué, no importaba en qué situación se encontrase, Charles seguía siendo Charles. El profesor que se preocupaba de que sus alumnos no perdiesen la rutina.

-Está bien.-respondió Sean mientras Alex asentía con la cabeza. Un brillo pícaro asomó sus ojos.- ¿Puedo agarrarl…?

-Aún sigo siendo la autoridad por aquí.-lo frenó Charles cruzándose de brazos.

-Ya lo oyeron.-secundó Erik, mientras ponía una mano frente al pequeño, como protegiéndolo.- Ahora vayan a entrenar.-y ante el pensamiento mudo de los dos más jóvenes, agregó-Yo cuidaré de él.

 Sean y Alex intercambiaron una mirada burlona, mientras salían rápidamente de la cocina. Charles y Erik suspiraron.

-Espero que Hank halle una solución rápido.-dijo cansado el alemán.

-Yo no lo dudo.-respondió Charles seriamente. Luego su semblante se aflojó.- Tú también deberías ir a entrenar, ¿sabes?

-¿Y dejarte solo? Ni de broma.-respondió Erik mientras comía desganadamente.

-No podemos darnos el lujo de que pierdas un día de entrenamiento, o más, por mi culpa.-contestó con el mismo tono que usaba cuando hablaba con sus alumnos.

-¿Tanto te preocupa?-comentó Erik terminando de comer rápidamente.

-No quiero que tengas que hacerte cargo de mí.-explicó cruzándose de brazos.

-Vamos, Charles.- Erik se paró mientras llevaba las cosas al fregadero. Comenzó a lavarlas rápidamente.- Tú mismo dijiste que yo era el más fuerte aquí, así que podía perder un día de entrenamiento sin problemas.

-Una mañana no es lo mismo que un día.

 Erik suspiró ante la terquedad de su amigo. Podía entenderlo; Charles tenía ese espíritu rutinario que no se permitía saltarse las cosas así como así, y menos si tenía que ver con un peligro inminente. Pero él no era uno más de sus alumnos. No priorizaría algo tan banal como una tarde de entrenar frente a un amigo en problemas.

-Supongamos que te hago caso y me voy a entrenar. ¿Qué harás tú, entonces? No hay mucho que puedas hacer con ese tamaño. Y si terminas poniéndote en peligro, sólo serás una molestia.

 Charles contuvo el aliento ante la frialdad de su amigo. Le desagradaba totalmente que Erik lo llamase molestia. Pero, pensándolo bien, quizás tuviera razón. No podía hacer demasiado siendo tan pequeño. En las horas que llevaba así, ya eran varias las veces que Erik había tenido que socorrerlo. Quizás lo mejor fuese estar con él. No es como si le molestara. De hecho, al contrario. Todo un día con Erik….sonaba realmente genial. Aún así, creía firmemente que en la situación en la que se encontraban no podía darse el lujo de no entrenar. Debería encontrar una solución intermedia.

-¿Qué tal si entrenamos juntos?- y sonrió brillantemente.

Erik alzó una ceja mientras terminaba de lavar. Se dio la vuelta, secándose las manos. Su corazón dio un pequeño vuelco al ver a su amigo tan feliz, como si su propuesta lo emocionara. Y bueno, a él también podía llegar a emocionarlo entrenar juntos. Pero había un pequeño detalle.

-¿Y qué vas a hacer con tus diez centímetros de altura?-y antes que Charles pudiera replicar, agregó- Y nada de decirme que vas a entrenar tu mutación. Hace unos momentos te metiste en mi mente y en la de Alex, por lo cual, por cierto, no te has disculpado.

-Te estabas comportando como un niño.-lo interrumpió Charles, cuyo sentido de la justicia hacía que no le pidiera disculpas a Erik.- Si no te detenía, ibas a destruir toda la cocina.

-¡Pero él te estaba manoseando!-y enseguida ambos se pusieron rojos por la connotación que podían tener esas palabras. Erik sacudió ligeramente la cabeza para acomodar sus pensamientos, mientras tosía para disimular.- Podría haberte hecho daño.

