XI
— ¿Y cómo va tu búsqueda de la verdad? —.
— Deja de burlarte, bien sabes que no he podido ni acercarme —.
— Solo me preocupo por mi amigo —.
— Tú… maldito… —.
— Hey, no es mi culpa que no hayas tenido sexo estos días —.
— ¿Solo en eso piensas? —.
— También en perros —.
— Mejor cállate Kiba —.
— Ya te lo dije, no es mi culpa así que no te desquites conmigo Naruto —.
Las semanas han pasado, ya es Noviembre y el Joven amo no ha podido tener contacto con Sasuke desde lo sucedido en su mansión; han sido días difíciles, no significaría un reto ir por el moreno a su casa, pero después que Deidara se enterara que era el hermano de su enamorado le prohibió estrictamente hacer cualquier locura, además tampoco ayudaba que el mismo Sasuke huyera de él en la escuela, con ayuda del dúo pelirrojo claro. Además cuando todos en el Instituto se enteraron que el plebeyo había estado en la mansión principal de la Familia Namikaze se empeñaron en evitar que el rubio se acercara al menor, es que parecía que todos estaban en contra de que estos dos se encontraran, quería hablar con el azabache, explicar lo que había sucedido, necesitaba hablarle y estar a su lado, pero el mundo conspiraba en su contra, además Sasori se negaba a contarle nada sobre el Uchiha, era el colmo.
— Tienes que hacer algo Kiba —.
— ¿Y qué podría hacer? Eso está fuera de mi alcance —.
— No sé, pero has algo, ¡estoy desesperado! —.
— Relájate, la tierra no va a explotar porque no le hables unos días, además pronto será la fiesta de cumpleaños de Sasori, es posible que lo veas ahí —.
— Como si Sasuke fuese a ir —.
— Uno nunca sabe —. Ambos se encontraban conversando tranquilamente en una de las bibliotecas de la escuela, el castaño jugaba en su móvil mientras el rubio intentaba desesperadamente de hallar una solución a sus problemas.
— Ni siquiera usa el uniforme que le di, sigue vistiendo esas ropas horribles —.
— Sinceramente no entiendo el alboroto que haces por ese plebeyo, podrías tener a todos los donceles y chicas que quieras en tu cama, ¿por qué empeñarse en uno solo? —.
— Yo no soy como tú Kiba, además se supone que estás saliendo con Neji —.
— ¿Tú también crees que voy en serio en él? Es guapo e increíble en la cama, pero no tengo ningún sentimiento por él, además es un plebeyo, un sirviente, es imposible que me enamore de algo así, él no puede darme nada más que su cuerpo, debería estar agradecido, le estoy haciendo un favor —.
— No hables así, Neji no solo es mi mayordomo, es mi amigo —.
— ¡Ja! De verdad que no entiendo esa fascinación que tienen por esa gente —. El castaño se levantó de su asiento. — Ya es hora de irnos, será mejor que te apresures, no quieres que Neji espere mucho por ti en la entrada ¿o sí? —. Tomo su maletín y salió del lugar.
Naruto permaneció inerte, si no hablaba con Sasuke pronto se volvería loco, de verdad lo necesitaba, tal vez Kiba tenía razón y podría verlo en el cumpleaños de Sasori, si no lo conseguía mandaría todo a la mierda y se largaría a la casa del moreno, le pese a quien le pese.
Sin mucho ánimo tomo su maletín y salió pasando de largo a los estudiantes que intentaban llamar su atención, al llegar a la entrada se encontró con Neji y Rock Lee que le esperaban junto a una camioneta negra.
— ¿Pasa algo? —.
— No es nada Joven amo, el Joven heredero nos pidió pasemos por usted en la camioneta y después fuésemos por él a la Universidad —.
— Deidara-kun quiere llevarte a escoger el regalo para Sasori-kun —.
