VI
Capítulo 6: Esa mirada.
— ¿Sasuke? —.
— Sí, Señor —.
— Un Uchiha... No me parece haber escuchado ese nombre antes —.
— Es un plebeyo —.
— ¡¿Qué?! Un plebeyo, ¡¿en mi casa?! —.
(Ramen x tomates)
— Bien, parece que terminamos —.
— Vaya, en serio eres increíble, muy inteligente —.
— No es necesario mencionar lo evidente —.
— ¿Tienes hambre?, ¿Qué te gustaría comer? —.
— Quiero irme a casa —.
— ¡Teme! —.
*Toc, toc*
— Argh, ¡Largo! —.
*Toc, toc*
— ¡Dije, LARGO! —.
— Deberías abrir, dobe —.
*TOC, TOC, TOC*
— ¡¿QUÉ?! —. Abrio la puerta de su habitación de golpe, listo para echar a patadas a quien se atrevio a molestar.
— ¿Largo? —.
— Ahh… Deidara nii-chan, yo… —.
— Hinata dijo que estarías en tu habitación todo el día, ¿acaso olvidaste que tenemos un compromiso más tarde? —.
— ¿Qué, compromiso? —.
— Da igual, vengo por un… —. Se detuvo en seco mientras entraba por la fuerza a la habitación del rubio, vio al moreno en la silla del escritorio de su hermano, con libros y demás. — ¿Quién eres tú? —.
— Uchiha Sasuke —.
—… Oh, el mismo del centro comercial aquella vez, no te reconocí, ¿qué haces aquí, haces de tutor de mi hermano estúpido? Hmm —.
— Estoy siendo retenido en contra de mi voluntad —.
— TEME —.
— Siéntete como en tu casa; Naruto, no olvides el compromiso de esta tarde, padre se molestara si no te presentas —.
— Solo dile que me quede estudiando y no habrá problema, además esos eventos me aburren —.
— No, si lo que menos quiero es que eches todo a perder con tus comentarios, pero debes de ir, no puedes dejarme solo con tantos reporteros, puedes llevarte a Sasuke —.
— ¡¿HA?! —.
— NO, no quiero compartirlo con nadie, es mío-ttebayo —.
— Necesito tu apoyo como hermano, “él” estará presente —.
— Ooh, la verdad no me importa, nii-chan mejor ve solo, yo tengo que estudiar —.
— Pero… —.
— Nos vemos luego —. Saco a su hermano y se aseguró de poner seguro de nueva cuenta, regreso y se sentó sobre la cama.
—… ¿Tuyo? —.
— Dime, Sasuke, ¿te gustan los hombres? —.
— Eso no responde a mi pregunta, pregunté primero —.
— Solo contesta —.
— No —.
— Entonces, ¿las chicas? —.
— No —.
— ¿Eso qué significa? —.
— No creo que el gustar este sujeto al género, los sentimientos son unilaterales e inesperados, uno no elije cuando, como, ni de quién sentirse atraído o enamorarse —.
— Mmh… —.
—… ¿Y tú, qué opinión tienes? —.
— ¿Realmente te interesa saber? —. Se rio un poco.
— Solo pretendo continuar la conversación ya que me impides salir, no te hagas ideas equivocadas, dobe —. Le miro con fastidio y algo sonrojado.
— Digamos que nunca he sentido nada por nadie, siempre tuve pretendientes y muchas ofertas para prometida, pero ya que no me interesa; aunque en estos días hay alguien que me atrae —.
— Mhh… —.
— ¿Preguntaras quién es? —.
— No es asunto mío —.
— Oh vamos, pregunta —.
— No —.
— Anda —.
— No —.
— Eres un teme aburrido —.
— Y tú un dobe fastidioso —.
— Anda, acércate y te digo, podrías vender la noticia a los medios por mucho dinero, te daré la oportunidad —.
— No soy esa clase de persona —.
— Aburrido, solo ven —.
Sasuke, como queriendo y no, al fin se decidió por levantarse y caminar hasta la cama, igual sabía que el oji azul no le dejaría en paz hasta que accedería; no muy seguro llego a su lado; el caprichoso rubio le indico se inclinase un poco para hablarle al oído, mala idea, Sasuke tardo más en acercar su oreja a los labios del mayor cuando este la mordio ligeramente, sin oportunidad de alejarse y reclamar por tal acto fue jalado y practicamente aventado a la enorme cama; se convirtió en presa.