-Gracias por preocuparte, mi amigo.-dijo un Charles aún rojo.- Pero aun así, no deberías comportarte de esa manera con los chicos, Erik. Recuerda que somos la autoridad aquí. No me gusta meterme en tu mente, y no lo volveré a hacer. Sólo trata de ser paciente con ellos, ¿si?

 Erik suspiró, sabiendo que había perdido esa batalla. ¿Y cómo no hacerlo si Charles hablaba de un “nosotros dos”?

-Está bien, lo intentaré. Aunque ese no era el punto.  Quería decir que debes estar mentalmente agotado. Imagino que penetrar en la mente de dos personas a la vez que son más de diez veces tu tamaño debe ser cansador. Deberías descansar, más que entrenar. No te sobre exijas.-y se cruzó de brazos, dando a entender que no daría el brazo a torcer.

 Charles miró extrañado a  su compañero. Estaba convencido de que Erik era una persona amable, debajo de su superficie dura y desconfiada. Sin embargo, no se hubiera imaginado que se pondría en su lugar así como así. Como si fuera obvio. Como si  se diera cuenta lo agotador que podía resultar ser un telépata. Como si lo entendiese, o al menos lo intentase. O, mejor aún, como si ello le preocupase.

 Como si Erik se preocupase por tratar de entender a Charles.

 Erik lo miró extrañado, porque de pronto se había hecho un silencio algo pesado. Clavaba su mirada en Charles, esperando una respuesta, pero éste parecía perdido en sus propios pensamientos. ¿En qué andaría tan concentrado, si hasta hace unos segundos estaban platicando casi como un ping pong de argumentos? Quizás nombrar su mutación había sido una mala idea. Pero no había podido contenerse. ¿Le habría molestado al pequeño telépata? Esperaba que no, porque ese día ya habían tenido suficientes roces. Detestaba que no le contestasen rápido. Y más aún cuando sabía que Charles respondía al instante de que el otro terminase su frase. Esperó unos segundos, tratando de ser paciente, hasta que se cansó.

-¿Charles? ¿Charles?-lo llamó con un tono que mostraba su fastidio.

 Charles parpadeó repentinamente, volviendo a la realidad. Alzó la vista, y descubrió que Erik lo miraba impaciente. Pero su estupefacción ni siquiera le permitió disculparse por su repentino silencio.

-Es la primera vez.-dijo suavemente, clavando sus orbes azules en los ojos ajenos.- Es la primera vez que alguien es consciente de lo agotadora que puede ser mi mutación.

 Charles siguió parpadeando, como si él mismo no creyera lo que estaba diciendo. Unos segundos después cayó en la cuenta, porque sonrió brillantemente. Incluso una pequeña risa cristalina escapó de sus labios, con un dejo de nerviosismo. Su corazón latí de prisa, y quiso tener su tamaño, para esconder su avergonzado rostro en el pecho de su amigo.

 Erik lo miró, también estupefacto. Está bien que no se conocían hacia tanto tiempo, pero el magnético jamás había visto a su amigo tan feliz. No, no alegre. Feliz. Completo. Se mordió ligeramente el labio para no apretujarlo allí mismo. Deseó que Charles tuviese su tamaño normal, porque estaba seguro,  gracias a su expresión, que de haber sido así, el inglés ahora estaría en sus brazos, agradeciéndole con el corazón. No sabía si ese deseo era moralmente correcto, pero no podía contenerse. No con un Charles sonriendo tan sinceramente. De pronto, aquel peso que había sentido el último rato, luego del debate que habían tenido en la cama del inglés, pareció evaporarse del todo, dejando un espacio vacío que instantáneamente se había llenado con la satisfacción personal de haberle podido demostrar a Charles cuánto le interesaba su mutación y las deficiencias de esta. Se había redimido casi sin proponérselo. Y se notaba que lo había hecho de maravillas. Había logrado abrir la hermética puerta que hacia un rato parecía infranqueable. Ahora podría preguntarles a Charles abiertamente sobre el asunto, saciar su curiosidad…y quizás hasta ayudarlo. Ayudar a alguien…