Sin ganas de si quiera discutir el de marquitas subió de mala gana a la camioneta y de inmediato se marcharon, en su cabeza solo podía pensar en qué hacer para acercarse a Sasuke, no debía ser tan difícil, los dos debían hablar después de lo que había sucedido, él debía hablar con el moreno, desde aquello le era imposible pensar en algo que no fuera lo que sucedió esa tarde, es decir, son cosas que no olvidas tan fácil, había sido su primera vez en todo, TODO, necesitaba verlo y abrazarlo al menos, no estaba pidiendo mucho, pero ese maldito enano de cabellos rojos le estaba dificultando la tarea, si esto continuaba iba a comenzar a cortar cabezas.
Después de lo que parecieron segundos de reflexión la camioneta se detuvo y un rubio muy alegre subió para acomodarse a su lado y partir.
— Hola Naruto, ¿qué tal tu día en el Instituto? —.
— Horrible —.
— No seas así, estoy hablando en serio, hm —.
— Yo también, Deidara nii-chan, te lo pido, déjame ir a la casa de Sasuke, necesito verlo —.
— No, ¿qué te hace pensar que te dejaré acercarte a él después de lo que le hiciste? —.
— Pero él estuvo de acuerdo —.
— ¡Estaba drogado! No permitiré que le hagas algo de nuevo, eres un niño, no tienes conciencia sobre tus propios actos, hm, debes madurar y hacerte responsable por lo que hiciste —.
— ¡No soy una maldita fruta! Además quiero verlo para hacerme responsable —.
— No te creo —.
— ¡¡Nii-chan!! —.
— ¿Ya pensaste qué le compraras a Sasori por su cumpleaños? Yo pienso regalarle un poco de arcilla para moldear, hm —.
— Debes regalarle algo que le guste a él, no a ti, a ese sádico le voy a llevar la cabeza de un conejo, eso voy a hacer —.
— ¡Que asco! —.
— Se lo merece… —. El menor se cruzo de brazos y se dedico a mirar los autos pasar, en ese momento odiaba incluso a su hermano, nada le quitaba por ir a la casa del Uchiha, necesitaba desquitarse con alguien, eso era lo que necesitaba, ¿qué podía hacer para liberar un poco de frustración?
(Ramen x tomates)
— Solo digo que es mala idea —.
— El que no arriesga no gana —.
— Que palabras tan sabías, ¿dónde las aprendiste? —.
— Por ahí —.
— Increíble, me iluminas con tanto conocimiento —.
Ambos pelirrojos se encontraban en la habitación del ojimiel sentados en la cama terminando de idear todo para esa noche, en pocos minutos los invitados comenzarían a llegar a la residencia Akasuna para celebrar el cumpleaños del hijo único de la familia; la verdad es que a Sasori no podía importarle menos tal evento, él era sumamente feliz de poder pasar tiempo a solas con Gaara, era lo único que quería, pero sus padres se habían empeñado, como cada año, en hacer una enorme fiesta que de fiesta no tenía nada, un montón de jóvenes ricos y sus padres juntos en un enorme salón con el único objetivo de crear relaciones con otras familias, cerrar tratos e intentar algunos otros que beneficiaran a sus familias, eso no era nada divertido.
El único consuelo que le quedaba era que podía divertirse un rato con su nuevo amigo; aún no se explicaba cómo había convencido al Uchiha de asistir al evento, el chofer que había enviado a recoger al moreno junto a un grupo de estilistas y sastres le habían informado que llegarían en media hora, tiempo suficiente para que la mayoría de los invitados ya estuviesen en el lugar; todos se iban a sorprender cuando vieran llegar al azabache en una entrada dramática, o al menos eso imaginaba.
Se levantó de la cama y frente al enorme espejo se aseguró de que toda su ropa y cabello estuvieran en perfectas condiciones, aunque no quería la fiesta, debía lucir bien, era el anfitrión después de todo. Vestía un pantalón de vestir blanco, camisa negra con el cuello abierto, corbata floja blanca y zapatos de piel el color uva, usaba un discreto anillo de oro blanco y su cabello perfectamente peinado dejando su rostro al descubierto, miro a su amigo Gaara que también se había levantado de la cama, el ojiverde vestía un casi igual, con la diferencia de que usaba un saco gris perla.
