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Una interacción extraña, como familia. por ShakkiLCDZlove

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Notas del capitulo:

Bien antes que nada me disculpo por la espera, anteriormente trate de subir ésta actualizacion pero la página no me lo permitio.

No les distraigo más, espero que les guste y haya valido la espera..

 

El movimiento dentro y fuera de la mansión Varia era constante, los mejores asesinos iban y venían preparándose para salir en cualquier momento, solo esperaban la salida de su líder, Xanxus.

El oji rojo se encontraba nuevamente en la enfermería ahora despidiéndose de  su peliplata, si todo salía bien al fin tendría a su hijo en brazos como debió ser, pero sabía que debía esperar lo peor, después de todo eso le decía su instinto de asesino al cual se negaba a escuchar.

-Sin importar lo que suceda juro que te despertaré regresando, Verde ha dicho que tus signos son mejores, pero deberás pasar tiempo descansando y realizando terapia para recuperar tu movilidad de antaño, quiero que conozcas a nuestro hijo, es tan bello como tú y traeré de vuelta al que nos arrebataron, los criaremos juntos y serán los mejores asesinos. –

Decía el moreno con voz pausada acariciando el cabello plata, - Usarán pistolas o quizás una espada, lo que sea, se los enseñaremos igualmente… volveré pronto Squalo. – con cuidado deposito un fugaz beso en la frente del hombre dormido y se retiró del lugar.

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-¡Rápido eliminen todo! – ordenaba Dennis a los hombres con batas que andaban desordenados quemando y eliminando todo lo que podían, las investigaciones que creyeron al fin lograr terminaron siendo una gran decepción, ¿quizás crear un ser perfecto no era posible después de todo?

En vista de que no podría tomar el camino fácil a Dennis solo le quedaba combatir a Varia por su cuenta, debía prepararse de inmediato pues sabía que habían descubierto su ubicación por lo que ya no tenía salida.

-Joven Dennis hemos confirmado que hombres de Varia están acordonando la zona. – dijo el fiel mayordomo que le había seguido siempre por el respeto y aprecio que le había tenido a su difunta madre.

- Bien, ordena a todos que combatan de inmediato, es hora de acabar con todo esto, no pienso terminar como el imbécil de mi padre. – dijo el chico rubio mientras sacaba de un mueble de madera un par de pistolas.

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El camino hacia su destino había sido largo y desesperante para Xanxus quien por dentro le carcomía la impaciencia, cuando finalmente llegaron al escondite de Dennis ubicado en unos edificios, al parecer fábricas abandonadas y rodeadas por un extenso bosque al norte de Rusia, de inmediato dio órdenes a todos sus hombres de no dejar con vida a ningún solo enemigo, pues debían pagar con sangre y sus vidas el pecado de separarle de su hijo.

En cuestión de minutos los Varia se habían desplegado en diferentes posiciones aguardando por la carga de su jefe, mientras que los hombres armados ubicados dentro del edificio también se encontraban atentos pues les habían avisado de la llegada de aquellos asesinos.

Por unos segundos todo se volvió completo silencio, incluso los animales silvestres de la zona habían silenciado sus sonidos quizás presintiendo lo que estaba por venir.

Unos instantes después con un simple movimiento de mano del moreno oji rojo las distintas tropas de Varia dirigidas por los guardianes se movilizaron con agilidad, empezando de un momento a otro la lluvia de balas y sangre que finalizaría aquel día.

En cuanto sus tropas iniciaron con el inminente ataque el moreno se dirigió directamente dentro de aquel edificio deshaciéndose de aquellas basuras que se interponían en su camino.

Poco tiempo después entro a una zona que le hizo erizar la piel, a él, el mejor y más cruel asesino del mundo.

Parecía ser el laboratorio pues las paredes blancas así como el intenso olor a desinfectante le daban aquel aire y las distintas mesas desordenadas, como si hubiesen sacado todo con prisa, así como los aparatos que estaban encima de estas contribuían a esa descripción.

