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La Sirenita por maryme

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Notas del capitulo:

Bruce parece tener pésimo carácter y Clark solo quiere acercarse.

¿Un par de algas serán suficientes para hacer ceder al testarudo tritón?

Cuando abrió los ojos, el agua donde estaba era... diferente.

 

Con la tecnología de la fortaleza no les había tomado mucho tiempo, hacer un análisis del agua que contenía al tritón y dictaminar que era simple agua de mar, así que conseguirla no había resultado difícil. Cuando el kryptoniano supo aquello voló hasta una de las zonas más limpias  del océano que pudo encontrar y llevó desde ahí, el líquido para el nuevo hogar de Bruce.

El tritón parpadeó curioso mirando la cristalina agua donde estaba, y sintió la ausencia de los grilletes, reemplazados por alguna especie de elemento que le rodeaba las muñecas y cola; era suave y no lo molestaba. Podía moverse con libertad, y era obvio estaba en un nuevo lugar; nadó, hasta que de pronto golpeó la cristalina pared, y retrocedió; seguía siendo prisionero, solamente era una prisión más grande... y linda.

 

 

— El nuevo huésped ha despertado señor —El robot número siete entró a la habitación de Clark. El Kryptoniano aun vestía el uniforme de Superman.

— Lo escuché, muchas gracias —Le sonrió y dejó a un lado un par de cosas en las que estaba trabajando. Con pasos rápidos salió y fue en busca de su invitado.

 

 

No había colocado al tritón en la zona del zoológico porque temía que Bruce pensará que ahora formaba parte de una nueva colección. En cambio, había ocupado toda una enorme habitación para poner en el centro un contenedor de cristal transparente que ocupaba docenas de metros cuadrados. La estructura era imponente, parecía un cubo líquido que se sostenía solo.

La comunicación mental que el marciano había establecido sin duda ya tendría que haber desaparecido. Ahora Clark temía que no hubiera otra manera de comunicarse con Bruce. Tenía una charola con comida en sus manos, se detuvo fuera del cubo de cristal y dio unos suaves golpecitos en él para atraer la atención de su huésped.

 

Las vibraciones  de aquel llamado viajaron por el agua hasta atraer la atención del tritón. Se giró sorprendido y lo vio, a aquel titán del laboratorio,  pensó que tal vez aquel debía ser su nuevo dueño.

 

Cuidadosamente se acercó hasta la orilla y le miró un momento con franco interés antes de decidir su nuevo dueño no le importaba, seguramente pronto tendría otro nuevo y después otro, aunque le agradaba la sensación limpia y transparente de su nuevo hogar.

 


Miró lo que el otro llevaba y torció los labios al ver demasiado... verde, nada similar a lo que solía consumir, así que con algo de desdén se dio la media vuelta, nadando para alejarse  y hundirse en el fondo de aquella pecera. Se hizo un ovillo y se quedó inmóvil ahí.

 

Hubiera sido mejor encontrar la paz como las otras criaturas, era más sencillo.

 

 

 

Clark miró el plato que había servido. Tomando en cuenta la dieta usual de los peces y las cosas que Arthur solía comer, había considerado que sería una buena idea presentarle un plato que tuviera en su mayor parte vegetales, hojas marinas y cosas similares.

 

Cuando Bruce había mostrado interés, su corazón había latido con emoción. Lo único que deseaba era hacer feliz a aquel ser. No se trataba de su complejo de héroe, realmente quería hacer algo para lograr que Bruce olvidará su encierro.

— ¿Hay algo mal con la comida?... —Su pregunta no llegó hacia nadie porque Bruce ya se había retirado al fondo del tanque. Clark tomó un par de acelgas de la charola, dejó el resto en el suelo y  entró de nuevo al agua. Como ahora el espacio era mayor, confiaba en que Bruce no reaccionaria de manera tan salvaje. Nadó hasta el tritón y le puso una mano en el hombro.

