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El plebeyo del que me enamore. por Kou_bibe

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Notas del capitulo:

Hola chicos ~ 


 


Sin más, a leer, nos leemos en las notas finales, ¡yeah!

V

 

 

 

 

 

 

 

 

— Naruto…  —.

 

La manos del Uchiha se aferraron a los brazos del rubio, su vista se nublaba al igual que sus pensamientos, en realidad su cerebro ya había dejado de funcionar correctamente, se estaba dejando llevar esos ojos zafiro le habían atrapado, le miraban con intensidad, esos labios danzando sobre los suyos, tan suaves, le dominaban, el sentir las manos del contario a los costados de su cabeza, despeinándole un poco, esos dedos que al pasar traviesamente por su nuca le provocaban mil sensaciones nuevas que recorrían todo su cuerpo, sus piernas comenzaban a perder fuerza, se estremecía por completo, ¿así debe de sentirse? Su primer beso…

 

— Sasuke… —.

 

Sujetaba de manera posesiva al menor, le besaba sin descanso, no quería parar, sus labios eran tan suaves y deliciosos, la expresión tan sumisa y vulnerable que veía era lo mejor, tan lindo, su rostro era perfecto, las mejillas de un rojo intenso, los ojos que por ratos se abrían un poco solo para mostrarle ese negro profundo, le absorbía, le incitaba a continuar y gustoso accedía.

 

Sobra decir que este era su primer beso; dicen que el primer beso es casto, puro, inocente, apenas un encuentro, pero no, no el de él; besaba al pequeño con sumo deseo, había imaginado muchas veces con ese encuentro, y salió de golpe, lo estaba disfrutando y no se iba a detener, no ahora que podía probar esos labios que tanto anhelaba, se guio por su instinto, quería llegar más lejos.

 

 

 

 

 

 

 

* turururun, turururun *

 

Una música peculiar les trajo a la realidad, se miraron por un segundo antes de separarse y sus rostros se volvieron rojos a más no poder.

 

Sasuke busco su suéter, no lo ubicaba, ¿a dónde se había ido?, ¡el lugar no era tan grande como para no encontrarlo!

 

El rubio, por otro lado, se recargo contra la puerta, bonito momento para que su móvil sonara, le iba a cortar la cabeza a quien se atrevió a llamar.

 

— ¡Diga! —. Se cubrió la cara intentando disipar el rojo intenso que le cubría. — ¿Qué quieres? —. Poso su mirada en los movimientos del moreno. — OK, iré más tarde —. Corto la llamada y guardo el móvil en la bolsa de su pantalón. — Sasuke… —.

— ¿Aah? —.

Dio un respingo, estaba nervioso y rojo como los tomates que tanto le gustaban, ¿qué estuvo haciendo? Se mantuvo de espaldas, no podía mirarle a la cara, no podía enfrentarlo, después de todo él se lo permitió, le correspondió a ese beso tan apasionado, y lo peor, lo disfruto, y siendo sinceros, quería más, su cuerpo se lo exigía, pero su cerebro funcionaba de nuevo, le gritaba que no, que se fuera, que escapara, por eso no se atrevía a verlo, por primera vez en su vida estaba confundido, ¿qué era esa extraña sensación en su pecho?, ¿iba a tener un infarto? Posiblemente.

 

— Sasuke, no sé cómo se tratan esas heridas-ttebayo, dime qué hacer —.

— No-necesitas hacer algo —. No sabía qué hacer, ¿por qué era tan difícil verlo?, es decir, se besaron, ¿no debería ser más fácil?, ¡NO! Claro que no, los nervios se lo comían, pero debía decir algo. — Na-naruto, ¡yo-! —. Se dio vuelta para encarar al rubio, este le miraba sumamente preocupado, noto su suéter en sus manos, ¿cómo lo encontró?

— Arruine tu suéter, lo siento —.

— No, importa —. Lo tomo, quiso decir algo más, ¿debía disculparse por ese beso?, ¿golpearlo y gritarle que se aprovechó de él?, ¡¿por qué las respuestas no caían del cielo?!

— Tus ojos —.

— ¿Eh? —.

— Tus ojos son hermosos, Sasuke —. Se acercó y le beso la mejilla, el moreno se quedó de piedra. — vámonos —. Le sostuvo de la mano y salieron del edificio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— ¿Se pondrá bien? Trátale con cuidado —.

