TAKANO POV
Ya era el segundo día, estaba ansioso, puesto que conocería a más gente, o al menos eso espero, quiero llegar como siempre, pero aún no aclaro nada acerca de aquel muchacho ojiverde, yo quiero hablarle pero tengo miedo de que me ignore, ¡Ya sé! Lo perseguiré en receso y trataré de charlar con él.
Apagué mi despertador, tendía rápido mi cama, fui al baño, me lavé la cara, me puse el uniforme y salí de mi habitación. Bajé apresurado al comedor y me encontré con mi madre, quien me quería decir algo, y entregarme el almuerzo.
-Hijo, tengo que decirte algo…-
-Dime madre-
-Yo conozco a los Onodera porque la madre de Ritsu es una vieja amiga mía, y me acaba de llamar, verás; saldrá de viaje y necesita un niñero, ya que el tío de Ritsu aceptó pero Ritsu se alarmó, pobre chico, su tío nunca lo ha tratado bien…- Pobre Ritsu -… en fin ¿crees poder ayudarme con esto? Solo necesito que lo vigiles un rato en el día-
-Pero dijiste que era mala influencia ¿no?-
-Lo sé, por eso lo dudo pero…- Dijo mi madre tocándose la frente en señal de preocupación.
-Descuida, yo me hago cargo-
-Bien, toma aquí está tu almuerzo, nos vemos al rato, ah sí; hoy llegaré tarde, el trabajo me lo demanda, si quieres traer a Ritsu un rato no hay problema solo mantenlo vigilado, sino váyanse directo a casa, toma las llaves, llegaré aproximadamente a las 9:00, nos vemos hijo-
-Vale, adiós madre, te cuidas-
-Tú también, cariño- Dijo para salir de la habitación.
Salí de casa a la escuela, puse mis cosas en donde iban, volteé a la banca de Ritsu y vi que su mochila estaba allí, más no él. Bueno, mamá me pidió cuidarlo, así que iré a ver donde está. Caminé un rato por toda la escuela, hasta llegar a la biblioteca, y allí lo vi, estaba entretenido en la lectura y sus audífonos puestos, abrí la puerta y traté de llamar su atención.
-Hola- dije parado al lado de la mesa de estudio, pero ni me miró, tal vez no me escuchó –Hola, hola- Dije sobre el libro, a lo cual él se molestó, al parecer no quería ser molestado.
-¿Qué?- Dijo serio y enojado.
-Em… hola soy Takano Masamune-
-¿Y? ¿Te hago una fiesta o qué?-
-Em… bueno, no solo quería conocerte-
-¿Para qué?-
-Bueno, yo quiero ser tu amigo, además seré tu niñero-
-Ahh, así que tú eres el idiota que mi madre contrato…-
-Oye-
-Ahora entiendo, que idiota eres ja,ja-
-Oye yo estoy intentando llevarme bien contigo, puesto que desde hoy te cuidaré-
-No necesito a un idiota como tú, ¡Idiota, idiota!- Dijo con tono burlón.
-Oye ¡Ya basta!-
-Deja de molestarme, eres una molestia, no necesito a un tipo como tú al lado mío, pequeño idiota-
-¿Pero qué es lo que te pasa? ¿Por qué eres tan frío con todos?-
-NO ES ALGO EN LO QUE TE DEBAS METER, AHORA DÉJAME EN PAZ…- Dijo retirándose, después se escuchó la campana de entrada a clases.
Nunca pensé que fuera tan agresivo, pensé que era serio más no así, espero poder llevarme bien con él, porque se nota que está herido, y no importa que niegue mi ayuda, yo siempre estaré ahí para él. Se acabaron las clases y yo me fui persiguiendo a Ritsu, hasta llegar a un callejón vacío.
-Dime ¿por qué me estás siguiendo?-
-Ya te lo dije debo de cuidarte-
-No te necesito- Dijo para después salir corriendo, vaya como corre, no pude alcanzarlo, pero ya sabía dónde era su casa, así que llegué y toqué la puerta, después salió la mujer pasada.