— Si estás listo para que los reporteros y chismoso de la escuela se enteren que has invitado a un plebeyo a un evento como este, bajemos —.
— Hmh… pues este evento es para celebrar mi cumpleaños y como tal, puedo ser tan caprichoso como quiera e invitar a quien desee —.
— Sí, bueno, es hora, ¿me acompañas? —. El Sabaku le ofreció su mano derecha para que la tomara y así pudieran bajar juntos, Sasori sabía que solo lo hacía por amabilidad y por la amistad que ambos tenían de toda la vida, pero el que su amigo tuviera un gesto tan lindo y propio de una pareja le hizo enrojecer y que su corazón se acelerara, él nunca se confesaría, él era feliz con esos pequeños momentos en que Gaara era solo suyo.
Ambos salieron de la habitación y caminaron por los pasillos hasta llegar a unas escaleras y bajar directo al salón principal de la mansión Akasuna para recibir a los invitados, los reporteros y camareros ya estaban en el lugar esperando a que la fiesta iniciara, en cuanto los vieron bajar tomados de la mano algunos camarógrafos tomaron fotos, Gaara ni se inmuto, estaba acostumbrado a ese tipo de reacción, no le preocupaba pues todos sabían que ambos estaban comprometidos y que esos prometidos asistirían al evento en honor al Akasuna, y para nada era secreto de que ellos dos eran muy unidos, prácticamente hermanos, por ello su rostro se mantuvo apacible y serio como siempre; pero Sasori era diferente, para él que lo fotografiarán bajando las escaleras de la mano del otro pelirrojo era casi un sueño, su pecho se llenó de orgullo y no pudo evitar sonreír triunfante, como si en verdad fuesen pareja, aunque solo en sus fantasías.
Al llegar abajo un camarero con su uniforme propio se les acerco para ofrecerles una bebida, para ellos al ser menores de edad solo podían beber sidra de manzana, aun así la rechazaron con gesto amable, el mesero se retiró y la puerta se abrió de par en par dejando pasar a los primeros invitados, varios jóvenes y adultos comenzaban a hacer su entrada, todos le felicitaban por su cumpleaños y después de dejar el regalo en la mesa destinada para ello junto a la entrada se dispersaban por el salón.
El lugar se iba llenando de a poco, todos gente importante, la verdad es que a la mayoría solo los conocía de nombre, nunca había cruzado más de dos palabras con esa gente, sus padres ya estaban en el salón encargándose de los invitados mientras el permanecía en la entrada, era un fastidio pero al menos estaba junto a Gaara, todo estaba bien, todo saldría bien.
— Sasori, felicidades por tu cumpleaños —. El pelirrojo fue brazado por el mayor de los Namikaze, Deidara ya había llegado junto a Ino, quien sabía era su asistente y Rock Lee que mantenía su sonrisa mientras cargaba una caja con un forrado de papel dorado con un grabado vintage y un moño enorme morado, su regalo seguramente. El rubio vestía un sencillo traje negro mate con camisa azul que hacia resaltar el color de sus ojos, zapatos negros y el cabello peinado en una hermosa trenza que descansaba sobre su hombro izquierdo, su flequillo también estaba sujeto a la trenza por lo que su rostro estaba descubierto, lucía tan hermoso, era más bello que muchos donceles y chicas que conocía, en serio, debía ser un chiste que fuera varón, ¿cierto?
— Deidara, gracias por venir —.
— No me perdería el cumpleaños de un amigo de mi hermanito, hm, ¿cómo te encuentras, y tus padres? —.
— Están por allá, seguro quieres hablar con ellos, no te preocupes, te atenderán con gusto —.
— La verdad es un fastidio, pero mi padre me lo ha pedido —.
— ¿Minato-sama vendrá? —.
— No, me encargo tratar un asunto con tus padres, es todo —. Le sonrió de forma amable y se giró al otro pelirrojo. — Hola Gaara, también me alegra verte, ¿tus padres vendrán? —.