— Sí, Joven amo —.

 

Se encontraban en la enfermería principal del Instituto; pese a los gritos y reclamos de Sasuke consiguió llevarlo hasta ahí para que le tratasen. La medico en jefe atendía al de primer año, no había mucho por hacer, era un moretón enorme, pero solo eso, un moretón; aplico pomada con efecto des inflamatorio y le hizo tomar unas tabletas para aliviar el dolor y disminuir la inflamación, un efecto más rápido, le vendo el brazo y estaba listo.

 

— ¿Terminaste? —.

— Es todo, solo necesita descansar —.

— Bien, déjanos solos —.

— Sí —. Hizo una reverencia para el de marquitas y salió del lugar, uno de los consultorios de la enfermería escolar, aunque era casi un hospital privado.

— ¿Cómo te encuentras? —. Se sentó junto a él en la cama.

— Te dije que no era necesario —. Con el ceño fruncido.

— Sobre… ¡jmh! Sobre el beso de hace rato… —.

— ¡¡WAH!! —. Se levantó de golpe alejándose mientras se cubría el rostro con ambas manos.

— ¡Sasuke! —.

— ¡NO! No te atrevas a decir nada… ¿eh? —.

— ¿Qué pasa? —.

— Mis lentes… ¿dónde-?, ¡AH! Se cayeron cuando llego el pedazo de imbécil aquél —.

— ¿Jirōbō? —.

— Eso —.

— Puedes usar unas lentillas de aquí, tenemos un centro de óptica —.

— No, no importa, esperaré a llegar a casa —. Angustia.

— Será peligroso que andes por ahí sin poder ver-ttebayo —.

— Para que lo sepas tengo una vista increíble, mejor que tú —.

— ¿Entonces por qué los usas? —.

— Para no dañar mi vista, en mi familia ha habido casos de ceguera, para evitar eso es que los uso, cuando estoy en la escuela, hago tarea, o simplemente leo —.

— Por eso no los llevabas cuando te vi en el supermercado —.

— Sí, usaba lentillas al igual que mi hermano, pero el día antes de entrar al Instituto las perdí, no quería gastar innecesariamente en unas nuevas, por eso usé los lentes de emergencia que tenía guardados, ahora deben estar estropeados —.

— Eh ~ por eso tu hermano no usa lentes —.

— ¿Qué? —.

— Nada —. Se pasó una mano por la nuca, nervioso. — Me alegra que me hayas contado algo de ti-ttebayo —. Le sonrió, el peli-negro se sonrojo por enésima vez en el día, ¿por qué le conto todo eso?, le conto algo personal, incluso le dijo cosas que no le pregunto, él no era de los que hablaban mucho, ¿entonces?, ¿por qué le contestaba al rubio?, ¿por qué se sentía tan bien a su lado? — Vamos, te llevare a tu clase —.

 

El peinado de cacatúa vio la hora, ¡el almuerzo había terminado hace mucho!; pero antes de poder reclamar el rubio le tomo de la mano, sonrió y lo llevo fuera, todo el camino se estuvieron así, tomados de la mano, Sasuke no reprocho nada, se sentía a gusto, las manos de Naruto eran muy cálidas, inconscientemente apretó la mano del rubio, gesto que no pasó desapercibido, sus manos se aferraron a la contraria, sonrieron.

 

Estaban llegando al salón del menor, ninguno había dicho nada hasta que estuvieron frente a la puerta del 1-B; el oji-azul iba a abrir la puerta pero se detuvo, giro para ver al peli-negro, su brazo en específico.

 

— ¿Y tú suéter? —.

— Aah… lo olvidé en la enfermería —. Se regañó mentalmente; Naruto se quitó el saco y trato de ponérselo al azabache. — ¡¿Qué-?! —.

— Shh, te escucharan del otro lado —. Se quedó inmóvil, ese pelos de elote le beso como si nada solo para callarlo, ¡¿cómo se atrevía?! Iba a arrancarle los dedos, entonces noto que estaba usando el saco de Naruto. — No te lo vayas a quitar, no quiero vean que te lastimaste, lo siento, si hubiera llegado antes —.

— No es tu culpa —. Le sonrió para tranquilizarlo… ¿Heh?, ¿Qué hizo qué?

— Gracias —.