 

 

El otro reaccionó con violencia golpeándole con la cola, se alejó un poco y lo miró peligrosamente antes de ver su mano con las acelgas, lo que provocó que además de todo,  torciera los labios y se cruzara de brazos. Desvió la mirada ofendido de que quisieran alimentarlo con aquello... no era plancton. Miró a Clark de pies a cabeza, pero el movimiento de la capa roja en el agua le hizo quedarse muy quieto y acercarse lentamente, tocando el material, haciéndolo sonreír. Comenzó a nadar de un lado a otro pasando por debajo y arriba de la capa, envolviéndose y riéndose un poco cuando la tela se había enredado en su cola.

Nunca había visto un color tan bonito como aquel, y que se moviera de esa manera. Se separó de él y volvió a mirarlo, comenzando a nadar alrededor de su cuerpo, y después se detuvo para señalar sus vendajes, cuestionando al otro sobre ellos.

 

 

El último hijo de krypton no dudaba que aquellos coletazos debían doler y mucho.

 

A él no le provocaba nada en lo absoluto por las razones obvias basadas en su invulnerabilidad, sin embargo, el desdén impreso en la agresión lo hacía sentir triste y por ello componía un gesto de dolor cada vez que aquella cola fuerte lo golpeaba. El poderoso oído de Clark le permitía escuchar sonidos bajo el agua, y al escuchar la risa de Bruce se giró sorprendido para verlo. Sin embargo el tritón ya se había alejado y lo miraba.

— ¿No te gustan?...lo lamento, fue lo mejor que se me ocurrió —intentaba hablar bajo el agua pero el líquido se metía a su boca y solo lograba emitir burbujas y más burbujas. Así que cerró los labios de nuevo y tocó con suavidad los vendajes en las muñecas de Bruce, acariciando con parsimonia. Sonrió por instinto y de nuevo se le escaparon más burbujas así que se apresuró a sellar su boca.

 

 

Por primera vez,   la criatura  marina se quedó quieto y permitió el contacto de las otras manos contra su piel sintiéndolo... agradable. No trató de alejarse y en cambio lo miró a los ojos atentamente, se acercó más y le tomó el rostro entre sus manos de piel pálida y azulada; tenía la punta y las uñas azules y el color eventualmente se desvanecía en su brazo hasta tomar un tono más natural de piel.

Acarició las mejillas que tenía entre sus manos y las soltó para comenzar a nadar hacia arriba hasta salir a la superficie y esperar por el otro; era obvio aquel ser no podía hablar bajo el agua, así que le facilitaría la tarea aun si no le entendía.

 

Sonrió con suficiencia cuando Superman había parecido asustado de verlo nadar hacia arriba, posiblemente su nuevo amo creía que no era anfibio.

Arqueó una ceja mirando a Clark con franco aburrimiento de que  parecía no tener intenciones de moverse de su sitio, así que bajó, y tomándole de la capa le dio un jaloncito hacia arriba.

 

 

Kal-El se había quedado mirando desde abajo la elegante manera en que Bruce nadaba hacia la superficie. Por eso no había podido reaccionar, incluso se había asustado al pensar que quizá el tritón pensaba saltar fuera del agua, pero lo único que pasó fue que Bruce regresó por él.

Al sentir el suave tirón en su capa asintió con una sonrisa y comenzó a nadar detrás de su guía, subieron sin problemas y cuando ambos sacaron la cabeza del agua, un poco de cabello se le pegó a la frente por lo que se lo tuvo que hacer para atrás con las manos antes de fingir que tomaba un bocado profundo de aire. Tenía algunas costumbres que no podía quitarse del todo.

— ¿Puedes entenderme? —Preguntó curioso, extendió una mano y tocó con la punta de sus dedos unas escamitas que lucían delicadas en el otro rostro— No hay nada que temer... ahora eres libre. Creí que estarías hambriento pero creo que no te gustan las verduras, dime qué es lo que acostumbras comer Lo traeré para ti, no importa si está aquí o en otro planeta.

 

El tritón no podía entender muy bien el otro idioma, pero si las intenciones de aquel titán. Parecía francamente preocupado por él. Era obvio que había querido alimentarlo, pero desconocía lo que comía, y aquel era un problema. Cuando sintió como aquel hombre tocaba las escamas de su rostro se alejó con precaución, pero pareció meditarlo un momento antes de acercarse y tomar su mano colocándola sobre las escamas  más sensibles de aquella zona.