— Buenas noches Deidara, ellos llegarán más tarde —.
— Entiendo, hm, bueno, será mejor que me apresure a hablar con quién necesito para poder disfrutar del resto de la noche, los veo más tarde —. Abrazo al par y se adentró al lugar seguido de sus acompañantes quienes también le saludaron, en cuanto entro la gente se aglomero a su alrededor para saludarlo y tomarle fotografías, era obvio que se trataba de un Namikaze.
— El centro de atención como siempre —.
— Sí, es algo inevitable, Deidara es muy hermoso, es una lástima que haya nacido varón, sería el doncel más perfecto del mundo —.
— ¿Disculpa? —.
— Lo siento Gaara, eres mi mejor amigo y todo, pero como doncel no eres tan bonito como Deidara, aprende a vivir con ello —.
— Eres un imbécil, te voy a dejar aquí solo —.
— ¡No! Era broma, no me dejes, eres el doncel más bello del mundo mundial, ¡en serio! —. Se abrazó al cuello del otro para evitar que este se fuera, aunque en verdad no fuese a ir a ningún lado, lo sabía, sabía que Gaara jamás lo dejaría por algo así, solo era una excusa para poder abrazarse a su amigo sin ser imprudente, pequeños momentos, era todo lo que tenía.
— ¡¡Sasori-san!! —. De la nada un chico de cabellos castaños corrió hacia el nombrado derribándolo en el proceso, una vez cayeron los flashes no se hicieron esperar.
— ¡Oye! ¿Estás loco? ¡Muévete! —.
— ¡Sasori-san, me alegra poder verlo al fin! —. El recién llegado estaba prácticamente gritando y antes de que el pelirrojo pudiese sacárselo a patadas fue besado por ese chico escandaloso, ¿qué estaba pasando?
— ¡Muévete! —. Sin mayor problema Gaara saco al chiquillo de encima de su amigo y le ayudo a levantarse. — ¿Estás bien Sasori? —.
— Lo estoy, gracias Gaara, ¡has salvado mi vida! —. Dramatizo abrazándose de nuevo.
— ¡No! ¡No es justo! —. Intervino el chico. — No es justo que pongas tu atención en él Sasori-san, ¡Yo soy tu prometido! ¡Abrázame! —. Y se colgó de su brazo izquierdo… esperen ¿qué dijo?
— ¡¿HA?! —. Exclamaron ambos pelirrojos.
— Abrázame Sasori-san —.
— Oye, espera, ¿tú..? —.
— Oi, Konohamaru, debes comportarte —. Intervino un hombre mayor que venía acompañado de algunos hombres en traje negro. — Te dije que fueras prudente y educado, es la primera vez que se ven —. Reprendió al castaño.
— Pero, no podía esperar, hace mucho que quiero conocerlo, estaba impaciente —.
— No es justificación para ese comportamiento. Me disculpo por el comportamiento inapropiado de mi nieto, Akasuna-kun —.
— Sarutobi-sama… —. El de ojos miel estaba desconcertado, si Sarutobi, el presidente actual de Japón estaba frente a ellos disculpándose por el actuar de ese crio y le llamaba “nieto”… — ¿Tú eres Konohamaru… mi prometido? —.
— ¡Sí! Me alegra poder conocerte al fin Sasori-san —. El menor le sonrió sin despegarse de su brazo, eso debía ser una broma, si no mal recordaba le había dicho a sus padres que no quería a ese criajo cerca de él hasta que fueran mayores de edad y se presentaran ante los medios como los prometidos que ya eran, incluso se había negado a saber nada de ese niño, ¿por qué estaba ahí?
— Vinimos a desearle un feliz cumpleaños Akasuna-kun, espero que no le moleste… —.
— No… sí, es decir… gracias —. ¿Y ahora en que agujero se escondía?
