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Mi pequeño Charles//Mi pequeño Erik por Dark_Gaara

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Notas del capitulo:

Holaaaa~! No, no me morí :D Supongo que acá debería explicar por qué tardé tanto en acctualizar, pero lo cierto es que simplemente viajé mucho y tuva muuchas cosas en la cabeza. Este cap lo escribí de a partes donde tenia tiempo, así que para mí está medio cortado u.u y es más ccorto que los demás :/ Pero preferí actualizar ahora, primero, para que no piensen que abandoné el fic, y segundo, porque así ya el próximo cap es el último de mi pequeño Charles. Peeero instantáneamente comienza mi pequeño Erik. De hecho estaba pensando en aguardar para actualizar y subir los dos capítulos juntos para que nadie deje de leerlo pensando que acabó.
 Espero que igual lo disfruten, MIL GRACIAS POR LOS HERMOSOS REVIEWS QUE ME DEJAN! Me súper alegran el día y hacen que me den más ganas de tener tiempo para seguir esta descabellada historia :) Son lo mejor.

 Ahora sí, a leer~!

-Bueno, eso sí fue raro.-comentó la metamorfa, mientras caminaba con el mini Charles en la palma de su mano.

-¿De qué hablas?-preguntó simulando desinterés.

-Oh vamos, Charles. ¿Erik preocupado por ti? ¿Erik celoso?-y rió enigmáticamente.

 Charles se mordió el labio inferior. No quería hablar de Erik, no con Raven. Y menos si la conversación tomaba ese tono de confidencia, sobre lo que él pensaba que Erik sentía. ¿Qué tal si Raven estaba afligida por los celos de Erik?

-Estás imaginando cosas, Raven. Él sólo….se preocupa por nosotros.

 Sintió como su hermana le clavaba la mirada, por más que él seguía mirando al frente, marcando una cierta distancia. Ella suspiró sonoramente.

-Por ti, querrás decir. Pero, en serio, jamás creí oír a Erik celoso. ¡Y de Moira! Esto es mejor que las novelas.

-Yo creo que has leído demasiadas, y ahora malinterpretas la realidad.-dijo cínicamente.

-¿Hasta cuándo vas a negar el ambiente íntimo que se formó entre ustedes dos recién? Si hasta se olvidaron que estaba yo allí parada. De otra manera no creo que Erik se hubiese comportado así, y tampoco creo que tú te hubieras casi confesa…

-¡Raven!-la regañó sonrojado y nervioso.

-¿Pero qué te pasa? Siempre creí que querías que Erik demostrase que a pesar de todo lo que le ocurrió sigue teniendo sentimientos.

-Bueno, sí, sin embargo…

-Charles-lo interrumpió su hermana esta vez, mirándolo fijamente. Aprovechando la situación, lo obligó a mirarla colocando una mano debajo del pequeño mentón. Charles bufó molesto, pero no pudo soltarse.- ¿No te hace feliz que Erik se preocupe por ti?

 El corazón del telépata se estrujó. ¡Claro que lo hacía feliz! Más que nada en el mundo. Pero eso no estaba bien, porque Erik era su mejor amigo, y estaba demasiado herido. Él no podía pedirle nada. Y tampoco podía quitarle a Raven la única posibilidad que tenía de ser feliz, si es que realmente veía al alemán de esa manera. Aunque, entonces, ¿por qué la metamorfa no parecía enojada o dolida? Sólo parecía…un poco preocupada. Seguro ya se había dado cuenta que escondía algo, y el hecho de que no se lo hubiera contado, debía atormentarla. Charles suspiró bajito.

-Sí.-murmuró, y Raven jamás creyó verlo tan contrariado, a su siempre tan seguro hermano.

 Aún así sonrió, satisfecha. Siguieron caminando, llegando a la puerta del laboratorio.

-Es bonito ver lo dulce que puede ser Erik.-comentó ella, y Charles no supo en cuál de todos los sentidos posibles lo decía.

Entraron sin avisar, y Hank se levantó enseguida al verlos. Parecía emocionado.

-¡Por fin! ¿Qué pasó que tardaste?-le preguntó con curiosidad a Raven.

-Tuve que pelear con Erik, no fue tarea fácil.-contestó con una sonrisa burlona.