Señaló el plato que seguía afuera de la pecera, y después juntó sus manos simulando el movimiento de un pez,  y como gesto final se señaló la boca.

Comer peces no era algo monstruoso, era como si se juzgara al humano por comer vacas. Aquellos seres simplemente compartían su hábitat, pero no significaba fueran su familia.

Al parecer el tritón provenía de una tierra muy similar a aquel planeta, tal vez un mundo paralelo.

 

 

Mientras trataba de establecer cierta comunicación Clark mimaba con cuidado aquellas escamas, se sentían curiosas... resbalosas— ¡Ah! ¿Un pez? ¿Quieres comer pescado?  —Salió del agua. Se elevó en el aire volando fuera de la habitación a toda prisa para regresar después con una hoja enorme donde tenía dibujados por lo  menos diez tipos de peces distintos, atún, sardina, mojarras.

 

 Se quedó flotando fuera del agua, frente a Bruce y con una sonrisa orgullosa le mostró su dibujo que también incluía, camarones y pulpo— ¿Cual quieres comer?  —Sonrió para él, ligeramente ansioso.

El robot número siete miraba con curiosidad el extraño comportamiento de Kal El. Había muchas criaturas en el zoológico de la fortaleza pero nunca había visto al otro actuar de esa manera con ninguno.

 

 

Bruce estaba maravillado con aquella hoja y los dibujos; era... precioso, así que extendió su mano en dirección a su nuevo duelo, no quería que permaneciera volando sobre él, le había gustado tenerlo cerca, tener compañía de alguien que sabía no tenía intenciones de lastimarlo. Al ver que aquel hombre no parecía entender frunció el entrecejo, y dando una vuelta con fuerza, golpeó  el agua con su cola, salpicándolo para después señalar a su lado.

Quería poder tocar aquel curioso material donde veía algunos peces que reconocía y le habían abierto el apetito.

 

 

— ¡Cielos! tienes mucho carácter  —Se rio  apenado mientras descendía de regreso al agua. En aquellos momentos se alegraba de muchas de sus habilidades. Sabía que ningún otro integrante de la liga podría haber cuidado de Bruce tan bien como él. Si, Hal había mencionado a Arthur como una docena de veces, pero Clark no quería que Bruce estuviera expuesto a los peligros del mar, además Bruce no era un atlante, no era lo mismo.

— Señala todos los que te gustan —Le mostró el dibujo más de cerca sin dejar de sostenerlo para que  pudiera verlo con todo detalle— Hay muchos más, más que estos. Puedo traer el que tú quieras, los que tú quieras. ¡Puedo traerlos todos! —Su mirada brilló emocionada.

 

Hubo un momento de silencio mientras su huésped observaba  los dibujos y parecía pensar con calma hasta que señaló un par de peces, el pulpo y los camarones, se aseguró de que Clark hubiera visto y después le quitó el papel para abrazarlo contra su pecho. Se alejó un poco y se sumergió con el dibujo, pero se detuvo cuando vio sangre azul flotar del papel. Asustado volvió a la superficie y se lo entregó de nuevo, al dibujo se le había corrido la tinta y el tritón  parecía sumamente afligido, temiendo haber lastimado aquel objeto que había sangrado.

Se quitó una de sus vendas y enredó la suave tela alrededor del papel.

Miró a Clark terriblemente abatido.

 

 

El corazón del kryptoniano dolió en su pecho y luego se aceleró de manera brutal. Nunca había visto algo tan adorable. Tomó la venda y el papel y depositó un beso en la frente de Bruce— Espera aquí —Salió del agua.

Bruce no tuvo que esperar mucho, aunque el regreso de Clark no fue inmediato, esta vez tardó un par de minutos. Realizó un vuelo para traer de un supermercado los peces, camarones y pulpo que Bruce quería. La señorita cajera estaba demasiado impresionada como para decir algo así que Clark dejó dinero extra para cubrir su cuenta y se marchó. En la fortaleza, había dejado una de sus máquinas reproduciendo sus dibujos sobre un papel laminado y  flexible. Se aseguró de rodear el nuevo dibujo con la venda de Bruce para que el tritón pensará que lo había curado con su inocente gesto.

