Una vez dentro de la habitación Sebastián serró detrás de él la puerta con llave mientras devoraba a su amo con la mirada
Ciel se acostó en su amplia cama puso una rodilla levemente más flexionada que la otra mientras son sus manos se sostenía de la cabecera de la cama asiendo que el camisón se le subiera hasta los muslos en una posición muy sexy (autor(a): *sangra por la nariz*… )
El akuma vio esa imagen tan provocativa y sus ojos cambiaron a un llamativo rosa, con pupilas felinas, mientras se quitaba los guantes con la boca y los lanzaba despreocupadamente a algún rincón de la habitación
Ciel se mordió el labio inferior, se moría por sentir a su demonio cerca, que lo tocara y que lo marcara como suyo así que decidió tentar más al peli-negro, bajo sus manos hasta los botones de su piyama y lentamente comenzó a desabrocharlos mientras le sonreía coqueto
Sebastián se fue acercando lentamente asía la cama, se esforzaba por contenerse, si por el fuera ya se le abría lanzado enzima ase rato pero no quería dejarle un mal recuerdo de esos actos y traumarlo
Se subió a la cama con su amo debajo de su cuerpo, manteniendo contacto visual puso sus brazos a los costados de su amo y le quito el parche que cubría el sello del contrato – ciel… te deseo… – susurro mientras acercaba su rostro al suyo y rosaba sus labios
El conde al sentir la caricia sintió deseos de profundizar el contacto – menos charla… y más acción – contesto para luego pasar sus brazos por el cuello del mayor y atraerlo en un beso tímido al que Sebastián recibió gustoso abrasando a su conde
El beso se volvió más apasionado, ciel acaricio con sus manos el cabello del demonio mientras este lo abrasaba por la cintura y colaba su lengua en su boca asiéndolo ahogar un gemido en la cavidad del contrario, acariciaron con la lengua la boca contraria hasta que sus lenguas se encontraron en un excitante masaje, Sebastián succionaba la lengua de su amo haciéndolo gemir tímidamente mientras probaba su dulce esencia a la que se volvió adicto
Sus bocas se acariciaban lentamente, disfrutando el íntimo momento ya no había vuelta atrás, ninguno podía detenerse, Sebastián le arranco el piyama a su conde, haciéndolo pedazos y lanzando los trozos de tela al suelo dejándolo en ropa interior, el sonido de la tela desgarrándose los éxito a ambos, Sebastián se separó de esa pequeña boca para dejarle respirara mientras subía sus manos hasta el cuello de su camisa y arrodillado sobre las piernas de su amo se desgarro su propio traje de mayordomo, moviendo sensualmente su cabello – ¡nhhgh! – gimió ciel, era una delicia a sus ojos verlo así de salvaje y su cuerpo lo demostraba, estaba muy duro
Sebastián se apresuró a quitarse lo demás quedando solo en unos ajustados bóxers negros, que asían ver su trasero delicioso, luego volvió a su lugar sobre el peli-azul y entre sus piernas
Se inclinó y roso el pálido cuello del peli-azul con sus colmillos, dejando unas largas marcas rosadas por toda la zona deleitándose con los estremecimientos y la respiración agitada de su amo luego lamio, chupo y mordió toda la piel a su alcance dejando marcas rojizas mientras movía sus inquietas manos por todo el cuerpo el conde y lo escuchaba jadear
Ciel apretaba las sabanas con una mano y llevo la otra a su boca, le daba vergüenza gemir fuerte y desvergonzadamente
No… – jadeo el akuma – déjame… oírte… – le susurro pero ciel se negaba a quitar su mano y el demonio sonrió lascivamente – entonces… tendré que obligarte… – le susurró al oído para luego meter su lengua en el – ¡!mmm!!... – gimió el peli-azul, mientras Sebastián lo tomo de las caderas y froto descaradamente ambos miembros duros y aprisionados en sus respectivas ropas