Se mantuvieron inmóviles por un momento, Naruto le sujetaba de las muñecas e impidiéndole el escape con sus rodillas a sus costados, esa mirada de profundo azul claro parecían absorberle, como si fuera otro mundo, un mundo que se sentía deseoso de conocer; se dio cuenta de aquél pensamiento tan sin sentido y se sonrojo al instante; el mayor se dio cuenta y ni loco iba a dejar pasar tal oportunidad.
— ¿Qué pasa Sasuke, es la primera vez que te encuentras en una situación así? —.
— Deja de jugar, sueltáme dobe —.
— Tu cara parece disfrutarlo —.
— Dejáme... —. Hizo su cabeza a un lado, si continuaba viendo esos ojos algo malo podría pasar, como lo de esa tarde en la enfermería del club de teatro, podrían besarse de nuevo, sentir su respiración como una sola, esos labios tan suaves del mayor, sus manos cálidas y suaves sobre su nuca...
Comenzo a exitarse.
¿Y si el rubio lo notaba?
Se trataba de un niño rico y exentrico que solo estaba jugando con él, usarlo y despues humillarlo de alguna manera; las posibilidades de un horrible desenlase eran infinitas, entonces, ¿por qué seguía sintiendo tanto calor invadirle?
¿Qué iba a hacer ahora?
— Vámos Sasuke, hemos estudiado por horas, merezco una recompensa —. Acerco la punta de su nariz al cuello del menor disfrutando de esa suave fragancia, de inmediato noto como temblaba ligeramente, sabía que el moreno era fuerte y podía empujarle y librarse de ese agarre fácilmente, ¿por qué no se íba? ¿por qué parecía tan indefenso? Ya abría tiempo para encontrar respuestas.
Decidió aprovechar tal oportunidad; le solto las muñecas y con una de sus manos acarició las mejillas del otro, éste dio un ligero respingo y cerro los ojos al sentir el contacto, ya sabía que al menos no huiría. Se atrevió a ir más lejos, beso la zona detrás de la oreja, apenas un ligero toque, pero fue suficiente, Sasuke dejo salir un pequeño gemido, casi un suspiro que no paso inadvertido, el de marquitas sonrió satisfecho.
— Parece que tus orejas son sensibles —. Susurro a su oído y después lo beso, deslizó su manos sobre el cuello blanco, como delineando la piel al tiempo que besaba delicadamente la oreja y parte lateral del cuello; estaba nervioso, ¿y por qué no? Muchas veces había soñado con tenerle a su merced; sus besos llegaron hasta rozar con la molesta tela de la camisa, si bien lucia fantástico con el uniforme, ahora le estorbaba, ya que el azabache no mostraba signos de poner resistencia continúo su plan; aflojo la corbata botandola sin importarle donde cayera y con suma habilidad abrio los botones de la prenda blanca de seda, uno por uno, al abrir el último quedo maravillado, ya había visto ese pecho blanco en los vestidores hace un tiempo, pero era diferente, tenerlo tan cerca y a su disposición, la piel se antojaba suave, el pecho subia y bajaba de forma lenta y algo brusca, se notaba agitado, se permitio tocar el abdomen firme con la punta de sus dedos y el otro se quejo.
— Estás frío, dobe... —.
Por un momento creyo que al fin lo apartaría, pero vaya que no lo hizo; levantó la mirada al rostro del Uchiha, mantenía los ojos cerrados, los labios ligeramente abiertos y las mejillas ardiendo, respiraba con dificultad, ¿cómo no le vio antes?
— Sasuke... —.
Acerco sus labios a los contrarios y sin esperar respuesta del menor lo beso, ¡Dios! Esos labios delgados, suaves y deliciosos; el beso comenzo lento y no tardo en volverse en algo más apasionado, sus manos se aventuraron a pasearse con descaro por el pecho de piel nivea, la intensidad del beso aumento al igual que la velocidad de sus manos al masajear los pectorales del plebeyo, por instinto pellizco de forma descarada el pezón rosado del menor consiguiendo que este gimiera de sobre manera, aprovecho para meter su lengua y apoderarse de tan exquisita cavidad, el otro gemía, no muy fuerte pues se ahogaban en la boca de ambos, pero era la gloria; siguio besandolo y pellizcando los pezones hasta que decidio pasar al siguiente nivel...