 

Antes que algo más sucediera el mayor abrió con fuerza la puerta del aula y entro junto al menor, en realidad le arrastraba; todos los miraron, casi se les salen los ojos al ver quien había entrado y con quien pues le reconocieron gracias a su peinado, de inmediato se levantaron dejando de hacer sus cosas y saludaron con reverencia al de marquitas.

 

— Oh, Kakashi —. Lo saludo como si fuesen conocidos y amigos de toda la vida, el peli-plata ni siquiera se apartó de su lectura, llevo al moreno hasta su escritorio ignorando el saludo de los estudiantes; una vez que Sasuke se sentó se dirigió a los pelirrojos. — Gaara y Sasori, hablaremos más tarde… —.

— Naruto, ¿qué te paso? —. Pregunto Sasori mientras señalaba la cinta en su mejilla.

— ¿Estás bien Naruto-kun? —. Gaara.

— Eso no importa, más les vale ir a verme por la tarde —. Ordeno con voz firme, los hermanos asintieron dudosos y regreso su mirada al azabache. — Cuídate, te veo después —. Le revolvió el cabello con ternura y salió del aula; todos comenzaron a hablar, corrección, a chismear, ¿es que no tenían algo mejor por hacer? El Uchiha se mantuvo con la mirada en su escritorio, estaba molesto y avergonzado, todo al mismo tiempo.

 

— Sasuke ~ y yo que me preguntaba en donde podías estar —. La vocecilla del oji-miel le hizo reaccionar.

— ¿Por qué te trajo Naruto-kun?, ¿estuviste con él todo el tiempo? —.

— Incluso estás usando su saco, ¿y tus lentes?, ¿qué pa-?... Heh ~ ¿acaso ustedes dos…? —.

— No creo que sea buena idea hablar de ello ahora, Sasori —.

— Pero ~ Ne, ne, ne, quiero saber —. Molestando al oji-obsidiana, se encontraba en un interrogatorio difícil de evitar, ¿Cómo iba a salir de esta? Llego tarde a clase acompañado de la súper estrella del Instituto, estaba usando el saco del rubio, no traía sus lentes, además, el oji-azul, no conforme con haber dado su saco a un plebeyo tenía una herida en el rostro, ¡en su atractivo rostro! Seguro todos pensaban que fue su culpa… ¿atractivo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Ramen x tomates)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— Oh, Naruto-kun, ¿otra vez aquí? —.

— Tú me llamaste, Sai —.

 

Después de dejar al moreno en su clase se fue directo al Host Club; se encontraba en uno de los sillones aterciopelados en una sala del club, tomando un poco de té rojo de África con algunas tartas de frutas en una vajilla Ginori en color verde jade.

 

— Creí que vendrías después de clases, así no les dejarías esperándote fuera como siempre —.

— No me esperan, vine solo —.

— Es la primera vez que haces tal cosa —.

— No es como si no supiera caminar solo —.

— ¿Vienes de clase? —.

— No entre a clase —.

— Oye, es mucha información nueva, tú andando solo por ahí y saltándote las clases, además no llevas el saco y tienes cinta bajo el ojo, ¿Qué estuviste haciendo?, ¿con quién estabas? —.

— E-eso no te incumbe-ttebayo —.

— Así que estabas con Sasuke-kun, mmh, debí imaginarlo, entonces… ¿interrumpí algo cuando llamé? —.

— ¡¡SAI!! —.

— ¡Ja, ja! —.

— No debí contarte nada, solo te burlas de mí-ttebayo —.

— Eso es mentira, apoyo tus sentimientos para con Sasuke-kun, incluso la posible relación que imaginas, lo sabes bien —.

— Solo lo dices para fastidiar a Deidara nii-chan —.

— ¿Ah, te diste cuenta? —.

 

El rubio bufo, comenzaba a arrepentirse de contarle a Sai sobre el plebeyo y los sentimientos que tenía por él, aunque no lo parecía se llevaban muy bien, siempre lo visitaba, eran casi como sus consejeros, uno del otro, el rubio le contaba como su padre le exigía a pesar de nunca verlo, Sai también, su padre, Danzou, dueño de una importante firma de abogados, con una agencia de detectives en las sombras, cosa que le causaba muchos problemas a su moreno amigo; más que darse consejos, solo se quejaban de sus padres.