-¿Hola?-
-Disculpe, soy Takano Masamune, me pidieron cuidar a Ritsu-
-Oh, mira que muchachito tan bien portado, si tan sólo mi Ritsu fuera así, pero pasa, pasa, un chico tan guapo y tierno no debe quedarse afuera-
-Gra-gracias- Dije sonrojado.
-¡Ritsu baja ahora mocoso, te presentaré a tu nuevo niñero!- Entonces bajó el muchachito, y o me quedé embobado ante la ropa que usaba –Mira él es…-
-¡Ya sé quién es! No necesitan repetirlo-
-Que desconsiderado, a pesar de que tan buen niñero vas a tener-
-Madre, no seas insinuosa, él tiene mi edad-
-Oh, ya veo, bueno aun así es muy guapo, o al menos eso crees ¿no?- Al terminar aquello Ritsu se puso como tomate –vamos admítelo, cuando llegaste me dijiste “Creo que conseguí un acosador, un guapo acosador”-
-Madre, deja de avergonzarme- Dijo bajando su cabeza.
-Bien, ahora los dejo, dentro de un rato llegará tu tío, espero y lo trates bien, no le vuelvas a arañar la cara ni la espalda jovencito, adiós Masamune-
-Hasta pronto-
-Lárgate ya-
-No entiendo nada, tu madre tan atenta que es…-
-¿Y tú en qué te metes?- Dijo para después subir a su habitación.
Dentro de un rato llegó el tío, y para mí, fue muy rara la manera en que lo trató y le habló.
-¡Ritsu, ya llegué!- Dijo con cara de molestia el señor -¿Quién eres tú?-
-Tío…- Dijo asustado Ritsu.
-Aquí estás mariquita, vete a la cama, dentro de un rato te voy a castigar-
-Por favor hoy no tío…- Dijo con miedo retrocediendo.
-¿Qué dijiste?- Dijo aventándosele y tomándolo del cuello mientras le apretaba y doblaba los brazos y muñecas.
-Ya tío, duele-
-¿Cómo carajos quieres que te trate? Sólo eres un mocoso impertinente, además de ser un maldito suicida-
-Ya tío, detente- Dijo. Ante aquel ataque no pude imponer a tomar al castaño y alejarlo de ese tipo.
-Le pido señor de la mejor manera que se detenga, por favor-
-¿Y tú qué? Tu solo eres el que cuida la casa-
-Pido que se retire-
-Tsk, como sea- Dijo saliendo de la casa. Vi como el castaño se engarruñó a mí, mientras que unas lágrimas brotaban de sus ojos, supongo que tenía miedo, pero… ¿a qué? Ignoré las preguntas de mi cabeza y cargué al castaño hasta su recámara, lo recosté y sequé las lágrimas.
-Gracias- Oí que susurró.
-De nada, perdona por meterme en eso pero no podía dejar que te lastimara-
-¿Por qué?-
-“¿Por qué?” Ni yo lo sé, pero yo…- dije antes de que el chico de ojos verdes me tapara la boca con uno de sus dedos.
-Shhh, gracias Masamune-
-Yo debo irme- Dije parándome pero sentí las manos del castaño que se pegaban a mi camisa.
-No por favor, no me dejes solo, tengo miedo-
-Entonces, me quedaré contigo…- Después me acosté abrazándolo, pude sentir como el también me abrazaba y se apegaba a mi cuerpo, sentí una leve erección en mi pantalón, ¡mierda! No debo pensar eso, el deseo carnal ya es otra cosa, debo calmarme, pero su cama, su aroma, su respiración, sus latidos, me estás segando, debo quedar firme, debo quedar firme, bajé la mirada y noté que en el rostro dormido de Ritsu estaba una sonrisa, eso fue suficiente para calmarme.
Descuida Ritsu, siempre estaré allí para apoyarte, no importa qué, no te pienso… dejar ir, como ya ha pasado antes, no dejaré… que pase de nuevo, no volveré a perder algo valioso. Y así nos quedamos dormidos.