— Por favor, ignore nuestra presencia, disfrute de su fiesta con sus amigos, Konohamaru, vamos —. Tomo al pequeño castaño del brazo y después de hacer una leve reverencia a los pelirrojos que correspondieron se retiraron al interior del salón entre berrinches del chico.
— Bueno, si tu prometido está aquí deberías estar con él, será mejor que yo no esté cerca —.
— ¡NO! No puedes irte, prometiste estar conmigo todo el día —.
— Solo hasta que Sai llegue —.
— Ese tarado no me importa, Gaara, quédate conmigo, por favor… —.
— Deja de rogarle Sasori, Gaara jamás te hará caso y te lo mereces —.
— ¿Qué? Este no es asunto tuyo Naruto —. Sasori le dedico una mirada molesta al rubio que recién llegaba acompañado de Neji quien cargaba una caja de forrado blanco brillante y un listón marrón. En cuanto los vieron el ojimiel pudo sentir como su amigo se tensaba ante la presencia del mayor; Neji, como lo odiaba, lo adiaba por ser un imbécil insensible que no se daba cuenta de los sentimientos de Gaara y lo hacía sufrir.
— Creí que no vendrías Naruto —.
— Y no iba a venir Gaara, pero mi hermano me ha obligado, además el tarado de tu amigo anuncio que yo asistiría y no tuve más remedio —.
— Oye, te estoy escuchando —.
— Como sea, Neji puedes dejar el regalo en la mesa y hacer lo que quieras, no estoy de humor así que déjenme solo —. Se adentró al lugar ignorando a los invitados y fotógrafos en el camino.
— Uy, si que esta de malas —.
— No es para menos, llevas días ignorándolo y le impides que se acerque a Sasuke —.
— Ni que fuera la gran cosa, además él no tarda en llegar —.
— ¿Uchiha-san vendrá? —. Ups, por un segundo se olvidaron que Neji seguía ahí.
— Ooh… Neji, amigo mío —. Sasori se le acerco y se recargo en su hombro. — No le digas a nadie, es un secreto —.
— No debe preocuparse Sasori-san, no diré nada —. El castaño miro profundamente a Gaara y después de sonreírle se retiró.
(Ramen x tomates)
— Déjenme solo —. La voz del rubio fue tan profunda y sería que de inmediato las tres chicas que lo atosigaban se marcharon.
Estaba aburrido, joder que lo estaba, y no solo eso, estaba de mal humor, planeaba irse una vez se cantara la canción de cumpleaños a Sasori pero, ¿a qué hora sería eso?
Miro su reloj de muñeca, ya eran las 21:00 h y ninguno de sus amigos se había dignado a acercarse y hablar con él, era consciente de que les dijo le dejaran solo pero al menos uno pudo intentar quedarse. Se recargo con pereza en el respaldo de la silla y cerró los ojos, al diablo si se quedaba dormido.
Sus planes se vieron frustrados, una conmoción en la entrada llamo su atención, los jóvenes invitados y algunos fotógrafos se habían reunido y parecían muy sorprendidos, ¿qué era todo eso? De mala gana se levantó a ver qué sucedía, bueno, eso no era de su incumbencia, pero el gesto triunfante que Sasori le ofreció apartado de aquella conmoción le pudo más, su curiosidad le picaba hasta las costillas pero se mantuvo inerte en su lugar.
— ¿No irás a ver? —. La voz del ojimiel le hizo reaccionar, ése tipo estaba prácticamente al otro lado del salón, ¿acaso se tele transportaba? Sí, debía ser eso pues era imposible que recorriera esa distancia en un instante, él no se había perdido en sus pensamientos, ¿o sí?
— ¿Para que iría yo a ver? —.
— Bueno, hoy es mi cumpleaños pero pensé en hacerte un regalo, pero si no quieres recibir mi generosidad; supongo que le pediré a mi plebeyo amigo que regrese a su ca... —.
Y antes de que el festejado terminara de hablar el ojiazul emprendió la carrera de su vida, se apresuró a la entrada y quitando a los curiosos sin ningún tacto llego hasta el frente topándose de frente con ése par de ojos negros tan profundos, esa mirada tan seria que sin ser consciente extrañaba tanto.