(Ramen x tomates)
— Si quieres puedes ir a casa por hoy, no te ves muy bien —.
— Sí, estoy algo preocupado, pero irme no es una opción, necesito el dinero de este estúpido evento —.
— Sí, como sea, si tan preocupado estás podemos llamar a tu casa, verás que Sasuke esta estudiando o algo tan aburrido como él —.
— No, esperaré, los invitados comenzarán a llegar —.
— Despues no digas que no te di la oportunidad, una vez que empiece no habra descanso y lo sabes; ya conoces tus invitados asignados, buena suerte, Itachi —. Le dio una palmada de apoyo en el hombro.
— Sí... —.
Se encontraban en uno de los más lujosos salones de la ciudad, en uno de los hoteles más caros, el Hotel Konoha, Salón Feudal. Un evento importante con gente influyente en la política y finanzas, lugar donde se daría una noticia sin presedentes.
Itachi, junto a sus compañeros de trabajo mejor capacitados habían llegado desde temprano para encargarse de todos los preparativos y familiarizarse con el lugar, todos sus compañeros meseros estaban nerviosos, pero él no, solo debía servir y dar un buen servicio intachable como todos los dias en el restaurante-bar y obtendría una jugosa paga para comprarle un móvil a su hermanito, que por cierto mucha falta le hace. En fin, según le dijeron el evento era para anunciar oficialmente al sucesor de alguna compañía importante, habría reporteros y camáras para cubrir el evento, le parecia algo molesto, pero nada grave.
Dejo sus pensamientos de lado, le dio una última arreglada a su uniforme y cabello y salio con su mejor sonrisa finjida.
Durante varios minutos estuvo dando vueltas por el lugar, ofreciendo bebidas y aperitivos, siempre atento a la entrada para estar listo en el momento que los invitados que le correspondian llegasen; llevaba ya una hora y politicos, empresarios e incluso actores y modelos y decenas de reporteros y camaras se encontraban presentes, ya todos estaban en el lugar excepto sus invitados, como odiaba esa falta de puntualidad.
Otra media hora y su paciencia comenzaba a acabarse, miro disimuladamente el reloj en su muñeca, las 21:12 hrs, dio otro vistazo a la entrada y al fin estaban llegando, se dirijio casi en un instante para resivirlos esquivando habilmente a los invitados, llego junto a ellos y sus miradas se encontraron, esa mirada que procuro evitar por mucho tiempo le golpeo y el mundo parecio detenerse, esos ojos le miraron sin saber qué hacer, su cuerpo temblo y sintio un vacio extraño, ¿qué era eso?, hubo silencio hasta que fue roto por los presentes haciendole reaccionar y actuar de forma apropiada, espero a que algunos invitados terminaran de saludarles y las camaras se alejaran, siempre bajo la mirada atenta de uno de sus invitados inesperados, ¿por qué estaba él ahí?, su nombre no estaba en la lista de su mesa asignada, ¿qué estaba pasando? Se dispersaron un poco y al fin se acerco.
— Buenas noches y bienvenidos sean al Salón Feudal, seré su anfitrión esta noche, un placer conocerles, Uchiha a sus ordenes —. Hizo una leve reverencia y con un gesto de su brazo derecho les indicó el camino hasta su mesa; ya sentados en sus sitios se retiro para buscar las bebidas encargadas, siempre bajo esa atenta mirada que le comenzaba a inquietar.
Sin perder la compostura entro a un pasillo hasta llegar a la cocina del lugar.
— Itachi ~ ¿necesitas algo? —. Yahiko, por alguna razón se encontraba vistiendo un delantal blanco.
— Yahiko, ¿qué haces aquí? No, espera, ¿qué hace él aquí? Dijiste que no vendría, entonces, ¿por qué? —. Paso cerca suyo llegando a la estanteria de vinos, aparentando no darle importancia al tema, pero su voz le delataba.
— ¿De quién estás...-? Aah..., fue de último minuto, digamos que es el invitado estrella de la noche —.
— Si es tan importante debiste asignarlos con el lider de los meseros, no conmigo —.
— Eres el mejor de los meseros, el líder solo es líder porque lleva más tiempo que tú en el bar —.
— Igual debiste haber hecho algo, ese chico siempre me pone nervioso —.
— Uyy ~ —.
— No en ese sentido, es molesto, siempre se la pasa observandome —.
— No es el único —.