 

— Pero dime, ¿Por qué estabas con él? Recuerdo me dijiste te alejarías, ¿Cuándo fue eso? Oh sí, el día que buscabas a Sasori y en cambio lo encontraste a él semi desnudo en los vestidores de primer año, nunca te había visto tan nervioso, como ahora… —.

— No sigas… ahh sí, dije que me alejaría, yo… me di cuenta que me gusta —. Tomo su taza. — Creí que me la pasaba pensando en él para idear como fastidiarlo, pero fue por él que esa muletilla regreso, y, cuando lo vi en los vestuarios, yo… no tiene caso negar lo que siento, jamás me sentí así con nadie-ttebayo, por eso decidí alejarme y cuidarlo de lejos; pero Jirōbō le ataco hoy —.

— ¿Ése gordo? —.

— Sí —.

— ¿Gaara y Sasori no estaban con él? Según recuerdo les ordenaste lo cuidaran —.

— Son un par de inútiles, de no ser porque estaba cerca… —.

— Sasuke-kun no es débil, lo sabes, vimos los videos de sus clases y torneos de Tae Kwan Do —.

— Lo sé —.

— Shikamaru-kun consigue de todo —. Sonriendo.

— Lo mejor es que yo lo cuide —.

— ¡Qué harás con Jirōbō-kun?, ¿Le hizo daño a Sasuke-kun? —.

— Ése mal nacido… —.

— Así que por defenderlo saliste herido, eres todo un caballero protegiendo a su damisela en peligro, ¿Quién lo diría? ~ El Joven amo procurando a alguien que no es él mismo —.

— Sai, trae un uniforme para Sasuke, apuesto a que se verá increíble, rompí su suéter por accidente y ahora está usando mi saco —.

— ¿Qué?, ¿Cómo pudiste rompe-? Ah ~ entonces sí interrumpí cuando llamé —.

— ¡Claro que no!, ¡No hicimos tanto-ttebayo! Solo nos besamos… —. Se encogió de hombros en su lugar.

— ¡Tu primer beso! Hay que celebrarlo Naruto-kun —.

 

Estuvieron un rato más conversando. El rubio decidió pasar el resto del día ahí, no le apetecía tomar clases, ya se pondría al corriente luego. Gasparin hizo algunas llamadas, encargo el uniforme para Sasuke, además de lentillas y cosas varias; las clases ya habían terminado, y aunque el oji-zafiro había ordenado por teléfono a los pelirrojos llevar a Sasuke aún no se aparecían, ¿Qué tanto hacían? El encargo para el Uchiha ya había llegado y el club estaba casi lleno, ¿Dónde se habían metido?

 

— Tardan demasiado, tengo muchas ganas de conocer a Sasuke-kun —.

— Cálmate Sai, Sasuke es mío —.

— El que se besaran no lo hace tuyo, hasta donde sé lo obligaste —.

— ¡Por supuesto que no! —.

— ¡Naruto, llegamos! —. Los pelirrojos iban entrando a sala donde los mayores se encontraban llevando al azabache con ellos.

— Tardamos por su culpa —. Gaara señalo al oji-negro quien al ver al rubio agacho la mirada sonrojado.

— ¡Sasuke! —. Corrió para acercarse. — ¿Cómo te encuentras?, ¿aun te duele mucho? —.

— Estoy bien, ¿para qué me llamaste aquí? —.

— ¿Te gusta nuestro uniforme? —.

—… ¿Qué?... Aah, no, solo es un uniforme —. Desvió la mirada.

— Hola Sasuke-kun, al fin puedo conocerte, es un placer, mi nombre es Sai —. Se acercó al azabache, este al verlo arrugo la nariz.

— Luego te presentas, ven conmigo —. Le quito la mochila al moreno de primer año guiándolo a una habitación de la sala donde se encontraban. — Dentro hay un cambio de ropa, también un par de lentillas, póntelos, te esperamos acá afuera, no tardes mucho —. Le dejo ahí dentro y cerro antes de escuchar reclamos e insultos, una vez que la fiera se calmó regreso con los demás que ya tomaban té y comían pastel muy cómodos.

— Ey, Naruto-kun, ¿Por qué no ayudas a Sasuke-kun a cambiarse? —.

— No digas tonterías Sai —. Se sentó junto a él.

— ¿Es cierto Naruto?, ¿Ayudaste a Sasuke? —.