Pero su vista no tomo mucha importancia a eso, con cautela y un poco de consternación se dirigió hacia lo que parecía ser una incubadora artificial llena con un extraño líquido azulado.  

Aquello parecía ser una incubadora eso era lo que quería creer pero la realidad era que sabía que sí lo era.

Un intenso sentimiento le recorrió completamente, su hijo había estado ahí estaba seguro.

La culpa y el remordimiento se incrementaron con intensidad pues había tardado demasiado en encontrarle, mientras visitaba a Squalo en las pocas ocasiones que tenía no había perdido la oportunidad de hablar con el pequeño que se encontraba en su vientre y sus caricias eran respondidas con pequeñas pataditas que por dentro le llenaban de gozo.

Pero no había hecho nada de eso con su hijo desaparecido y ahora al ver las distintas máquinas del lugar le aterraba el imaginarse las cosas que debieron haberle hecho a su pequeño.

Estuvo absorto unos momentos más dentro de aquel lugar, imaginándose todo tipo de situaciones y torturándose mentalmente, no quería, no, no diría nada de lo que estaba observando a Squalo, solo para él ya era demasiado y no quería lastimar más al peli plata de  lo que ya lo había hecho.

Salió de la habitación con un mal sabor de boca, su mente estaba distraída pero volvió en sí al percatarse del rubio que se presentaba ante él apuntándole con dos armas y disparando al instante. Le tomo un poco de agilidad lograr esquivar ambas balas a tiempo y con rapidez apunto las suyas y devolvió el disparo, pero fallando estrepitosamente.

-Necesitaras más que eso para lograr matarme, líder de Varia. – dijo con tono burlón el chico rubio mientras se aseguraba de disparar al otro sin salir del todo de su posición.

- Tks. – el moreno por el contrario con la determinación de no dejarle vivir estaba por cargar sus pistolas con sus llamas más potentes, pero claro esta antes de morir ese sujeto le diría donde tenía a su hijo.

-¿Qué sucede Varia, no puedes matarme? Jajaja porque yo no dudare en hacerlo. – dijo el rubio mientras se lanzaba a otra ronda de balas dirigidas al hombre moreno.

- Silencio basura, te haré cenizas tan pronto me digas donde ésta mi hijo. – exclamo con voz fuerte Xanxus.

- Jajaja atrévete a intentarlo, no me importa si no salgo vivo de aquí puedes asegurar que me llevare a tu hijo conmigo. – hablaba el ruso mientras ambos llevaban a cabo un intercambio de balas, unas más potentes y poderosas que otras.

La intensidad y furia que se acumulaba en las llamas de la ira del líder de Varia hacían cenizas los obstáculos que había frente al moreno, fue cuestión de minutos para que el ruso se viera completamente acorralado.

De igual manera los disparos que se oían del exterior disminuían en cantidad, claro indicio de que todo estaba acabando.

-Lo ves ahora escoria, fue un error atreverte a involucrarte con Varia y conmigo, ahora responde ¡¿Dónde carajos tienes a mi hijo?! – exclamo con fuerza el oji rojo exigiendo una respuesta ante lo que había planteado.

- No importa cuánto me amenaces ni si muero en este momento al final yo gano, Jajaja tu hijo está muerto y no has podido hacer nada para evitarlo. – con tal declaración volvió a reír con fuerza.

Xanxus escucho sus palabras y tan pronto término de decirlas un temblor invadió todo su cuerpo, era una sensación extraña pero no por ello desconocida, la recordaba perfectamente.

-¡¡MIENTES!! ¡Estas mintiendo! Dime la verdad ahora o acabare por completo con tu vida. – amenazo con fuerza inyectando en sus ojos toda la furia y la rabia que se albergaban en su interior y al mismo tiempo tratando de ocultar la impotencia  que aquella noticia provocaba en él. 