— Iré a hacer mi trabajo, espero que... —. Las palabras no terminaron de salir, sintio un ligero mareo y tuvo que sostenerse de una de las mesas.
— ¿Estás bien? —.
— Sí, no-no es nada —.
— Debes cuidarte, trabajas demasiado Itachi —.
— Estoy bien —.
Sin duda jamás se mostraría débil o cansado ante nadie, como el hermano mayor que era debía ser fuerte, era el único sustento y familia de Sasuke. Tomo la botella y llego hasta la mesa que le correspondía; de forma elegante sirvio en las copas de los invitados y bla bla, ya saben, protocolo aburrido de salón que evitaremos.
Faltaba poco para la media noche, ya todos habían cenado y no faltaba nada por hacer, comenzaba a sentirse cansado, tal vez haría caso a Yahiko y se tomaría un descanso.
Sin mucho animo se encamino a una esquina del salón para recargarse sutilmente en la pared, sin perder de vista a sus comensales, aunque no importaba, pues uno de ellos no había hecho mas que seguirle con la mirada toda la noche, la verdad es que comenzaba a sentirse incómodo.
— ¡Hey, Itachi! ¿Cómo vas? —.
— Yahiko... ¿se le ofrece algo? —. Se acomodo apropiadamente.
— Esta bien, relajate, solo venía a ver si te encontrabas mejor —. El de cabello naranja se recargo junto a él.
— ¿Por qué no lo estaría? —.
— No te preocupes, en unos segundos darán a conocer la razón detrás de todo este evento y en aproximadamente 20 minutos seras libre —.
Al fin, música para sus oídos, de pronto alguien vestido en un traje costoso, le dieron un micrófono y se preparo para dar un discurso que prometía ser aburrido.
— Muy buenas noches a todos los que nos acompañan hoy, es un placer para nosotros contar con su presencia, esperamos la hayan pasado bien y ahora la verdadera razón por la cual estamos aquí; en nombre del Sr. Namikaze Minato, que se disculpa por no estar aquí, he de darles una importante noticia, como saben, por asuntos ajenos el Sr. Orochimaru, encargado de la rama japonesa hotelera se ha retirado, después de estar el puesto vacío por meses y luego de varias juntas con los C.E.O. principales se ha tomado una muy importante desición, con todos ustedes, quiero presentarles, y que le den un gran aplauso al nuevo Director de la rama japonesa hotelera del Grupo Namikaze, Namikaze Deidara —.
Las luces de algunos reflectores se enfocaron en cierto rubio de larga coleta se que se levanto de inmediato y se acerco al tipo del micrófono, entre aplausos y flashes de camara comenzo un pequeño discurso de agradecimiento por tal cargo prometiendo hacer lo mejor.
— Ya puedes irte —.
— El evento aun no termina —.
— No hace falta, ahora los asistentes de cada quien se harán cargo, oh, avisale a los demás que pueden irse, nos vemos mañana en el trabajo —. Y con una ligera sonrisa se alejo perdiendose entre la multitud.
El moreno suspiro aliviado, al fin esa mirada insistente había desaparecido y era libre de irse a casa.
Media hora después Itachi salía por la puerta trasera del Hotel, usaba jeans oscuros ajustados, converse blancos, camisa gris al igual que la sudadera, un look bastante casual y comodo.
Reviso por enesima vez que todas sus cosas fueran en su mochila y camino hasta hasta la avenida con dificultad, a decir verdad llevaba dos horas sintiendose mareado y cansado, solo queria llegar a dormir.
— ¿Acaso no hay ningún taxi? Debí irme en la camioneta de los chicos —. Se regañaba mentalmente.
Ya llevaba un rato y nada que pasaba un taxi, no podía ser posible, ya se sentía bastante frío y su sudadera era muy delgada, no quería enfermar; unos pasos se escucharon detrás y se alarmo, no podían asaltarlo, no llevaba nada de valor, por Dios, era POBRE, no tenía nada que pudieran querer robarle, su corazón se acelero, se sintio más mareado que antes, los pasos se detuvieron junto a él y un auto con vidrios polarizados estaciono de frente, sintio las fuerzas irse de su cuerpo, ¿un secuestro?, ¿en serio?
Estaba perdido.
Cayo al piso producto del cansancio y estrés del momento y antes de quedar inconsiente se encontro con esa mirada, esa constante y profunda mirada azul.
Continuara...