 Hank alzó mucho las cejas, entre sorprendido y ofendido. ¡Erik se atrevía a discutir con Raven, incluso cuando la pobre chica había estado todo el día tratando de ayudar a su querido hermano!

-¿Pero qué le ocurre a ese tipo?-ambos hermanos se sorprendieron ante el enojo del científico, siempre tan pacífico.- ¿Qué ocurrió?

Raven rió con gracia, tranquilizándolo.

-Oh, nada, estaba demasiado preocupado por lo que podía ocurrirle a Charles, y no sabe demostrar su cariño más que enojándose. Qué tipo, ¿eh?-y volvió a reír.

 Hank miró instintivamente al pequeño telépata, y comprobó que la versión de la metamorfa era cierta ante ese sonrojo tan intenso que había en él. Charles se mordió el labio inferior, tratando de contener todo lo que quería salir de su boca: insultos para su hermana, excusas, y una risa nerviosa y alegre. Vio un atisbo de sonrisa burlona en el rostro del científico, dándose cuenta de la expresión que debía estar teniendo en aquel instante. Respiró profundo y recobró la compostura, adoptando su aire normal de profesor, aunque aún no lo fuera. Miró a Hank con serenidad, mientras colocaba sus manos en los bolsillos para ocultar su temblequeo.

-¿Y, Hank? ¿Has obtenido la cura?

 Hank pestañeó, regresando a la situación actual, y borrando todo vestigio de burla o chiste en su rostro.

-Sí, por supuesto. Al menos, eso creo. Vengan por aquí- los guió hasta una mesa despejada, y mientras la señalaba, agregó- Déjalo en la mesa, que es más firme.

 Raven obedeció sin chistar. Charles se bajó con delicadeza de la mano de su hermana, apoyando con firmeza los pies en la superficie plana y fría. Recién allí cayó en cuenta de lo que iba a hacer: ser sometido  a un experimento de prueba. Un escalofrío le recorrió la espalda, aunque trató de ocultar su inminente preocupación.

-Pero si Erik hizo tanto revuelo, ¿por qué no vino?-se atrevió a preguntar Hank mientras parecía preparar algunos elementos.

 Raven miró directamente a Charles,  como exigiéndole la misma explicación, ya que ella tampoco había entendido la actitud del polaco.

-No le gustan los laboratorios.-fue su única explicación, pues no quería ventilar la intimidad de Erik. No era correcto.

-Qué bueno entonces que fuiste tú quien encogió y no él.-comentó la metaforma.

-Yo no estaría tan seguro.-la contrarió Hank.- Pero hablaremos de eso luego. Ahora prefiero concentrarme en curar a Charles.

 El telépata iba  preguntar al respecto, pero decidió que Hank tenía razón: mejor solucionar todo ese embrollo primero. Hank se acercó a él y le indicó que abriera la boca lo más grande que pudiera. Charles no pudo evitar sentirse un poco ridículo ante la petición.

-¿Lo hiciste por vía oral?-consultó.

-No me animé a tener que pinchar una vena tan pequeña.-explicó.- Y una pastilla también era demasiado grande. Así que es una dosis oral líquida.

-No seas quisquilloso, Charles. Hank y yo trabajamos todo el día en esto.-le reprochó su hermana.

“¿Seguro que eso fue lo único que hicieron en todo el día, los dos solos?” le preguntó su hermano mentalmente, mientras sonreía con malicia.

Se sintió satisfecho cuando vio el tono rojizo que adquiría el rostro de su hermana. Si ella hacía que él se sonrojase al hablar de Erik, él no se iba a quedar atrás. Además, se sentía más tranquilo al ver que podía llegar a haber algo entre ella y Hank. Eso le quitaría un gran peso de encima respecto al polaco. Aunque no es como si él pudiese meterse, ¿no? A fin de cuentas, ¿qué tenía que ver si Erik salía con su hermana o con cualquier otra chica? Ellos solo eran amigos.

“¿Y a ti qué te importa?” le respondió su hermana también mentalmente, con algo de rudeza, aunque el sonrojo de sus mejillas no concordaba.

Charles rió levemente, y Hank lo miró extrañado. Sonrió, más tranquilo.

-Bueno, adelante entonces. Confío en ustedes.