Haa!!... noo!!!... mmm…se… sebas…tian!! – gemía alto el oji-azul apretando los ojos y aferrando sus dos manos a la ancha espalda del oji-carmesí, el cual veía a su amado todo sonrojado, sudoroso y gimiendo, él sabía que era el único que podía provocarlo de esa manera, se sentía en la gloria al ver los gestos tan eróticos que hacía con cada rose de sus cuerpos y estaba decidido a ver y oír más… mucho más
Bajo serpenteando desde el cuello hasta el pecho dejando besos y lamidas en el más joven, tomo entre sus labios uno de sus pezonsitos, lamio en círculos alrededor para luego morderlo levemente…
Haaa!!!... – un gemido fuerte de ciel fue lo que recibió a cambio, siguió chupándolo y mordiéndolo mientras que el otro era atendido por su mano izquierda y la derecha viajo por su vientre hasta llegar al elástico de su ropa interior, miro a su amo pidiéndole permiso
El conde trago grueso, tenía algo de miedo ya que era su primera ves pero sabía perfectamente que su demonio no lo dañaría así que asintió con la cabeza – to… haa!!... toma…me!! – gimió por las atenciones recibidas
El peli-negro estaba más que complacido al recibir su aprobación y procedió a retirar con los dientes la estorbosa prenda, rosando sus labios con la húmeda y palpitante intimidad de su conde el cual se estremeció al tacto – mmm… – gimió bajito
Una vez la tela estuvo lejos el demonio acerco su boca asía el falo erguido de ciel, pero el conde se dio cuenta de las intenciones del demonio – no… sebas… ¡¡haa!! – gimió ya que el demonio ignoro sus suplicas y le dio una suave lamida a su miembro luego beso la punta para después meter ese trozo de carne caliente de lleno a su boca succionando despacio, disfrutando del sabor de su amo que se estremecía y gemía como loco
El conde sin darse cuenta comenzó a mover las caderas en busca de más contacto quería sentir más placer mientras Sebastián acariciaba en círculos con dos dedos su entrada sin llegar a hacer precio lo que le enviaba deliciosas descargas eléctricas a su cuerpo
Ciel no resistiría mucho ya que las sensaciones que le otorgaba la boca ajena eran abrumadoras y desconocidas para él, llevo sus manos al cabello de su pareja acariciándole a modo de aviso – ha!!... mmm… Sebas… tian… ha!! yo ya… no… ha!! – trato de advertirlo pero el akuma aumento el ritmo de su boca, succionaba y enroscaba su lengua con esmero alrededor de su peli-azul hasta que el conde ya no lo resistió - ¡haa!... seb… ¡¡¡Sebastián!!!... – se vino arqueando su espalda y gritando el nombre del akuma mientras este no desperdiciaba nada del dulce regalo de su amo y lo tragaba todo – mm… delicioso… – anuncio relamiéndose los labios
Ha… eso… es… ha… sucio… - dijo el peli-azul entre jadeos
Para nada… si viene de ti… es una delicia… – le alago sonriendo, se acomodó otra vez sobre su amo sin llegar a aplastarlo y beso dulcemente su mejilla - ¿seguimos?... – pregunto
Si… amor… – ciel tomo la mano del demonio y se llevó tres dedos a su boca, lamiéndolo con sensualidad, pasando la lengua entre ellos y mordiendo levemente debes en cuando notando como cierta parte del cuerpo de Sebastián parecía “interesada” en lo que asía
El peli-negro se sentía en las nubes, ver a su amo asiendo eso era excitante y el apodo lo hacía sentirse feliz era una combinación agradable – mmm… – gimió el akuma, su amo había lamido la palma de su mano – ya… ya es… suficiente… – jadeo deseoso, paso sus dedos ensalivados por el pecho, ajando por su vientre y rosando la intimidad de su amo hasta llegar a su entrada y metió el primer dedo, trato de hundirlo hasta el fondo – estas apretadito amor… – le susurró al oído, mientras su dedo entraba y salía de su amo para dilatarlo