— ¡Bruce! —Lo llamó en voz alta entrando de nuevo a la habitación de la pecera gigante.

 

 

 

De inmediato  el tritón salió a la superficie y levanto la vista hacía Clark aun con aquel semblante preocupado, pero al ver que aquel papel parecía haberse curado, sonrió ampliamente y comenzó a nadar en círculos ansioso de que el otro hombre bajara, y en cuanto lo hizo tomó con mucho tiento el dibujo esta vez teniendo cuidado de no arrebatarlo de las manos del titán. Le dedicó un gesto agradecido para después entornar curioso sus ojos hacia aquello que olía delicioso. Se acercó al otro casi chocando con su cuerpo, tratando de llegar a la bolsa que llevaba, pues la verdad  se moría de hambre.

Aquel lugar... era maravilloso. Y aquel hombre era sensacional.

Agradeció haber resistido la tortura del laboratorio para poder llegar hasta aquel momento.

 

 

 

No sabía exactamente cómo alimentar a Bruce. No podía meter un  plato a la enorme pecera porque aquella comida terminaría flotando por todos lados. La imagen de los adiestradores de delfines vino a su mente, así que metió la mano en la bolsa, sacó un camarón y lo sostuvo entre sus dedos ofreciéndolo directamente hacia los otros labios.

El movimiento de Bruce tan cerca de él se sentía curioso. Le producía una ligera ansiedad por tocar aquella bellísima cola, pero temía que fuera una falta de respeto. Se hizo la nota mental de visitar a Aquaman para hacerle algunas preguntas.

 

 

El tritón no lo hizo esperar, tomó el camarón directo de los otros dedos, y le pasó la lengua  por las yemas para quitarle el sabor impregnado, saboreó el bocadillo y le miró expectante, esperando el siguiente bocado; se veía de mucha mejor disposición y ya no estaba a la defensiva, parecía que había entendido  que finalmente se encontraba a salvo y nadie iba a lastimarlo.

Cuando Clark tomó otro camarón, y él volvió a aceptarlo, lo hizo con los ojos cerrados y un gesto gentil en la manera en que abrió los labios y los cerró alrededor de sus dedos.

Cuando Bruce terminó de alimentarse no se separó demasiado, y rodeó al superhombre parcialmente con su cola para después sonreírle agradecido y frotar su mejilla contra la otra  propiciando un abrazo.

Le gustaba su nuevo dueño.

 

 

 

 

Con sorpresa, Clark miró que no había quedado nada en la bolsa.

 

 

El agua estaba fresca, pero  debido a que él no era sensible a los cambios menores de temperatura, comenzó a preocuparse pensando que estaba demasiado fría. Tomó la mano de Bruce y lo hizo nadar hacia abajo, al fondo de la pecera. Ahí había dos sencillos botones, uno era rojo y el otro era azul.

Hizo una seña con su mano para invitarlo a tocarlos, eran dispositivos inofensivos que regulaban la temperatura del agua de manera inmediata. Los colores eran para que Bruce pudiera empezar a relacionar, cada color con una temperatura.

 

 

 

 

Después de mirarlos un momento, el tritón tocó los botones y de inmediato sintió el cambio en el agua, presionó el otro y pareció francamente maravillado con ello, y sin poder resistirse se abrazó de Clark en un gesto firme y necesitado, comenzando a girar en el agua lentamente sobre su propio eje. El agua era cristalina, la comida deliciosa, podía nadar y tenía un nuevo dueño bueno y amable.

Cuando se separó del kryptoniano, se sentía satisfecho y a salvo. Dejó que su propio peso lo jalara hacia abajo y cuando tocó el fondo volvió a hacerse un ovillo cerrando los ojos sintiéndose agotado, aún bajo las secuelas de lo que había vivido en aquel laboratorio.

 

 

Necesitaba reponer su fuerza y abandonarse a un sueño, lejos de la pesadilla que había vivido, hasta el momento en que los ojos azules de Clark Kent, lo observaron a través del cristal. 

Notas finales:

¡Gracias por seguir leyendo está historia!


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