— Sinceramente, tardamos en venir porque le acompañamos a los jardines del club de teatro, la caja de su obentou y lentes se encontraban en el suelo, su caja solo estaba algo sucia, pero sus lentes… bueno, ya no sirven; también fuimos a la enfermería por su suéter feo, ¿qué paso con exactitud? —.

— No tienen derecho a preguntar; Gaara, Sasori, les dije que se quedaran en todo momento con Sasuke y le cuidaran, ¿por qué estaba solo y fuera del salón? —.

— Obviamente salió por su cuenta, como todos los días Gaara y yo salimos al comedor y cuando regresamos no estaba —.

— Supuse habías ido por él —.

— Pues no —.

— Deberías estarnos agradecido, ¿algo bueno te paso con él, verdad? —.

— ¡¿Qué dices Sasori?! —.

— Sasuke se la pasó suspirando en clase, sonreía como loco y de la nada se enfadaba —.

— Era aterrador —.

— El aterrador es otro, Gaara-kun —.

 

En medio de la plática se escuchó la puerta abrirse; Sasuke salió, estaba usando el uniforme de la escuela, uno que le quedaba a medida incluyendo los zapatos; los presentes dejaron de respirar, se veía tan bien, parecía modelo de alguna pasarela importante o de una revista famosa de moda, el chico tenía una apariencia abrumadora, elegante y muy guapo, el varón ideal con el que todos sueñan; un sonrojo apareció en todos, exceptuando a Sai que mantenía su sonrisa eterna siendo este el primero en hablar.

 

— Eres muy sexy Sasuke-kun, ¿puedo llevarte a cenar? —.

— ¡Ni lo sueñes Sai! —.

— ¡Woh! Sasuke, ¿Cómo puedes lucir tan sensual con el uniforme? Eres como una persona diferente —.

— No necesito nada de esto, no lo quiero —.

— Si no lo quieres, ¿Por qué te lo pusiste? —. El mapache.

— Dejen de molestar —. Se acercó al oji-obsidiana. — Te queda perfecto, de ahora en adelante lo usaras, es tuyo —.

— ¡Yo no-! —.

— Algo más, serás mío por el fin de semana —.

— ¡¡¿HA?!! —. El moreno menor y los pelirrojos.

— Hora de irnos, Sai, encárgate del resto —.

 

Cargo a su víctima cual costal de papas y despidiéndose del resto con un gesto de la mano salió del club con dirección a la entrada principal del Instituto donde Neji ya le esperaba.

 

En el camino Sasuke le golpeaba la espalda y forcejeaba para que lo dejase, no muy fuerte pues no quería lastimarlo, pero sí quería bajar, además todos les miraban, hacían reverencia para el rubio, pero a él lo miraban con desprecio, casi se lo comían con la mirada, se comenzaba a sentir intimidado.

 

Una vez llegaron a la limosina el mayor arrojo a su presa dentro y en un instante ya había arrancado.

 

— Quiero irme, ¿y mi mochila y ropa? —.

— Sai se encargara —.

— ¿A dónde me llevas? —.

— No te preocupes, no es un secuestro —.

— A mí me parece todo lo contrario —.

 

Para evadir las preguntas del azabache se limitó a mirarle fijo y sonreír, ante tal acto consiguió que se callara y se removiera nervioso en su sitio, le encantaba, le gustaba esa expresión en el rostro pálido del menor, no llevaba ni un día de hablar con él y ya había visto muchas expresiones en su rostro, quería conocer más, no solo la información que poseía gracias a Shikamaru, no, quería conocer al verdadero Sasuke, el Sasuke que se sonrojo con solo una sonrisa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Le ayudo a bajar de la limosina, pudo notar como su acompañante seguía nervioso, obviamente era la primera vez que visitaba un lugar así, es decir, se encontraban en la residencia principal de su familia, y no era para menos, hasta él creía que era algo exagerada; tomo la mano del menor y le guio subiendo las pequeñas escaleras de la entrada mientras Neji abría la enorme puerta.

 

— Bienvenido a casa, Joven amo —. Le recibió Hinata.

— Oh, ¿Deidara nii-chan está en su habitación? —.

— El Joven heredero salió a medio día, índico que llegaría a la hora de la cena —.

— Excelente, emm, Neji —. Miro al peli-café quien espero por la indicación, pero al parecer algo comenzó a funcionar en su rubia cabeza. — Es verdad, es viernes, olvídalo —. Con la derecha le indico se retirara y así lo hizo. — Hinata, estaré todo el día en mi habitación, no me molesten para nada, si necesito algo te aviso —.