 Luego de que Hank logró que la dosis necesaria cayera en la pequeña boca de Charles, con ayuda de un gotero, los tres se quedaron expectantes. El pequeño cerró momentáneamente los ojos, esperando algo. Pero cuando los abrió, no tardó en percatarse de que Hank y Raven se veían como gigantes. La muchacha parecía un tanto decepcionada, pero el científico estaba tranquilo, así que él tampoco se impacientó.

-Puede ser-contestó Hank a la pregunta que ninguno se había atrevido a formular- que tarde en hacer efecto. A fin de cuentas, tampoco te encogiste enseguida, ¿recuerdas?

-Sí, tiene mucho sentido.-lo secundó Charles. Ante la mirada un poco disconforme de Raven, agregó-No te preocupes, querida.  Seguro está todo bien.

-Siempre estás tan tranquilo-dijo con algo de reproche.-Ahora entiendo por qué Erik se preocupa igual por ti. A veces  parece que no mides las consecuencias.

 Iba a responderle que eso no era cierto, que él medía las consecuencias y los peligros pero no dejaba que eso lo intimidase o lo amedrentase, pero algo llamó más su atención en la frase de su hermana. Olvidándose completamente e ella y de sus reproches, miró directamente  a Hank.

-Hank, hace un momento ibas a decirme algo de Erik y todo este embrollo. ¿Qué era?-clavó sus zafiros con intensidad en los ojos del científico, exigiéndole una rápida explicación, e intimidándolo.

-Yo…bueno….Erik también fue expuesto al rayo de luz de ese mutante, ¿cierto?-el telépata asintió en silencio.- ¿Recuerdas lo que dije apenas vinieron a verme para decirme qué era lo que había ocurrido?-sin darle tiempo a pensar, agregó- Que si Erik también había sido expuesto a él, podía también sufrir los efectos.

-¿O sea que Erik también encogerá?-preguntó Raven, confundida ante esa nueva exposición de los hechos.

-Pero han pasado muchas horas.-contrarió el ojiazul.

-Sí, pero también pasó bastante tiempo entre el ataque y tu propio encogimiento. Erik se expuso menos, así que quizás no ocurra nada. Pero existe la posibilidad de que la menor exposición sólo lo retrase más.

-¿Cuánto tiempo crees que tenga que transcurrir para estar seguros?-preguntó con preocupación.

-No lo sé. Sinceramente, no podría decirte.-contestó honestamente, bajando un poco la cabeza ante la insistencia del inglés.

 Charles contuvo el aliento un segundo. Estar encogido había sido bastante trabajoso, y si había sobrevivido, ciertamente era gracias a Erik. Pero si él encogía…..definitivamente Charles tendría que estar en su tamaño normal para cuidarlo como el polaco había hecho con él. Y debería asegurarse de estar con él cuando eso ocurriese: Erik no era telépata, así que no tendría manera de pedir ayuda o llamarlo. Mientras su mente pensaba a mil por segundo, algo le dijo que se detuviese. Debía tomárselo con calma, como siempre hacía. Pero era tan difícil tomarse las cosas con calma cuando se trataba de Erik…. ¡si con solo pensar en su nombre hacia que su corazón latiese como loco! Suspiró, tratando de recomponerse. No era momento de estar como una colegiala. Él debía recuperar su tamaño normal, por él mismo y para proteger  a Erik si era necesario. Eso era lo primordial: lo demás, lo vería después. Y ahora ya había hecho todo lo que estaba a su alcance: confiar en Hank.

-Bien.-dijo suavemente.-Gracias por decírmelo.

-Em, esto, Charles….-Hank suspiró.- ¿Podrías decírselo tú a Erik? Sabes que si se lo digo yo, es capaz de matarme…

-Seguro.-volteó a ver a su hermana.- ¿Me llevas a mi cuarto, por favor?

-Vamos.-estiró su mano en la palma abierta.

-Gracias por todo, Hank.-comentó Charles mientras se deslizaba sobre ella.

-No me agradezcas hasta ver los resultados.

-Te agradezco el esfuerzo.- y sonrió amablemente.

-Nos vemos luego.-se despidió la rubia, guiñando un ojo con coquetería.

 Charles no puedo evitar reírse ante el sonrojo del científico.

Esperó a que estuvieran un poco lejos del laboratorio para voltear la cabeza y mirar a su hermana. Sus ojos azules tenían un brillo juguetón que a ella no le costó distinguir.