 El brillo de los ojos azules lo cautivaban demasiado, y le contagiaban su ansiedad. Otra vez se había instalado silencio sobre ambos, pero muy diferente al anterior: este era completamente ameno. Cada uno estaba sumido en sus pensamientos y, al mismo tiempo, en la mirada ajena, comunicándose su alegría. Charles sonreía ansioso, mordiéndose los labios en un intento de calmar su alocado corazón. Erik también sonreía, de manera más suave, mucho más relajado. Fue Charles quien rompió el silencio.

-Entiendo lo que quieres decir.-dijo aun sonriendo, mientras trataba de recomponerse un poco.- ¿Por qué no vamos al patio y vemos qué puedes hacer conmigo sin que yo moleste? Quizás puedas correr,  o practicar el manejo de metales a mucha distancia. Ya se nos ocurrirá algo. No tenemos nada más que hacer de todas formas.

-Me parece bien.-acordó Erik, que ya no tenía ningunas ganas de discutir.-Debo ir a mi cuarto a cambiarme.

 Charles asintió en silencio. Erik se acercó a la mesa y lo tomó en la mano, mientras comenzaba a caminar.

-¿Quieres volver al hombro?-preguntó

-Aquí en tu mano estoy bien.-y Erik se lo agradeció, porque tenerlo tan cerca de su rostro lo ponía muy nervioso.

 Mientras se dirigían al cuarto del alemán, Charles no podía evitar sonreír como un idiota. Era la primera vez, realmente, que alguien se preocupaba por él de esa manera. Por él como mutante. Todos asumían la parte linda de la telepatía, y dejaban de lado el dolor o cansancio que podían conllevar. Pero Erik…

-Hey, Charles-interrumpió sus pensamientos.- Quiero saber.

-¿A qué te refieres?

-Que quiero saber todo sobre tu mutación. No sólo la parte que todos conocemos o suponemos. Ya sé lo poderoso que puedes ser…Así que quiero saber lo demás. La parte más oscura.

-Pensé que sólo a mí me interesaban los estudios sobre las mutaciones.-dijo riendo.

-No es que menosprecie tus estudios, pero recién me refería específicamente a la tuya.-contestó serio.

-¿Tan interesante te resulta la telepatía?-comentó con algo de burla.

-Es interesante.-y lo maldijo por dentro por ser tan ingenuo o burlón- Fuese cual fuese tu mutación me parecería interesante, y querría saber más de ella.

 “Porque así sabría más cosas de ti”, fue el fuerte pensamiento de Erik que llegó a la mente de Charles, por más que no había sido pronunciado. Su corazón dio un vuelco, y no se atrevió a mirar a su amigo, por miedo a la expresión boba que debía estar poniendo.

-Te contaré más acerca de ella luego, entonces.-dijo sin poder ocultar su emoción.

-Lo estaré esperando.-respondió Erik, y agradeció que la charla sobre el tema no se extendiese más, porque estaba demasiado avergonzado para continuar.

 Mientras sentía la piel de la mano de Erik, Charles suspiró bajito, para no ser oído. No era un suspiro de cansancio. Era de alegría, y de paz. Había confiado desde un principio en que Erik podría escuchar todo lo que pensaba y sentía sobre su mutación, y que no lo juzgaría por ello. La decepción que había sentido hacia un rato se había ido, y se sintió un poco tonto por dudar de su amigo por un solo comentario. Porque Erik le había demostrado que podía ponerse en su lugar. Qué quería saber sobre esa parte suya tan importante y tan guardada. Aún si estaba sumamente herido, el alemán trataba de entender su dolor.

-Sabía que no me equivocaba contigo…-murmuró Charles, y Erik no necesitó ser telépata para oírlo.

 

 

Notas finales:

Aquí está. ¿Les gustó? ¿Piensan que esperaron mucho por nada? Espero que no D: Traté de que este cap sea más tierno
Nos leemos~!


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