 

Sin esperar respuesta de la chica se apresuró a su habitación, era raro pues el moreno le seguía en completo silencio, pero era obvio que al encontrarse los dos solos comenzaría a gritarle, se rio ante la idea, su Sasuke era tan lindo, sí, SU Sasuke, pues sería suyo tarde o temprano.

 

Al llegar a su habitación entro detrás del azabache y se aseguró de cerrar la puerta con seguro, así evitaría un poco el que escapara, una vez que la puerta estuvo cerrada la voz del oji-ónix no se hizo esperar.

 

— ¿Qué pretendes trayéndome a este lugar? —.

— Ey, más respeto, este lugar es la habitación de tu sempai —. Le miro divertido.

— Como sea, quiero irme, nunca te dije que estaba de acuerdo con venir aquí —.

— Si te preguntaba me dirías que no —.

— ¿Y, a qué me trajiste? —. Exigió saber mientras recorría la habitación disimuladamente con la mirada.

— Bueno —. Se le acercó peligrosamente. — Solo hay algo que podemos hacer —. Sonrió con malicia.

— ¡No te atrevas, dobe! —.

— Claro que lo hare, por mi culpa perdiste la clase de Kakashi, puede que no lo parezca pero soy muy inteligente, te enseñaré cuanto quieras de química-dattebayo —.

—... ¿Qué?, ¿Qui-química? —.

— ¡Sí!, ¿O, prefieres otra materia? —.

— NO, química está bien —.

 

Pudo notar como su rostro se enrojecía, ¡maldición! Se veía tan endemoniadamente tierno, y ese puchero de fastidio, su corazón se aceleró, justo acababa de notar que se encontraban a solas, él y su amado Sasuke en una habitación, juntos todo el fin de semana; ahora que lo tenía no le dejaría irse, buscaría la manera de enamorar al azabache, ¿qué tan difícil podría ser?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Ramen x tomates)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

— Aah... nhh... wah... —.

 

Ligeros gemidos salían de su boca sin control, se sujetaba a la espalda del otro estrujando la tela de la camisa.

 

— Ngh... ahh... —.

 

Comenzó a morder su labio inferior en un intento de disminuir sus gemidos.

 

— No hagas eso —.

 

Se alejó del cuello que devoraba incansable subiendo a los rojos labios de su acompañante.

 

— Tus labios me pertenecen —.

 

Comenzó a besarlo, se movía con suma habilidad, desbordaba pasión, deseo, los devoraba, esos labios que le volvían loco, esos labios que le hacían perder el control olvidándose por completo de quiénes eran, esos labios que le encantaban. Sin aviso metió la lengua en la boca del otro, no necesitaba de ningún permiso; sus lenguas se encontraron, se rozaban y bailaban entre ellas, esa sensación le excitaba, esos besos tan apasionados le arrancaban la cordura, ese roce que tanto disfrutaba, era tan delicioso, no quería detenerse, pero sus pulmones le exigieron oxígeno.

 

— Ah... ¿me extrañaste? —. Respiraba agitado.

— Hmph, eso quisieras —. Se acercó al oído del otro. — Es solo que me excitas... —. Mordió ligeramente la punta de la oreja.

— Mnh... aah... —. Cerró los ojos con fuerza.

 

El chico sobre él comenzó a besarle la oreja, era muy sensible esa zona, le mordía y recorría lentamente con la punta de la lengua, solo podía limitarse a gemir, sus mejillas ya ardían y apenas comenzaban.

 

Sintió como el otro desabotonaba su camisa, acarició su abdomen con las yemas de los dedos, recorrería cada parte de piel, se deleitaba mientras sentía como la piel bajo sus dedos se estremecía, paseaba tan lento sus manos a la par de su lengua que ahora se ocupaba en el cuello.

 

— Ngh... ahh... —.

— ¿Ya no puedes? —. Pregunto sin dejar su labor, besaba los labios del chico bajo él, subió su derecha hasta los pezones del otro pellizcándolo y masajeando. — ¿te gusta? —.

— Mmh... —. No podía articular nada, de su garganta solo salían suspiros y pequeños gemidos y cuando pudo decir algo solo una palabra salió. — Follame —.