- No hay nada que decir, esa es la verdad. El mocoso soporto los nueve meses pero cuando entramos en la etapa final del proyecto, colapsó y su cuerpo no soporto la carga física por lo que se defendió a si mismo deteniendo su corazón. Esta muerto. Jajajaja -.

Un solo disparo acompañado de un grito desgarrador fue lo último que se escuchó a los alrededores del edificio, en el exterior solo se encontraban cadáveres que pintaban la blanca nieve, que había empezado a caer, de una tonalidad rosada.

Mientras los hombres de Varia se encargaban de entrar al edificio siendo recibidos solo por cuerpos inertes y el olor de carne quemada de aquellos que fueron alcanzados por las llamas de su jefe.

Cuando los principales guardianes de Varia se reencontraron con su jefe no se atrevieron a acercarse más de lo necesario pues era palpable el estado de ánimo de su Boss.

-Registren todo el edificio. – fue la única orden que salió de sus labios y con la cual sus hombres se dispersaron llevando a cabo la voluntad del líder.   

El hombre de las cicatrices se vio incapaz de moverse, la noticia que había recibido le era difícil de asimilar, aún quería creer que encontrarían a su pequeño.

Sin embargo no se atrevía a ser él quien buscara, pues un inmenso miedo le impedía moverse, un miedo que se ocultaba perfectamente en el aura de rabia que alejaba a todos sus hombres de su persona.

Se sentía terrible e impotente, deseaba tener a su querido tiburón a su lado.

Pero a pesar de ser parte de su personalidad, en ese momento no podía ser egoísta, pues sabía que de enterarse directamente de todo, como lo había hecho él, sería demasiado para su peliplata, quien siendo un digno portador del pecado orgullo, sin duda resentiría mucho más todos los sucesos que habían pasado sin estar él presente.

Lo que más temía en ese momento era la reacción de Squalo al despertar y contarle todo, quizás su enojo no sería tanto, pero lo conocía lo suficiente como para saber que no le perdonaría fácilmente el haberle dormido sin su consentimiento.

No supo cuánto tiempo permaneció en ese lugar pensando, pero el ruido de unos pasos acercándose por detrás le alertaron que sus principales hombres estaban regresando de la misión encomendada.

-Boss, revisamos todo el edificio, – empezó a hablar el experto de muay thai, sin percibir ninguna respuesta de su jefe continuo – todos los miembros enemigos que se encontraban presentes están muertos, y no hay ningún rastro de supervivientes.-

El moreno comprendió finalmente que lo que aquel sujeto le había dicho era la verdad, sin ánimos de nada más dio media vuelta encarando a sus guardianes, - Vámonos. – fue la única orden que dio antes de emprender la marcha hacia lo inevitable, era momento de despertar a su tiburón y  decirle todo lo que había pasado en el tiempo que había pasado inconsciente.

 

***----***----***

 

Se sentía pesado, la oscuridad se extendía hasta donde podía llegar su visión. No sabía dónde se encontraba y el no ser capaz de mover su cuerpo empezaba a aterrarlo.

 

Como podía giraba su cabeza en varias direcciones buscando alguna pista del lugar en donde estaba. Sin embargo todo era inútil, se mantenía de pie sin ser capaz de moverse, pero podía percibirse, era capaz de sentir sus llamas y parte de las de Xanxus concentrándose espacialmente en su vientre, pero ¿Por qué? Lo último que recordaba era que había sido atacado cuando volvía a la mansión después de su cita con su esposo.

 

Sin embargo en medio de su inconciencia estaba seguro de haber sido capaz de sentir como una de aquellas llamas, aquella que tenía un gran parecido a las del cielo se hacía más fuerte como si clamara su presencia. No fue mucho el tiempo que permaneció así pues casi de inmediato sintió como esa pequeña pero al mismo tiempo fuerte llama, era arrancada de su interior. Fue una sensación horrible, no tenía palabras para describirlo con precisión, fue como si en aquel momento le hubieran arrancado una parte de su alma y él no había podido evitarlo. Además la llama que quedaba en su interior desde ese instante se mostraba inquieta  como si sintiera claramente la ausencia de la otra. Por alguna razón eso hizo que su corazón se achicara.