Sasuke estaba frente a él.
Sasuke le miraba a él.
Sasuke le sonrió.
— Hola, dobe —.
El mayor soltó el aire que no sabía estaba conteniendo, el moreno estaba frente suyo sonriéndole, vestía un pulcro traje plateado en color oscuro, camisa negra con los botones superiores descubiertos, zapatos en color uva y su cabello perfectamente peinado, no usaba accesorios y no los necesitaba, sus ojos brillaban de una forma tan hermosa al no usar esos anteojos, además la sonrisa en su rostro, una sutil sonrisa que arrancaba suspiros en algunas chicas y donceles presentes, no necesitaba más.
Regreso a la realidad cuando sintió los delgados y fríos dedos de Sasuke contra su mejilla.
— ¿Por qué no me invitas a tu mesa? —.
El mayor aparto la mano del menor de su rostro y de forma sutil la llevo a sus labios para besarla. Los flases y murmullos no se hicieron esperar.
— Será un placer... —.
Le llevo de la mano hasta su mesa, estaba fascinado, la apariencia del azabache era tan perfecta, diferente a la que tuvo aquel día mientras le satisfacía, pero perfecta, no era estúpido, quería lanzarse a él y besarlo hasta que sus labios sangraran, lo necesitaba, pero no podía hacer algo así, aunque no habría problema mientras nadie descubriera que el moreno era de clase baja, y con ese atuendo y porte, era imposible.
Llegaron a su mesa y se sentaron uno junto al otro, las miradas discretas de todos eran más que evidentes, pero nadie se acercaba, después de todo el rubio les había advertido desde su llegada nadie se acercara a él y en sus planes no estaba ir contra las órdenes de un Namikaze.
— Me sorprende verte en un lugar así —.
— Hmh, si es que mi presencia te molesta puedo retirarme —.
— Yo no dije eso, es solo que no puedes entrar sin invi... —.
— Privilegios de conocer al festejado, más que eso, ése amigo tuyo prácticamente me ha secuestrado —.
— Eso suena más a Sasori; pero, aunque hay muchas cosas que quiero preguntarte y decirte… ¿por qué huyes de mí, acaso hice algo mal? —.
— ¿Poco te parece el haberme violado? —.
— …—.
— A decir verdad, no es algo que me quite el sueño, soy consciente de que tuvimos sexo, varias veces, y al final fue de mutuo acuerdo, pero nada podía hacer en contra, estaba débil y drogado, Sasori me conto todo, que fue su culpa y demás, no te guardo rencor, en realidad me ha gustado bastante, si no lo dije antes lo haré ahora, Naruto, me gustas, no sé cómo paso pero me gustas, pero entre nosotros no puede haber nada, es imposible para que alguien como tú este con alguien como yo, somos diferentes, somos… —.
— SUFICIENTE. Deja de decir tantas estupideces juntas, Sasuke, a mí no importa quién o qué tengas, yo te quiero a ti, me gustas, te amo Sasuke, estos días han sido un infierno para mí, el no verte ha sido una enorme tortura, yo —.
— ¿Y por qué no me buscaste? Dudo que algo como mi indiferencia fuera la razón, en el examen de ayer tuve 99 puntos por tu culpa, por tu maldita culpa, ¡No puedes tratarme con tanto cariño y después descuidarme! —.
—Sasuke, yo… —.
— No he podido sacarte de mis pensamientos, y no puedo estar en el Instituto sin que nadie diga tu nombre y me recuerde que nunca serás para mí; quisiera saber qué hice mal, qué hice para tener este castigo, el pecho me duele… ¿por qué mi primer amor tenías que ser tú? ¿por qué me enamore de un imbécil como tú? —. Pequeñas lágrimas comenzaron a juntarse en sus ojos negros, noto un ligero temblor en los puños blancos; se le partió el alma, el moreno se notaba tan destrozado. — Naruto, ¿qué debo hacer para dejar de amarte? —.
Continuará…