— Con gusto, Inozuka-sama... —. Se apartó un poco y con suma rapidez se deshizo de toda la ropa del menor, le dejo desnudo quedándose él con solo su camisa puesta aunque abierta en su totalidad.

— Neji... —.

— Kiba... —.

 

Sus labios se encontraron nuevamente, un baile sensual comenzó, la sensación, sus labios contra los otros, no había mejor sabor que el de su compañero.

 

Neji bajo su derecha hasta el miembro del oji-café masajeando con suavidad, el menor comenzó a removerse aferrándose a los brazos del otro con fuerza; no tardo en gemir.

 

— Nah... Ne-neji... Ngh... —.

 

El oji-lila le impedía hablar con libertad, no daba descanso a los labios de su acompañante, no quería, sintió como el miembro bajo su mano comenzaba a ponerse duro y levantarse, cada vez más, más caliente, palpitante; sus movimientos se hicieron más rápidos y algo bruscos, los gemidos ahogados por el apasionado beso parecían no tener fin, se removía, sus ojos fuertemente cerrados y las mejillas rojas, los labios ligeramente hinchados, las uñas de los delgados dedos de su chico enterrarse en su piel, rasguñando. Era demasiado.

 

Había prometido ponerle fin a esta situación, este era el día en que terminaría con tan dañina relación, pero no pudo hacerlo.

 

— Aah... ¡Ahh! —.

 

El calor aumentaba, su mano se sentía húmeda, su chico estaba listo para el siguiente paso.

 

— Kiba... —.

 

Susurro con voz ronca al tiempo que lamía la orilla de su oreja, le sintió estremecer, y él mismo también, todo en este chico le encantaba, tan inocente y sexy a la vez; una belleza exótica.

 

Bajo depositando besos en el camino al tiempo que mordió y pellizcaba los pezones erectos, tan deliciosos, llego a la cadera, beso y recorrió la zona, delineando con la lengua y dedos esa suave área, la piel tan delicada y sensible, sus dedos continuaron su recorrido hasta la punta del pene de su chico, los mojo un poco con el líquido pre-seminal y llego hasta la entrada, mojo alrededor del lugar, su piel ardía, casi quemaba, la sentía contraerse y eso le encantaba, en algún momento su propio pene se había despertado por completo, su erección que no recibía atención comenzaba a dolerle, la voz del peli-corto,  sus suaves gemidos eran el afrodisíaco perfecto; sin querer introdujo uno de sus dedos.

 

— ¡Aah, nngh! —.

 

Adiós cordura, se separó y posicionó entre las piernas del Inozuka, tomo sus piernas apoyándolas a sus costados, la vista que tenía era hermosa, no podía existir chico más sexy.

 

— Rápido, quiero sentirte... —.

 

No podía negarse, ¿quién diría que semejante chico de personalidad descarada podía ser tan dulce y provocativo? Se acercó, su duro miembro estaba a punto de entrar, respiro profundo e introdujo la punta, apretó los labios, era tan estrecho, pero se sentía tan bien, el interior tan caliente que parecía absorberle, lo necesitaba, pero a pesar de provocarle y no prepararlo lo suficiente lo trataría con cuidado.

 

— Ngh... Sai... —.

 

 

 

 

 

 

 

Enfureció.

 

 

 

 

 

 

 

¡Al diablo!

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuántas veces habían sido ya?

 

 

 

 

 

 

 

Lo odiaba.

 

 

 

 

 

 

 

¿Con cuántos más?

 

 

 

 

 

 

 

Lo penetro de golpe.

 

 

 

 

 

— ¡Aah! Duele... —.

— Cállate, sé que te gusta... —.

 

Se inclinó para besarle el cuello, le mordía y dejaba pequeñas pero visibles marcas rojas; unos besos más y comenzó a moverse; adentro, afuera, despacio, más rápido, más adentro, más rápido, más fuerte, más...

 

Llegaron al punto en que los gemidos no se detenían, gritaba de placer, sentía llegar hasta adentro, el interior de su chico le consumía.

 

— Neji... Aah, ahh, mmhn, ¡aah! Neji, más, más rápido, Neji, ¡Ngh! —.

 

Las bruscas embestidas, el sudor sobre su piel, el cabello despeinado, la respiración agitada, los fuertes gemidos y el olor a sexo inundaban la habitación de hotel, las sábanas en el piso, la ropa por todas partes, sus identidades esperando al otro lado de la puerta.