-¿No me vas a contar nada?

-¿Contarte qué?-preguntó la rubia, sonriendo a su vez.

-Bueno, estuviste toda la tarde con Hank en su laboratorio.

-Sabes que estuvimos trabajando en tu cura.-contestó con un ligero rubor en sus mejillas.

-Oh, no seas aburrida, Raven.-dijo riendo.- Al menos dime si la pasaste bien.

-Muy bien.-y sonrió como Charles nunca la había visto.

 El oji azul estuvo muy tentado a preguntarle qué opinaba entonces de Erik, pero un nudo se le hizo en la garganta de sólo pensarlo. Prefería no saber la respuesta. Bajó la mirada, un poco apenado, porque se sentía un cobarde. No quería ni siquiera pensar en aquella posibilidad.

-¿Charles? ¿Ocurre algo?-preguntó ella, siempre atenta a sus reacciones.-No me digas que te estás poniendo en plan de hermano sobreprotector porque te voy a….

-No, no. Al contrario. Me hace feliz…ver que estás bien con alguien.-Charles le sonrió brillantemente, pero Raven no pudo evitar notar la angustia en sus ojos.

-A mí también me gustaría verte así.-y sonrió enigmáticamente, mientras abría la peurta del cuarto de su hermano.

-Ya tengo todo lo que necesito. Mi mutación, mis estudios, una misión de la CIA para los mutantes, una hermana que me cuida…

-No te hagas el tonto, Charles.-lo interrumpió mientras lo apoyaba con delicadeza en la cama.-Creo que todos necesitamos a alguien de esa manera. Que nos apoye, que nos cuide, que nos quiera de otra manera. Incluso tú, telépata soberbio.

 Charles rió con ganas. Claro que él también necesitaba a alguien de esa forma. ¿Y si lo había encontrado? ¿Y estaba allí, bajo ese mismo techo? ¿Y si era una persona complicada, sumamente herida y sensible? ¿Y si no era gay y lo despreciaba? Había demasiadas preguntas sin respuestas. Y Charles Xavier no soportaba los interrogantes.

-Cálmate, querida. Quién sabe, quizás algún día encuentre a alguien. Ya veré cuándo es ocurra.-alzó los hombros simulando suficiencia, dando por terminado el tema.-Por cierto, hoy te toca hacer la cena, ¿cierto?

-Sí, pero si quieres me quedo contigo.

-No, prefiero tratar de mantener la organización establecida, ya suficiente con este lío. Pero, ¿podrías pedirle a Erik que venga? Me quedaría solo, sin embargo estuvo todo el día regañándome por mi irresponsabilidad, así que creo que es mejor que me acompañe hasta que haga efecto el antídoto.

 Raven pestañeó un segundo, procesando lo que acababa de pedirle su hermano. Sin poder contenerse, largó pequeña carcajada, ante la mirada confusa de Charles. Comenzó a dirigirse a la puerta, sin dejar de sonreír juguetonamente.

-Ahí te traigo a Erik.-se detuvo un segundo, para agregar- ¿Seguro que no has encontrado ya a ese alguien, Charles?

 Raven rió suavemente mientras cerraba la puerta, dejando a un Charles sonrojado y nervioso.

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El agua golpeó su cuerpo  con suavidad, recorriéndolo con lentitud. Aún valoraba tener la posibilidad de darse una ducha caliente como si fuera un regalo. No hacía tanto tiempo que habían acabado aquellos tiempos donde no podía permitirse tal lujo, ya fuese en el campo de concentración, o viajando en búsqueda de Shaw. Una ducha caliente, ropa limpia, abundante comida, un techo. Un par de sonrisas. Era más de lo que Erik había siquiera soñado toda su vida: y ahora estaba allí, bañándose libremente, sabiendo que en cualquier momento Raven iría a cocinar la cena, y sin preocuparse por el clima afuera, porque él estaba cubierto, protegido, y abrigado. Era un sueño. Pero Erik no era inconsciente de la realidad. Si ese sueño se había cumplido, era porque tenía nombre y apellido: Charles Xavier. No sólo lo había salvado de una muerte segura ahogado en el agua: también le había insistido para que permaneciese junto a  él y, así, tener todo lo que tenía ahora. Techo, comida, familia. Charles le había dado todo eso, sin pedirle nada a cambio, más que su compañía. Erik estaba seguro que, si los ángeles existiesen, tendrían ojos azules, brillantes y suspicaces.