 

No sabía cuánto tiempo había permanecido de esa manera, sentía cada vez con más fuerza aquella llama en su vientre, dándose cuenta que a pesar de ser similares claramente no se trataba de la suya.

 

El tiempo pasaba y empezaba a desesperarse, sin embargo había momentos en los que era capaz de sentir leves caricias en sus manos o rostro, esa sensación la reconocería en cualquier parte. Sabía que le pertenecían a Xanxus, él era el único que le tocaría de esa manera.

 

Ser capaz de sentirle aunque tan mínimamente entre tan largos periodos de tiempo le tranquilizaba, sobre todo cuando esas caricias eran dedicadas con esmero y cariño a su vientre, tranquilizando la llama ajena a su  persona.

 

Ser capaz de sentir a su jefe aun en el estado en el que se encontraba le llenaba de paz, pues sabía que éste le cuidaba.   

 

Hacía poco había sentido a Xanxus nuevamente a su lado, y de la misma manera lo estaba en ese momento de nuevo. Esa era la primera vez en que el periodo de sentirle era tan corto, se preguntaba porque.

Solo unos minutos después empezó a sentirse cansado, hacia tanto tiempo que no se sentía de esa manera, mejor dicho hace tiempo que no sentía nada. ¿Qué estaba pasando?

 

No fue necesario que siguiera preguntándoselo pues nuevamente después de demasiado tiempo todo lo que veía, esa interminable oscuridad, se volvía borroso y a sus oídos llegaba el leve sonido de la voz de su amado que cada vez ganaba mayor claridad.

 

***__***__***

 

Notaba como sus pupilas se movían aún sin tener los ojos abiertos todavía, en su interior y aunque no lo admitiría nunca, tenía miedo de la reacción de su tiburón. Pero sabía que este tenía total derecho de saberlo todo.

El peliplateado abrió finalmente los ojos, se notaba desorientado tensándose inmediatamente, solo cuando sus pupilas de metal se encontraron con aquellas rojo sangre fue capaz de tranquilizarse.

En un intento por hablar separo sus labios pero solo un susurro escapo de ellos, intentándolo nuevamente aspiro un poco más de aire pero solo consiguió un pequeño ataque de tos.

Esperando que no se siguiera moviendo el moreno le palmeo la espalda, primero para tranquilizar su repentino ataque y segundo para que el otro comprendiera que no era necesario preguntar nada, pues él se lo diría todo.

El espadachín solo observo a aquellos hermosos ojos del color de la sangre, dándose cuenta apenas del estado del pelinegro, estaba más delgado y tenía unas ojeras que nunca había visto en el contorno de esos bellos ojos.

Viéndole con más atención también se le veía cansado, como si hace mucho no hubiese tomado un descanso de su trabajo. Y bajando la mirada posándola en aquellas firmes manos que poseía pudo notar las quemaduras en éstas, aquellas que solo aparecían cuando su amado se enfadaba demasiado y usaba sus llamas contra sus enemigos, aunque estas solían ser más leves que las que podía apreciar en ese  momento.

Cuando noto a Squalo más tranquilo, tomo aire ahora él y sin más dilación empezó con su relato, aquel con el que lograría finalmente sacar de su ser todas aquellas emociones que solo guardo en su interior para que ninguna persona pudiera observarlas.

***

Unas horas, solo le tomo unas cuantas horas para contarle todo a su espadachín, empezando desde su secuestro, hasta la maravillosa noticia de que serían padres, pasando después por su rescate y contándole sobre aquel que había atentado en su contra y que había extirpado de su interior a su pequeño y no nato hijo, dejándole así en un laboratorio del que le rescataron.  Le conto sobre la búsqueda masiva en la que participaron los mocosos de Vongola y hasta su padre, le dijo los sentimientos que experimento al no tenerle a su lado por su decisión de dejarle en coma y como agradecía en su interior la ayuda moral que le dio su viejo.