 

Cambió la posición; jalo a Kiba del brazo para obligarlo a sentarse sobre sus piernas flexionadas, la gravedad le ayudo a llegar más adentro, este daba pequeños saltos para acelerar el ritmo, se abrazaron con fuerza comenzando un beso más húmedo que los anteriores, sus lenguas se encontraban, chocaban, se besaban sin decoro, con descaro, no les importó, solo eran ellos.

 

— Neji... y-ya no... puedo, aah... —.

 

Le abrazo por la cintura, sus ojos entrecerrados, sus miradas nubladas se encontraron, le embistió con fuerza.

 

— ¡Aah! —.

 

Se corrió manchando el pecho de ambos, su cuerpo tembló y su entrada se contrajo apretando con fuerza el pene del Hyuga, Nejo le embistió de nuevo y se corrió dentro, el líquido caliente le lleno y obligo a salir, el semen comenzó a escurrir por las piernas del menor.

 

Se recostaron, uno junto al otro, e oji-café le abrazo y recostó su cabeza sobre el pecho blanco del otro, cerró los ojos dispuesto a dormir.

 

— Inozuka-sama —.

— ¿Mmh? —.

— Te amo... —.

—... Neji... —.

 

Espero un poco, no obtuvo más respuesta, se había dormido. Lo abrazo en un inútil intento de cubrirlo, no hacía frío, pero su cuerpo comenzó a temblar; sus ojos se inundaron, ¿cuánto tiempo llevaba ya? Desde que conoció a Kiba cuando fue de visita a jugar a la mansión de los Namikaze con Naruto, hace 10 años; desde ese día que lo vio llegar y jugar con el menor de la mansión donde sus padres trabajaban; quedó fascinado.

 

Comenzaron a salir de manera poco convencional, fue bastante extraño, en una fiesta que los Namikaze dieron hace un año; Kiba supuestamente se emborracho y fue Neji el encargado de cuidarle hasta que mejorara, con gusto acepto esa tarea, gran error; el oji-café estaba fingiendo, sedujo al Hyuga y lo consiguió sin mucho esfuerzo, ese día tuvieron sexo, bastante torpe, no fue la gran cosa al parecer.

 

Tuvieron varios encuentros, Neji estaba en las nubes, Kiba era muy dulce con él, pero hace dos meses descubrió que no era el único en la vida del Inozuka, y menos en su cama, el menor se había acostado ya con varios chicos de su escuela, el último fue Sai; hoy era el día en que estaba decidido a terminar con esa relación donde no sabía con quién pasaba las noches su chico, pero fue en vano, como siempre termino sucumbiendo a los caprichos y peticiones del menor, ¿qué iba a hacer ahora? Quería terminar con él, pero ¿cómo? No quería hacerle daño, Kiba aparentaba ser rudo frente a otros, pero no era así, no a sus ojos, para Neji era un niño inocente y tierno, uno que se había acostado ya con varios...

 

 

 

 

 

 

 

Continuara...

 

 

 

 

Notas finales:

Ye ~ 

 

Hola chicos, ¿cómo han estado? 

 

No tengo excusa, bueno, la verdad sí, he estado muy ocupada, ya saben, con mi trabajo,esta temporada es el infierno mismo, aparte tuve varios percanses de los cuales aún no salgo, tuve un accidente y andaba con el brazo derecho enyesado y escribir era toda una odisea, aparte de una operación y, bueno, espero que se apiaden un poco de mi alma.

 

En realidad recién voy llegando del trabajo, me quedé a la fiesta de Navidad e intercambio de regalos y, argh, estoy muy cansada, al menos mañana descanso, ¡woh!

 

OK. sin más preambulo , ¿qué les pareció el nuevo capítulo? ¿esperaron mucho por el? ¿aún les interesa? 

 

La verdad es que lo escribí con muchas ganas y buenos deseos, ¿?

 

Como sea, les prometí que no dejaría el fic y así será, si tardo mucho,no sé preocupen, es por mi trabajo, es la parte mala de ser adulto...

 

No olviden dejar un RW, me hacen muy feliz, además me llenan de inspiración; aún no he leído sus RW, pero súper prometo contestarlos mañana, lo juro ~

 

Nos leemos en el próximo capítulo. Les deseo a todos una muy feliz Navidad, que se la pasen muy felices junto a sus seres queridos, ¡animo! 

 

Cuidense ~

 

 


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