Suspiró, abrumado por sus propios sentimientos. Porque sabía que tener todas aquellas comodidades tenía un precio, y muy alto. Para estar allí debía bajar sus defensas. Y al parecer, ese telépata era experto en escurrirse entre sus mínimas grietas para penetrar en lo más profundo de su ser, no importase cuánto tratase de auto protegerse. Era difícil quitar de su mente esa sonrisa amable invitándolo a ser parte de algo, a pertenecer a algún lugar. Y era imposible negarse, no sólo por la conveniencia, sino por la tentación de poder ver esos ojos todo el tiempo. Y a la vez, era injusto. Porque Charles le daba todo lo que él necesitaba (aunque nunca lo hubiese pedido), y él no tenía nada que entregar a cambio. Lo poco que aún quedaba de él no era suficiente. Y aun así tampoco podía dárselo, porque el telépata jamás se lo había pedido. Seguramente, él preferiría la compañía de…otras personas. Mujeres. O quizás otros hombres, menos problemáticos. Si tan sólo Charles le diese la oportunidad de devolverle algo, de cuidarlo, de amar…

El agua de la ducha había dejado de salir, cuando Erik miró el grifo, se percató de que éste ya no era lo que solía ser sino que había adquirido una extraña forma enredada en sí misma. Suspiró mientras la arreglaba con su mutación: pensar demasiado siempre le causaba ese tipo de inconvenientes si había metal alrededor. Una vez arreglado, el agua comenzó a salir de vuelta, aunque ciertamente ya había terminado de asearse. Cerró el grifo, se secó con la toalla, y salió de la ducha con la tela atada a la cintura. No pudo evitar detenerse a mirarse en el espejo, luego de desempañarlo. Por un momento, le costó reconocer la imagen que allí se reflejaba. No es que sus rasgos hubiesen cambiado, pero sí la imagen en general. Ya no estaban allí las recurrentes ojeras, producto de dormir mal y siempre alerta. Los pómulos estaban un poco más rellenos, quitándole el aspecto casi cadavérico que había tenido en varias etapas de su vida. Sus ojos seguían casi igual, sin embargo, podía advertir un pequeño brillo en ellos. Se veía más saludable.

Más feliz.

Pasó una mano por su cabello mojado, acomodándoselo. Quizás no era tan malo estar en esa situación. Era cuestión de hallar algo que él pudiese hacer por Charles. Aunque fuese pequeño, quería comenzar por algo.

Pequeño.

Bueno, él había estado cuidando de su amigo todo el día, protegiéndolo de los peligros que implicaban estar en un mundo que medía más de diez veces su tamaño. Sólo había sido una tarde, aunque pareciera que hubiera sido más tiempo. Algo había hecho, ¿verdad? Aunque eso hubiese terminado, porque Hank había encontrado la cura. ¿Habría funcionado? ¿Le habría dolido a Charles? ¿Se encontraría bien? Realmente quería saberlo. No, necesitaba saberlo. ¿Y si todo había salido mal? ¿Y si en verdad la cura realmente había sido peor que la enfermedad? Tal vez Charles seguiría siendo pequeño, o quién sabe qué cosa. Tal vez no había solución, y todo se había arruinado. Charles confiaba en la gente, pero él no. Sabía que había errores, y que algunos eran irreparables. ¿Y si algo así había ocurrido en esos momentos? ¿Si Charles quedase siendo pequeño, quién sabe hasta cuándo?

Erik se miró al espejo. Miró las ojeras faltantes, los pómulos rellenos. Los ojos brillosos. Y lo decidió.

Él cuidaría a Charles, pasase lo que pasase.

Notas finales:

¿MUy malo? ¿Valió un poquito la pena la espera? Ojalá que sí >< Trataré de no demorarme tanto en actualizar el próximo cap, lo prometo <3! Si pueden déjenme reviews con sus críticas/comentarios/opiniones, lo que sea, siempre los leo y los respondo porque me encanta leerlos y saber que escribo para alguien al otro lado de la pantalla n.n

Nos leemos~!


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