Le conto del pequeño que había sobrevivido estando protegido en su vientre mientras dormía y como en sus momentos libres, en los que podía verle, le encantaba acariciar a su hijo aún dentro del espadachín y sentirle por medio de las llamas de vida de éste.

Le conto sobre la última batalla, aquella de la cual había prometido rescatar a su otro pequeño y de la que había fallado estrepitosamente.

Le dijo que jamás se había sentido tan terrible e impotente en su vida, al no ser capaz de rescatar a su hijo.

Le conto cuanto le destrozaba y carcomía no haber sido lo suficientemente fuerte para protegerle a él, su esposo, aquel día. Y de la misma forma haberle fallado a uno de sus hijos, aquel que ni siquiera pudo conocer y mucho menos despedirse.

Cuando termino su relato unas traicioneras lágrimas escapaban de sus ojos, nunca se había sentido tan incompetente y débil, pero sabía que junto a su tiburón no era necesario mantener su faceta de asesino impenetrable, pues aunque lo odiase también era humano.

Espero por una respuesta de parte del albino, unas palabras por lo menos, pero ni siquiera eso recibió.

Silencio.

Solo silencio siguió a continuación, no hubo ninguna palabra, de odio o de aliento, no hubo palabras reconfortantes o despiadadas. Palabras dulces o venenosas. Nada, solo silencio.

El espadachín había escuchado cada palabra de su amado y mientras más avanzaba con su relato el hueco que sentía en su corazón se hacía cada vez más grande. Había quedado embarazado, cerciorándose de esto al tocar su vientre en el que sobresalía una cicatriz que antes no tenía, aun con lo loco que sonaba eso pero había cargado con las vidas que llevaban su sangre y la de la persona que más amaba en el mundo. Aun así no había sido capaz de proteger a uno de sus hijos, era él quien le había fallado a Xanxus, pues no había protegido hasta el final a su hijo.

Le escucho durante el transcurso del relato notando claramente los sentimientos y las emociones que salían solo de la voz de su esposo.

Al finalizar éste la historia, no dijo nada no podía decir nada. Él había permanecido en coma, no había podido participar en la búsqueda y rescate de su otro pequeño, no tenía nada que decir.

Sin embargo la cantidad de sucesos en los que no había podido intervenir, su debilidad, aún siendo uno de los mejores hombres de Varia y sobre todo escuchar como el moreno se habría a él, solo estas cosas le hicieron llorar.

Lagrimas sinceras cayeron desde sus hermosos ojos plata dándoles a estos un brillo arrollador, con algo de dificultad se acomodó en la camilla en que se encontraba y estiro sus brazos en dirección al moreno que le acompañaba en esa habitación.

Xanxus al notar los movimientos del otro espero para saber qué era lo que haría, pero aquella visión fue demasiado para él, sobre todo en ese momento.  

Squalo tenía sus manos extendidas pidiéndole acercarse, sin dudarlo ni un segundo se acercó a la camilla siendo abrazado por el peliplata y mientras éste colocaba su cabeza sobre su hombro, él se aferraba con fuerza a su pálido cuerpo, no quería soltarle, no, no le soltaría nunca y juraba que aunque tuviera que matar al mundo entero no dejaría que su espadachín sufriera nuevamente.

Así permanecieron por un tiempo, nadie les interrumpiría así que no tenían necesidad de separarse para que no les vieran de esa manera.

En ese momento podían actuar como los seres humanos que eran, sobrellevando el duelo que les provocaba la perdida de uno de sus hijos y haciendo un juramento silencioso y mutuo de protegerse y proteger a su pequeño retoño sin importar nada.

 

 

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado, nos leeremos pronto.


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