Ciel sintió ese invasor entrar en él era incomodo solo eso, y los comentarios de Sebastián no asían más que encenderlo – ¡¡¡haaa!!! – grito el conde, el akuma avía dado en su punto dulce – mas… otra… vez… ha… – pedía el joven moviendo sus caderas
Sonriendo el peli-negro hundió dos dedos en su amo y volvió a darle en ese mismo punto escuchándolo gritar de nuevo de placer al parecer no le dolía, abría y cerraba sus dedos como tijeras dentro de él, los movía en círculos, todo sin dejar de ver esos gestos de placer que asía y luego metió un tercer dedo
Sintió el segundo invasor le dolió un poco pero el dolor era opacado por el placer que le daba su demonio, sentía esos dedos traviesos moverse dentro de él, la mirada de su demonio sobre él lo hacía sentirse amado y deseado por primera vez y eso le gustaba, luego entro un tercer dedo en su interior y ese dolió mas pero no se quejó, quería que siguiera que lo tomara – ya… hazlo – pidió deseoso
Sebastián al escuchar su petición se tomó unos minutos más para prepararlo bien, una vez echo se desprendió de su ropa interior y se acomodó entre las piernas de su amo – ¿estás listo?... – pregunto dudoso no quería dañar a su niño
Si… te amo… – le dijo besándole
Entonces entro en él, lentamente, sin prisas disfrutando de la estreches de su amo mientras se besaban – yo también… te amo – le respondido al separarse, se quedó quieto para esperar que ciel se acostumbrara mientras él se entretenía tocando las piernas de su amo
Ya… muévete… – dijo después de un rato, moviendo sus caderas
Las envestidas comenzaron suaves, llenas de besos y caricias, de mimos y susurros de amor, el mayor comenzó a acelerar el movimiento de sus caderas hasta hacerlo más rápido y profundo
¡Más!… ¡¡ha!!... ¡más! – pedía el conde y el demonio se lo daba gustoso haciendo que el peli-azul apretara las sabanas
Mi… ciel… mío… ¡ha!... ¡mío! – jadeo el akuma entrando más afondo y abrasándolo posesivo
¡¡si!!... tuyo… completa… mente… ¡¡tuyo!! – gemía dándole la razón al demonio, las envestidas se hicieron rápidas y desesperadas ambos sudaban y se perdían en las sensaciones que el cuerpo contrario les daba, ciel le clavo las uñas en la espalda al demonio quien excitándose más recibía el “ataque” de su amo
Pero todo debía llegar a un final y el de ese acto de amor puro estaba acercándose, Sebastián tomo el miembro de su amo y comenzó a masturbarlo con rapidez, quería venirse con el
¡¡ha!!!... ¡¡seb!!... ¡¡haaa!!… ¡¡Sebastián!! – gritaba extasiado el menor sintiendo como el akuma lamia su cuello
¡mmm!… ¡¡ciel!!... mi… ¡ha!... ¡¡mi vida!! – le gemía en el oído
Y ambos llegaron al clímax gritando a viva voz el nombre del otro, Sebastián se vació dentro de su amo mientras le mordía el hombro y ciel se derramo entre los abdómenes de ambos
Ambos cayeron exhaustos a la cama, muda testigo de su entrega, mientras se calmaban sus respiraciones amo y sirviente se miraban a los ojos, se sentían felices habían encontrado el amor y se sentían vivos y completos, como no se habían sentido en años
Sebastián atrajo a su amo para abrasarlo y cubrirlo con las sabanas mientras besaba sus mejillas sonrojadas y sudorosas
Ciel por su lado se acomodó en el amplio pecho del mayor y entrelazo sus delgadas piernas con las del akuma, por fin se sentía completo – te amo… – le dijo mirándolo a los ojos
Y yo a ti, ciel – admitió sonriendo
Ciel poco a poco se fue quedando dormido entre los brazos del peli-negro y con una sonrisa en sus labios sintiendo el calor que el mayor transmitía y descansando después de tan apasionado ejercicio, intuía que mañana le dolería la espalda pero no se arrepentía de nada después de todo se avía entregado a quien amaba y nada podía cambiarlo… nada…